Reseña: Pentago
Introducción
Un juego de estrategia rápido y divertido que mezcla sencillez y sofisticación. El objetivo es conseguir crear una fila con cinco canicas de tu color en cualquier punto del tablero. Pero en tu turno no solo tendrás que colocarla canica en uno de los espacios disponibles: ¡también tendrás que girar uno de los cuatro cuadrados! Todo un reto tanto para jugadoras principiantes como para expertas.
Así se nos presenta Pentago, un diseño de Tomas Flodén (Nyans). Publicado por primera vez en 2005 por Tactic. Del diseño gráfico de las ediciones de KOSMOS se encarga Mårten Skoger.
Se encuentra publicado en español por SD Games (aunque el juego es completamente independiente del idioma). Permite partidas a 2 jugadores, con una edad mínima sugerida de 8 años y una duración aproximada de 15 minutos. El precio de venta al público es de 24,95€. Para esta reseña se ha utilizado una copia de la versión Jubliäum en alemán.
Importante: si ya conoces el juego y/o sólo te interesa mi opinión sobre el mismo, puedes pasar directamente al apartado de Opinión. Los apartados Contenido y Mecánica están destinados especialmente a aquellos que no conocen el juego y prefieren hacerse una idea general de cómo funciona.
Contenido
Dentro de una caja de cartón de 2 piezas (tapa y fondo), de dimensiones 26×26×5 cm. (caja cuadrada mediana de dimensiones similares a Coral), encontramos los siguientes elementos:
- 36 Canicas (18 de cada color) (de vidrio)
- Tablero (de plástico)
- Tapa (de plástico)
- Reglamento
Mecánica
Pentago es un abstracto en el que los jugadores deben ser los primeros en lograr conformar una línea recta de cinco canicas de su color sobre un tablero de dimensiones 6×6. En cada turno, el jugador activo colocará una canica de su reserva en un espacio libre del tablero. La peculiaridad la encontramos cuando, a continuación, deberá girar uno de los cuatro cuadrantes 90º (en cualquiera de los dos sentidos). Así hasta que alguien consiga el objetivo o se complete el tablero, firmando tablas.
Conceptos Básicos
Empecemos por el Tablero. Éste muestra una cuadricula de seis filas y seis columnas dividida en cuatro cuadrantes de nueve casillas. El detalle llamativo del tablero es que estos cuadrantes pueden girar sobre un eje situado en la casilla central del cuadrante.
Cada jugador dispondrá de un conjunto de Canicas de su color (negras o blancas). El objetivo es intentar conformar una línea recta de cinco canicas de su color.
Con esto tenemos suficiente.
Preparación de la Partida
- Se coloca el tablero entre los dos jugadores.
- Cada jugador escoge un color y recibe todas las canicas del mismo.
- Se escoge al jugador inicial de forma aleatoria.
¡Ya podemos comenzar!
Desarrollo de la Partida
Una partida de Pentago se desarrolla a lo largo de un máximo 36 turnos alternados por los jugadores (18 cada uno), comenzando por el jugador inicial.
En cada turno, el jugador activo debe, en primer lugar, colocar una bola de su reserva en un espacio libre. Tras esto, el jugador girará noventa grados en sentido horario o antihorario uno de los cuatro cuadrantes.
Tras esto, el turno pasa al jugador contrario.
Fin de la Partida
La partida finaliza cuando un jugador consigue formar una línea horizontal, vertical o diagonal de cinco canicas consecutivas de su color, proclamándose vencedor. Si el tablero se completa sin que ningún jugador haya formado la línea, la partida finalizará en empate. También se produce un empate si, tras girar la el cuadrante, se forman dos líneas, una de cada jugador.
Opinión Personal
Hoy vamos a analizar uno de esos abstractos que han logrado establecerse como un referente dentro del género, partiendo de un concepto relativamente visto pero aplicándole un giro de tuerca (o más bien de tablero) al asunto. Vamos a ver qué nos ofrece.
En Pentago, cada jugador dispone de dieciocho canicas con las que irá ocupando espacios en un tablero de treinta y seis casillas (seis filas y seis columnas). El objetivo es intentar conectar en línea cinco de ellas.
En cada turno el jugador activo simplemente ocupará un espacio libre con una de sus canicas y posteriormente, aquí viene la clave del juego, deberá girar uno de los cuatro cuadrantes del tablero, los cuales tienen un eje sobre el espacio central de dicho cuadrante.
Así, los jugadores irán alternando turnos hasta que alguno consiga este aparentemente sencillo objetivo, o bien se llegue a una situación de tablas al completar el tablero sin que ninguno de los contendientes lo haya conseguido.
Pentago no es el primero ni será el último juego que tendrá como objetivo principal para los jugadores formar una línea recta de elementos. Ahí tenemos esa maravilla que es YINSH (aquí su tochorreseña), Quixo o un clásico como Pente.
Aquí la clave fundamental es el giro de los cuadrantes, que obliga a los jugadores a hacer una proyección de cómo quedaría el tablero con cada giro en ambos sentidos. Es por eso que es muy importante ocupar las casillas centrales de cada cuadrante, las únicas que nunca cambian de posición.
El problema de Pentago es que, a pesar de tener una idea original al hacer al tablero parte de la combinatoria, no se genera la suficiente profundidad, ya que los jugadores tenderán a ir colocando las canicas de forma que, potencialmente, puedan conectarse y, paralelamente, mantener los cuadrantes a al menos dos giros para que el rival consiga lo propio.
Esto provoca que el desafío se diluya rápidamente, de forma que la rejugabilidad del diseño queda en entredicho, pues los abstractos necesitan generar esa sensación de toma de decisiones importante. Demasiado simple y demasiado táctico.
Además, genera cierta sensación de reiteración cuando un jugador insiste en desarrollar ciertas líneas, produciéndose una ida y venida, con un jugador girando un cuadrante en una dirección y el rival girándolo en la contraria.
Las primeras partidas seguramente dejen buen sabor de boca, pero se desinflará rápidamente. En este sentido, juegos de la serie de Gigamic, que compiten en el mismo segmento (abstractos de corta duración), Pentago le ganan en la comparación.
Pasemos a la producción. Probablemente sea el aspecto que ha aupado a Pentago a una posición que, tal vez, por calidad de diseño, no se merezca. El tablero de plástico con cuadrantes giratorios y, en las últimas ediciones, esa tapa para encerrar las canicas y poder llevarte el juego a cualquier sitio lo convierten en un producto muy atractivo. Las canicas de vidrio son estándar y el reglamento es claro y no deja lugar a dudas.
Y vamos cerrando. Pentago es un abstracto para dos que coge una idea tan básica como formar una línea de cinco elementos del color del jugador y le da un giro (nunca mejor dicho) al convertir al tablero en un elemento más sobre el que los jugadores pueden actuar. Desgraciadamente, no es suficiente para generar una profundidad suficiente como para que el juego mantenga el interés con el paso de las partidas, con un desarrollo previsible y, en ocasiones, reiterativo. Como introducción a este género de juegos puede funcionar gracias a su vistoso funcionamiento, pero pronto pasará a un segundo plano. Por todo esto le doy un…
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Salud
Este es de los abstractos que siempre veo mencionado por parte de gente que no es «tan» de abstractos. Creo que su éxito pasa más por ahí que por el público más especializado.
No lo he probado, pero es de los que me hacen ojitos y sé que no tendría tanto problema en sacar… aunque también creo que es de esos que más de una persona te rechazará de plano al ver que requiere cierta capacidad espacial (incluso más que táctica).
Gracias por la reseña :).
Hasta luego 😉