Reseña: Monolyth
Introducción
Piedras gigantes de forma perfecta, los monolitos han sido estudiados por muchos, buscando descifrar su verdadero significado. Como constructor de monolitos, depende de ti construir tu estructura más rápido que los demás, formulando profecías y alcanzando tus objetivos mientras los creas. En definitiva, ¡sólo puede haber un señor de Monolyth!
Así se nos presenta Monolyth, un diseño de Phil Walker-Harding (Sushi Go!, OsoPark). Publicado por primera vez en 2022 por Cool Mini or Not en una versión en inglés. De las ilustraciones se encarga Davide Tosello (Splendor Duel, Orbis, Fairy Tale Inn).
Se encuentra publicado en español por Asmodee Ibérica (el juego es completamente independiente del idioma a excepción del reglamento). Permite partidas de 1 a 4 jugadores, con una edad mínima sugerida de 8 años y una duración aproximada de 30 minutos. El precio de venta al público es de 39,99€. Para esta reseña se ha utilizado una copia de la versión en español de Asmodee Ibérica, que la propia editorial nos ha cedido amablemente.
Importante: si ya conoces el juego y/o sólo te interesa mi opinión sobre el mismo, puedes pasar directamente al apartado de Opinión. Los apartados Contenido y Mecánica están destinados especialmente a aquellos que no conocen el juego y prefieren hacerse una idea general de cómo funciona.
Contenido
Dentro de una caja de cartón de dos piezas (tapa y fondo), de dimensiones 28,5×28,5×7 cm. (caja cuadrada de dimensiones algo inferiores a las de Ticket to Ride y con mucho menos fondo), encontramos los siguientes elementos:
- 80 Piezas de Monolitos (de plástico)
- Tablero Principal (de cartón)
- 5 Tableros de Jugador (de cartón)
- 10 Cartas de Estructura
- 20 Fichas de Profecía (de cartón)
- 14 Fichas de Nivel (de cartón)
- 4 Fichas de Estructura (de cartón)
- Ficha de Primer Jugador (de cartón)
- Ficha de Cristal (de cartón)
- Reglamento
Mecánica
Monolyth es juego en el que los jugadores van a competir por intentar construir un monolito utilizando policubos. Estas piezas se encuentran en un suministro circular, y, en cada turno, el jugador activo podrá escoger una de las cuatro siguientes piezas a partir de un marcador colocarla en su estructura. Al colocar la pieza se pueden obtener bonificaciones. Por un lado la bonificación de nivel, que se obtiene al completar una planta del monolito. Por otro, una bonificación de estructura tan pronto se complete un patrón indicado en una carta. Alternativamente, el jugador puede escoger un marcador de profecía con un determinado valor y asociarlo a uno de los lados de su monolito (cada uno con un color marcado). Si, al final de la partida, en ese lado hay un número igual o superior de cubos visibles al de la profecía, el jugador anotará la cantidad de puntos indicada en la ficha. El final de la partida se detona cuando un jugador completa su monolito.
Conceptos Básicos
Comencemos por las Piezas. Estas son policubos, esto es, estructuras en tres dimensiones conformadas por la conexión de cubos alineando las caras de uno o más de estos cubos. En el surtido de piezas encontraremos policubos de tamaño 4, 3 y 2. A su vez, hay cinco colores: beige, negro, naranja, turquesa y azul marino.
El objetivo de los jugadores es intentar conformar un monolito apilando estas piezas. Para ello cada jugador dispondrá de un tablero personal que muestra una cuadricula de cuatro casillas por lado. Cada lado tendrá remarcado uno de los cinco colores de piezas, además de una pequeña hendidura.
Esta hendidura servirá para conectar las piezas de Profecía, que funcionarán como una apuesta que el jugador realizará sobre el mínimo de cubos visibles del color adecuado desde el lado correspondiente. Si se cumple, el jugador anotará dichos puntos. Adicionalmente se podrán obtener fichas de Nivel cada vez que se complete una planta del monolito y fichas de Estructura si se completa el patrón establecido al comienzo de la partida.
Este patrón depende de las Cartas de Estructura. Estas cartas muestran una vista superior del monolito y una altura determinada para cada una de las casillas. Si, al final de su turno, tras colocar una pieza, el jugador cumple el patrón, podrá recibir la ficha de bonificación correspondiente. Es importante diferenciar entre casillas con una altura concreta y casillas con una altura mínima (indicado con un símbolo +). A la hora de interpretar el patrón el jugador podrá rotar su monolito a voluntad.
Para organizar la zona de juego se dispone de un Tablero Principal sobre el que se desplegarán las fichas de profecía, nivel y estructura, disponiendo de un espacio para la carta de estructura. Alrededor del tablero encontraremos doce concavidades que servirán para desplegar piezas que se cogerán aleatoriamente del suministro general. Los jugadores podrán escoger las piezas siguiendo el sentido de las agujas del reloj tomando como punto de partida un marcador que irá rotando alrededor de este tablero.
Finalmente tenemos los Cubos simples, que son un tipo de pieza especial que se podrá obtener descartando una pieza del mismo color. El número de cubos simples está limitado y cuando se agoten los de un determinado color ya no se podrán conseguir más en lo que resta de partida.
Con esto tenemos suficiente.
Preparación de la Partida
- Se coloca el tablero principal en el centra de la mesa por la cara adecuada al número de jugadores.
- Se mezclan las cartas de estructura y se coloca una de forma aleatoria en el espacio reservado del tablero central (el resto se devuelven a la caja).
- Se colocan las fichas de profecía, nivel y estructura de los valores adecuados a cada casilla (hay algunas casillas que hay que dejar libres en partidas para 2 o 3 jugadores).
- Se dejan a un lado las piezas de 1 cubo.
- Se colocan todas las piezas en el interior de la caja y, sin mirar, se mezclan y se colocan 12 piedras alrededor del tablero (en cada concavidad). En la concavidad sobrante se colocará el marcador del cristal.
- Se reparte un tablero personal a cada jugador.
- Finalmente, se escoge aleatoriamente al jugador inicial y se le entrega el marcador identificativo y el marcador de cristal.
¡Ya podemos comenzar!
Desarrollo de la Partida
Una partida de Monolyth se desarrolla a lo largo de un número indeterminado de rondas. En cada ronda, comenzando por el jugador inicial y continuando en el sentido de las agujas del reloj, cada jugador disfruta de un turno.
En su turno, el jugador activo debe escoger entre:
- Coger una de las cuatro siguientes piezas contando desde el marcador de cristal en el sentido de las agujas del reloj y la coloca en su monolito, no pudiendo exceder las dimensiones (3 plantas en partidas a 3/4 jugadores, 4 plantas en partidas a 2 jugadores) de forma que la pieza quede totalmente apoyada (cada cubo de los que conforma la pieza apoye sobre el tablero u otra pieza). Alternativamente, el jugador puede eliminar de la partida la pieza escogida y sustituirla por un cubo simple del mismo color y colocarlo en su monolito.
- Si, al colocar la pieza, el jugador completa un nivel tomará la ficha de nivel de mayor disponible por nivel.
- Si completa varios niveles con una misma pieza, tomará varias fichas, una por nivel completado.
- Igualmente, si ha completado el patrón de la carta de estructura, obtendrá la ficha de estructura de mayor valor disponible.
- Si un jugador no puede colocar ninguna de las cuatro siguientes piezas ni quedan cubos de los colores de dichas piezas, el jugador desplaza el marcador entre 1 y 4 espacios y retira la pieza del espacio en el que finalice el movimiento pero sin colocar piezas en su monolito.
- Finalmente, se coloca una nueva pieza escogida aleatoriamente de la caja en el espacio que ocupaba inicialmente el cristal. En los turnos finales en partidas puede darse la circunstancia de que no hay piezas suficientes para reponer el suministro, dejando el espacio libre que no se tendrá en cuenta en futuros turnos.
- Realizar una Profecía. El jugador escoge una de las fichas de profecía disponibles en el tablero central y la conecta a uno de los lados de su tablero personal que no tenga aun una profecía.
Tras esto, el turno pasa al jugador sentado a la izquierda.
Fin de la Partida
La ronda final se activa cuando un jugador completa su monolito. Se completa la ronda para que todos los jugadores hayan tenido el mismo número de turnos y se procede al recuento final, en el que cada jugador anota:
- Los puntos de las fichas de nivel que haya acumulado.
- Los puntos de la ficha de estructura (si tuviese).
- Los puntos de las fichas de profecía en cuya cara haya al menos tantos cubos del color correspondiente como dicho valor (en caso de haber menos no se cuentan sus puntos).
El jugador con más puntos será el vencedor. En caso de empate, el jugador que actuase más tarde en la primera ronda de entre los empatados será el ganador.
Variantes
Modo en Solitario. Tras cada turno en el que se coloque una pieza se deberá retirar una ficha de profecía del suministro. Cuando se complete un nivel, se toma la ficha de menor valor, en vez de la de mayor valor. La partida finaliza cuando no queden más fichas de nivel disponible o cuando el jugador complete su monolito. Deberá evaluar su puntuación y compararla con la tabla de referencia.
Opinión Personal
Phil Walker-Harding es un autor al que yo tengo bastante aprecio por ser capaz de coger diseños consolidados y darles una vuelta de tuerca para que tengan un sabor fresco, con partidas entretenidas y muy ágiles. Ahí tenemos los casos de Sushi Go! (aquí su tochorreseña) tomando como punto de partida a 7 Wonders, Cacao (aquí su tochorreseña) tomando como punto de partida a Carcassonne u OsoPark (aquí su tochorreseña), tomando como punto de partida a Patchwork.
Ahora nos llega Monolyth, un juego en el que tendremos que conformar una estructura con policubos de la forma más eficiente y efectiva posible. ¿En qué juego se habrá inspirado esta vez? ¿Lo mejorará como hace habitualmente? ¿Merecerá la pena? Todas estas preguntas serán respondidas a continuación, pero no antes de agradecer a Asmodee Ibérica la cesión de la copia que posibilita la parrafada que ya ha dado comienzo.
En Monolyth los jugadores compiten por conformar una estructura tridimensional sobre un tablero cuadriculado de dieciséis casillas, de tres plantas a 3/4 jugadores y de cuatro plantas a dos jugadores (un cubo perfecto). Para ello alternarán turnos escogiendo piezas de un suministro circular al más puro estilo Patchwork (aquí su tochorreseña), ya que el jugador activo solo podrá escoger una de las cuatro siguientes piezas a un marcador siguiendo el sentido de las agujas del reloj. Esta pieza debe ser colocada dentro del tablero personal sin que sobresalta y apoyando completamente sobre el tablero o piezas anteriores.
A la hora de escoger pieza tendremos que tener siempre en mente los tres aspectos que darán valor a nuestro monolito. En primer lugar y más obvio, completar plantas. Como si de un juego tipo Tetris se tratase, cada vez que un jugador complete una planta de dieciséis casillas obtendrá la ficha de bonificación de planta de mayor valor de un suministro, por lo que interesa completar plantas lo más rápido posible para que estas bonificaciones sean más valiosas que las de los rivales.
El segundo es parecido, pero variará de una partida a otra. Hablo de la bonificación de estructura, que premia a los jugadores si, en un momento de la partida, cumplen un determinado patrón especificado en una carta que se configura al comienzo de la misma. Al igual que con las fichas de nivel, el valor de estas fichas de estructura irá decreciendo a medida que los jugadores vayan reclamándolas.
Y el tercero, mirando al largo plazo, son las profecías. Y es que, alternativamente a coger una pieza y añadirla al monolito, los jugadores pueden realizar una profecía sobre uno de los cuatro lados de su monolito. Aquí es donde entran en juego los colores de las piezas (disponibles en celeste, azul marino, beige, naranja y negro). Cada tablero personal tendrá cada lado iluminado en uno de estos cinco colores, quedando uno sin aparecer (los tableros son distintos entre sí). La idea es que en cada lado del monolito sean visibles la mayor cantidad de cubos del color coincidente con dicho lado. Las profecías vienen a ser una apuesta a futuro de cuantos cubos acabarán siendo visibles desde ese lado, siendo los jugadores los que podrán arriesgar más o menos en función de lo avanzada que esté la partida.
Claro, los valores altos estarán cotizados pero profetizarlos pronto pueden salirnos caro si no logramos que sea visible un número suficiente de cubos. Y si aguantamos demasiado hasta que casi tenemos completa la pared es probable que la ficha de valor coincidente ya no esté disponible. Hay que jugar con el riesgo.
Por último, comentar que existen piezas de un cubo disponibles en una reserva paralela. Para colocar uno de estos cubos simplemente tendremos que retirar de la partida la pieza que escojamos del suministro general, obteniendo un cubo del mismo color, aunque ya adelanto que esta será una opción de último recurso.
Bien, creo que ya todos tenéis más o menos claro que estamos ante un Patchwork tridimensional simplificado, ya que sustituye el punto de gestión con los botones y el tiempo por las profecías. Pero por lo demás la toma de decisiones similar, intentando escoger siempre una pieza que encaje de la mejor forma en nuestro monolito y, a ser posible, que su color cuadre con el lado en el que la vamos a dejar expuesta. Es cierto que el factor carrera hará que nos acordemos también de Nova Luna (aquí su tochorreseña).
No negaré durante los veinte minutos que dura la partida si se juega de forma ágil estás entretenido. Pero también es cierto que es de esos juegos que una vez detectas la forma óptima de jugar, te da la sensación de que siempre haces lo mismo. Al final es una carrera por completar tu monolito antes que los rivales, yendo planta por planta (no interesa poner las piezas ocupando más casillas en vertical que en horizontal pues si no estaremos perdiendo turnos en este sentido.
Obviamente hay que cumplir el patrón de estructura, que vendríamos a considerar como una meta volante con sus bonificaciones si de una etapa ciclista se tratase, dividiendo la partida en dos. Una primera en la que mantendremos el freno de mano echado calibrando cada pieza cuidadosamente para no pasarnos a la hora de completar la estructura, y una segunda en la que soltaremos la cadena para intentar cerrar el monolito lo antes posible.
Independientemente de en qué «mitad» nos encontremos, la realidad es que lo óptimo es siempre obtener una pieza que esté conformada por cuatro cubos. Tomar piezas de 3, 2 o 1 cubo supondrá pisar el freno en esa carrera por completar el monolito, lo que puede resultar fatal si no llegamos a puntuar todas las plantas.
Esto me parecería bien si no estuviese el tema de las profecías, que para mí es lo que enfanga la experiencia. Puede que sonase interesante como premisa, pero la realidad es que al final es una distracción sobre el objetivo de completar el monolito. Es cierto que a veces viene bien para contemporizar cuando ninguna de las cuatro siguientes piezas nos viene bien. Pero eso ya da una idea de cómo impacta durante el desarrollo.
Y es que resulta demasiado arriesgado colocar una profecía demasiado pronto porque estaremos expuesto al impacto del azar a la hora de ir reponiendo el suministro. Puede que durante una partida no tengamos acceso a piezas naranjas en demasiados turnos. Si nuestro tablero tiene un lado naranja, acabaremos la partida con pocos cubos en su lateral. Lo normal es esperar un poco y cuando ya tengamos acotado el intervalo en el que podremos más o menos acabar, es cuando haremos la profecía. No sé, a mí no me termina de encajar. Esto unido a ese patrón de actuación tan claro es lo que acaba haciéndole perder en la comparación contra juegos como el propio OsoPark del mismo autor.
En cuanto a la escalabilidad, sensaciones encontradas. Siendo una carrera, como más tensión hay es a cuatro jugadores. Pero con este número el suministro de piezas se puede quedar corto, aunque es cierto que casi todas las piezas van a salir a tablero y jugar con las profecías puede tener más gracia. A dos jugadores habrá muchas piezas que se quedarán fuera, pudiendo mermar a un jugador con un color que no tenga su rival si no aparecen piezas de dicho color. Sin embargo, es como más ágil es la partida.
Respecto a la rejugabilidad, además del orden aleatorio de las piezas tenemos un conjunto interesante de cartas de patrón, aunque la realidad es que no nos importará mucho cual salga en cada partida. Es una meta intermedia a alcanzar y ya. Nos dará igual una que otra. Si que el que sea rápido de jugar es un punto a favor a la hora de sacarlo a mesa.
Pasemos a la producción, con luces y sombras. Por un lado, las piezas de plástico, si bien no tienen una gran densidad, tienen motivos originales y son funcionales. Los elementos de cartón son de un grosor adecuado y un prensado aceptable aunque mejorable. Las cartas de profecía tienen un gramaje decente, textura lisa y una respuesta elástica pasable (aunque no se barajan y solo se escoge una de forma aleatoria, por lo que el enfundado no es necesario). El reglamento está bien estructurado y no deja lugar a dudas. Lo peor, sin duda, que el juego no incluya una bolsa para poder sacar las piezas de ella a la hora de reponer el suministro. Que se nos diga que tenemos que desparramar las piezas sobre la tapa de la caja y cogerlas «sin mirar» me parece una chapuza.
A nivel visual tenemos unas ilustraciones relativamente llamativas, especialmente la portada con ese monolito compuesto por piezas de colores que dan ganas de averiguar qué esconde la caja. El tablero principal funciona como una colina en torno a la cual se van a generar los monolitos a lo Stone Henge, quedando una foto final curiosa. No es nada del otro mundo, pero cumple en este apartado.
Y vamos cerrando. Monolyth es un peso medio ligero que vuelve a recurrir al combo mágico de draft, colocación de losetas (en este caso piezas en tres dimensiones) y construcción de patrones. Sin ser un mal diseño y funcionando aceptablemente bien cuando se juega de forma ágil, la realidad es que acaba siendo un juego relativamente monótono por el claro patrón de desarrollo, en el que cada jugador intenta conformar su puzle personal de la forma más óptima y rápida posible, lo que le declara perdedor en un hipotético enfrentamiento frente a los muchos juegos de corte parecido. Lo de las profecías no me termina de encajar y creo que cortan el ritmo de la partida, además de depender bastante del azar a la hora de reponer el suministro. Y que no se haya incluido una bolsa para las piezas y la solución ofrecida para la reposición de las piezas me parece una chapuza a nivel de producto. Por todo esto le doy un…
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