Ur, Nínive, Babilonia… Las primeras grandes ciudades en la historia de la humanidad aparecieron hace más de cinco milenios a orillas del Tigris y el Éufrates, en una fecunda región en la que se encuentra, según se ha podido constatar, el origen de la civilización. Cerca del año 3.000 a. C. surgieron, cerca de los ríos, los primeros grandes asentamientos. Al cabo de poco los agricultores empezaron a ampliar sus canales y sistemas de riego tierra adentro. Y la expansión no se detuvo aquí; también había que superar los problemas con el transporte. Así que los campesinos decidieron emplear los tornos de alfarero como ruedas para sus carros, de modo que se pudo transportar una cantidad ingente de alimentos. Pero este avance también tuvo sus consecuencias, ya que los mercaderes se vieron entonces obligados a registrar el creciente intercambio de mercancías. Para ello señalaron con incisiones las vasijas de barro e inventaron de este modo la escritura, antes incluso que los egipcios. Y junto a todo ello empezó a proliferar una multitud de funcionarios y sacerdotes. Mil años más tarde la vieja y próspera Ur fue destruida y el babilonio Hammurabi se hizo con el poder. Aparecieron nuevos reinos. Del norte vino el pueblo de los hititas y en la región de los dos ríos los habitantes de Assur, los asirios, se alzaron con el poder. A su vez, el rey Sargón fundó el imperio acadio, cuyas dimensiones no serían superadas hasta mucho tiempo después por Alejandro Magno. Durante varios siglos se sucedieron una dinastía tras otra. Sólo hubo una cosa que no cambió: en todo momento el progreso de la civilización vino acompañado por el auge y declive del poder, un viaje de lo más emocionante en el que la fortuna no sonrió a todos por igual. Esperamos que este juego te permita disfrutar de este fascinante recorrido por el origen de la civilización.
Así de trascendental se nos presenta este Tigris & Éufrates, uno de los juegos más famosos de nuestro querido Doctor Knizia. El juego tiene ya sus años, siendo publicado por primera vez en 1997 por Hans im Glück. Como era habitual en esta editorial por aquella época, Doris Matthäus se encargó de las ilustraciones, que ya se encargó de juegos tan famosos como El Grande o Carcassonne. Posteriormente, en la edición de Pegasus Spiele fue Tom Thiel el que se encargó de dar vida al juego, del que ya pudimos apreciar sus habilidades en Pandemia.