Crónicas Jugonas: Semana 3 del 2014 (13/01 – 19/01)
Bien, bien, primera semana completa en Asturias, con todo recogidito y con muchas ganas de jugar. La verdad es que no me puedo quejar.
El miércoles por fin pudimos echar esa primera partida que os prometí la semana anterior a Lewis & Clark. Todas las sensaciones que se atisbaron en esa partida de prueba se vieron reforzadas en esta ya si primera partida completa. Hay que sacar a relucir nuestra gran capacidad de planificación y de adaptación. Es fundamental ir montándose una mano de personajes que nos permitan generar un motor de movimiento constante (y cuanto más veloz mejor). Todo esto ajustando mucho los materiales para que nuestro explorador no tenga que retroceder a la hora de acampar. Sublime. Hablemos de la partida. Sandra, con la mosca detrás de la oreja tras la partida de prueba, fue la que se lanzó primero a la aventura, calculando que en ese turno los dos íbamos a poder avanzar con nuestro explorador el mismo número de casillas. Así consiguió que mi jugada fuera menos efectiva (los exploradores no pueden ubicarse en la misma casilla). Yo por mi parte me centré primero en mejorar mis personajes, deshaciéndome de los de fuerza 1 y consiguiendo personajes más poderosos. De hecho, me monté un motor bastante curioso. Un personaje era una fusión de dos cartas iniciales, pero con fuerza dos. Este me permitía obtener materiales primarios. Otro me permitía transformar un material en 2 unidades cualesquiera de materiales primarios. Luego tenia uno que con tres materiales distintos me permitía avanzar mi explorador 5 casillas de río, y otro que me permitía usar los caballos para avanzar 3 casillas, tanto de río como de montaña. Finalmente, mi carta más poderosa, que me permitía realizar cualquier acción del poblado, estuviese ocupada por indios o no. Así iba realizando tandas de tres turnos y acampada: con los recursos restantes del turno anterior, los multiplicaba y los obtenía distintos, iba al poblado y obtenía caballos y más recursos, y con las cartas de avance lanzaba a mi explorador, llegando al momento de acampar sin cartas en la mano y con los recursos e indios justos para evitar penalizaciones. Sandra por su parte cometió el error de no optimizar su mano, por lo que tuvo que tirar mucho más de los indios. Hubo varios turnos que, sencillamente, tuvo que perder porque ninguna de las acciones que podía realizar le reportaban nada (o sencillamente no podía ejecutarlas porque no tenía los recursos necesarios), por lo que la brecha era cada vez más grande. Al final, como era de prever, alcancé Fort Clatsop antes que ella, que se quedó en la primera cordillera, a 17 casillas mías. Deseando repetir y a mas jugadores. Más tarde me di cuenta de que, para variar, jugamos mal. En la acción de embarcar indios, puedes tomar tantos indios como desees, siempre que tus barcos te lo permitan. Nosotros solo cogíamos un indio por punto de fuerza que le diésemos a la carta, por lo que, como máximo, solo podíamos coger tres indios, restándole mucho peso a este aspecto del juego. A la próxima jugaremos definitivamente bien.
El juego del momento |
El jueves quedamos con los chicos de Juegos de la Mesa Redonda. Sandra andaba algo cargada así que prefirió quedarse como espectadora. Así que decidimos echar un Tzolk’In, que Alejandra llevaba tiempo queriéndose vengar. La verdad es que los tres jugamos muy erráticamente. No tuve mucha suerte con mis tarjetas iniciales, que lo más destacable que me otorgaron fue una calavera, por lo que fui a Chichen Itzá de cabeza. Intente obtener un cuarto trabajador lo antes posible y luego me centré en obtener edificios que me liberasen de alimentarlos. Una vez que cubrí estos primeros objetivos me centré en intentar subir en los templos, principalmente construyendo edificios. Pero Alejandra fue a mí misma estrategia y me ganó en la carrera. Aarón se centró en subir en el templo marrón, pero descuidó el resto de elementos. Lo peor fueron los últimos turnos, donde los tres encadenamos una serie de errores mortales. Los más graves, los míos, que coloqué tres trabajadores para el último turno y no pude usar ninguno. A Aarón y a Alejandra les pasó lo mismo, aunque solo con un trabajador. Un desastre absoluto. El resultado final, Alejandra victoriosa con 62 puntos, yo segundo con 50 y Aarón tercero con 38.
Vaya desperdicio de trabajadores en la última ronda… |
El viernes llegó el primer estreno de esta semana y, a la vez, la última adquisición de la ludoteca hasta la fecha: Last Will. Para los que no los conozcáis, en el juego los participantes son herederos de un millonario recién fallecido que dejo en el testamento dicho que su herencia la recibiría aquel que demostrase ser mejor vividor, vamos, el que mejor derroche. Los jugadores comenzaran con una cifra inicial de dinero y el primero que llegue a la bancarrota gana. Las formas de gastar dinero, muchas y diversas. Pero bueno, eso ya para la reseña. La primera partida fue, como siempre, picando un poco de aquí y de allá, sin una estrategia definida, sobre todo por el desconocimiento de las cartas y los combos. Yo tuve bastante suerte y me tocaron cartas de borde marrón (permanente) que se activaban sin gastar acciones, por lo que fui montándome un motor derrochador por turnos que me permitía tener un buen margen de maniobra. Sandra por su lado fue también probando un poco de aquí y de allá, pero sin una estrategia clara. Pero mi motor fue demasiado poderoso. Al final yo fui el primero en declararme en bancarrota en la quinta ronda. Muy curioso el juego.
¡Gasto como nadie! |
El sábado vinieron a casa Juan y su novia, María. Y no había mejor ocasión para el segundo estreno de la semana: Alhambra, el clásico de Dirk Henn. Tras explicarles las reglas a todos, comenzamos a jugar. Todos seguimos como estrategia intentar tener una muralla lo suficientemente larga como para tener un buen botín de puntos en cada fase de puntuación. Juan fue el dominador en losetas de Arcada (las marrones) y las de Jardín (las verdes). Sandra, sin embargo, apostó fuerte y se centró en las Cámaras (blancas) y en las Torres (moradas) que eran de las que más puntos daban. Y María y yo intentamos optimizar y coger un poco de todo. La partida se desarrolló bastante igualada, aunque al final, con un poco de suerte, la victoria cayo de mi lado. Resultado final, yo vencedor con 115 puntos, Juan segundo con 107, Sandra tercera con 98 y María última con 84.
Mi Alhambra es la mas bonita de todas |
Para reírnos un rato, volvimos a sacar el Tichu, que a Juan le encantó la semana pasada. Este formó pareja conmigo y Sandra con María. Obviamente, la pareja de féminas notó la inexperiencia de uno de sus componentes y no logró despegar en toda la partida. De entrada, en la primera ronda, yo ya me lancé a la piscina con un Tichu que conseguí materializar. Además Juan terminó segundo, por lo que de entrada ya teníamos una ventaja de 300 puntos. Luego siguieron una serie de rondas de tanteo, en las que los marcadores engordaban pero las diferencias no. Yo de nuevo, me marqué otro Tichu y Juan, que no quería ser menos, intento anotarse otro, pero cometió un error mortal (se le pegaron dos cartas con la grasilla de las manos) y no pudo terminar primero. Pero entonces, nosotros aceleramos y nos pusimos ya con 990 puntos, a falta de una ronda. Entonces Juan hizo la sobrada de la noche. Sin mirar las primeras 8 cartas cantó Gran Tichu. Supongo que tenía ganas de seguir jugando. Pero mira tú por donde, logró conseguirlo, por lo que al final la paliza fue de escándalo: 1230 a 70.
De nuevo, booooooommbaaaaaaaaaa |
El domingo, para cerrar la semana, Sandra y yo teníamos ganas de echar algo ligerito, así que volvimos a sacar el Last Will, que lo teníamos fresco del viernes. Esta vez hubo más competencia y se pudieron desarrollar estrategias interesantes. Yo, de entrada, logré hacerme con dos cartas que me añadían dos acciones adicionales por turno, mientras que Sandra consiguió la que le daba tres cartas de acompañante por turno. Ella se bajó muchas cartas de chicos de los recados que le daban muchos beneficios, pero no le reducían la cuenta bancaria. Yo llevé una estrategia un poco más compensada, comprando una mansión en la que metí un cocinero y una dama, de forma que en cada turno el mantenimiento me costaba bastante. En las últimas rondas Sandra fue a saco a todo tipo de eventos, con la intención de aprovechar todas las ventajas que tenía sobre el tablero, aunque no fue suficiente para reducir la ventaja que había ido adquiriendo durante las rondas anteriores. Finalmente en la ronda sexta los dos entramos en bancarrota, aunque yo debiendo 19 y ella solo 2, por lo que, de nuevo, fui el vencedor.
Esta vez casi me alcanza, pero sigo derrochando mejor |
Vaya racha la de esta semana, solo empañada por la victoria de Alejandra el jueves. A ver si la que viene, como mínimo, es igual de provechosa que ésta.