Reseña: The Castles of Burgundy
Cuando descubres un nuevo autor, normalmente porque hemos probado uno de sus grandes juegos, solemos pasar por una fase de euforia en la que tenemos el impulso de conocer todo lo que ha publicado hasta la fecha. Nos metemos en la BGG, consultamos rankings, leemos y releemos reseñas, hasta que volvemos a caer en el consumismo lúdico. Y esto amigos es lo que me sucedió con el querido Stefan Feld. Cuando mi ludoteca aún se encontraba en sus albores, el hype de la comunidad se disparó tras la presentación en Nurenberg del ya famoso Bora Bora. Al poco tiempo decidí que ese juego debía ser mío. Y así fue. Tras quedar encantado con las mecánicas y sensaciones, entró en mí el fervor feldiano. Y así entró en mi ludoteca el que es a día de hoy el juego que mejor posición ocupa en el ranking general de la BGG: The Castles of Burgundy.
El valle del Loira durante el siglo XV. Como príncipes influyentes, los jugadores dedican sus esfuerzos a construir y comerciar con esmero para que sus dominios destaquen.