Reseña: El Diablo en la Botella

Reseña: El Diablo en la Botella

Robert Louis Stevenson escribió El diablo de la botella en una de las Islas de Samoa en 1891. En el relato el haitiano Keawe decide visitar otras tierras y parte a San Francisco. Allí queda prendado de una hermosa casa cuyo dueño, sin embargo, es un hombre infeliz y solitario. El dueño de la casa, tras enseñársela, le explica el motivo de su aflicción: es propietario de una extraña botella que encierra un demonio que concede deseos excepto el de alargar la vida. Pero poseer la botella tiene consecuencias: si el dueño de la botella muere sin venderla antes arderá en el infierno. Para venderla hay un requisito obligado: venderla por un precio más bajo y que el comprador conozca su secreto. En este punto empiezan las aventuras de Keawe y la botella…

Así se nos presenta El Diablo en la Botella, el relato del famoso escritor escocés en el que se inspira el juego de cartas que hoy nos ocupa, un diseño de Günter Cornett (Kahuna, ¡Pingüinos!). El juego fue publicado en 1995 por Bambus Spieleverlag en una versión en alemán. Posteriormente ha ido recibiendo diversas reediciones. De entre los muchos ilustradores que han trabajado con este diseño, destacaremos a los encargados de la última versión, Tuuli Hypén y Jere Kasanen, quienes ya se ocuparon de M.U.L.E. The Board Game o Dungeon Rush.