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Año 2000
En este juego de habilidad, los jugadores colocan piezas de madera en una rueda con compartimentos interiores, haciendo que esta avance con cada colocación. Las piezas previamente puestas caen y regresan a la reserva del jugador en turno, con el objetivo de ser el primero en agotar su reserva. Este título destaca por su original sistema de apilamiento, donde el movimiento de la rueda crea momentos dinámicos y desafiantes. Sin embargo, su simplicidad puede volverse monótona rápidamente, perdiendo interés tras varias partidas, especialmente al compararlo con otros juegos de habilidad más variados. Entretenido.
En este juego familiar, los jugadores compiten por cruzar un río con su peón antes que los demás, colocando piedras y tablones para construir puentes hacia su meta mediante una mecánica de programación de acciones con cartas. Deben sortear dragones que pueden arruinar sus planes. La carrera combina planificación y competencia directa, con un diseño accesible que asegura partidas dinámicas y fáciles de entender, ideales para todos los públicos. Sin embargo, la duración de las partidas puede ser impredecible, variando desde pocas rondas hasta extenderse demasiado, lo que puede afectar la experiencia de juego.
En este juego de selección de roles, los jugadores son marineros en un barco mercante que comercian bienes en islas, gestionando manos de cartas que se renuevan cada turno para ganar puntos de victoria vendiendo en puertos específicos. El capitán decide el destino, obligando confrontaciones para amotinarse y tomar control, con roles como oficial o contramaestre influyendo en la dinámica. Tras rondas fijas, gana quien acumule más puntos. Este título compacto ofrece momentos intensos y divertidos, destacando por su mezcla de faroleo y comercio, aunque requiere exactamente cuatro jugadores para brillar óptimamente; con menos, pierde efectividad, disuadiendo a quienes no prefieren esta limitación numérica.
En este juego, los jugadores son productores cinematográficos que, durante cuatro rondas, pujan en subastas por lotes de losetas con elementos como directores, actores o vestuario para completar películas. Cada película terminada otorga marcadores según la calidad de sus elementos y género, sumando puntos de victoria mediante premios adicionales. Las subastas son estándar, pero el dinero ganado se reparte equitativamente entre los demás jugadores, y el sobrante se acumula para la siguiente puja, manteniendo constante el dinero total. El ganador es quien acumula más puntos por películas, premios y dinero restante. Este título familiar destaca por su tema inmersivo y decisiones accesibles, ideales para todo tipo de jugadores. Aunque no es especialmente complejo, su sistema de suma cero y la gestión de pujas aseguran partidas dinámicas y atractivas.
En este juego para dos, cada jugador tiene siete canicas: seis translúcidas y una reina opaca, empezando en esquinas opuestas del tablero, con las translúcidas en hileras adyacentes. El objetivo es llevar la reina al centro o expulsar la del rival. En turnos alternos, un jugador mueve una canica contando las canicas en su fila o columna, desplazándola esa cantidad exacta de casillas en dirección perpendicular, pudiendo empujar otras canicas, incluso fuera del tablero. Este abstracto destaca por su simplicidad y cálculo combinacional, donde elegir qué canica mover y cómo afecta a las demás en filas y columnas genera partidas ágiles y rápidas. Aunque un error puede precipitar el final abruptamente, su facilidad para explicar y jugar anima a repetir, ofreciendo una experiencia intensa y satisfactoria.
En este juego abstracto, los jugadores reciben caballeros y los colocan, de tres en tres, en provincias o en su corte. Cada turno, usan una ficha de iniciativa que mueve al emperador y define acciones. Al detenerse el emperador, se evalúa el territorio: el jugador con más apoyo coloca un castillo, reemplazando los existentes si cambia el dominio. Territorios adyacentes con castillos del mismo jugador se fusionan, sumando influencia. La partida acaba cuando un jugador coloca todos sus castillos o quedan menos de cuatro territorios, ganando quien tenga más castillos. Este diseño destaca por su tensión y agilidad, funcionando bien a dos o tres jugadores. Aunque el control de unidades puede confundir al inicio y el azar puede desbalancear partidas a dos, su elegancia y dinamismo lo hacen un título perdurable.
En este juego, los jugadores, representando notables de la India, pujan con cartas de colores para controlar elementos en 12 provincias, colocando palacios en el tablero y ganando puntos al combinarlos. Cada ronda, se juega un solo color de cartas con símbolos que coinciden con los elementos en disputa. Al pasar, un jugador toma los elementos donde tiene mayoría, puntúa por crear rutas entre provincias o acumular mercancías, y repone dos cartas del suministro común, salvo el último en pasar, que toma una. Las partidas, con seis subastas simultáneas por ronda, exigen dominar el momento de pasar para maximizar beneficios sin ser el mayor postor inicial. Aunque brillante, puede volverse caótico y frustrante si los jugadores no manejan bien las mecánicas, generando situaciones impredecibles, pero sigue siendo un diseño intenso y dinámico.
En este juego, los jugadores usan puntos de acción para colocar losetas de 1, 2 o 3 hexágonos en el tablero, creando campos de arroz, lagos y poblados donde se pueden construir templos si el poblado alcanza cierto tamaño. Para actuar sobre un elemento, un jugador necesita un trabajador en la mayor altura, ya que las losetas se apilan. En poblados con templos, se celebran festivales donde jugadores con presencia, sin importar la altura, ganan puntos extra usando cartas con símbolos. Las partidas comienzan caóticas con un tablero vacío, pero se vuelven intensas a medida que surgen elementos por los que competir. La alta interacción y las numerosas opciones pueden generar análisis-parálisis, y el orden de turno influye mucho, ya que las decisiones de un jugador limitan al siguiente, creando un juego tenso y dinámico.
Los jugadores controlan una familia de mecenas cuyo objetivo es alcanzar el máximo prestigio posible contratando personajes que generen obras cada vez más valiosas, requiriendo entornos específicos para encontrar inspiración y enfrentando exigencias mayores en cada ronda. Estas obras otorgan puntos de victoria y dinero, que se emplea primero en una subasta para obtener elementos del principado y luego en una fase de puntos de acción para adquirir recursos que satisfagan a los personajes. Después, se realiza otra subasta por personajes que proporcionan habilidades únicas para esa ronda. Este eurogame se distingue por la tensión en sus subastas y la variedad de opciones para encadenar elementos y maximizar tanto puntos como fondos en rondas futuras. Aunque pierde algo de intensidad con pocos participantes, su profundidad lo convierte en un título esencial para eurogamers, con partidas dinámicas llenas de decisiones clave, siempre que se disfruten las subastas.
Un diseño tan simple como robar una loseta por turno y la colocarla en la mesa, conectándola de forma coherente para formar caminos, castillos o claustros. Se puede colocar un meeple en la loseta para puntuar al completar una estructura, pero no en una ya ocupada por otro meeple, aunque es posible disputarla uniéndola indirectamente. Este juego destaca por su simplicidad y diversión atemporal, ideal para jugadores de todos los niveles. Su toque de azar permite que tanto novatos como expertos lo disfruten, manteniendo partidas dinámicas y emocionantes. La profundidad estratégica surge al decidir dónde colocar losetas y meeples para maximizar puntos o bloquear oponentes. Es un título esencial, con partidas que varían según el número de jugadores, ofreciendo control a dos y un enfoque más táctico y oportunista con más participantes.
Ostras, el River Dragons, fue uno de los primeros juegos modernos que probé. Bueno, moderno, ya tiene 25 años 😅
Recuerdo que me resultó divertido, aunque si lo jugase de nuevo le vería demasiadas costuras.
Un juego de programación de acciones en el 2000. No era tan habitual. Pero eso, a día de hoy hay opciones mucho más satisfactorias como Colt Express.