Reseña: Barcelona
Introducción
A mediados del siglo XIX, Barcelona era la ciudad más densamente poblada de toda Europa. Como era de esperar, las condiciones de vida en la vieja Barcelona eran muy malas. Tras la destrucción de las antiguas murallas de la ciudad, Ildefons Cerda, considerado el inventor del urbanismo, presento el plan para crear el «eixample», el nuevo barrio que tanto necesitaba Barcelona. ¡Ahora te toca a ti hacer de este audaz trazado una ciudad mejor para su gente!
Así se nos presenta Barcelona, un diseño de Dani Garcia (Arborea). Publicado por primera vez en 2023 por Board&Dice en una versión en inglés. De las ilustraciones se encarga Aleksander Zawada (Tabanussi, Tekhenu).
Se encuentra publicado en español por Maldito Games (aunque el juego es completamente independiente del idioma a excepción del reglamento). Permite partidas de 1 a 4 jugadores, con una edad mínima sugerida de 14 años y una duración aproximada de entre 60 y 90 minutos. El precio de venta al público es de 60€. Para esta reseña se ha utilizado una copia de la versión en español de Maldito Games, que la propia editorial nos ha cedido amablemente.
Importante: si ya conoces el juego y/o sólo te interesa mi opinión sobre el mismo, puedes pasar directamente al apartado de Opinión. Los apartados Contenido y Mecánica están destinados especialmente a aquellos que no conocen el juego y prefieren hacerse una idea general de cómo funciona.
Contenido
Dentro de una caja de cartón de dos piezas (tapa y fondo), de dimensiones 29,7×29,7×7,2 cm. (caja cuadrada estándar tipo Ticket to Ride), nos encontramos con los siguientes elementos:
- Tablero Central (de cartón)
- Tablero Auxiliar (de cartón)
- Marcador de Jugador Inicial (de cartón)
- Bolsa (de Tela)
- 4 Tableros de Jugador (de cartón)
- 4 Losetas de Bonif. de Construcción (de cartón)
- 8 Fichas de Puntos de Victoria (+100/200/300/400) (de cartón)
- 11 Losetas de Acción (de cartón)
- 14 Losetas de Cerdà (de cartón)
- 21 Losetas de Servicios Públicos (de cartón)
- 16 Losetas de Sagrada Familia (de cartón)
- 18 Losetas de Modernismo (de cartón)
- 35 Edificios (de cartón)
- 30 Monedas (de cartón)
- 72 Ciudadanos (de cartón)
- 24 Losetas de Adoquín (de cartón)
- 30 Fichas de Tela (de cartón)
- 20 Losetas de Intersección (de cartón)
- 60 Losetas de Calle (de cartón)
- 4 Tranvías (de madera)
- 44 Discos (de madera)
- 40 Cubos (de madera)
- 8 Cartas de Modo Solitario (43×68 mm.)
- Figura de Gaudí
- 4 Ayudas de Jugador
- 1 Hoja de Pegatinas
- Hoja de Desafíos
- Reglamento
Barcelona es un eurogame en el que tendremos que impulsar el crecimiento de la ciudad Condal en torno a la Avenida Gaudí. Encontraremos una cuadricula con acciones en cada fila y cada columna (más la diagonal). En cada turno, el jugador activo deberá colocar dos marcadores (de tres posibles tipos) en una intersección libre, ejecutando las dos acciones (o tres si la intersección forma parte de la diagonal). Con estas acciones los jugadores podrán obtener recursos (monedas o tela), conseguir objetivos de final de partida, avanzar en el track de la Sagrada Familia (que permite obtener bonificaciones), construir el tranvía, desplazar el tranvía (que permite colocar pasajeros que otorgarán puntos al final de la partida) o progresar en el track de Cerdà (que potencia la puntuación de cada década). Finalmente, si alguna de las parcelas conectadas a la intersección activada cumple la condición para construir un edificio, el jugador podrá colocarlo, devolviendo a unos tracks de progreso los marcadores correspondientes. Estos tracks determinan cuantos puntos anota el jugador por el edificio construido así como cuando finaliza la década y se procede a evaluar el criterio de puntuación correspondiente. La partida finaliza una vez se complete la tercera era, anotándose puntos por los objetivos personales, los adoquines y los pasajeros.
Conceptos Básicos
Empecemos por el Tablero Principal. Este muestra una vista superior de una zona de Barcelona consistente en dieciséis manzanas estructuradas en cuatro filas y cuatro columnas, estando divididas en dos las parcelas de la diagonal secundaria. Las intersecciones de estas calles permitirán desplegar vías (anchas o estrechas), pudiendo obtener las recompensas indicadas en dichos espacios. Estas recompensas también se obtendrán colocando intersecciones. Asociada a cada calle tendremos una acción. En la zona derecha tenemos el track de Cerdà. En la zona inferior tendremos el track de progreso con una fila para cada tipo de ciudadano, divididos en tres décadas, cada una con un espacio para una loseta de puntuación de Cerdà. Finalmente, rodeando el tablero principal tenemos el track de puntuación con casillas numeradas del 0 al 99.
Por otro lado tenemos el Tablero Auxiliar que servirá de soporte para el suministro de servicios públicos y de fichas de modernismo, además de contener el mosaico sobre el cual los jugadores colocarán adoquines para activar diversas bonificaciones.
Cada jugador dispondrá de un Tablero Personal que muestra, de arriba a abajo: el track de Sagrada Familia con cuatro espacios (cada vez que el marcador salte un espacio el jugador podrá obtener una loseta de Sagrada Familia), los espacios para las fichas de modernismo así como sus multiplicadores, los espacios para pasajeros, los espacios para la reserva de vías e intercesiones, la reserva personal (inicialmente limitada por adoquines) y espacios para colocar los discos que se utilizarán para marcar los edificios.
Al comienzo de la partida se configurarán tres Losetas de Puntuación de Cerdà en cada década del tablero principal. Estas losetas serán evaluadas cuando se coloque una ficha de ciudadano en la última casilla de la fila correspondiente dentro de esa década. Los jugadores anotarán puntos en ese momento según su desempeño respecto al criterio indicado. Puntos que se multiplicarán según la posición del marcador del jugador en el track de Cerdá.
Los jugadores podrán obtener Losetas de Modernismo, las cuales muestran un criterio de puntuación que se evaluará al final de la partida. Estos criterios son casi análogos a los de las losetas de Puntuación de Cerdà, llegando a tener que retirarse aquellos que sean coincidentes.
Las Losetas de Adoquín sirven como tapón para la reserva personal de recursos del jugador. Durante la partida una de las acciones permite colocar una de estas fichas en el tablero auxiliar y, por un lado, obtener beneficios inmediatos y, por otro, ampliar la capacidad del almacén. Al final de la partida los jugadores obtendrán puntos por las losetas de adoquín colocadas.
Otro de los elementos que los jugadores podrán desarrollar serán los Servicios Públicos. Se representan con losetas con forma de algún edificio emblemático de la ciudad, un coste en monedas (decreciente) en la zona superior izquierda, una recompensa en puntos de victoria y avances en el track de Cerdà (fila inferior) y una acción que se ejecutará al construir el servicio público. Es importante indicar que cada jugador solo podrá desarrollar cada servicio público una única vez.
Los jugadores podrán progresar en el track de la Sagrada Familia y, cada vez que salten un espacio, obtener una de las losetas de Sagrada Familia correspondiente al nivel. Estas losetas proporcionan una combinación de recursos, avances en el track de Cerdà y puntos de victoria.
Durante la partida los jugadores gestionarán dos tipos de Recursos, las monedas y la tela. Realmente no hay mucha diferencia entre ellos, ya que las acciones con coste normalmente requieren una combinación de ambos, aunque es cierto que hay acciones que tiran más de uno que de otro.
Al comienzo de la partida se colocarán cuatro losetas de Bonificación de Edificios, una en cada fila del tablero, recompensando a los jugadores que construyan un edificio por primera vez en dicha fila.
El eje fundamental de la partida son los Ciudadanos, representados con fichas octogonales de gran grosor que se encuentran dentro de una bolsa. Hay tres tipos de ciudadanos representando las clases sociales de la Barcelona de la época. Estos ciudadanos funcionarán como trabajadores, ya que el jugador deberá colocarlos apilados en una intersección del tablero para activar las acciones correspondientes. Posteriormente, estos ciudadanos serán utilizados para construir edificios, pasando a rellenar el track de progreso de la partida, determinando así el valor de los edificios y cuando se detona las tres puntuaciones intermedias.
Durante la partida los jugadores podrán construir Edificios en las parcelas del tablero principal. Estos edificios se representan con grandes losetas que tienen un requisito en ciudadanos que deben encontrarse en los vértices de la parcela. Así tenemos cuatro tipos de edificio según el color, el requisito en ciudadanos y la recompensa. Es importante indicar que en una misma parcela se podrá construir varias veces siempre que el nuevo edificio sea de mayor nivel que el anterior.
Para marcar la propiedad de cada edificio los jugadores dispondrán de un conjunto de Discos que se colocarán en su tablero personal. Cada vez que construyan un edificio colocarán uno de estos discos sobre la loseta de edificio.
Los jugadores también desarrollarán el transporte público de la ciudad a base de desplegar Intersecciones y Vías (anchas o estrechas). Las intersecciones permiten a los jugadores adueñarse del espacio de acción activando las bonificaciones visibles que desemboquen en ella, de forma que cuando un jugador lo active, el dueño de la intersección recibirá una bonificación dependiente del número de intersecciones construidas, mientras que las vías, además de proporcionar puntos de victoria al ser desplegadas, permiten obtener beneficios impresos en el tablero y facilitan el desplazamiento del tranvía para el despliegue de pasajeros.
Cada jugador dispondrá de un peón de Tranvías que podrá desplazar por las calles del tablero principal para dejar pasajeros si finaliza su movimiento en una vía sin pasajero, lo que permitirá activar la acción asociada a la calle en la que finalice el movimiento el tranvía. Si en la calle hay vía construida, el dueño de la vía anotará puntos.
Los pasajeros se representan con Cubos que se colocan en el tablero principal del jugador. Cada vez que el tranvía detenga su movimiento en una calle sin pasajero, el jugador podrá asumir el coste correspondiente del pasajero más a la izquierda en su tablero personal y colocarlo sobre la calle. Estos cubos también servirán para marcar el nivel de multiplicación de las fichas de modernismo.
Con esto tenemos suficiente.
Preparación de la Partida
- Se coloca el tablero principal en el centro de la mesa.
- Se colocan las 4 losetas de bonificación de puntuación en el espacio adecuado al comienzo de cada fila mostrando la bonificación.
- Se mezclan las losetas de puntuación de Cerdà y se colocan 3 en el tablero principal en los espacios de década sobre el track de progreso, el resto se devuelven a la caja.
- Se colocan las fichas de acción de forma aleatoria en los espacios correspondientes.
- Se forma una reserva general con las losetas de edificios, monedas y tela.
- Se despliegan las losetas de Sagrada Familia por nivel en diversas filas.
- Se introducen los ciudadanos en la bolsa.
- Antes de esto, en partidas de menos de 4 jugadores se deben colocar ciudadanos en el track según las indicaciones de ciertas casillas.
- Se coloca el tablero auxiliar a un lado.
- Se escogen 5 servicios públicos y se colocan las losetas correspondientes en una pila de mayor a menos coste en los espacios del tablero auxiliar (en partidas a menos de 4 jugadores se retira la de menor coste).
- Se localizan las fichas de modernismo coincidentes con las losetas de puntuación de Cerdà configuradas anteriormente (hay losetas y fichas que no tienen correspondencia) y se retiran de la partida. El resto se mezclan y se forma una pila que se coloca en el espacio de reserva del tablero auxiliar, revelando las cuatro primeras.
- Cada jugador escoge un color y recibe: un tablero personal, 10 cubos (que coloca en los espacios inferiores de multiplicación de los espacios para fichas de modernismo y en los espacios de pasajero del tranvía), un tranvía (que deja a un lado), 5 intersecciones (que coloca en las casillas correspondientes), 10 vías estrechas y 5 vías anchas (las 10 vías estrechas se dividen en dos grupos, uno de 4 y otro de 6 y se colocan en los espacios de reserva, mientras que las 5 anchas se colocan en su espacio), 9 discos (se coloca 1 en la casilla de valor 0 del track de puntuación y los 8 restantes en los espacios de reserva del tablero personal, primero 3 pilas de 2 y luego 2 de 1), 2 discos pequeños (uno que se coloca al comienzo del track de Sagrada Familia y otro en la casilla inicial del track de Cerdá).
- Cada jugador roba 2 fichas de ciudadano de la bolsa y las mantiene ocultas.
- Cada jugador recibe una moneda y una tela.
- Se escoge aleatoriamente al jugador inicial.
¡Ya podemos comenzar!
Desarrollo de la Partida
Una partida a Barcelona se desarrolla a lo largo de un número indeterminado de rondas. En cada ronda, comenzando por el jugador inicial y continuando en el sentido de las agujas del reloj, cada jugador disfruta de un turno.
En cada turno, el jugador activo debe colocar sus dos fichas apiladas (escogiendo el orden en el que apila las dos fichas) en un cruce libre del tablero (asumiendo el coste si lo hubiese). Tras esto, el jugador resuelve las dos acciones (o tres si ocupa un espacio de diagonal) en el orden que crea conveniente. Si el cruce tiene una intersección, el jugador dueño de la misma obtendrá los ingresos correspondientes.
Una vez resuelta las acciones, el jugador puede construir un edificio en una de las parcelas que comparten el cruce en el que el jugador ha colocado sus fichas si dicha parcela dispone de las fichas necesarias y en la parcela no hay ya un edificio del mismo o superior nivel al que el jugador quiere construir. Se coloca la loseta correspondiente en la parcela, el jugador coloca su siguiente disco de edificio, desplaza las fichas necesarias para la construcción, colocándolas en la fila correspondiente del track de progreso y, finalmente, anotando la menor cantidad de puntos de victoria visible en cualquiera de los tres tipos de ficha. Si el jugador se ha quedado sin discos, puede seguir construyendo edificio, pero simplemente no lo marcará.
Finalmente, si alguna de las fichas colocadas en el track de progreso ha completado el segmento de la década en curso, se procederá a realizar una fase de evaluación, en la que cada jugador anota puntos según el criterio de puntuación de la década multiplicado por el valor indicado en el track de Cerdà. Tras esto, se vuelven a colocar los discos del track de Cerdà en la casilla inicial, se voltea la ficha de puntuación de la década y se descartan las fichas de puntuación y se revelan cuatro nuevas (si no hubiese suficientes, se baraja la pila de descartes y se vuelve a componer la pila).
Tras esto, el turno pasa al jugador de la izquierda.
Las acciones disponibles son:
- Obtener Dinero/Tela. El jugador obtiene de la reserva las monedas o las telas correspondientes. Si no tiene espacio suficiente en su almacén, el jugador puede descartar los recursos que desee (de los recibidos o de los obtenidos anteriormente).
- Colocar Adoquines. El jugador coloca la ficha de adoquín más a la izquierda de su tablero personal en el tablero auxiliar en una casilla adyacente a al menos un adoquín y recibe el beneficio correspondiente.
- Construir Rail de Tranvía. El jugador coloca una vía en una calle libre, obteniendo 1 punto por cada vía pequeña a la que se conecte ininterrumpidamente dentro de la calle o 2 puntos por cada vía ancha a la que se conecte ininterrumpidamente, incluida la recién colocada (independientemente de a quienes pertenezcan), además de recibir los beneficios que se cubran.
- Construir una Intersección. El jugador paga los costes del tablero personal y/o de la intersección libre (sin ciudadanos( y obtiene las recompensas de las calles que no tengan vías que se conecten a dicha intersección.
- Conseguir una Ficha de Modernismo. El jugador escoge una de las fichas de modernismo disponibles y la coloca en un espacio de modernismo de su tablero personal, asumiendo el posible coste.
- Mejorar la puntuación de una Ficha de Modernismo. El jugador desplaza hacia arriba un cubo de multiplicador de ficha de modernismo asumiendo el coste.
- Construir un Servicio Público. El jugador devuelve a la reserva las monedas indicadas en la loseta superior del servicio público escogido (cada jugador puede construir solo 1 vez cada servicio público), recibiendo los beneficios indicados y activando la acción correspondiente.
- Mover el Tranvía. El jugador dispone de 2 puntos de movimiento para desplazar su tranvía, teniendo en cuenta que transitar por calles ocupadas con vías propias no consume puntos de movimiento. El tranvía puede detenerse en cualquier espacio de calle (con vía de cualquier jugador o sin vía). Si el tranvía se detiene en una calle que no tiene pasajero, el jugador puede dejar el siguiente cubo de pasajero asumiendo el coste correspondiente (si la calle tuviese vía, el dueño de la vía anota puntos como si la hubiese colocado en este momento). Finalmente, si ha dejado un pasajero, activará la acción asociada a la fila, columna o diagonal en la que se haya detenido el tranvía.
Fin de la Partida
El final de la partida se efectúa la puntuación de la tercera década. Se completa la ronda para que todos los jugadores hayan disfrutado del mismo número de turnos y se procede con el recuento final:
- Puntuación de Adoquines
- Puntuación de Fichas de Modernismo
- Puntuación de Pasajeros
El jugador con más puntos de victoria será el vencedor. En caso de empate, se acude a los siguientes criterios:
- El jugador más avanzado en el track de Cerdà.
- El jugador más avanzado en el track de la Sagrada Familia.
- El jugador con más marcadores de edificios en el tablero.
Si la igualdad se mantiene, se comparte la victoria.
Variantes
Modo en Solitario. El jugador se enfrenta a un jugador virtual que se representa con un peón que se desplaza por las intersecciones de la ciudad utilizando un mazo de cartas que, por su reverso, indica una serie de prioridades, y por el frontal las acciones que resuelve el automa.
Opinión Personal
Hoy vamos a analizar un diseño de esos que, años atrás, habría sido uno de los productos presentados por la editorial correspondiente como gran novedad durante la Feria de Essen del año en curso. Pero como es una editorial que ya tiene cierta inercia, aglutinar todas sus novedades en torno a una misma fecha acaba siendo contraproducente, llegando al mercado algunos meses (aunque no muchos).
Esa editorial es Board&Dice, a la que, como muchos ya sabéis, le tengo cierta ojeriza porque su CFO y principal desarrollador, el señor Andrei Novac, no termina de rematar la mayoría de diseños que su editorial publica, aunque es cierto que, de vez en cuando, nos ofrece productos aceptablemente bien cerrados, como Tiletum (aquí su tochorreseña). Vamos a ver cómo ha quedado este Barcelona, no sin antes agradecer a Maldito Games la cesión de la copia que posibilita la parrafada que ya ha dado comienzo.
En Barcelona nos convertiremos en arquitectos de la Ciudad Condal e intentaremos llevar a buen puerto el peculiar desarrollo urbanístico que la caracteriza, con esa estructura cuadriculada. Para ello recurriremos a una mecánica principal de colocación de trabajadores para activar diversas acciones ocupando los correspondientes espacios de acción.
La particularidad es que estos espacios de acción serán las intersecciones de una zona de esta nueva Barcelona consistente en una cuadricula de cuatro parcelas por lado cruzadas por una diagonal que divide en dos las parcelas que cruza. Cada calle (incluida la diagonal) tendrá asociada una acción (9 en total, 4 en las columnas, 4 en las filas y la de la diagonal). De esta forma, en cada turno, el jugador activo colocará unos marcadores en una intersección libre y activará las dos o tres acciones que se cruzan en dicha intersección.
Mientras un cruce esté ocupado, no podrá volver a ser activado por ningún jugador. La gracia está en que estos marcadores no son de nadie, sino que representan a ciudadanos (de clase obrera, clase media y clase alta), y, al ser colocados en las esquinas de las parcelas permitirán a los jugadores construir edificios en dicha parcela. Hay tres tipos de edificios (también asociados a los tipos de ciudadanos) y, en función de las fichas visibles en las esquinas de una parcela, se podrá construir uno u otro siguiendo determinadas reglas. Al construir un edificio se retirarán los marcadores requeridos por el edificio, colocándose en unos tracks de progreso que, además, servirán para determinar el valor en puntos de victoria del edificio recién construido.
Paralelamente, los jugadores intentarán acumular la mayor cantidad de puntos atendiendo a varios elementos, a saber: el tranvía y los pasajeros, el adoquinado, los servicios públicos y el modernismo, los cuales vamos a describir por encima (porque al detalle ya lo tenéis en los apartados anteriores).
Dos de las nueve acciones estarán centradas en lo que es el desarrollo del tranvía y el transporte de pasajeros. Por un lado, el tendido de las vías simplemente otorgará puntos de victoria en función de cuantas fichas se conecten en una calle (máximo de cuatro, independientemente de a quienes pertenezcan las fichas) más una posible bonificación que cubramos al colocar la ficha sobre el tablero. Por otro, el tranvía, que será un peón que los jugadores podrán desplazar por los espacios para vías empleando hasta dos puntos de movimiento, teniendo en cuenta que las vías propias permitirán al tranvía transitar por las calles en las que se encuentren de forma gratuita. Al detener el tranvía en una calle se activará la acción asociada a dicha calle, pudiendo dejar un pasajero si dicho espacio no contiene ya a un pasajero (de cualquier jugador).
Colocar las vías no tendrá más coste que el de oportunidad, lo mismo que desplazar al tranvía para ejecutar una acción adicional, mientras que dejar a un pasajero sí que tendrá un coste creciente en recursos (monedas y/o telas), proporcionando también un valor creciente en puntos de victoria aplicables en el recuento final.
Aparentemente asociada al tranvía tenemos la acción de construcción de intersecciones, las cuales realmente lo que permiten es «adueñarse» de un espacio de acción, de forma que cada vez que un jugador lo active colocando sus fichas para activar las acciones correspondientes, el dueño de la intersección reciba un beneficio.
El adoquinado permitirá obtener bonificaciones al ir colocando pequeñas fichas en una cuadricula con diversas recompensas (debiendo ocupar un espacio adyacente a al menos un adoquín ya presente en la cuadricula) y servirá para, además de obtener puntos de victoria al final de la partida según el número de adoquines colocados, para liberar espacios en la reserva personal de recursos.
Los servicios públicos proporcionarán una importante cantidad de puntos de victoria, avances en el track de Cerdà y, lo más importante, una acción adicional con algún beneficio particular (por ejemplo, poner un adoquín sin tener que cumplir la restricción de adyacencia respecto a otros adoquines, realizar una acción de tranvía pudiendo colocar al pasajero sin pagar el coste en monedas o conseguir una ficha de modernismo sin tener que pagar el coste en tela al colocarlo en el tablero personal).
Finalmente, el modernismo se representa con fichas que muestran un determinado criterio de puntuación de final de partida. Estas fichas serán colocadas en unos espacios con dos posibles multiplicadores asumiendo un coste creciente según aumenten los valores de estos multiplicadores. Una de las acciones permitirá obtener una de estas fichas, mientras que otra permitirá potenciar estos multiplicadores.
Quedan como acciones adicionales las que permiten obtener recursos, tanto dinero como telas, necesarios para poder completar las acciones de obtención y potenciación de fichas de modernismo, transporte de pasajeros, construcción de intersecciones y desarrollo de servicios públicos.
A medida que la partida avance, los jugadores necesitarán acumular mayores cantidades de estos, siendo importante el haber liberado espacio en el almacén personal colocando adoquines.
De esta forma los jugadores irán alternando turnos realizando las acciones principales además de intentar construir edificios para acumular más y más puntos hasta que se detone el fin de la década, algo que ocurre cuando se coloque la última ficha de ciudadano en el segmento perteneciente a la década actual, evaluándose el criterio de puntuación configurado al comienzo de la partida (similar a las fichas de modernismo, habiéndonos asegurado en la preparación de la partida que las fichas de modernismo coincidentes con dichos criterios han sido retiradas de la partida), solo que en este caso la multiplicación de los puntos obtenidos por este elemento dependerán del track de Cerdá, en el que los marcadores de los jugadores se desplazarán hacia arriba y hacia abajo mediante diversas bonificaciones/penalizaciones o activando otra de las acciones principales. Así hasta que se detone la puntuación de la tercera década y llegando al final de la partida, momento en el que cada jugador sumará a su marcador los puntos generados por sus fichas de modernismo, sus pasajeros y su adoquinado.
Hace algunos años, cuando se publicó mi amado Russian Railroads (aquí su tochorreseña), una de las mayores críticas que recibió fue el de su sistema de puntuación mediante el cual los jugadores acaban acumulando centenas de puntos (una partida decente rondaba los 400). Sin embargo, tenía la justificación de haber heredado cierto aspecto económico y que los puntos eran un acumulado de beneficios, pues no era una ensalada de puntos en la que cualquier acción recompensase al jugador, sino que se iba desarrollando una inercia que generaba cada vez más puntos. Algo parecido a lo que ocurre en Brass (aquí su tochorreseña), donde los jugadores reciben dinero según su track de beneficios y, mientras no pidan prestamos, este track solo podrá avanzar y, por tanto, generar más dinero en cada ronda.
Barcelona, sin embargo, no puede agarrarse a este argumento, pues no es un juego en el que haya un especial factor de desarrollo más allá de posibles ingresos por intersecciones. Es un juego en el que hay que estar anotando puntos constantemente mediante las acciones. Y aquí sí que prácticamente todo recompensa con puntos a los jugadores: colocar vías recompensa con puntos, mover al tranvía y colocar pasajero recompensa con puntos (al final de la partida), conseguir losetas de modernismo y mejorar sus multiplicadores recompensa con puntos (al final de la partida), colocar adoquines recompensa con puntos (al final de la partida), desarrollar servicios públicos recompensa con puntos, construir edificios recompensa con puntos.
Es probable que a muchos jugadores pueda llegar a generar rechazo, porque da la sensación de que los puntos están muy devaluados y que no tiene mucho sentido acabar con puntuaciones tan elevadas si luego la igualdad va a mantenerse casi hasta el final. Pero si esto no os supone ningún problema, habremos superado uno de los principales escollos que podría plantear este diseño, aunque personalmente habría preferido un menor goteo de puntos.
Lo más llamativo es el sistema de selección de acciones. Una colocación de trabajadores con un bloqueo con retardo, ya que los marcadores no pertenecen a ningún jugador y, mientras nadie los use para construir edificios, se mantendrán bloqueando el espacio de acción.
Esto incita a los jugadores a construir como si no hubiese un mañana, no solo ya para puntuar, sino para liberar espacios de acción. Es cierto que al comienzo de la partida los edificios no proporcionan una cantidad especialmente importante de puntos (renta más, por ejemplo, tender vías). Es por este motivo que se recompensa adicionalmente a los jugadores que construyan el primer edificio en cada fila, generando una pequeña perturbación a la hora de escoger acciones.
Y es que en Barcelona estaremos en una disyuntiva casi continua consistente en escoger la intersección más conveniente para nuestros intereses actuales y, paralelamente, intentar evitar favorecer la construcción de edificios por parte de nuestros rivales. Esto se ve claramente en el primer turno de la partida, en el que el jugador inicial no tiene opción de construir un edificio y, active el espacio de acción que active, sí que permitirá al siguiente jugador construir un edificio si la intersección activada forma parte de la parcela que ya contiene en alguno de sus vértices fichas.
Este detalle para mi es la clave del juego, ya que estaremos continuamente intentando evaluar qué cruce es el que creemos que va a activar el siguiente jugador para no facilitar su siguiente turno a la vez que intentamos desarrollar nuestro tablero personal a base de colocar pasajeros, retirar adoquines, colocar intersecciones y vías y progresar en el track de la Sagrada Familia. Track que es la primera vez que menciono en este apartado y que no es más que una especie de track de compensación en el que progresaremos mediante beneficios (especialmente de edificios y servicios públicos) pudiendo obtener unas losetas de distintos niveles que nos proporcionarán recursos, avances en el track de Cerdà y/o puntos de victoria.
Esto hace que Barcelona sea un juego tremendamente entretenido y nos mantenga enganchados a la partida desde el primer hasta el último turno. Es cierto que a veces uno puede sentir que se ha quedado descolgado, pero el sistema de puntuación permite remontadas importantes ya que los jugadores tienen la oportunidad de resolver turnos en los que, entre bonificaciones diversas, llegar a acumular más de 30 puntos según se hayan configurado las acciones.
Pero es que además de este punto de interacción, el juego es tremendamente combero gracias a acciones como la del Tranvía, la de construcción de servicios públicos o la de los adoquines. Tiene ese espíritu Feldiano estilo Los Castillos de Borgoña (aquí su tochorreseña) en el que en cada turno tenemos que intentar hacer más de dos acciones gracias a las bonificaciones de las dos o tres que activemos. Es un pequeño chute de dopamina cada vez que conseguimos esto. Por esto Barcelona es un juego que gusta y gustará mucho.
Sin embargo, hay ciertos detalles que me chirrían. No es que sean cosas graves, pero sí que afectan a la hora de tomar decisiones. El primero es la sensación de acciones redundantes. Concretamente la acción de obtención de fichas de modernismo junto a la acción de mejora de los multiplicadores de dichas fichas. Una de estas acciones es dependiente de la otra, de forma que si un jugador decidiese no tomar muchas fichas de modernismo (o ninguna) automáticamente la acción de potenciar los marcadores deja de tener sentido a no ser que alguna de las bonificaciones de década recompense por esto. Algo parecido ocurre con el track de Cerdà (que recordemos que tiene una acción propia para avanzar un par de pasos). Si el criterio de puntuación de la década actual no encaja demasiado bien con el desarrollo de un jugador, este no tendrá especial interés en mantenerse en posiciones elevadas del track de Cerdá porque la diferencia de puntos en un caso u otro no será especialmente relevante. Yo habría unificado estos elementos o habría eliminado los multiplicadores (ya sea la acción de mejorar o el tema del track, aunque es cierto que el track se usa también como recurso a la hora de construir algunos edificios).
Otro detalle sería la sensación de que hay acciones más importantes que otras. Es cierto que esto es algo que suele ser habitual en los juegos de colocación de trabajadores. Pero da la sensación de que había que rellenar opciones para que encajasen los números. Por ejemplo la acción de dos avances en el track de Cerdà creo que apenas ha sido utilizada en las partidas que llevo jugadas, pues este track acaba fluctuando mediante muchas vías (retirada de discos al construir edificios, retirada de fichas de vías, losetas de Sagrada Familia, bonificaciones de adoquines, construcción de edificios, entre otros).
También tenemos el impacto del azar a la hora de robar fichas de ciudadanos de la bolsa. Habrá turnos en los que haber tenido suerte al reponer la mano nos permitirá construir un determinado edificio que, de no disponer de un ciudadano concreto, no podríamos. Y esto, en partidas que acaban siendo muy ajustadas, puede ser bastante decisivo, sobre todo cuando el tablero empieza a estar bastante ocupado, siendo necesaria la sobreconstrucción (que es más exigente en cuanto a las fichas de ciudadanos necesarias).
Por contra, los jugadores tienen bastante control sobre el desarrollo de su tablero personal, por lo que ese azar se ve paliado, ya que la partida probablemente se decida por las fichas de modernismo y/o por las puntuaciones de Cerdà. Así que también se mitiga ligeramente esa sensación de que hay acciones dependientes, porque al final te ves en la obligación de ejecutarlas porque es un caladero muy importante de puntos que no es compensable con otra cosa.
En cuanto a la escalabilidad, aunque hay bastante interacción en el tablero, la realidad es que es un juego muy táctico en el que tiene mucho peso el acumulado de las acciones a lo largo de la partida. Es por eso que creo que funciona muy bien en cualquiera de sus configuraciones. De hecho, creo que a dos es como más me gusta porque el tema de los edificios queda más equilibrado, dándole peso al factor estratégico representado por fichas de modernismo y las puntuaciones de Cerdà, aunque es cierto que se pierde algo de tensión al haber servicios públicos para ambos jugadores (a mas jugadores, habrá una loseta de servicio público menos de cada tipo que jugadores en la partida). A cuatro jugadores la partida da la sensación de que progresa más rápido, es mucho más táctico (controlar donde se puede construir es más complicado) y, lo más importante, el entreturno puede acabar pesando en contra, especialmente en tandas de turnos en las que todos los jugadores consigan combinar muchas acciones. Esto no quiere decir que a cuatro jugadores no funcione, pero sí que si en la mesa tenemos algún titan del análisis-parálisis.
De rejugabilidad va bien servido, primero porque el juego ve mesa con cierta facilidad al dejar siempre buen sabor de boca. Además el conjunto de fichas de modernismo, el reajuste de las acciones en el tablero principal y, especialmente, las tres fichas de puntuación de Cerdà que se coloquen durante la preparación provocarán que cada partida deba enfocarse de forma ligeramente distinta a la anterior.
Pasemos a la producción. Board&Dice suele mantener un nivel medio en cuanto a componentes. En este caso nos encontramos básicamente con componentes de cartón de grosor decente y prensado aceptable (se destroquelan fácilmente), con la excepción de las fichas de ciudadano, con un mayor gramaje que el resto de elementos. Por otro lado algunos elementos de madera, destacando el tranvía. El reglamento está bien estructurado y no deja lugar a dudas.
A nivel visual estamos ante un muy buen trabajo, con una portada muy atractiva poniendo el foco en una Sagrada Familia en una fase temprana y con una combinación de colores que resulta muy agradable a la vista. Los tableros también son bastante vistosos, aunque es cierto que se recurre a mucho tono pastel que puede recordar a los primeros eurogames de Hans im Glück. El más llamativo, para mí, es el tablero de adoquines y de reserva para servicios públicos y fichas de modernismo. El despliegue final resulta más fotogénico una vez se han ido colocando edificios en las distintas parcelas.
Y vamos cerrando. Barcelona es un eurogame de esos en los que cada turno tienes que multiplicar los beneficios de esas dos o tres acciones que activas en un turno. Un juego muy combero, tenso y con una toma de decisiones constante recurriendo a unas mecánicas no especialmente complejas y con un punto de originalidad que lo convierte en un diseño altamente recomendable. Es cierto que tiene detalles que chirrían, como cierta redundancia en las acciones o un sistema de puntuación un tanto exagerado (los jugadores acaban con centenas de puntos y luego las diferencias son muy reducidas). Con todo, es de esos juegos que desde el primer al último turno te mantienen enganchados a la partida, por lo que es fácil que vea mesa con cierta asiduidad. Por todo esto le doy un…
La verdad que el juego me sorprendió muy gratamente y es cierto que los centenares de puntos se dan…pero es gustosito cuando te salen los combos y vas viendo como avanzas o de repente te adelantan por la izquierda en una sola vuelta jaja
Muy buena reseña! Consulta Amritsar o Barcelona, cual te deja mejores sensaciones?
Mmmmm dificil elección. Ambos son muy buenos juegos. Es cierto que tal vez Amritsar es mas frie cerebros, pero Barcelona te deja muy satisfecho con tanto combo. Ya depende mas de lo que te guste a ti.
¿Cómo de original o innovador te parece mecánicamente?
Has mencionado Russian Railroads por los puntajes altos y al Castillos de Borgoña por alguna sensación que te deja, pero el diseño te recuerda a algún otro juego?
Ya que no es un pepino estoy buscándome algún argumento para pillarlo…
Original e Innovador entre poco y nada. No tiene nada que no se haya visto en otros juegos. Pero es un juego bien parido y muy entretenido.
Excelente tocho, como siempre, gracias!!!
Las 2 primeras partidas me dejaron algo frío, lo veía como un Tiletum más desprolijo o menos elegante.
Con el pasar de las partidas me fue gustando mucho más. Llevo 7 ya y quiero seguir. Es excelente la rejugabilidad al poder cambiar de espacio las acciones aleatoriamente en cada partida, además de los objetivos.
Coincido que lo que menos me gusta es eso de puntuar por todo y que el track de Cerdá apriete tan poco. Los multiplicadores no tienen mucho sentido, pero permiten algo de estrategia en un juego tan táctico.
El solitario funciona bárbaro y fácil de jugar, hay una variante de dificultad mejorada en BGG por el autor y la editorial madre.
Leyendo la tocho, en uno de los primeros párrafos pusiste algo de puntuar por «alcantarillas» al final de la partida, creo que te querías referir a las losetas de adoquín.
Y por otro lado, la acción de tranvía permite moverse por cualquier espacio de calle del tablero, haya o no calle construida. Al leer entiendo cómo que solo por dónde hay calles/vías construidas se puede mover. Quizás es solo un error mío de interpretación o de llamar de diferentes maneras.
Gracias totales como siempre.
Saludos
Si lo de las alcantarilla son adoquines, lo corrijo ahora mismo.
Y si, el tranvia se puede mover a donde quiera, pero realmente te interesa mover el tranvía para poner pasajero, y eso solo lo puedes hacer si te pares en donde hay una calle. Pero voy a revisarlo para que no genere confusión.
Gracias por el comentario!!!
Yo entiendo leyendo el manual, que el pasajero se puede dejar en cualquier espacio de calle donde finaliza el movimiento el tranvía, no hace falta que haya una calle construida, ya que dejar el pasajero lo que permite es realizar la acción asociada a esa recta. Si hubiese una calle construida, además la puntúa el propietario como si recién la hubiera colocado normalmente.
Toda la razón. Lo jugábamos en modo hardcore (me lo explicaron así y se me quedó grabado). Arreglado!
Como siempre gracias por tu reseña! Estoy pensando en comprarme este o el sabika! Con cuál te quedarías??
Gracias por tu trabajo!
A mi Sabika me parece mejor diseño.
Gracias por la reseña. Buenas primeras impresiones. Creo que hay una interpretación de las reglas en la reseña que no es correcta y que también yo interpreté mal. Cuando has de construir no necesariamente ha de ser utilizando los ciudadanos que acabas de poner. Es también posible hacerlo en cualquier otra parte de la ciudad. Las reglas oficiales no dicen nada de que deba ser en una manzana adyacente a los ciudadanos recién añadidos