Crónicas Jugonas: Semana 37 del 2015 (07/09 – 13/09)
Gran semana lúdica, con partidas todos los días, así que no hay motivo para queja. Incluso con sesión (aunque algo más light de lo habitual). Sin más dilación, entremos en materia.
Empezamos el lunes con la sesión, con la visita de Juan y María, ya que el martes era el día de Asturias y no había que madrugar para trabajar. Empezamos con un Manila, una de las últimas publicaciones de Devir. Un juego de especulación diseñado por Franz-Benno Delonge en el que los juegos controlan un grupo de tres contrabandistas con el objetivo de ser los que más dinero amasen. Para ellos tendrán que intentar guiar a unas barcazas en las que se transportan las mercancías para llevarlas al puerto. Pero cuidado con los piratas y las aguas bravas complicarán el asunto. En cada ronda se subastará el rol del capitán que decide la posición inicial de las barcazas y sus mercancías, además de poder comprar una carta de mercancía (que al final de la partida tendrán un determinado valor en función de cuantas veces la barca con dicha mercancía haya arribado a puerto). Posteriormente, los jugadores irán colocando sus peones en diversas posiciones que proporcionarán ganancias o no en función de donde finalicen las barcazas. Después del bochorno de la partida de la semana pasada, esta vez no me iba a dejar estafar tan fácilmente. De entrada, las pujas por el Capitán de Puerto fueron mucho más intensas, conscientes todos de lo importante que es lograr la capitanía. Aun así, solo logré obtenerla una vez, siendo la única ocasión en la que pude comprar una carta extra. De nuevo volví a tener la mala suerte de recibir en el reparto dos cartas de mercancía iguales, jengibre otra vez, y, cuando se revelaron las restante, comprobar que solo había una más en posesión de alguno de mis rivales. Esto me dejó vendido, ya que o subía yo el valor del jengibre o se iba a quedar estancado. Mientras, mis rivales subiendo el valor del resto de valores. El reparto de beneficios durante las rondas fue más o menos parejo, a excepción de una ronda en la que Juan logró asaltar con un pirata una de las chalanas, pegando un importante acelerón económico. Desgraciadamente para él, el resto de las rondas no estuvo fino en la colocación de sus compinches, siendo María y Sandra quienes se disputasen la partida. Resultado final: Sandra vencedora con 88 puntos, María segunda con 87, yo tercero con 76 y Juan último con 74. Nos resultó muy entretenido. Un juego puro de especulación y subastas con dos fases, una primera en la que se decide el capitán, y otra en la que los jugadores arriesgan más o menos por donde acabarán las barcazas. A pesar de los años (el juego es del 2005), gracias a su elegancia sigue funcionando perfectamente. Lo único malo es que las barcas ya no son de madera, sino de cartón. Por todo lo demás, gran elección de Devir para reeditar. Como decía Betote en su reseña de este título, Camel Up (juego más reciente) es un calco de este juego, pero con muchas menos opciones y un azar mayor. Así que si el juego de las carreras de camellos no os terminó de triunfar por esto mismo, aquí tenéis una gran alternativa.
Después tocaba reírse jugando a Ca$h & Gun$, un juego de Ludovic Maublanc. Un party en el que los jugadores interpretan a criminales que se reúnen para repartirse el botín de sus fechorías. Pero como buenos desalmados, cada jugador querrá la mayor parte para ellos. Todos entrarán en la partida armados con una pistola de gomaespuma y un mazo de cartas con disparos y encasquillados de la misma. En cada ronda los jugadores se apuntarán mutuamente, de forma que los jugadores se rendirán o forzarán la maquina ante la amenaza de recibir un disparo. Los que se mantengan en la ronda sin huir o sin recibir un balazo se llevará una parte del botín (siempre equitativa entre los jugadores). Al igual que en la primera partida, jugamos en el modo estándar. Como pequeña victoria personal, esta vez logré llegar vivo al final de la partida, aunque recibí dos balazos, y las últimas rondas estaba más tenso que Espinete en una tienda de velcros. Cada vez que me apuntaban me achantaba. Mientras, Juan y Sandra se llenaban repartieron el dinero la mayoría de las rondas, finiquitando la historia en un cara a cara final épico, que se llevó la señorita por solo 5.000 $ de diferencia. Resultado: Sandra vencedora con 115K, Juan segundo con 110K, María tercera con 85K y último con 80K. Un party curioso, con faroleo y mucho drama con el tema de las pistolas de gomaespuma, que es, sin duda, la salsa del juego. Yo tengo la primera edición, con un estilo tipo tebeo de Ibáñez, aunque personalmente me gusta más el estilo de la segunda edición, con las ilustraciones del gran John Kovalic. Muy divertido si los jugadores ponen de su parte.
Para cerrar la sesión, partidita a La Era del Carbón. Un juego de los incombustibles Michael Kiesling y Wolfgang Kramer en el que tomamos el papel de un empresario del carbón explotando una mina para completar pedidos de nuestros clientes. Un juego que mezcla colocación de trabajadores y puntos de acción de una forma bastante original, ya que cada jugador dispone de una serie de trabajadores para colocar en las diversas acciones, con la peculiaridad de que estas no quedan bloqueadas, sino que elevan en una unidad el número de trabajadores requeridos (respecto al que la activó por última vez) para volver a activarla, además de una pequeña gestión de recursos y una pizca de mayorías. En esta ocasión la experiencia de mi reciente partida con mi hermano supuso un peso importante a la hora de llevarme la victoria. En la primera ronda me centré en completar pedidos de un mismo tipo de transporte, para tener un buen colchón en la segunda ronda. En la segunda y tercera ronda hice lo propio con otros medios, logrando cuadrar perfectamente mi mina. La clave reside en esa fase de puntuación final en la que Sandra y yo estuvimos más acertados. Resultado final: yo vencedor con 133 puntos, Sandra segunda con 121, Juan tercero con 81 y María ultima con 69. Ya sabemos que la doble K nunca defrauda. Nos encontramos ante un magnifico familiar, planteando una alternativa perfecta a Stone Age a la hora de sacar a mesa un juego introductorio a la mecánica de colocación de trabajadores, con la ventaja de que aquí el factor azar es mucho menor. Muy recomendable, aunque los que ya tengan recorrido en el mundillo puede quedárseles muy corto.
El martes Sandra y yo echamos una partidita a Mine, un título de Unái Rubio que esta semana comenzará a buscar financiación mediante una campaña de micromecenazgo (aquí tenéis un detallado análisis del prototipo). Un juego de cartas para dos con un sistema de draft en el que los jugadores compiten por tres cartas centrales que son las que más puntos de victoria proporcionan. Para ellos se irán jugando cartas de personaje y de acción a ambos lados, de forma que iremos anotando puntos de fuerza (para competir por las localizaciones, puntos de victoria, obteniendo monedas (para jugar más cartas) o fastidiando cartas al rival. Esta vez jugamos con Londres y, de nuevo, por mucho que me esforcé escogiendo adecuadamente las cartas, volví a perder de forma estrepitosa. Es cierto que un par de rondas escogí mal, pero me di cuenta cuando la situación ya no tenía remedio. Resultado final: Sandra 30 puntos por 20 míos. Está claro que para optar a la victoria hay que hacerse con, al menos, una localización. Como comento en el análisis, un juego para dos cartas que mezcla draft y mayorías de forma muy interesante y que, sobre todo, funciona. Deseamos a Unái e Iván toda la suerte del mundo en la campaña.
El miércoles tocaba volver al trabajo. Para la partidita de sobremesa me llevé el incombustible Abluxxen (aquí su tochorreseña correspondiente). Diseñado por Wolfgang Kramer y Michael Kiesling, se trata de un juego con mucha interacción genial en el que se van jugando cartas sobre la mesa en filas, de forma que cuando juegas un número de cartas igual que las de otros pero de valor superior puedes levantar las cartas de ese jugador (o jugadores), llevándotelas a tu mano u obligando a los rivales a decidir si las quieren recuperar o desechar para robar del suministro. Al final de la partida el ganador será el que más puntos obtenga (las cartas sobre la mesa suman un punto pero las cartas en la mano restan un punto). En la mesa: Borja, Víctor, Marta, Sandra y el que os escribe. Echamos partidas, ambas tensas y con muchos vuelcos. Se nota la experiencia del personal. La primera se la llevó Marta cerrando cuando todos esperábamos que hubiese una ronda más, mientras que la segunda la cerré yo, pero empatando a puntos con Borja. Un juego sencillamente genial. O genialmente sencillo. Ya lo reseñamos en el blog y le otorgamos un sobresaliente porque así lo es. De esos fillers que puedes echar una partida tras otras y vas encontrando más y más sutilezas. Con unas pocas reglas, los señores Kramer y Kiesling se sacan un señor juego de la manga.
El jueves para la hora del almuerzo me llevé un clásico, además de ser uno de los primeros juegos en entrar en mi ludoteca: Ciudadelas (aquí su tochorreseña correspondiente). Un juego diseñado por Bruno Faidutti en el que se mezcla gestión de la mano con habilidades especiales y roles ocultos. Uno de esos títulos que ha servido como punto de entrada al mundillo para muchos. En cada ronda, cada jugador escogerá uno de los roles disponibles (cada uno con una habilidad especial), e intentará desarrollar su ciudadela antes que el resto de los jugadores, construyendo distritos con un determinado valor en puntos equivalente a su coste de construcción. En la mesa estábamos Borja, Marta, Sandra y yo, siendo la primera partida de los dos primeros. Decidimos jugar a 6 distritos por si se nos alargaba demasiado la historia. Les dimos ciertos consejos estratégicos y vaya si los aprovecharon bien. Marta a mí me asesto un golpe vil con el Condotiero (que no quedó sin respuesta), pero me retrasó bastante, mientras que Sandra fue robada un par de veces, quedándose también bastante atrás. La partida se la disputaron Borja y Marta, siendo esta última quien cerrase la partida construyendo su sexto distrito. Resultado: Marta vencedora con 24 puntos, Borja segundo con 14, yo tercero con 12 y Sandra ultima con 11. Como he dicho, uno de los clásicos y, probablemente, el más conocido del autor francés. Es posible que haya muchos juegos que, basándose en sus mecánicas, ofrezcan una experiencia más enriquecedora, pero para mí ocupa un lugar especial en mi ludoteca. Tal vez su peor defecto es que requiere de cierto ritmo para no convertirse en una experiencia soporífera como los jugadores se piensen demasiado las cosas en su turno. Para solucionarlo, yo me pongo en modo inquisidor y en cada turno voy preguntando que quiere hacer metiendo presión.
Por la noche, Sandra y yo rescatamos el Marvel Dice Masters: Avengers Vs. X-Men, que en su día nos tuvo muy hypeados, pero al final quedó un poco abandonado. Un juego diseñado por Mike Elliott y Eric M. Lang que toma los fundamentos de Quarriors! para proponer un juego de dos jugadores (uno contra uno), con una primera fase de selección de mazo (héroes que tendremos disponibles) y una segunda con el famoso dice-building y la confrontación directa. Esta partida sirvió para que la señorita refrescase conceptos, aunque realmente no le hizo falta, porque logró meter un Lobezno en su bolsa que, cada vez que me atacaba solo me endiñaba un daño brutal. Esto unido a mi mala suerte (apenas conseguía sacar personajes), me dejaron demasiado expuesto, por lo que Sandra finiquitó la partida por la vía rápida sin que apenas pudiese restarle puntos de vida. Tengo pendiente la tochorreseña, pero es un juego muy entretenido. Desde aquí maldigo a los chicos de Wizkids (aparte de por su informalidad respecto a la producción), por lanzar un producto coleccionable por sobres. Con lo completista que yo soy. Aquí ando tirando de eBay y pagando un dineral por dados sueltos o la setup box. Así que cuidado con caer en este peligroso universo si no queréis ver drenada vuestra cuenta bancaria.
El viernes me quedé picado, así que volvimos a sacar el Marvel Dice Masters: Avengers Vs. X-Men. Esta vez colocamos la torre de dados para evitar que mi muñeca de oro estropease todos mis planes. Aun así, Sandra volvió a comenzar muy fuerte, descontándome puntos de vida turno tras turno, mientras que yo, impotente, apenas sacaba personajes, y lo único que hacía era comprar más y más dados. Pero entonces empezaron a salirme caras de personajes y pude, primero, establecer una defensa desde la que, posteriormente, comenzar a lanzar ataques brutales. Y fue gracias a un Venom que, si bloqueaba, restaba puntos de vida directamente al rival con lo que conseguí la victoria in extremis, ya que con los personajes que no lograba bloquear Sandra me habría ganado. Muy épico.
Los fines de semana, si no hay sesión, solemos dedicarlos a estrenos. Esta vez solo echamos dos partidas. Una si fue un estreno, aunque la otra casi que también. El primero Sky Traders, un juego diseñado por Gioacchino Prestigiacomo en el que tomaremos el control de un barco celeste (que surca los cielos, no que tenga tonos pastel) y nos dedicaremos a transportar mercancías entre las distintas ciudades para intentar convertirnos en el mercader más prestigioso. Al final de cada ronda sucede un consejo de comerciantes en el que los valores de los bienes fluctúan, aumentando o disminuyendo el valor de la carga de nuestros navíos. También tendremos que cuidad nuestra tripulación para estar preparados ante eventuales ataques y eventos. Partida igualada aunque en las primeras rondas Sandra sufrió un par de eventos que la dejaron fina. Mientras yo iba transportando bienes de aquí para allá y acumulando dinero para, en el consejo, aumentar mí caché como comerciante. Entonces el precio del residuo (un bien toxico que las ciudades desean quitarse de en medio) se puso en su valor más caro, así que nos centramos en cargar residuos e ir a soltarlos al volcán, donde no perjudica a nadie y, encima, ganábamos algo más. Con esto Sandra fue recortando poco a poco, aunque no fue suficiente para ganar la partida, a pesar de igualarme a 50 puntos, ya que yo finalicé con más bienes y efectivo. Juego entretenido que recuerda en mucho a Merchants & Marauders por aquello del pick & deliver, gestionar un barco con sus bodegas y tripulación. Sin embargo, el juego ambientado en el Caribe tiene una carga temática mucho mayor. Este Sky Trader incide más en el aspecto comercial, especialmente en la fase del consejo con las fluctuaciones de los valores de los bienes, con un curioso sistema de negociación con dados, de forma que tienes que intentar venderlos a los demás jugadores para que estos los coloquen. Desgraciadamente esta mecánica a dos queda bastante descafeinada, ya que es difícil colocar dados salvo que el otro jugador esté claramente interesado en algún valor. Con todo, la partida fue entretenida. A ver cuando lo probemos con más jugadores en la mesa.
Para cerrar, el domingo Sandra y yo volvimos a sacar a mesa uno de esos juegos que se nos han resistido a la hora de disfrutarlo: Vinhos. Un juego de Vital Lacerda en el que nos convertiremos en un empresario del mundo del vino. Tendremos que levantar fincas en las distintas regiones vinícolas, mejorar nuestros vinos, exportar, vender a los mercados, establecer relaciones con otros empresarios o mostrar nuestros mejores vinos en las ferias de cata que suceden durante la partida. Seis rondas con dos acciones por ronda será todo el margen que el diseño nos dejará para intentar desarrollar al máximo nuestro imperio. Tras una buena relectura de reglas y tener la enorme cantidad de conceptos bien asentados, comenzamos a jugar. Sandra vio claro que el botín de puntos estaba en las exportaciones y en la venta, mientras que yo, erróneamente, me centré en las ferias, cuando estas no ofrecen tantos puntos relativos como las acciones que si aprovechó la señorita. Aunque mi mayor fallo fue no construir una segunda finca en la primera ronda, de forma que estuve siempre escaso de vino y apenas pude hacer nada, ni vender, ni exportar ni activar bonificaciones de los empresarios. Eso sí, me llevé todas las ferias, pero no me sirvió de mucho. Resultado final: Sandra vencedora con 72 puntos, por 49 míos. La verdad es que una vez que comprendes todo el juego, te das cuenta de lo sublime que es y lo perfectamente conectado que está todo. Lo único malo es eso, que casi te llevas el mismo tiempo explicándolo que jugando la primera partida. Y es fundamental que esa primera partida sea satisfactoria, pues si se atraganta puede quedarse mucho tiempo en la estantería, como nos ocurrió a nosotros. Pero hoy ha fluido como la seda. Deseando repetir, aunque la próxima vez será con la variante que potencia las ferias en las partidas a dos.
Y nada más. Como veis, muchas partidas, con títulos varios y un par de estrenos. No hay lugar a quejas. A ver qué tal se desarrolla esta nueva semana que comienza.
Magnifico Vinhos, si te ha gustado, te recomiendo ampliamente los dos siguientes del señor Vital Lacerda, CO2 que es totalmente impresionante y maravilloso y su ultimo KanBan, otra absoluto top de juegazo.De CO2 tengo una reseña tutorial en youtube por si os interesa. Lo ultimo de Vital Lacerda es The Gallerist que saldra para Essen de este año y ya estoy detrás de el… ya caera hehehehe …
Grande Vital Lacerda.
El Kanban está en mi wishlist desde hacía tiempo, pero no me había lanzado porque el Vinhos me ha costado asimilarlo para poder enseñarlo decentemente. A la tercera fue la vencida y hemos disfrutado una vez dominado los conceptos. El CO2 es el que menos me ha motivado de los que hay, pero también habrá que catarlo. Y con el The Gallerist no me metí porque me parece una autentica sobrada de precio. Si lo pillo de oferta caerá.
Grande Vital!
¡Semana supercargada! Hay que meter en una de nuestras supersesiones ese Vinhos, que le tengo ganas.
Pa¡ la próxima! Juegacor. Eso si, el resto de posibles estrenos tendrán que ser muy light, porque las neuronas quedarán frititas entre tanto concepto xD