Crónicas Jugonas: Semana 28 del 2015 (06/07 – 12/07)
Semana muy interesante. Si bien no se ha caracterizado por una gran cantidad de partidas, sí que puedo deciros que ha sido un pleno de estrenos. Ninguno de los juegos que vienen a continuación ha tenido presencia en este blog… hasta ahora. ¡Vamos allá!
Empezamos el lunes estrenando nuestra copia de Patchwork, el juego que presentó Uwe Rosenberg el pasado Essen, junto a Fields of Arle. Un título abstracto para dos en el que los jugadores tendrán que completar tablero cuadriculado mediante retales. Estos estarán dispuestos en círculo alrededor del tablero de puntuación. En cada turno, un jugador puede decidir si avanzar su marcador de tiempo para adquirir botones o comprar un retal (que no dejan de ser piezas de Tetris) de los tres disponibles (avanzando también en el marcador de tiempo). Al final de la partida, el jugador que, en conjunto, tenga más botones y menos espacios libres en su tablero (estos cuentan por dos), será el ganador. El orden de turno dependerá de las posiciones de los marcadores de tiempo, de forma que el jugador en turno será aquel cuyo marcador esté más atrasado. Los parches, además de cubrir espacio, también proporcionan botones al atravesar nuestro marcador de tiempo ciertas casillas. Como suele ser habitual en estos juegos que se compone un puzle, el control de la partida por mi parte fue absoluto. Especialmente porque entendí antes que Sandra que es más importante acoplar los retales que acumular botones (aunque estos se necesitan para comprar los retales). Además se lanzó por las piezas que más tiempo le consumía, de forma que disfruté de bastantes turnos más que ella. Resultado final: 21 a -34. Paliza. Muy buenas sensaciones con este juego que podría pertenecer perfectamente a la serie para dos jugadores de Kosmos. Sencillo pero con decisiones en cada turno y muchas cosas que ajustar, especialmente en lo referente al progreso de los marcadores de tiempo, recurso más importante si cabe que los propios botones. Me ha causado una muy buena primera impresión.
El miércoles tocaba otro estreno: Qwirkle. Un juego abstracto diseñado por Susan McKinley Ross y publicado en nuestro país por Ludilo. Muchos jugadores lo definen como un Scrabble fusionado con Genial (de Knizia). Cada jugador dispone de una serie de fichas. Estas poseen una determinada forma (de seis posibles) y color (también de seis posibles). En tu turno puedes colocar 1 o 2 piezas (siempre que lo hagas en la misma fila o columna) o descartar tantas piezas como se desee. Al final del turno siempre se repone la mano de fichas. La regla básica es que siempre debe cumplirse el patrón de que una fila o columna siempre tendrá mismo color o misma forma. Cada vez que coloquemos una pieza, anotaremos tantos puntos como piezas tenga la fila/columna que ampliemos (a lo Genial). Y si completamos una fila o columna con las 6 piezas de forma o color, obtendremos 6 puntos adicionales. Así hasta que un jugador se quede sin piezas. Partida muy entretenida que se decidió por pequeños detalles, en especial, una jugada en la que, además de un Qwirkle, logré ampliar 3 filas más, lo que me dio una ventaja considerable que logré mantener hasta el final de la partida. También es cierto que tuve algo de suerte, pues Sandra disponía de una de las dos piezas necesarias para esta jugada, pero me tocó a mí antes. Resultado final: 234 a 204. Muy entretenido, aunque tal vez a dos jugadores hay demasiado control para mi gusto y es difícil despegarse, dependiendo la realización de Qwirkles mas de la suerte al robar que de otra cosa. De hecho, se tenderá a bloquear estas posibilidades por miedo a que el rival las aproveche. Pero muy entretenido. A ver si lo probamos con más jugadores.
El jueves tocaba estrenar The Staufer Dinasty, el Hans im Glück presentado en la pasada feria de Essen y que, a pesar de recibir muy buenas críticas, no parece haber calado en la comunidad jugona (al ranking en la BGG me remito). Un juego diseñado por Andreas Steding, responsable de otro grande como Hansa Teutonica, en el que, mediante una curiosa gestión de unos puntos de acción, combos y mayorías, nos regala un título con genuino sabor. Las primeras rondas fueron de toma de contacto, ya que, a pesar de no introducir mecánicas realmente novedosas, la forma en la que las plantea si hacen que de repente empiece a echarte humo la cabeza para intentar cuadrar todo lo que tenemos delante. Y en estas que Sandra me tomó la delantera. Afortunadamente me puse pronto en marcha y pude recortar diferencias. Sin embargo, las dos últimas rondas fueron nefastas para mí, de forma que no llegué a completar más que uno de mis objetivos, mientras que Sandra anotó con los tres, lo que le dio la victoria. Resultado: 95 a 91. La verdad es que me ha dejado muy buen sabor de boca. De estos juegos que ya en la primera partida notas que tienen algo. De esos en los que, horas después de la partida, esta vuelve a tu mente rememorando esos momentos que, a la postre, fueron claves. Y el sistema de orden de turno es una maravilla de diseño. Dos acciones, una de preparación y otra de actuación, de forma que hacer la primera te posiciona para aplicar la segunda en la ronda posterior. Y, a pesar de ser un juego con una importante carga de mayorías, le ocurre exactamente lo mismo que a Rococo. Hay tantas cosas por hacer para posicionarse en un cargo, que incluso a dos jugadores funciona bien. Muy recomendable.
El viernes sacamos a la mesa la copia de Villa Paletti que me llegó en una compra de segunda mano la semana pasada. Un juego diseñado por Bill Payne que toma Jenga como idea básica pero le añade ciertos mecanismos para que, por un lado, solo haya un ganador y, por otro, haya que sopesar mucho más a la hora de decidir que columna escoger para actuar. Iremos construyendo una estructura en vertical mediante una serie de columnas y plantas. Estas columnas son más valiosas cuanto más robustas sean. Cada vez que haya que poner un piso nuevo, se evalúan todas las columnas que soportaran ese nuevo piso y el jugador con más puntos se convertirá en el líder actual, pero indicando quien lo era anteriormente. Así hasta que alguien de un paso en falso. La verdad es que nos sorprendió muy gratamente. Ya sabéis que este tipo de juegos de habilidad, visión espacial y equilibrio nos gusta mucho. Echamos dos partidas y, como viene siendo costumbre, Sandra ganó las dos. La primera casi llegamos a colocar el último piso, pero cometí un fallo mortal al no tener en cuenta los contrapesos, y derrumbé toda la estructura. En la segunda, con la confianza que me caracteriza cuando creo dominar el juego, acabe descalabrando todo a las primeras de cambio. Dos victorias para la señorita. Como digo, nos gustó mucho especialmente por tener que estar evaluando constantemente que columna se puede tomar sin que, por un lado, retiremos un pilar clave y, por otro, no añadamos un peso que descompense la estructura. Muy recomendable dentro de esta categoría.
Para cerrar la semana, un estreno largamente esperado: Prêt-à-Porter, del gran Ignacy Trzewiczek, junto a Piotr Haraszczak. Un juego de colocación de trabajadores con planificación en el que tomaremos el control de una empresa de alta costura para intentar ser la compañía que más beneficios genere a lo largo de una temporada completa. Para ello tomaremos diseños, obtendremos materiales para los mismos, contrataremos personal, adquiriremos infraestructuras y firmaremos contratos. Todo para deslumbrar a la crítica en las grandes citas de la moda. Partida muy entretenida, que comenzó algo lenta debido a lo farragoso del reglamento, pero que, una vez comprendido en casi su totalidad, resultó bastante fluido. En los dos primeros trimestres yo me coloqué en superávit, lo que me permitió bastante libertad a la hora de contratar y adquirir nuevos edificios. Mientras, Sandra sufrió un poco por la falta de liquidez, aunque cuando llegamos al primer desfile solventó sus problemas económicos. A mitad de la partida ya tenía una buena brecha económica respecto a la señorita. Sin embargo, la adquisición de un empleado y un edificio clave que combaban muy bien provocaron un vuelco importante, especialmente en el último desfile, de forma que Sandra se llevó la partida. Resultado: 162K a 152K. La verdad es que nos gustó bastante. Ya sé que es un juego anterior, pero en cuanto a concepto, nos recordó, por segunda vez esta semana, mucho a Rococo (obviando la mecánica del deckbuilding), aunque se aprecia más exigencia en el diseño del famoso polaco. Eso sí, el reglamento horrible. Muchos detalles escondidos y muchas dudas que aún tenemos, así que seguramente habremos cometido más de un error conceptual. Pero buen sabor de boca.
Y con esto acaba la semana. Como he dicho, pleno de estrenos. A ver si esta semana podemos quedar con alguno de los grupos y sacamos juegos que requieran más personas, que tengo un par de títulos que a dos jugadores no funcionan muy bien y quiero sacarlos a mesa.