Bueno, como muchos ya sabíais, esta semana pasada estuvimos de vacaciones en Londres, por lo que las posibilidades de jugar eran muy reducidas. Pero eso no quiere decir que no sacásemos ni un ratito. Nos llevamos el iPad, que lo tengo cargado de juegos. Ya sabéis que solo anoto en las crónicas partidas que no sean con un juego de mesa físico si la ocasión lo requiere, y este caso es así.
El martes revivimos esas grandes partidas a mi primer juego de mesa moderno con una de mis jugadoras habituales por aquella época. María, una de nuestras mejores amigas (probablemente la mejor), y que nos acogió muy calurosamente en su estudio londinense, tenía mono desde hace muchísimo tiempo. Le enseñamos la magnífica aplicación de iPad y comenzamos a jugar en Pass&Play (método que implementan muchas de estas aplicaciones en la que nos vamos pasando el dispositivo para que la información oculta de cada jugador permanezca en este estado).
Entrando en materia, comentar que, probablemente, esta sea la segunda peor partida de Agricola que he jugado en mi vida. Fui siempre a remolque, tomé malísimas decisiones y cuando Sandra y María pisaron el acelerador, me pillaron en bragas y no pude hacer absolutamente nada. Mi primer gran error fue, pensando en centrarme en la generación de alimento a través del horneo de pan, no asegurarme un suministro amplio de cereales. Al final de primer periodo solo tenía un campo arado y un cereal en mi almacén (obviamente sin plantar). Aun así, persistí en mi estrategia, haciéndome con el horno de piedra gracias a la carta que me permitía tomar dos materiales distintos. Pero claro, sin cereales en el almacén, siempre fui horneando y sembrando los dos cereales que tenía, por lo que nunca conseguía una buena cantidad de comida para estar tranquilo, lo que me llevó a mi segundo error: ampliar la familia muy tarde. Prácticamente no tuve tres acciones hasta casi el antepenúltimo periodo. Claro, eso son muchas acciones de ventaja para mis rivales. Mi intención era remontar todo lo posible reformando y creando un pasto enorme que evitase una sangría importante, pero no lo conseguí. De hecho, una de mis últimas acciones fue comprar el pozo para maquillar un poco el resultado.