Reseña: El Banquete de Odín
El banquete de Odín es una saga en forma de juego. Revivirás los logros culturales, las expediciones comerciales y los saqueos de aquellas tribus que actualmente conocemos como “vikingos”, un término que, a finales del primer milenio tenía un significado algo distinto. Cuando los escandinavos se lanzaban a una incursión, decían que iban a hacer un “vikingo”. Sin embargo, estos nórdicos eran algo más que piratas. También eran exploradores, mercaderes y pobladores. Se dice que Leif Eriksson fue el primer europeo en llegar a América, mucho antes que Colón. El motivo por el cual estos pueblos se convirtieron en grandes navegantes fueron las difíciles condiciones agrícolas, ya que una mala cosecha podía implicar muchas penurias. En este juego podrás realizar incursiones y explorar nuevos territorios. También simularás las condiciones de vida más cotidianas, consiguiendo productos que te garanticen una posición holgada en la sociedad. Al final de la partida, el jugador que tenga las posesiones de mayor valor será el vencedor.
Así se nos presenta El Banquete de Odín, el último gran juego de Uwe Rosenberg, en una caja aún más grande que Fields of Arle o Caverna. El juego fue publicado en 2016 por Feuerland Spiele en alemán, con varias ediciones internacionales paralelas, como la de Z-Man Games en inglés, White Goblin Games en holandés, Cranio Creations en italiano o Filosofia Éditions en francés. De las ilustraciones se encarga, como es habitual con esta editorial, Dennis Lohausen, como ya vimos en Fields of Arle o Glass Road.