Reseña: El Banquete de Odín
Introducción
El banquete de Odín es una saga en forma de juego. Revivirás los logros culturales, las expediciones comerciales y los saqueos de aquellas tribus que actualmente conocemos como “vikingos”, un término que, a finales del primer milenio tenía un significado algo distinto. Cuando los escandinavos se lanzaban a una incursión, decían que iban a hacer un “vikingo”. Sin embargo, estos nórdicos eran algo más que piratas. También eran exploradores, mercaderes y pobladores. Se dice que Leif Eriksson fue el primer europeo en llegar a América, mucho antes que Colón. El motivo por el cual estos pueblos se convirtieron en grandes navegantes fueron las difíciles condiciones agrícolas, ya que una mala cosecha podía implicar muchas penurias. En este juego podrás realizar incursiones y explorar nuevos territorios. También simularás las condiciones de vida más cotidianas, consiguiendo productos que te garanticen una posición holgada en la sociedad. Al final de la partida, el jugador que tenga las posesiones de mayor valor será el vencedor.
Así se nos presenta El Banquete de Odín, el último gran juego de Uwe Rosenberg, en una caja aún más grande que Fields of Arle o Caverna. El juego fue publicado en 2016 por Feuerland Spiele en alemán, con varias ediciones internacionales paralelas, como la de Z-Man Games en inglés, White Goblin Games en holandés, Cranio Creations en italiano o Filosofia Éditions en francés. De las ilustraciones se encarga, como es habitual con esta editorial, Dennis Lohausen, como ya vimos en Fields of Arle o Glass Road.
El juego se encuentra publicado en nuestro país por Devir en perfecto castellano, lo que es de agradecer con la enorme cantidad de cartas de oficio que incluye el juego (aunque no contengan mucho texto). Permite partidas de 1 a 4 jugadores, con una edad mínima sugerida de 12 años y una duración aproximada de 30 minutos por jugador. El precio de compra recomendado es de 70 €. Para esta reseña se ha utilizado una copia de la edición en español de Devir, que la editorial nos ha hecho llegar amablemente.
Importante: si ya conoces el juego y/o sólo te interesa mi opinión sobre el mismo, puedes pasar directamente al apartado de Opinión. Los apartados Contenido y Mecánica están destinados especialmente a aquellos que no conocen el juego y prefieren hacerse una idea general de cómo funciona.
Contenido
Dentro de una caja de cartón de 2 piezas (tapa y fondo), de dimensiones 31×22,5×12 cm. (caja rectangular de dimensiones frontales iguales a las de Agricola o Caylus, aunque con un fondo casi el doble de profundo), nos encontramos los siguientes elementos:
- Tablero de Acciones (de cartón)
- 2 Losetas de Ampliación del Tablero de Acciones (de cartón)
- 4 Tableros Individuales (de cartón)
- Tablero Ovalado de Losetas Especiales (de cartón)
- Tablero de Fases de Ronda (de cartón)
- Cubo Marcador de Fases de Ronda (de madera)
- Tablero de Suministro de Barcos (de cartón)
- 4 Tableros de Territorio a doble cara (de cartón)
- Dado Naranja de 8 Caras (de baquelita)
- Dado Azul de 12 Caras (de baquelita)
- 2 Bandejas Clasificadoras (de plástico)
- 15 Losetas Especiales (de cartón)
- 11 Edificios (de cartón):
- 3 Cobertizos
- 3 Casas de Piedra
- 5 Casas Comunales
- 8 Tiras de Montaña (de cartón)
- 32 Barcos (de cartón):
- 10 Botes Balleneros
- 12 Knarr
- 10 Drakkar
- 125 Monedas de Plata (de cartón):
- 80 de 1 Moneda
- 22 de 2 Monedas
- 18 de 4 Monedas
- 5 de 10 Monedas
- 32 Maderas (de madera)
- 24 Piedras (de madera)
- 40 Minerales (de madera)
- 237 Cartas (44×68 mm.):
- 190 Cartas de Oficio, divididas en 3 mazos (A, B y C)
- 47 Cartas de Armas (12 Arcos, 12 Trampas, 12 Lanzas y 11 Espadas)
- 7 Fichas de Sanción del Thing
- 346 Losetas de Productos a doble cara (de cartón):
- 25 de Guisantes/Hidromiel
- 18 de Oveja/Oveja Embarazada
- 15 de Res/Res Embarazada
- 20 de Planta de Lino/Pescado Seco
- 20 de Habas/Leche
- 20 de Cereales/Carne Salada
- 17 de Col/Carne de Venado
- 15 de Fruta/Carne de Ballena
- 43 de Aceite/Piedra Rúnica
- 30 de Cuero/Cubertería de plata
- 30 de Lana/Baúl
- 20 de Tela de Lino/Seda
- 20 de «Piel y Huesos»/Especias
- 20 de Pieles/Joyas
- 18 de Capa/Cofre
- 15 de Túnica / Botín de Plata
- 48 Vikingos (12 de cada color: negro, azul, rojo y amarillo) (de madera)
- Alce de Jugador Inicial (de madera)
- Almanaque
- Apéndice
- Reglamento
Mecánica
El Banquete de Odín es un juego cuyas mecánicas principales son la colocación de trabajadores y la construcción de patrones. Los jugadores controlan a clanes vikingos que intentan alcanzar el mayor prestigio posible acumulando bienes de todo tipo. Estos bienes deben ser almacenados en diversos tableros que proporcionan diversos beneficios, aunque también sustraen puntos al final de la partida si no son rellenados convenientemente. Además, en cada ronda habrá que organizar un banquete para alimentar al clan, intentando evitar recibir sanciones que nos hagan perder puntos al final de la partida.
Conceptos Básicos
Empecemos con los Productos, que son los distintos bienes que los clanes vikingos pueden acumular para alcanzar prestigio. En el juego se representan con unas losetas a doble cada de dos tipos: alimentos (vegetales/naranja y carnes/rojo) y artículos (materias/verde y tesoros/azul). Estas piezas tienen diferentes tamaños, aunque siempre una forma cuadrada o rectangular. Las losetas de alimento muestran un símbolo de comida, ya que serán necesarias para preparar el banquete, mientras que las losetas de tesoro muestran un símbolo de espada con un valor numérico, ya que se podrán conseguir mediante una vía alternativa.
Lo más importante a la hora de entender cómo funcionan estos productos, es que los mismos pueden «mejorarse» durante la partida, esto es, que pueden cambiar de tipo de producto, aunque siempre manteniendo la misma forma. Así se establece el «valor» de los productos en función de su color, de forma que naranja<rojo<verde<azul. Es decir, que, si mejoramos una ficha naranja, simplemente la voltearemos a su lado rojo. Pero si mejoramos una ficha roja, tendremos que sustituirla por la verde/azul de las mismas dimensiones, mostrando su cara verde. Hay que ser cuidadosos con el estado que muestran estas losetas durante toda la partida, ya que es fácil despistarse y voltearlas sin querer, especialmente las de dimensiones reducidas.
Existen unas Losetas de Tesoro Especiales, con formas diversas (no rectangulares). Estas losetas se comportan exactamente como las losetas de tesoro azul, aunque existirá alguna vía adicional para conseguirlas. Son losetas únicas que se disponen en un tablero especial. Estas losetas muetrasn un valor en monedas (se pueden comprar) y unas tenazas al rojo vivo (se pueden cambiar por minerales).
Los jugadores dispondrán de una serie de Vikingos para poder ejecutar acciones. En cada ronda, el número de vikingos aumentará en una unidad, sin que el jugador tenga que hacer nada para que esto ocurra.
Estos vikingos se colocarán sobre un Tablero de Acción con una cantidad increíble de opciones. Estas se encuentran agrupadas por funcionalidad (indicada en el margen derecho), y divididas en 4 columnas. Según el número de la columna a la que pertenezca una acción, será necesario colocar un determinado número de vikingos (el mismo que la columna). Adicionalmente, para las acciones que requieren 3 vikingos se robará un oficio (independientemente de la acción) y para las acciones que requieren 4 vikingos se pondrá en juego un oficio (independientemente de la acción). En partidas de 4 jugadores se habilitan dos acciones más que permiten copiar acciones ocupadas de las columnas correspondientes.
El objetivo inicial y principal del jugador será acumular bienes que proporcionen puntos de victoria. Estos bienes se colocarán principalmente sobre el Tablero de Jugador. En él se muestran los siguientes elementos:
- Ocupando gran parte del tablero, en la mitad izquierda, encontramos el almacén en el que se irán colocando los diversos artículos que se obtengan. Este almacén se representa con una matriz cuadriculada que muestra casillas vacías y casillas con un -1, indicando que si no se cubren restarán puntos al final de la partida.
- Algunas casillas están rellenas, y muestran un tipo de articulo o recurso, de forma que, si un jugador consigue cubrir las 8 casillas que las rodean, recibirán dicho bien en un momento determinado de la ronda. Estas casillas prepintadas se consideran ocupadas, aunque pueden cubrirse en caso de necesidad.
- En la diagonal encontramos el símbolo de ingresos. A medida que vayamos cubriendo estas casillas, los jugadores obtendrán monedas en una determinada fase de la ronda. La regla importante es que, para poder tapar una de estas casillas, es obligatorio haber tapado antes todas las casillas que se encuentren tanto a la izquierda como abajo de la misma. También será necesario haber cubierto las anteriores casillas con símbolo de ingresos.
- También podremos rellenar con monedas y minerales. Existe una regla de colocación que impide que distintas casillas verdes ocupen casillas ortogonales.
- En la zona inferior encontramos dos casillas para ubicar al ganado, una para las ovejas y otra para las vacas.
- En la esquina superior derecha encontramos la zona del banquete. Esta muestra un recuadro con casillas en 2 filas y 6 columnas (cada una en la segunda fila, a su vez, dividida en 2). Esta segunda fila con 12 casillas será la que tendremos que rellenar en cada banquete. En estas casillas tendremos que colocar losetas de alimento (naranjas y/o rojas), además de poder colocar también monedas. La regla de colocación prohíbe colocar dos piezas del mismo color consecutiva y, adicionalmente, si se colocan piezas del mismo artículo, a partir de la segunda deberán colocarse en posición vertical (ocupando menos espacio). En esta zona se colocarán también los barcos que enviemos en migraciones, reduciendo el espacio a rellenar en los banquetes.
- Las ultimas 7 casillas (6 en el lado de partida corta) servirán como suministro de vikingos y como control de la ronda. En cada nueva ronda se tomará el vikingo situado más a la izquierda, de forma que habrá que ubicar más alimentos para el banquete.
- Justo debajo de la zona del banquete encontramos una fila de casillas naranjas que corresponde a las fases de cosecha. Si la casilla muestra un guion es que en esa ronda no ocurre cosecha. En caso contrario, los jugadores recibirán bienes naranjas con los valores que se encuentren comprendidos en el intervalo mostrado en la casilla.
- Debajo de la fila anterior encontramos la fila de actuación sobre los territorios. En determinadas rondas, las losetas de territorio (de las que hablaremos en breve) deberán ser volteadas si no han sido reclamadas por ningún jugador.
- En el centro del tablero encontramos un punto de reunión donde se colocarán los vikingos que podemos colocar en acciones durante la ronda en curso.
- Por último, en la zona inferior derecha encontramos el puerto, donde colocaremos los barcos que vayamos obteniendo.
También tendremos los Territorios, que funcionan como una especie de extensión del tablero personal, mostrando una nueva matriz de espacios a rellenar. Estas siguen las mismas reglas de colocación de artículos que el tablero principal, con una diferencia, que el tablero proporciona una cantidad de puntos de victoria fija, independientemente de las casillas negativas que cubramos o no. Estos territorios son a doble cara, volteándose a medida que la partida progrese.
Como último espacio en el que podremos ubicar artículos encontramos los Edificios. Hay tres tipos: Cobertizos (que solo almacenan piedra y madera) Casas de Piedra (que tienen un espacio para artículos, así como para piedra y madera) y las Casas Comunales, que muestran solo espacios para artículos. Estos tres edificios proporcionan puntos de victoria fijos, aunque muestran una serie de espacios con puntos negativos a cubrir. La peculiaridad de estos edificios respecto al tablero del jugador y a los territorios es que admiten losetas de alimentos (con la misma regla de colocación que las losetas verdes en el tablero principal, esto es, sin que sus lados se toquen), pudiendo en este caso colocarse también las losetas verdes en contacto. Sin embargo, no se admiten minerales.
Las Monedas será el principal recurso del juego. Muchas de las acciones requieren pagar monedas, mientras que otras las proporcionan. Sin embargo, a la fuente principal de monedas serán los ingresos a medida que vayamos cubriendo los tableros que los proporcionan.
Por otro lado, tendremos los Recursos materiales, Madera, Piedra y Mineral. Estos recursos se utilizarán como pago en diversas acciones. Los Minerales, adicionalmente, podrán colocarse en el tablero personal para rellenar huecos y en algunos barcos, para aumentar su poder.
La principal vía de obtención de estos recursos serán las Montañas. Funcionan como un suministro variable que se va agotando y reponiendo en cada ronda. Cada fila de montaña muestra una serie de espacios a ocupar con madera, piedra, mineral y algunas monedas de plata.
Los Animales son un tipo especial de loseta roja. Se pueden seguir utilizando para comer, pero, adicionalmente, proporcionan puntos de victoria. La otra peculiaridad que presentan es que, en el momento que tengamos al menos una pareja, en cada ronda una de las ovejas y/o de las vacas quedará embarazada y, en la siguiente, obtendremos un nuevo animal. Es decir, que la crianza no es automática y requiere de 2 rondas, una de inseminación y otra de procreación. También podrá ser evolucionadas a una loseta verde de las dimensiones correspondientes.
Los Oficios serán unas cartas que los jugadores irán obteniendo y poniendo en juego durante la partida. Estos oficios se encuentran divididos en tres mazos, usándose normalmente solo uno de ellos en cada partida. Dentro de este mazo encontramos tres tipos de oficios: de efecto inmediato (fondo amarillo), de uso recurrente (fondo azul), de efecto permanente (fondo naranja) y de cumplimiento único (fondo verde, se activan cuando se cumple una condición). Adicionalmente, todos los oficios muestran en su esquina superior derecha una cantidad de puntos de victoria (que puede ser 0).
El otro tipo de cartas que encontramos son las Armas. Existen cuatro tipos: trampas, arcos, lanzas y espadas. Estas armas serán necesarias para ejecutar diversas acciones, y cuantas más poseamos, más sencillo resultará conseguir beneficios. Estas cartas se colocarán de forma visible, pudiéndose comprobar en cualquier momento de cuantas armas de cada tipo dispone un jugador.
Esto se debe a que ciertas acciones establecen unos valores que determinan el resultado de las mismas. Estos valores se obtienen mediante Tiradas de Dados que, según la acción, será con un dado de 8 caras o con un dado de 12. Las acciones en las que estos dados influyen serán las de caza (representando la dificultad a la hora de conseguir la presa) o en las incursiones y saqueos (representando la fuerza de nuestro clan). En el primer caso conviene obtener tiradas bajas, ya que la cantidad obtenida tendremos que cubrirlas con armas y/o recursos, mientras que en el segundo conviene obtener tiradas altas (ya que determina el valor mínimo de la pieza de tesoro que podemos obtener), que podremos aumentar con armas y recursos.
Por último, tenemos los Barcos. Existen tres tipos: Ballenero, Knarr y Drakkar. El primero permitirá cazar ballenas, el segundo comerciar y el tercero realizar incursiones. Adicionalmente, los dos últimos permitirán realizar migraciones, con las que obtener grandes cantidades de puntos de victoria y reducir los espacios a cubrir en los banquetes. Los Drakkar y los Balleneros pueden mejorarse colocándoles minerales, lo que aumenta su fuerza a la hora de resolver las acciones. Estos minerales ya no podrán utilizarse para otro fin.
Estos barcos se disponen en un suministro, pudiéndose construir mediante ciertas acciones a cambio de recursos o comprarse directamente (sin utilizar vikingos) a cambio de monedas. La cantidad de barcos que un jugador puede poseer está limitada por el espacio en tablero personal.
Por último, existen unos marcadores de Sanción del Thing (restan 3 puntos al final de la partida) que se entregaran a los jugadores en dos casos:
- Que no consigan preparar adecuadamente el banquete.
- Que cometan algún error de colocación y este sea detectado por los jugadores en un momento posterior a cuando fue cometido. Por cada pareja de fichas mal colocadas se recibirá una de estas fichas.
Con esto tenemos suficiente.
Preparación de la Partida
- Se coloca el tablero de acciones en el centro de la mesa.
- Si es una partida a 4 jugadores, se deben colocar las dos losetas que permiten repetir acciones, colocadas de forma aleatoria en la parte inferior del tablero.
- Un jugador se encarga de gestionar el tablero de fases, que se coloca a su lado con el marcador correspondiente en la primera casilla.
- Se dispone la reserva general con las bandejas de artículos y monedas.
- Se prepara el suministro de barcos, colocando el tablero correspondiente y las losetas en cada espacio.
- Se colocan las losetas de edificios y de territorios por su cara delantera.
- Se mezclan las tiras de montaña y se revelan 2 (3 en partidas a 4 jugadores), rellenándolas con los materiales indicados en las siluetas. El resto se dejan bocabajo.
- Se escoge un mazo de oficios y se separan los oficios iniciales (reverso claro) del resto (reverso oscuro). Este último mazo se baraja y se coloca bocabajo en el centro de la mesa.
- Cada jugador recibe:
- Un set de armas compuesto por un arco, una lanza y una trampa. El resto de armas se barajan y se colocan en un mazo general.
- Un tablero de clan.
- Todos los vikingos de un color. 5 los coloca en la zona central de su tablero, mientras que los 7 restantes se colocan en los espacios numerados del track de debajo de la zona del banquete.
- Una ficha roja de hidromiel.
- Una carta de oficio inicial del mazo escogido. El resto de oficios iniciales se devuelven a la caja.
- Se escoge al jugador inicial y se le entrega el reno.
¡Ya podemos comenzar!
Desarrollo de la Partida
Una partida de El Banquete de Odín consta de 7 rondas. Cada una de estas rondas se organiza en una serie de pasos, casi todos ellos de mantenimiento:
- Tomar un Nuevo Vikingo. Los jugadores toman el vikingo situado más a la izquierda de la fila del track de rondas y lo colocan junto al resto de vikingos disponibles.
- Cosecha. Según la ronda, los jugadores recibirán de la reserva una serie de artículos naranjas según un intervalo:
- Ronda 1: todas las fichas naranjas que muestran el símbolo de cosecha con el valor 1 (3 fichas en total)
- Ronda 2: todas las fichas naranjas que muestran el símbolo de cosecha con el valor 1 y 2 (4 fichas en total).
- Ronda 3: sin cosecha.
- Ronda 4: todas las fichas naranjas que muestran el símbolo de cosecha con el valor 1, 2 y 3 (5 fichas en total).
- Ronda 5: sin cosecha.
- Ronda 6: todas las fichas naranjas que muestran el símbolo de cosecha con el valor 1, 2, 3 y 4 (6 fichas en total).
- Ronda 7: sin cosecha.
- Voltear Territorios. Según la ronda, se volteará alguno de los territorios. Adicionalmente, sobre el resto de territorios se colocan 2 monedas. Si, al voltearlo, un territorio tuviese monedas, estas se devuelven a la reserva. Si un jugado ya tuviese uno de estos territorios, este no se volteará:
- Ronda 3: se voltea el territorio A
- Ronda 4: se voltea el territorio B
- Ronda 5: se voltea el territorio C
- Ronda 6: se voltea el territorio D
- Repartir Cartas de Arma. En orden de turno, comenzando por el jugador inicial, cada jugador recibe una nueva carta de arma del mazo, que coloca en su zona.
- Acciones. Este es el núcleo de la ronda. Comenzando por el jugador inicial y continuando en el sentido de las agujas del reloj, los jugadores disfrutarán de turnos alternados para ejecutar una acción, colocando los vikingos necesarios según la columna a la que esta pertenezca. Si se ejecuta una acción de la tercera columna se recibe una carta de oficio. Si se ejecuta una acción de la cuarta columna, se puede jugar una carta de oficio. Si un jugador se queda sin vikingos, dejará de disfrutar turnos en este paso, saltando este al siguiente jugador con vikingos disponibles. Este paso finaliza una vez que todos los jugadores se han quedado sin vikingos.
- Nuevo Jugador Inicial. Se pasa el reno de jugador inicial al jugador que haya colocado el último vikingo en el tablero de acción.
- Ingresos. Los jugadores reciben tantas monedas como la menor cantidad mostrada en las diagonales de ingresos de su tablero personal y territorios.
- Cría de Animales. Los jugadores que dispongan de al menos una pareja de ovejas y/o reses disfrutarán de una fase de cría. Pueden darse dos casos:
- Que en la pila de animales del tipo correspondiente no haya ninguno en gestación. En este caso se voltea una de las losetas de la pila de ovejas y/o reses (colocándola por el lado con un valor mayor de puntos de victoria).
- Que en la pila de animales del tipo correspondiente haya uno en gestación. En este caso se voltea la loseta en gestación (volviéndola a poner por el lado frontal de menor valor de puntos de victoria) y se recibe un animal del mismo tipo de la reserva.
- Preparar el Banquete. Los jugadores deben organizar alimentos y monedas para rellenar la fila inferior del track de banquete para ocupar todos los espacios disponibles, desde el comienzo hasta la última casilla libre antes del siguiente vikingo en la reserva). Para ello deberá utilizar fichas naranjas, rojas y monedas. Solo hay 2 reglas que cumplir:
- No se pueden poner 2 piezas consecutivas (rojas o naranjas).
- Si se utilizan varias piezas del mismo tipo, solo una de ellas podrá colocarse en apaisado (no importa cuál).
- Por cada espacio que un jugador no pudiese completar, recibirá un marcador de sanción del Thing.
- Recibir Recompensas (no se ejecuta en la última ronda): los jugadores reciben de la reserva general aquellos artículos y materiales que estén impresos en su tablero, territorios o edificios que tengan completamente rodeados (las 8 casillas).
- Recursos (no se ejecuta en la última ronda): se preparan los recursos para la nueva ronda:
- Se retira un recurso de cada tira de montaña (el situado más a la izquierda).
- Si en la tira de montaña no quedasen materiales (piedra, madera o mineral), esta se retira, aunque aún tuviese monedas.
- Se revela una nueva tira de montaña, y se colocan los materiales ilustrados sobre cada silueta.
- Recuperar Vikingos (no se ejecuta en la última ronda): cada jugador toma todos los vikingos de su color y los coloca en su tablero personal.
Tras esto, se procede a comenzar una nueva ronda (salvo que fuese la última).
Durante la ronda, hay ciertas acciones que los jugadores pueden ejecutar en cualquier momento (sea su turno o no):
- Cubrir zonas del tablero con piezas. Una vez colocadas no podrán ser desplazadas (aunque se podrá probar como quedan). Lo recomendable es acumular las piezas hasta el final de la fase de acciones, para así tener todas las piezas disponibles. Por supuesto, hay que cumplir las reglas de colocación de cada elemento (tablero, territorio o edificios).
- Comprar Barcos. El jugador devuelve a la reserva las monedas correspondientes y toma el barco elegido, colocándolo en su tablero.
- Armar un Barco. El jugador coloca un mineral en uno de los espacios vacíos de un ballenero o un drakkar. Este mineral ya no podrá retirarse de este barco, y se perderá si el barco realiza una migración.
- Ejecutar Acciones de Oficios (fondo azul). En cualquier momento se puede ejecutar las acciones que estos oficios proporcionan.
Las acciones que un jugador puede ejecutar en el paso 5 están agrupadas por tipos:
- Producción: son casillas en las que se reciben artículos y materiales. En algunos casos el jugador debe entregar monedas a la reserva y en otros el beneficio es condicional.
- Intercambio: son casillas que proporcionan bienes a cambio de otros. De esta forma se pueden obtener barcos, edificios o losetas especiales.
- Montaña: son acciones que permiten tomar recursos de las tiras de montaña o mejorar bienes a su forma superior (naranja→rojo→verde→azul).
- Comercio Exterior (requiere al menos un knarr): permite mejorar piezas verdes o comprar piezas especiales a cambio de monedas.
- Migraciones (requiere un knarr o un drakkar): permite voltear una ficha de barco y colocarla en la zona del banquete. Proporciona puntos de victoria y reduce las necesidades de comida. Los minerales que estuviesen sobre el drakkar se pierden.
- Caza: los jugadores tendrán que pagar una serie de elementos indicados en la acción (cartas de un tipo de arma y/o madera/piedra) según una tirada de dado (naranja o azul). El jugador podrá relanzar hasta 3 veces. En caso de no poder/querer pagar, el jugador recibe una carta de arma y un recurso de los que se podían utilizar como pago y, en algunos casos, recuperará vikingos. En el caso de la caza de ballenas es necesario disponer de al menos un ballenero, los cuales aplican descuentos según el número de minerales que muestren (impresos o colocados).
- Incursiones y Pillaje: funciona a la inversa que la caza. Los jugadores realizan una tirada de dado y mejoran su valor utilizando cartas de espadas (armas) y/o piedras. Según el valor alcanzado, podrán tomar una ficha de articulo azul o pieza especial que tenga un valor de fuerza igual o inferior al obtenido. De nuevo, en caso de fracaso, se recibiría una piedra y una carta de espada.
- Nuevos Territorios (requieren tener al menos un barco de determinado tipo): permite al jugador tomar de la reserva el territorio indicado en la acción, pasando a formar parte de su zona de juego. Si tuviese monedas acumuladas, estas pasaran a manos del jugador.
- Oficios: permiten robar y jugar oficios.
- Acciones de Repetición (solo con 4 jugadores): permiten copiar una acción ocupada del tablero.
Fin de la Partida
La partida finaliza tras el banquete de la séptima ronda. Se procede a la puntuación final, anotando los siguientes puntos:
- En Positivo:
- Puntos por Barcos en el muelle.
- Migraciones.
- Territorios.
- Cobertizos y Casas.
- Ovejas y Reses.
- Oficios.
- Monedas que el jugador posea.
- Últimos Ingresos (salvo que el jugador necesitase las monedas).
- Corona Inglesa.
- Negativo:
- Casillas con puntos negativos del tablero principal.
- Casillas con puntos negativos de territorios.
- Casillas con puntos negativos de casas y cobertizos.
- Sanciones del Thing.
El jugador con más puntos de victoria será el vencedor. En caso de empate, se comparte la victoria.
Variantes
- Partida más Corta: los jugadores pueden optar por jugar con el reverso del tablero personal, jugando una ronda menos. Se comenzará con un vikingo más.
- Modo en Solitario: el jugador toma los vikingos de dos colores, de forma que alternará entre ambos según las rondas (las impares jugará con un color y las pares con el otro). Así, en el paso de recuperar vikingos, solo tomará aquellos que ya estuviesen en el tablero al comienzo de la ronda (en la primera ronda no se recuperan vikingos). Por lo demás, el juego no se ve modificado en ningún aspecto. El objetivo es intentar alcanzar la mayor cantidad de puntos de victoria posible.
Opinión Personal
Bueno, llegó la hora. Tras más de un año de espera, por fin tenemos un juego «serio» del profeta Rosenberg en nuestras manos. Como si de un espécimen porcino se tratase, parece como si hubiese estado un año engordando para llegar al banquete en su punto, con una caja enorme y sin aire en su interior que supone un nuevo record volumétrico. Que es más grande está claro, pero, ¿será mejor? Vamos a verlo, no sin antes agradecer a Devir la cortesía de enviarnos la copia con la que hemos podido montar una tochorreseña™ de categoría.
Muchas veces se critica a grandes diseñados como Stefan Feld o Reiner Knizia por reaprovechar sus diseños. Aunque a veces es cierto (especialmente en el caso del doctor en matemáticas), podemos asegurar sin temor que es Uwe Rosenberg el mayor churrero del mundo eurogamer. Feld y Knizia reimplementan conceptos, pero es que Uwe parece que toma el diseño completo y le intenta dar un nuevo enfoque. De ahí que la mayoría de sus grandes éxitos compartan casi el mismo eje conductor. Si me apuráis, casi el mismo tema. Vendría a ser algo así como las series televisivas procedimentales, esto es, asimilado el patrón habitual de un capitulo, es fácil identificarlo en el resto.
Así que, cuando nos enfrentamos a un nuevo diseño de caja grande Rosenberg, deberíamos tener claro lo que nos vamos a encontrar. Normal que el diseñador alemán provoque urticaria en los amantes de lo nuevo e inesperado. Aquí pisamos sobre seguro, tanto para lo bueno como para lo malo.
Como ya he comentado en numerosas reseñas, podríamos catalogar a los juegos de Rosenberg según dos líneas de desarrollo encabezadas por las que, para mí, son sus dos grandes obras maestras: Agricola (aquí su tochorreseña) y Le Havre (aquí su tochorreseña). El primero supone un ejercicio de optimización sobre acciones y desarrollo de motores de generación de recursos. Le Havre, por su parte, se centra más en la promoción de artículos, tomando materias primas y optimizando procesos productivos para alcanzar el mayor beneficio posible según las posibilidades que ofrece el tablero. A pesar de tener ambos como mecánica principal la colocación de trabajadores, las sensaciones y el desarrollo de la partida son muy distintas.
Tras estos, Uwe ha ido probando conceptos, rehaciendo, innovando ligeramente. La lista no es corta: At the Gates of Loyang, el defenestrado Merkator, Ora et Labora, Caverna, Glass Road, Fields of Arle y, finalmente, el juego que hoy nos ocupa, El Banquete de Odín.
El resumen rápido de lo que nos ofrece este nuevo cajón relleno de cartón, principalmente, y madera es una especie de fusión entre Patchwork (aquí su tochorreseña) y su componente puzle y Fields of Arle (aquí su tochorreseña). Si no os gusta ninguno de estos títulos, ya podéis ir descartando este diseño, porque difícilmente la fusión os encajará.
Empecemos por los puntos en común con el penúltimo gran diseño de Rosenberg. Nos volvemos a encontrar con un juego de colocación de trabajadores con una cantidad de opciones increíble. Si en Fields of Arle disponíamos de, aproximadamente, 30 acciones (aunque divididas en dos grupos de 15 para rondas pares e impares), aquí nos encontramos con, nada más y nada menos que, 60 acciones. ¡Oh amantes de la parálisis por análisis, regocijaos!
A parte de la enorme cantidad de opciones distintas, el primer punto de agobio que nos generará El Banquete de Odín es no tener nada claro sobre qué acción es más interesante ejecutar ahora o más adelante, y que costará muchas partidas quitarse de encima. Y es que, a diferencia del juego ambientado en la Baja Sajonia, cuesta mucho encontrar los elementos a desarrollar.
Bueno, miento. Hay un gran y llamativo elemento a desarrollar y que sirve de eje vertebrador de El Banquete de Odín. Me refiero al gran espacio cuadriculado del tablero individual repleto de casillas con puntos negativos. El objetivo primordial será rellenar estos espacios con diversos artículos que tendremos que obtener mediante la combinacion de muchas de las acciones anteriores.
Podríamos decir que El Banquete de Odín es un gran puzle a siete rondas en el que los jugadores se «fabrican» sus piezas. Empezamos la partida con una mano delante y otra detrás, y, poco a poco, iremos colocando piezas verdes y azules, con alguna loseta especial y monedas o minerales para rellenar los pequeños huecos que dejemos intentando aumentar nuestra producción. Este, y no otro, es el factor de desarrollo. Muy ligero, eso sí.
En cierto modo, volvemos al punto de partida que supuso Le Havre, en el que los jugadores realmente no desarrollaban motores de generación de recursos, sino que lo que buscaban era la optimización de un proceso de producción. Las materias primas había que ir a buscarlas para, posteriormente, procesarlas y convertirlas en puntos de victoria. Pues aquí el fundamento es exactamente el mismo. Los jugadores actuarán en pequeños ciclos (una o dos rondas) en los que tomarán recursos y los moldearán gracias a las acciones y los oficios para rellenar de la forma más eficiente su tablero personal.
La gracia está en que esto solo sirve para no perder puntos. ¿Y dónde se ganan? Pues, básicamente hay tres grandes fuentes de puntuación, que, dependiendo de por cual nos decantemos en cada momento, influirán notablemente en nuestras decisiones a la hora de colocar trabajadores.
La primera y más directa son las migraciones. Nos permiten obtener una cantidad importante de puntos y, además, un descuento en la fase de alimentación. De nuevo volvemos a Le Havre y ahí tenemos los barcos que, cuando los fabricábamos, obteníamos un descuento de comida y puntos de victoria. Sin embargo, a diferencia que, en el juego del puerto francés, aquí los barcos no pueden ejercer su poder si migran, es decir, que no es tan sencillo tomar la determinación de «perder» un barco para asegurar los puntos, ya que muchas de las acciones importantes requieren que este barco esté disponible en nuestro tablero. Si a esto le sumamos que cada ronda que pase se encarece el coste de migrar, pues ya tenemos el dilema montado. ¿Migrar pronto y barato a costa de no poder acceder a muchas acciones hasta que no consigamos otro barco? ¿O aguantar el navío, aprovechar su potencia para desarrollarnos y migrar en los momentos finales de la partida, ya con unos buenos ingresos? Todo esto sin tener en cuenta a los rivales, aunque hay 2 acciones para migrar.
La segunda y menos interesante a priori son los edificios y los territorios. Funcionan como extensiones del tablero principal, añadiendo un mayor espacio a rellenar con piezas (en el caso de los edificios con unos requisitos más laxos), aunque proporcionando una cantidad fija de puntos de victoria (reducida inicialmente por las casillas con valor negativo). Esta es la principal diferencia, ya que el tablero principal no proporciona puntos. Simplemente resta. Como digo, en las primeras partidas lo veremos como una opción remota y descabellada. ¡Con lo que cuesta rellenar el tablero principal! ¿nos vamos a hipotecar en más tableros a cubrir con piezas? Sin embargo, estos tableros extra son la vía más potente para aumentar nuestra producción, tanto monetaria como de artículos. Cada isla tiene sus peculiaridades. Y los edificios, sobre todo, proporcionan puntos de forma sencilla. Tal vez el menos interesante de todos sería el cobertizo, que no deja de ser una vía para rentabilizar excesos de stock en madera y piedra con una acción simple, ya que un drakkar (que solo cuesta 2 maderas) ya proporciona los mismos puntos.
La tercera y más clásica en los diseños de Uwe Rosenberg es la cría de ganado. En este título encontramos ovejas y vacas, pero, a diferencia del resto de títulos, aquí únicamente proporcionarán puntos, y son el motor más claro de generación que se puede desarrollar. Cuanto antes tengamos una pareja de uno de los dos tipos de animal, antes empezaremos a generar puntos de forma progresiva, con un animal nuevo cada 2 rondas sin tener que hacer absolutamente nada más. Como interés adicional, potencian ciertas acciones en las que podremos obtener más artículos dependiendo del número de animales que tengamos en nuestros establos. Pero hay que olvidarse de que estos animales produzcan algún elemento de forma autónoma. En caso de necesidad podríamos comernos alguna en un banquete, pero es una opción muy poco óptima.
Luego existen una serie de elementos que podrían considerarse residuales pero que, según la partida, pueden suponer una suma importante de puntos. Estos elementos son los Oficios, los Barcos y los ingresos. Los primeros proporcionan puntos, además de ciertos beneficios, los segundos potencian acciones y son puntos fijos, y los ingresos nos darán margen de maniobra, tanto a la hora de tapar huecos como a la hora de adquirir ciertos elementos que, sin dinero, serían más difíciles de obtener.
Así pues, cada partida de El Banquete de Odín es una pequeña lucha en un desarrollo del clan vikingo que controla el jugador en dos direcciones. Por un lado, en ir limando los puntos negativos con los que se comienza y, por otro, acumular puntos netos positivos según las fuentes anteriormente descritas.
Volviendo a las similitudes con Fields of Arle o Le Havre, básicamente nos encontramos con el mismo concepto, esto es, tomar materias primas, desarrollarlas y convertirlas en «puntos de victoria». La principal diferencia es que esa última conversión en este caso se realiza mediante una mecánica de puzle, ubicando espacialmente dichos recursos en vez de, simplemente, gastarlos.
Tal vez el defecto más importante que se le puede encontrar a El Banquete de Odín es, como ya he dejado caer sutilmente, esa falta de desarrollo. En la mayoría de juegos de Uwe se suele sentir una progresión a la hora de ejecutar las acciones, ya sea porque hemos optimizado ciertos medios que aumentan la eficiencia o porque obtenemos acceso a acciones más potentes que convierten en «obsoletas» a las iniciales. Salvo casos puntuales (como oficios o alguna acción que si muestra cierta progresión), aquí nos encontramos con ciclos cerrados que casi se podrían repetir durante la partida, con la única diferencia de producir algo más al final de la ronda. Pero se antoja insuficiente si lo que se busca es esta sensación. Lo que se nos propone es más una optimización de ciclos según las oportunidades que ofrezca el tablero y las circunstancias de nuestro clan. Pero es muy probable que en la última ronda hagamos cosas parecidas a las que hicimos en la primera.
En este sentido, dentro de la línea de juegos «pesados» que agruparía a Agricola, Le Havre, Ora et Labora, Caverna, Fields of Arle y El Banquete de Odín, el juego que hoy nos ocupa es, por mucho, el juego en el que menos sensación de desarrollo vas a tener. Cada turno supone un reseteo y vuelta a empezar, diferenciándose únicamente en las variaciones al comienzo de la ronda por los bienes que hubiésemos mantenido sin colocar en el tablero.
Siguiendo con la comparación, El Banquete de Odín es, además, el juego menos exigente en cuanto a fases de alimentación se refiere (en Ora et Labora no hay fase de alimentación per se, pero sí que se debe pagar comida a la hora de colocar los asentamientos). En todos los juegos anteriores había que agenciarse la comida suficiente para no pasar hambruna. El nivel de exigencia máximo se situó con Agricola y Le Havre, el comienzo de todo, a partir de los cuales se ha ido rebajando paulatinamente el nivel. Ya en Fields of Arle o Caverna resultaba complicado no disponer de algún elemento que llevarse a la boca. Pero es que, en El Banquete de Odín, ya de entrada, nos regalan comida en 4 de las 7 rondas así, por nuestra cara bonita. Algunos me diréis que sí, que no se pueden colocar piezas del mismo color de forma consecutiva y deben transformarse algunas. Otros me diréis que en realidad no son más que unos ingresos encubiertos que, probablemente, empleemos en transformarlos para alcanzar piezas de mayor valor. Pero lo que está claro es que aquí, desde el primer turno, ya nos están regalando cosas. A mí, personalmente, no me gusta. He crecido en el mundo de los juegos de mesa sufriendo en cada cosecha de Agricola. Me gusta ganarme el pan con el sudor de mi frente.
Algo similar ocurre con los trabajadores. En cada ronda dispondremos de un vikingo más que mandar a currar sin que tengamos que hacer absolutamente nada. En Agricola o Caverna era una decisión a tomar. Arriesgar y tener unos costes de mantenimiento mayor a cambio de más acciones o ser conservadores y no tener que alimentar tantas bocas. Ya en Fields of Arle se eliminó este concepto y a mí me supo bien. El sistema se centraba en la optimización de las acciones mediante las herramientas. Aquí tenemos una especie de hibrido que no termina tampoco de convencerme. Es una restricción encubierta, ya que en las primeras rondas los jugadores rara vez se lanzarán a ejecutar acciones de la última columna, ya que se quedarán prácticamente sin margen de maniobra para todas las cosas que hay que hacer.
Esto me lleva a otro detalle que tampoco me encaja. De hecho, hasta me sorprende viniendo de Uwe Rosenberg. El diseñador alemán siempre se ha caracterizado por cuidar la escalabilidad con mucho mimo. Sin embargo, aquí el único elemento modulable que tenemos es que a 4 jugadores hay una fila de recursos más y la opción de copiar un par de acciones en cada ronda. El resto del tablero no sufre ninguna modificación. Esto provoca que a 2 jugadores haya libertad absoluta y rara vez veas tus planes frustrados por el rival, siendo el juego de Uwe más multisolitario que ha diseñado (mucho más que Ora et Labora), mientras que a 4 hay tortas por algunas acciones, como pueden ser las migraciones.
Si me gusta el sistema de orden de turno. Se premia al jugador que diversifique y no opte por acciones potentes. La siguiente ronda la comenzará aquel que haya colocado el ultimo vikingo sobre el tablero, lo que implica que los demás han tenido que agotar su reserva de vikingos más rápidamente al usar acciones que requieren más trabajadores. Le añade una pequeña capa de decisiones en este sentido, ya que en algunas rondas nos interesará asegurarnos el primer jugador, por lo que tendremos que ir con el freno de mano echado para no ponernos en cabeza en cuanto a número de vikingos sobre el tablero.
También me parece un soplo de aire fresco en los diseños de Rosenberg la incorporación de ese sutil push your luck con tiradas de dados a la hora de resolver ciertas acciones. Los elementos a entregar dependerán de la suerte que tengamos a la hora de realizar las tiradas, pero es un riesgo a correr relativamente controlado, ya que sabemos hasta cuanto podemos llegar. Pero me gusta bastante esos momentos en los que te la juegas intentando obtener una tirada más interesante que la anterior y te sale rana. En una partida muy muy ajustada puede suponer la diferencia entre la victoria y la derrota, aunque no es lo habitual. Pero la posibilidad ya le añade un punto de emoción que se agradece.
Más cosas agradables, al menos en parte. Me refiero al tema. Es cierto que volvemos a la misma historia de cosechar, dar de comer, intercambiar recursos, etc. Pero se ha intentado dotar a todo el conjunto de cierta coherencia historia. Esto tiene su máxima expresión en el almanaque, que casi podría considerarse una lección de historia, donde se sitúan históricamente casi todos los elementos que manejamos en el juego. El problema es que apenas vemos reflejado esto mecánicamente. La mayor parte del tiempo estaremos pensando en cómo obtener una pieza que me encaje en ese hueco vil que hemos generado casi sin querer al ir colocando artículos de cualquier forma. Se agradece el esfuerzo, pero ni por asomo sentiremos la inmersión temática que se alcanzaba con Agricola.
La rejugabilidad es otro de los puntos fuertes del juego. Como ya habréis supuesto, la cantidad de oficios y de acciones permiten desarrollar partidas diversas. Aun así, la cabra tira al monte y, una vez que detectemos un patrón de actuación que nos satisfaga ligeramente, será difícil salir de la zona de confort y buscar caminos alternativos.
Y ya que menciono a los oficios, aquí detecto otro detalle incongruente. El juego incluye casi 200 oficios distintos cuando luego, en la partida, difícilmente llegas a jugar más de 5. Cuesta robarlos y más aún jugarlos. Es habitual que parezca más interesante dedicarse a las acciones y, si aparece un oficio interesante, pues se aprovecha. Pero se antoja complicado centrar el desarrollo de la partida en torno a este elemento De ahí que sea sorprendente que solo nos entreguen uno al comienzo de la partida. A lo mejor dentro de 10 partidas veo la luz y cambio de opinión. Pero creo que habría sido más interesante ofrecer una mano inicial con unos cuantos oficios entre los que escoger, y no solo uno.
Con todo, El Banquete de Odín tiene un sabor diferente a todas las producciones anteriores de Rosenberg, lo que no tiene por qué ser necesariamente bueno, sencillamente es distinto. El eje central es la obtención de piezas y su posterior ubicación al más puro estilo Patchwork, y si esto no te satisface, es posible que pueda parecerte el peor título del diseñador alemán. Ahora, si disfrutas de la mecánica de puzles, El Banquete de Odín es un título mucho más recomendable que otros que si resultan ser refritos y vueltas al mismo concepto.
Si tuviese que hacer una clasificación ahora mismo de los juegos que pertenecen a la familia de juegos «duros» de Rosenberg, Agricola/Caverna y Le Havre seguirían en la cúspide, con Fields of Arle y el juego que hoy nos ocupa en un escalón inferior muy parejo. Sigo dejando a Ora et Labora en el fondo por monótono y largo.
Pasemos a la edición. En general, el acabado es correcto. No soy muy amigo de la textura del cartón que utilizan en Feuerland. Es demasiado poroso y tiene a sufrir bastante con los roces, a pesar de tener un grosor generoso y ser bastante resistentes. Las cartas tampoco son nada del otro mundo, con un gramaje justito y una respuesta elástica no muy allá. Lo más destacable del conjunto es, sin duda, las bandejas clasificadoras para las losetas de cartón. No son especialmente robustas, pero cumplen a la perfección y nos ahorran unos eurillos. Ya que se pusieron a ello, también podrían haber incluido algo para los elementos de madera, que si mantienen el nivel habitual en los juegos de Rosenberg. El reglamento está magníficamente estructurado y es relativamente sencillo ponerse a jugar con una lectura simple. Eso sí, la edición española tiene algunos detalles incorrectos, por lo que os recomendaría que os pasaseis por el hilo de dudas de la BSK antes de empezar a jugar.
Tengo que hacer mención al setup y al mantenimiento durante la partida. La preparación es un poco engorrosa, especialmente por tener que desplegar el tablero central de piezas especiales y ubicar cada una. También cansa un poco el sistema de suministro de recursos, teniendo que estar quitando y poniendo elementos al final de cada ronda. Parecía que habíamos superado esta historia con Fields of Arle, pero aún quedan vestigios.
Llegamos al aspecto artístico, donde nos encontramos, de nuevo, con uno de mis ilustradores archienemigos, el señor Lohausen. Ya sabéis que no es santo de mi devoción, especialmente cuando pinta personajes en primer plano. Afortunadamente, no es el caso (a excepción de la portada). Tanto los tableros como las piezas de cartón son más que correctas y la poca simbología que aparece impresa es clara, discreta y no deja lugar a dudas. No diré que es bonito, pero al menos no dan ganas de llamar a un exorcista ante esos personajes sin alma a los que nos tiene acostumbrado.
Y vamos cerrando ya. El Banquete de Odín es el diseño que más se aleja de los títulos a los que nos tiene acostumbrados gracias a tener como eje central la mecánica de puzles. Es cierto que, durante la partida, la sensación de desarrollo no es especialmente palpable, siendo cada ronda como un pequeño ciclo de producción. Si no disfrutáis de los puzles, es más que probable que os decepcione. Pero si este sistema os atrae, las partidas resultan tremendamente entretenidas por la multitud de opciones. Por todo esto le doy un…
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Pedazo de reseña, como siempre :))) pero creo (no le he pasado todavía por el hilo de la BsK para ver los errores), que a 4 jugadores en la última ronda no se saca nueva tira de montaña, si no recuerdo mal lo dice expresamente el reglamento (no es que falte una). No obstante cuando llegue a casa lo reviso. Saludos!!!
Tiene usted razon, señorita. No se por qué interpreté otra cosa. Corrijo ahora mismo. Gracias!!
Extensa y muy detallada reseña, gracias por el trabajo.
En resumen: Otro mamotreto con 60 acciones, 16 recursos dobles, 200 oficios etc, etc. Las creaciones de este autor me recuerdan a las palabras de mi abuelo: «Burro grande ande o no ande».
No es un juego para mi; demasiado abrumador.
La verdad es que abruma. Pero una vez asimilado el tema de como ir consiguiendo los recursos y como procesarlos, así como cuales son las 3 fuentes principales de puntos, el juego es bastante mas flexible que cualquier otro de Uwe.
Saludetes!
En mi caso este se sitúa en el 2 de los Rosenbergs, al Le Havre no acabo de pillarle el punto, Caverna no me aporta nada sobre el genial Agrícola y FoA no lo he probado (y veo dificil que lo haga), OeL no me disgusta tanto como a tí, pero esta lejos del Festín. Yo tambien pienso que es lo mas distinto que ha echo Uwe ultimamente ¡y me encanta! Como pega le pondría el AP que me genera y el dolor de cabeza con el acabo las partidas, pero por otro lado eso es una especie de «droga» que adoro en los euros duros. En cuanto a la escalabilidad… para mi tiene una pega distinta: sólo lo he jugado a 2 y la verdad es que me da muuucha pereza probarlo a más.
En cuanto a duración de la partida, por lo que te he oído y leído eres un máquina y yo soy APman, pero ¿de verdad lo jugais en media hora por jugador?
Hola Misut! Es la primera vez que te escribo y antes que nada te felicito por tu trabajo y aportaciones en este blog. Muchas veces me ayudas para saber que juegos comprar.
En segundo, tengo una duda con el Banquete de Odín específicamente en la fase 2: Cosechar. Cito de manuales en inglés y español.
«One of each crop with a 1,2,3 OR 4»
«Recibes una ficha de cada tipo de producto QUE TENGAS con el número 1, 2, 3 O 4»
Entonces no sé como resolver esto, primero en inglés entiendo literalmente una de cada tipo con un 1, 2, 3 o 4. Esa «O» me dice que solo un guisante + haba + lino que tienen las 3 el número 1, o 1 cereal o 1 col o 1 fruta.
Y en español me dice de cada producto que ya tenga. En alguno de los manuales debe haber un error.
Ojalá puedas ayudarme. PD: Aún no juego mi primera partida.
Saludos desde México.
La regla en inglés está bien. Recibes una ficha amarilla dependiendo del valor que aparece en el tablero de jugador. En la primera cosecha una ficha de cada recurso que muestra un 1, en la segunda una ficha de cada recurso que muestra un 1 o un 2., en la tercera una ficha de cada recurso que muestre un 1, un 2 o un 3. El or es porque las fichas solo muestran un numero. Si hubiese usado and, la confusión sería mayor, porque podrias pensar que las fichas pueden contener varios valores.
Un saludete!
Disculpa pero creo que has cometido un error en la reseña. Los fichas de animal pueden consumirse durante el banquete y tu específicas que no. Además las fichas de animal son rojas y por tanto pueden subirse como el resto de fichas a verde mediante la acción correspondiente.
Ante todo, no hace falta disculparse. A veces redacto a altas horas de la madrugada y cometo pifias en la parte mecánica que, además, luego ejecuto correctamente. Ya lo he corregido! Muchísimas gracias.
Hola, gracias por tu reseña, me interesa saber si es un juego muy multisolitario. No lo pienso para dos jugadores, sino a 3 y 4. Saludos
Hombre, tan multisolitario como lo quieras ver. Es cierto que la cantidad de opciones es enorme y tal vez uno siente que si no puede hacer algo mediante una acción (porque la han ocupado) tiene una alternativa para conseguirlo. La interacción existe, pero es sutil. Es mas intensa en otros juegos de Uwe.
Que tamaño mínimo de mesa necesitaria para este juego?
Pues tampoco es especialmente grande el despliegue. Lo puedes ver en la foto de la partida preparada. Diría que una mesa normal.
Buena tarde podrían decirme que Yam dependiente es del idioma inglés en porcentaje no creo tener problemas con un inglés básico me ayudan gracias
No es especialmente dependiente. Algunas cartas y algunas acciones y con el reglamento se puede solventar
Uff. Entre la burrada de acciones, que el rollo puzzle no me entra por la vista (jamás lo he probado, lo confieso) y la cantidad de material que elevan el precio no me llama este título.
Querría tener al menos un Rosenberg a mi ludoteca pero por lo que llevo analizado hasta ahora, me da la impresión de que es un autor que no me va a encajar. Por suerte aun me queda algún juego suyo por investigar.
Yo te recomiendo Le Havre. Para mí, junto a Agrícola, su mejor diseño. Elegante y conseguible a un pre io razonable.
Entiendo Toche; Rosenberg acostumbra a crear juegos sesudos sin azar y para ello mete muchas mecánicas, opciones, etc que llegan a abrumar al jugador medio o casual. Sólo son aptos para mentes intrépidas y frescas. El Le Havre es un buen juego, me gusta, pero CUIDADO, para 2-3 jugadores incluso en solitario. A 4 o más es muy incómodo.
Lo más fácil que he jugado de Rosenberg es el Glass Road, a 3 jugadores dura hora y media y exceptuando las puntuaciones diversas de los edificios, no es lioso. Hay una versión «family» del 2016 del Agricola, apta para 8 años y aunque no la he probado te recomiendo que la investigues: https://boardgamegeek.com/boardgame/205418/agricola-family-edition
También del Agricola original, hay un modo familiar o básico que omite las cartas de oficios y otras cosas, la veo preferible, pero sucede que todos los que tienen el Agricola quieren jugarlo «a tope», así que no la he catado. Tanto éste como el Caverna o el Ora et Labora duran 45′ por jugador, en mi opinión cuantos más jugadores más coñazo son. Los veo ideales como solitarios. Son buenos juegos, pero para un reducido número de súper-jugadores de culo duro y mente computacional.
En resumen: Mírate el Glass Road y el Agricola Family edition 2016.
Si, Le Havre es uno de los que tengo pendientes de investigar.
Otro es Hallertau, al que parece que mi parienta está mas predispuesta por haber oído buenas palabras sobre él a Masivi.
Cualquier candidato a entrar en la ludoteca es mayormente para jugarlo solo con ella puesto que solo tenemos un par de amigos en este mundillo y son aun mas novatos que nosotros. Por eso me veréis preguntar mucho por el funcionamiento a dos si no me ha quedado claro por la reseña.
El tema del Agrícola no me atrae mucho, puestos a mirar uno de esos miraría Caverna pero tampoco me ha entusiasmado sobre todo por la cantidad de cartón que trae. Además estos dos están agotados, no?
Saludos.
Caverna hubo una reimpresión hace no mucho y no sé si en alguna tienda quedará- Pero vamos, todos los juegos de Uwe traen cartón. Tu hazme caso. A nivel de diseño, Le Havre y Agricola son los top. Y si no quieres un follón de diezmil acciones y que escalen bien a dos, esos son los primeros a los que tienes que atender. Le Havre va especialmente bien a dos.
Ah, y el Campos de Arle xD
No he probado el Hallertau ni el Campos de Arle, pero por la duración estimada en la BGG (140′ y 120′ respec. y el último sólo con 2 jugadores) me temo que sean dos «tochos». Al Glass Road le estiman 80′ en la BGG (hasta 4 jugadores). Sopesa que las duraciones estimadas en la BGG son «optimistas».
Un saludo.
Hola!
Hasta que punto es determinante la acción de las migraciones? ¿hace que el marcador se decante a favor del jugador que implemente ésta acción varias veces? ¿que se gana y que se pierde con ésta acción?
Hombre, son muchos puntos y te ahorras un par de espacios en el track de alimentación. El problema es que pierdes el barco, y sin ellos no puedes comerciar o saquear (tienes que tener al menos uno del tipo correspondiente). Es una forma importante de hacer puntos, pero muy costosa, porque si lo haces pronto, te cuesta poco pero apenas has disfrutado del barco. Si lo haces tarde, te cuesta mucho y si no has arrancado el motor de generacion de ingresos resulta muy complicado.
Ante todo agradecerte iMisut tu dedicación y buen trabajo en las reseñas. Es un disfrute leerlas a los que comenzamos en el mundo de los juegos de mesa. Después del Carcassonne y Ticket to Ride me apetece meterme con Agrícola, pero me gustaría que también la familia empezara jugar. Por eso me crea la duda de si comprar la versión clásica o la versión family. Gracias y un saludo…!!!
Ve a por la versión clásica. Es un juego bastante accesible. No te preocupes por «la profundidad del juego» que es facil asimilarlo.
Aprovechando la reedición, me he hecho con el juego base y la expansión. En mi opinión, Los noruegos sí mejora el diseño; sin añadir apenas nuevos conceptos, lo redondea, sobre todo con el tablero de acciones escalable según el número de jugadores.
El juego me divierte y me gusta, porque me gustan todos los de Uwe, pero me ha dejado sensaciones encontradas. Coincido con iMisut en que está un peldaño por debajo de los diseños más top del autor. Muchos dicen que es un «sandbox», pero a mí no me lo parece: hay tropecientas acciones, pero muchas son variaciones de la misma. Al final casi todo se reduce a conseguir y procesar losetas para rellenar tus tableros. No está mal que un juego se enfoque en algo, pero en este caso el despliegue en mesa y la duración de partida me parecen excesivos para la variabilidad que luego da. En este sentido, Campos de Arle lo hace mejor, en mi opinión. Hay más vías de desarrollo y cosas diferentes que probar. Supongo que es lo que esperaba encontrar en Odín al escuchar tantas veces que es un «sandbox».
¿Alguien más piensa como yo?
Lo del sandbox ya está mal aplicado a los juegos de mundo abierto, ni te cuento en el banquete de Odin o Arle solo porque todas las acciones están disponibles desde el primer turno…
Sí… Supongo que me lo quedaré porque soy un «grupie» de Uwe, pero no lo jugaré muy a menudo porque puede hacerse repetitivo.
¿ Un juego de Viking@s ?
FINAL DEL DEBATE .
Hola Iván, tengo una duda en como colocar las piezas en el almacén. ¿Es obligatorio empezar desde abajo a la izquierda? ¿O eso es sólo si quieres ir aumentando los ingresos? ¿Podria colocar directamente piezas por la parte de arriba tapando -1 siempre que no tape un dibujo de moneda?
Gracias de antemano.
Así es. Tu puedes tapar cualquier casilla. Solo es obligatorio que, al cubrir una casilla de ingresos, todas las casillas que estén a la izquierda y hacia abajo (digamos que las que forman el cuadrante con esa casilla de esquina superior derecha y la esquina inferior izquierda del tablero) esten cubiertas. Piensa que si no sería tremendamente complicado rellenar las islas adicionales.
Saludos!
Hola, tengo una duda, me ha quedado claro que puedo tapar cualquier casilla, pero luego tiene que estar adyancente a la que puse anteriormente? Es que el manual no especifica. Un saludo y gracias
No. El único requisito es que para tapar casillas con ingreso de monedas, hay que haber tapado todas las casillas a su izquierda y hacia abajo.
Este juego me resulta que tiene bastantes semejanzas con Campos de Arle, Agrícola y Le Havre, y, al tratar de tener una ludoteca contenida (100 juegos), creo que me resultaría demasiado redundante.
¿Cómo lo ves tú?
El tema del despliegue de poliominós le da su gracia. Con la expansión es muy recomendable.