Reseña: Dungeon Lords

Reseña: Dungeon Lords

Se encuentran en una taberna; beben unas cervezas y antes que acabe la noche, un guerrero, un mago, un clérigo y un ladrón forman un grupo inseparable de aventureros, listo para erradicar la maldad en el mundo. ¿Y sabes qué? Resulta que cerca de allí algo maligno se esconde. Un señor oscuro ha llenado una colina cercana de túneles, trampas, tesoros y trolls. A la mañana siguiente (o por la tarde si bebieron demasiada cerveza) los héroes se ponen en marcha para conquistar la mazmorra y castigar al malvado señor (apoderándose de todos sus tesoros, por supuesto). Es un escenario clásico y cualquier aventurero veterano te dirá que así es como deben ser las cosas. ¿Pero qué ocurre con el señor oscuro? ¿Nadie piensa en sus sentimientos? Estos aventureros, que nunca han trabajado un día entero, no pueden ni imaginarse cuánto esfuerzo requiere construir una respetable mazmorra. No tienen ni idea de lo difícil que es cavar un túnel a través del granito, lo caras que están las trampas hoy en día, lo difícil que es encontrar diablillos cualificados o la comida que se necesita para alimentar a un troll. ¡Y la burocracia! Las mazmorras deben cumplir unas estrictas normas de seguridad, la extracción del oro está regulada y se aplican impuestos cada vez que al Ministerio de Mazmorras le place. Y en cuanto se construye la mazmorra, un grupito de aventureros llega y lo destroza todo. La vida no es fácil para un señor oscuro…

Así se nos presenta este Dungeon Lords, uno de los diseños más conocidos del gran Vlaada Chvátil (Through the Ages, Mage Knight, Space Alert o Código Secreto). El juego se publicó en 2009 por Czech Games Edition en inglés, siendo licenciado por varias editoriales, como Heidelberger Spieleverlag para la versión alemana, IELLO para la versión francesa, MINDOK para la versión checa o Hobby Japan para la versión japonesa. De las ilustraciones se encarga David Cochard, quien ya nos ha demostrado su talento en juegos como Dungeon Petz, Alquimistas, Genoa o Himalaya.

Reseña: Alchemists

Reseña: Alchemists

Hoy he recibido mi nuevo caldero. ¡Mi laboratorio está completo al fin! Llevo días recolectando y preparando los ingredientes ¿Qué mezclaré primero? Tengo un buen presentimiento sobre la pluma de cuervo y la raíz de mandrágora. Y todos dicen que nada puede ir mal con un sapo… ¿Pero que sabrán ellos? ¡Este es mi laboratorio! ¡Mi investigación! Cuando publique mis teorías seguro que muchos se unirán a mí. Estoy decidido a demostrar al mundo que mi mente es la más grande que jamás haya estudiado alquimia. Voy a encender el fuego, que es hora de trabajar. El conocimiento, las riquezas y la fama se encuentran en las turbias profundidades del caldero…

Así se nos presenta este Alchemists, diseñado por Matúš Kotry (siendo esta su primera publicación). El juego ha sido editado por Czech Games Edition este 2014 y ha sido una de las novedades que más ha llamado la atención en la Feria de Essen, agotándose en los primeros días. De las ilustraciones se encarga David Cochard, cuyo arte ya pudimos apreciar en juegos como Dungeon Lords, Dungeon Petz o Tash Kalar.

Reseña: Dungeon Petz

Reseña: Dungeon Petz

Como muchos sabréis, el juego que inauguró mi ludoteca es mi amado Agricola, de Uwe Rosenberg. Esta fue creciendo con el paso de los meses. Muchas mecánicas, temas distintos, juegos mejores, juegos peores. Pero había algo que no había logrado igualar ninguno de los títulos que pasaron a formar parte de mi colección respecto a mi primera adquisición: la capacidad de inmersión el tema que lograba. En Agricola realmente sentía que pertenecías a una familia de granjeros luchando por mejorar y alcanzar una vida mejor. Entonces comenzamos a buscar un juego que tuviese fama por conseguir precisamente este efecto. Lo que muchos catalogan como «tener alma» (algo de lo que los Eurogames suelen adolecer). Entonces dimos con Dungeon Petz.

La mazmorra estaba hecha añicos, su señor había sido destronado, ¡apenas quedaban picos en el almacén! Tiempos difíciles para un honrado diablillo… los diablillos regresaban a la ciudad arrastrando los pies, directos a la oficina del paro, cuando uno de ellos exclamó: ¿sabéis lo que necesita esta ciudad? ¡Una tienda de mascotas! ¿Una tienda de mascotas para los señores de la mazmorra? ¡Qué idea tan maravillosa! ¡Tan original! Tan… ¡lo que sea! Y nadie más ha pensado en ello, ¡sin competencia nos haremos ricos! Somos emprendedores por naturaleza. ¡Felicidades! acabas de abrir la primera tienda de mascotas de la ciudad. Justo al lado de la otra primera tienda de mascotas de la ciudad. Y cruzando la calle hay dos más… Tu corazón de diablillo rebosa optimismo. Sabes que tu olfato para los negocios, tu atención por los detalles y tu arte con la pala recogedora harán que los clientes te salgan por tus puntiagudas orejas. Ya lo dice el dicho: los diablillos de verdad siempre se levantan.