Crónicas Jugonas: Semana 38 del 2015 (14/09 – 20/09)
De nuevo, gran semana, repleta de partidas, con un buen surtido variado de títulos y algún estreno, como es de esperar. Sin más dilación, entremos en materia.
Empezamos el lunes echando Sandra y yo un par de partidas a Splendor (aquí su tochorreseña). Diseñado por Marc André, se trata de una carrera por ser el primero en conseguir los quince (o más) puntos. Para ellos los jugadores irán adquiriendo gemas y, con ellas, comprando cartas que otorgan descuentos para adquirir nuevas cartas, además de puntos. Adicionalmente, existen unos nobles que funcionan como bonificaciones que se obtienen cuando se cumplen las condiciones exigidas. La primera partida estuvo marcada por las cartas de rubíes, ya que salieron muy pocas y yo pude hacerme con todas ellas. Sandra tuvo algún despiste y dejo pasar un par y esto le condenó, ya que los tres nobles requerían sets de rubíes, por lo que los tres acabaron en mi poder, con la consecuente victoria para el que os escribe (15 a 12). Sandra se quedó muy picada y me exigió la revancha inmediata. Esta segunda partida fue mucho más tensa, ajustando cada gema al máximo, siendo la señorita quien cerrase la partida y consiguiendo la victoria (15 a 14). Juego nominado al Spiel des Jahres del 2014 que cumple perfectamente su función, que no es otra que partidas cortas tensas y con un ritmo muy interesante. Es cierto que el factor azar a veces puede jugar muy malas pasadas cuando una nueva carta es asequible para el jugador en turno y el efecto bola de nieve está muy acentuado (si un jugador se escapa a ver quién le para). Pero es muy entretenido.
El martes, después de la buena experiencia la semana anterior, volvimos a repetir con Ciudadelas (aquí su tochorreseña). Un juego diseñado por Bruno Faidutti en el que se mezcla gestión de la mano con habilidades especiales y roles ocultos. Uno de esos títulos que ha servido como punto de entrada al mundillo para muchos. En cada ronda, cada jugador escogerá uno de los roles disponibles (cada uno con una habilidad especial), e intentará desarrollar su ciudadela antes que el resto de los jugadores, construyendo distritos con un determinado valor en puntos equivalente a su coste de construcción. Esta vez éramos cinco: Marta, Borja, Víctor, Sandra y un servidor. Con este quinto jugador y la explicación, decidimos jugar únicamente a cinco distritos, ya que la cosa se alargó peligrosamente. Aun así, la cosa estuvo bastante tensa, con muchos revanchismos entre los jugadores por los ataques mutuos. Sin embargo, la partida no fue tan fluida como la de la semana anterior, haciéndose la misma un tanto pesada. Borja fue el único que logró construir los cinco distritos, llevándose la victoria. Resultado: Borja 20 puntos, yo 16, Sandra 13, Víctor 12 y Marta 9. Como he dicho, uno de los clásicos y, probablemente, el más conocido del autor francés. Es posible que haya muchos juegos que, basándose en sus mecánicas, ofrezcan una experiencia más enriquecedora, pero para mí ocupa un lugar especial en mi ludoteca. Tal vez su peor defecto es que requiere de cierto ritmo para no convertirse en una experiencia soporífera como los jugadores se piensen demasiado las cosas en su turno. Para solucionarlo, yo me pongo en modo inquisidor y en cada turno voy preguntando que quiere hacer metiendo presión, pero, aun así, no lo recomendaría a más de 4-5 jugadores.
El miércoles tuvimos sesión en casa, que vinieron Marta, Pablo y Noe. Empezamos con un Istambul. Un juego de Rüdiger Dorn en el que, haciendo uso de una pila de discos al más puro estilo Mercaderes de Génova, los jugadores irán ejecutando acciones sobre un tablero modular. El objetivo: ser el primer jugador en obtener un número determinado de gemas. Estas se consiguen en un par de losetas concretas a cambio de recursos o monedas (aunque hay ciertas losetas que pueden llegar a otorgar gemas bajo ciertas condiciones). Lo más interesante, que, para poder ejecutar una acción, un jugador deberá mover a su mercader uno o dos espacios de forma ortogonal recogiendo y dejando un disco de su pila. De lo contrario su turno finalizará. Partida con una dominadora clara: Sandra. Ya en su día, cuando lo estrenamos, no se anduvo por las ramas, pero es que en esta fue con el turbo. Se dejó de tonterías de gemas que requiriesen mucho esfuerzo. Rellenar el carro, ir al mercado, acumular monedas y a comprar joyas. Y con esto abrió brecha suficiente como para cerrar la partida, mientras el resto nos peleábamos por migajas. Resultado: Sandra 5 gemas, yo 3 y Pablo, Marta y Noe 2. Entretenido está, aunque, para mi gusto, palidece respecto a los otros dos competidores, Rokoko (aquí su tochorreseña) y Concordia, que tuvo el título en la lucha por el Kennerspiel des Jahres de 2014, el cual obtuvo. Da la sensación de que, en cuanto descubres un circuito que explotar, te ciñes a él y a correr. Considero que los jugadores tienen que tener un nivel parejo y no dejar a un jugador campar a sus anchas. A ver qué tal la próxima partida.
Mientras la cena se hacía, una partidita Las Vegas (aquí su tochorreseña). Un filler de dados de Rüdigern Dorn. En cada ronda (se juegan cuatro) hay seis casinos sobre la mesa, cada uno identificado con un valor del 1 al 6. Al comienzo se colocan billetes por valor de 50.000$ o superior. Un jugador en su turno lanza todos sus dados y deberá colocar un valor en el casino correspondiente, ubicando todos los dados coincidentes con dicho valor. Así hasta que todos se queden sin dados. Al final de la ronda, los billetes se reparten por mayoría: el primero para el jugador con más dados, el segundo para el segundo jugador con más dados, etc. Pero falta por indicar un detalle importante. Si dos o más jugadores tienen un mismo número de dados en un casino, estos son descartados. Antes que nada, comentar que tuvimos que parar a mitad de partida (2 rondas) porque la cena ya estaba lista. En ellas fueron Noe y Marta las que más dinero lograron a cumular, con 230K, seguidas de Pablo con 200K, yo cuarto con 160K y Sandra ultima con 140K. El juego como funciona bien es a 4 jugadores, ya que mete un jugador virtual que le da mucha alegría a la partida Un Alea caja mediana que puede servir como aperitivo o intermedio en una sesión con títulos más pesados. Entretenido, que mientras se juega depara grandes momentos, aunque estas sensaciones duraran poco en nuestro recuerdo.
Para cerrar la velada, un poco de manotazos. Sacamos el grandioso Speed Cups (aquí su tochorreseña) de Haim Shafir. Un juego de habilidad en el que cada jugador cuenta con 5 cubiletes (cada uno de un color). En cada ronda, un jugador voltea una carta que define como deben colocarse los cubos. A medida que completen la estructura, los jugadores deberán tocar un timbre (la estrella del juego). Una vez han finalizado todos, se comprueba quien fue el jugador que correctamente colocó los cubiletes, ganando la carta. Al final de la partida, el que más cartas haya acumulado gana la partida. Fue además, un buen momento para estrenar la expansión, que añade más cartas y alargar la partida. Como siempre, tensión, risas nerviosas y muchas carcajadas. Desde un primer momento se vio que la cosa iba a estar entre Noe y yo, mientras que los demás se conformaban con las sobras. Resultado: yo 18, Noe 10, Pablo 7, Marta 5 y Sandra 3. Como siempre muy divertido. Ya de por si el apilar los cubitos a la velocidad del rayo es algo que triunfa por sí solo. Pero la existencia del timbre lo convierte en algo sublime. De mis juegos de habilidad favoritos (además se me da especialmente bien).
El jueves me llevé al trabajo El Principito: Hazme un Planeta. Un juego de colocación de losetas diseñado por Bruno Cathala y Antoine Bauza, con una mecánica principal de draft a la hora de ir formando un planeta de 16 losetas (4×4) y una puntuación basada en un curioso set collection dependiente de las cuatro losetas de las esquinas. En la partida: Borja, Víctor, Marta, Sandra y yo. Y esta vez jugamos con losetas de personajes oculta, para ganar algo de emoción. Como las veces anteriores, partida entretenida (el sistema está bastante bien pensado para que el juego fluya adecuadamente), aunque muchas veces no tengas muchas decisiones que tomar. La partida se la llevó Sandra quien, a pesar de anotar la penalización de volcanes, supo optimizar muy bien sus losetas de personajes. A mí me falló el personaje que me puntuaba las ovejas beige (el cual me toco en una ronda en la que iba último), y no pude pillar a Sandra. Resultado final: Sandra 44, yo 39, Víctor 35, Borja 27 y Marta 15. Un juego pasable, claramente pensado para jugar con los más peques, aunque tal vez la existencia de tantos elementos distintos pueda complicar la historia demasiado. Sobre todo para luego ser algo tan sencillo. Es cierto que la variante de personajes ocultos añade cierta incertidumbre, aunque creo que beneficia al jugador que vaya ganando, ya que no puede ser fastidiado a conciencia, sino basándose en una suposición. Puede resultar repetitivo.
El sábado Sandra y yo volvimos a sacar Vinhos, tras las buenísimas sensaciones de la partida de la semana anterior. Un juego de Vital Lacerda en el que nos convertiremos en un empresario del mundo del vino. Tendremos que levantar fincas en las distintas regiones vinícolas, mejorar nuestros vinos, exportar, vender a los mercados, establecer relaciones con otros empresarios o mostrar nuestros mejores vinos en las ferias de cata que suceden durante la partida. Seis rondas con dos acciones por ronda será todo el margen que el diseño nos dejará para intentar desarrollar al máximo nuestro imperio. Esta vez jugamos con la variante que potencia las ferias, ya que el segundo jugador obtiene los puntos de la tercera posición. Partida muy tensa que se decidió por detalles, como por ejemplo una acción de empresario en la que adquirí una bodega de superficie que luego, realmente, apenas me aportó nada, pudiendo haber utilizado esa acción para haber colocado un barril en una de los cuadros de bonificación final. Sandra se llevó la partida gracias a los puntos acumulados por la exportación y por haberse llevado la segunda feria, aunque ella también cometió errores que limitaron su puntuación final. Resultado: Sandra 63 por 59 míos. Sencillamente genial. Con las reglas dominadas y teniendo claro lo que se quiere hacer, la partida no llega casi a la hora. Me encanta sobre todo el agobio que te entra porque quieres hacer muchas cosas pero, realmente, solo tienes 12 acciones en toda la partida (empresarios aparte). Además hay que afinar mucho con el dinero para no quedarte bloqueado. Tras esta tercera partida le volví a subir la nota en la BGG. Como me descuide acabo poniéndole un sobresaliente, aunque nunca olvidaré el trabajito que costó asimilar las reglas para explicarlo adecuadamente.
El domingo tocaba sesión en casa de José Luis y Silvia. Para la primera partida Silvia aun no había llegado, así que José Luis, Sandra y yo nos echamos un Pueblo, obra de la doble K: Wolfgang Kramer y Michael Kiesling. Los jugadores se convierten en arquitectos levantando un pueblo mexicano. Para ello contarán con unos bloques de construcción (todos iguales) de su color o de color neutral. Mientras, el supervisor irá comprobando el progreso de la construcción, dando vueltas alrededor de la construcción, penalizando a aquellos jugadores cuyos bloques sean visibles en línea recta (por niveles) desde la posición actual de este (o la planta si se coloca en alguna esquina). El jugador que menos puntos haya acumulado al final de la partida será el ganador. Partida tensa entre José Luis y yo, mientras que Sandra, como suele ser habitual, mantuvo una lucha consigo misma para lograr colocar en cada turno una pieza de forma satisfactoria. José Luis pagó la novatada de poner demasiadas piezas exteriores que, si bien no le anotaban muchos puntos, sí que lo hacían de forma constante. Aun así, solo gané de un punto. Resultado: yo 52, José Luis 53 y Sandra 79. Muy en la línea de Java o Torres, juegos con una gran carga táctica que a dos jugadores no brillan como si lo hacen con 3 o, especialmente, 4, ya que se ven muy claras las intenciones de los jugadores. Lo mejor son las comeduras de oreja que se generan, intentando convencer al jugador en turno de donde debe colocar la pieza. Muy entretenido, aunque ojo con jugadores cuya visión espacial no sea precisamente extraordinaria, ya que pueden sufrir bastante.
A la mesa se unieron Meli y Jairo, amigos de José Luis y Silvia, así que aprovechamos para estrenar nuestra copia de Elfenland, un juego de Alan. R. Moon ganador del Spiel des Jahres de 1998. En el juego representamos a jóvenes elfos que deberán visitar una serie de ciudades para ser considerados adultos. Cuatro rondas en los que los jugadores colocaran una serie de fichas que representan medios de transportes para, posteriormente, utilizar una serie de cartas que activan dichos medios, teniendo en cuenta que, en función de la ficha y el terreno, serán necesario un número determinado de cartas para poder cruzar. Además, los jugadores dispondrán de una ficha para encarecer el tránsito por una determinada ruta. Partida muy entretenida, sobre todo porque todos los jugadores en la mesa actuamos de forma rápida y sin bloqueos que rompiesen el ritmo. La partida se decidió por detalles. Yo creía que el rival a batir iba a ser José, por lo que intentamos trabarle sus rutas lo máximo posible. Sin embargo, fue Silvia finalmente quien se llevó la partida. Resultado final: Silvia 18, José 17 (y 3 cartas), Sandra 17 (y 2 cartas), yo 17, Jairo 14 y Meli 13. Tremendamente entretenido. Para ser tres normas tontas, es de los juegos más tendentes al Análisis-Parálisis que he visto, sobre todo por el tema de los costes de las cartas en función del medio de transporte y del terreno. Pero si los jugadores hacen la partida fluida, a seis jugadores es una gozada. Además, con la variante de la ciudad de origen el juego gana ese puntito extra que hace que tengas que estar planificando tu ruta desde el comienzo.
Después, para relajarnos un poco, una partida a Blitz! (también conocido como Anomia). Un juego de Andrew Innes que toma como base el archiconocido Jungle Speed de ir revelando cartas y establecer duelos entre los jugadores en función de la coincidencia de símbolos, pero, en vez de establecer duelos de rapidez de manos intentando atrapar algún objeto, nos plantea duelos de agilidad mental, ya que cada carta, además de los símbolos y colores, muestran un concepto. Los jugadores que se enfrenten tendrán que nombrar un objeto que case con el concepto. El más rápido obtendrá la carta. Al final, el jugador con más cartas ganadas será el vencedor. Además, también se forzarán los duelos mediante un dado que conectará dos símbolos distintos como si fueran el mismo. Partida claramente dominada por Sandra, que estuvo más rápida que el resto. Muy divertida una carta que exigía nombrar a un jugador de tenis y cada vez que nos tocaba un duelo contra dicha carta, todos decíamos Nadal (no se pueden repetir palabras, incluso dichas fuera de lo que es estrictamente la partida). Así, la ganadora, como he dicho, fue Sandra con 15 puntos, con 6 quedamos Silvia, José Luis y yo, mientras que Meli y Jairo solo consiguieron 5. Es un Jungle Speed para los que no tienen ganas de darse manotazos. El cambiar la rapidez física por la mental es un pequeño soplo de aire fresco en este tipo de juegos (o al menos yo no tengo ninguno en este sentido). Y es muy divertido ver como los jugadores se bloquean ante conceptos cotidianos y que no deberían suponer ningún problema.
Después un par de partidas a ¡Toma 6! (aquí su tochorreseña) del gran Wolfgang Kramer. Un juego de acción simultánea en el que tendremos que ir colocando cartas en orden sobre cuatro filas colocadas en la mesa, con la condición de que nuestra carta ira a aquella fila en la que sea superior a la última carta y más cercana. El que tenga que colocar la sexta carta de una fila se tendrá que comer las cartas contenidas en ella, anotando los puntos correspondientes. La partida finaliza al término de la ronda en la que alguien sobrepasa los 66 puntos. José Luis estuvo especialmente inspirado, llevándose las dos partidas con un marcador bastante bajo. Lo más destacable fue que Sandra en la primera partida anotó una cantidad inmensa de puntos, por lo que decidió jugar de forma aleatoria la segunda partida, obteniendo una puntuación mucho más reducida. Lo que son las cosas. Es una maravilla de filler que tiene ya más de 20 años y sigue funcionando a la perfección. Con ese puntito de caos que lo hace tan divertido.
Para cerrar la sesión, un 7 Wonders (aquí su tochorreseña), ya sin Jairo y Meli, que tenían que irse. Un juego de Antoine Bauza que implementa una mecánica de draft de cartas simultaneo en el que los jugadores competirán por conseguir la mejor civilización, desarrollando diversos aspectos. Tres eras de desarrollo con un poco de gestión de recursos y una pizca de interacción entre los jugadores adyacentes en la mesa dan pie a un juego que ya se ha convertido en un clásico. Partida en la que abusé de las cartas militares, pagándolo en la puntuación final, a pesar de anotarme casi todas las batallas. Mientras, José Luis y Silvia fueron a cartas de ciencia, mientras que Sandra a cartas de puntuación. Resultado final: José Luis vencedor con 53 puntos, Sandra segunda con 45, Silvia tercera con 43 y yo ultimo con 39. Para mi es, sin duda, el mejor juego de este autor francés, que nos tiene acostumbrados a juegos visualmente espectaculares aunque de desarrollo simple. Incluso este 7 Wonders, una vez dominado, llegará a parecernos un filler ligeramente vitaminado. Eso sí, como mínimo cuatro jugadores en la mesa, para que las vecindades sean un escollo y haya que estar pendiente de a qué recursos se tiene acceso, así como disfrutar de las reacciones en cadena respecto a las cartas militares.
Y con esto finaliza esta buena semana, con dos sesiones y muchas partidas. La que ahora entra promete, ya que el fin de semana estaré por Barcelona y ya tenemos planificada una megasesión en la MeepleCueva de La Ficha Negra (The Black Meeple).
Con tus crónicas los lunes son menos lunes, muchas gracias! Tengo muchas ganas de probar el Vinhos… Que pena que sea tan dificil de conseguir, he visto que en octubre van a sacar una expansión para el Alta tensión y parece que se va a aproximar un poco a este tipo de juegos, Vinhos… Age of Steam… Etc… veremos a ver que tal. Y para mi el splendor es un juego muy simple pero que engancha al 99% de las personas a las que se lo enseño.
Un saludo
Gracias a ti por leerlas! El Vinhos no es dificil de conseguir. En Amazon lo tienes con envío premium en torno a los 40€. Habrá que ver la expansión del Alta Tensión.
Y el Splendor es tan simple como adictivo. El problema que tiene es la bola de nieve, que puede decantar partidas desde muy pronto. Afortunadamente estas duran poco.
Saludos!
Hola de nuevo. ¿Podrías decir algo más sobre qué te ha parecido Elfenland? ¿Algún juego parecido? ¿Merece la pena? Es un juego relativamente viejuno que, quizá por eso, se suele encontrar a buen precio. He leído alguna reseña por ahí, y parece un peso ligero interesante, pero nunca me he atrevido a comprarlo. ¡Un saludo!
Mmmm, mercer yo creo que merece la pena. Es un familiar con mucha chicha y que, a medida que pasan las horas, mejora el recuerdo que me ha dejado. Tengo muchas ganas de echarle otra partida. Ahora sacan un big box con todas las expansiones y demás historias. En Amazon suele rondar los 20 pavetes y para lo que trae, es un gran precio. Como mínimo es recomendable. De momento yo le he puesto un notable en la BGG. Eso si, cuidado con el AP, porque la fase de planificación puede ser una tortura con jugadores excesivamente analíticos.
Madre mia!! Un baso junto a las cartas sin enfundar del 7WONDERS!!! (Un sudor frío recorre mi espalda). xDDD
Fuera de coñas, gran semana y buenos juegos. A seguir así.
Saludos!!
Aunque no lo parezca, las cartas están enfundadas :P. Así que puedes estar tranquilo XDDDDD
Saludetes!
Lo acabo de ver!! Eres rápido, eh?… xDDD
Un saludo!
Corrijo.
Al ampliar veo que las cartas sí que tienen funda y respiro aliviado. ;D
Por mis lectores ma-to!!! 😛
Veo que le has dado otro «quite» al vinhos. Para la próxima caerá. Me sorprendió positivamente el Toma 6. Creía que iba a ser otro juego más de cartas con numeritos y colores, pero creo que tiene su profundidad (lástima que Sandra y su «modo random» hayan demostrado que es una técnica eficaz y me hayan deslucido mis proezas).
El Bliz… deja demasiado en evidencia mis minusvalias… ¡rápido! ¡dime el nombre del primer tenista que te venga a la cabeza!
El ¡Toma 6! es un filler que todo jugón debe tener en su ludoteca. Nunca tan poco dio para tanto. Eso sí, de 5 para arriba, que así se producen esos descuadres que tanto molan.
Y el Vinhos caerá en la siguiente. Asegurado!