Crónicas Jugonas: Semana 46 del 2013 (11/11 – 17/11)

Una nueva semana más aquí llegan las crónicas jugonas de este humilde blog. Nos las prometíamos muy felices con muchos planes para poder jugar y estrenar juegos. Pero, para variar, el destino quiso que no pudiésemos llevar a cabo todo lo planeado. Constipados, mal tiempo, obras, etc. La tormenta perfecta. Pero bueno, se hizo lo que se pudo.

El miércoles teníamos nuestra partidita habitual con los chicos de Juegos de la Mesa de Redonda, con el añadido de Alex (tras la satisfactoria experiencia de la semana anterior). Como éramos cinco, decidimos jugar a un clásico, Puerto Rico. Alejandra solo había jugado a San Juan, Sandra solo había jugado una vez y yo hacía bastante que no jugaba (años), así que tras refrescarnos un poco las normas, comenzamos a jugar. Si hay algo que me encanta de Puerto Rico es que hay que trazar una buena planificación, pues sin ella los momentos de indecisión al elegir rol son eternos, pues cada vez que juego a este juego tengo la sensación de que cuando tengo que elegir rol no hay ninguno que claramente sea el que más me interese. De ahí la importancia de esa planificación y que solo sea truncada por que alguien coja el rol que habías elegido para esta ronda antes que tú. Pero esta forma de jugar la recordé tarde y cuando quise enmendar la plana ya fue un poco tarde. Tarde mucho en recordar el sistema productivo que había que desarrollar, por lo que hubo un momento en el que iba muy justo de dinero, limitándome en casi todas las acciones. Mal elección de plantaciones, mal elección de edificios al comienzo de la partida. Un desastre. Pude recuperarme un poco pero ya no quedaba tiempo. La partida terminaría por agotar la reserva de puntos de victoria. Alex fue el que mejor comenzó la partida, acaparando canteras, por lo que desarrollar sus edificios le costaba lo mínimo. También sopesó adecuadamente las plantaciones que iba añadiendo a su isla. Pero para sorpresa de todos, fue Sandra la que se llevó la partida, sobre todo gracias a su barco con el que fue arañando puntos en cada fase de Capitán y a uno de los edificios grandes que otorgan puntos. El resultado final fue Sandra primera con 52 puntos, Alex segundo con 49, yo tercero con 44, Aarón cuarto con 35 y Alejandra en última posición con 31.

El resultado de mi desastrosa planificación

Ya el sábado Sandra y yo decidimos estrenar nuestra última incorporación a la colección. Un título especial pues lo hemos visto convertirse en realidad poco a poco. Si, el tan de moda 1911 Amundsen Vs. Scott de nuestro querido Pere Pau Llistosella. En total acabamos echando cinco partidas, tres al medio día y dos por la noche. De entrada y para variar, comenzamos jugando mal realizando las dos opciones que tiene cada jugador en su turno en vez de solo una, por lo que el mazo voló en cuestión de minutos y no logramos alcanzar el polo sur ninguno de los dos. Tras caer en el error, la tercera partida la jugamos de forma más correcta (aunque de nuevo con algún fallo, pero esta vez menor). En esta ocasión logré alcanzar el polo sur como Scott (como mola cambiar el curso de la historia). Jugábamos mal la carta de «Buen Tiempo», pues solo avanzábamos si la carta correspondía con una carta de avance del color correspondiente, en vez de usar el color de la carta, independientemente de cual fuese esta. Ya por la noche si jugamos correctamente las dos partidas. Pero en ambas acabamos muriendo los dos por no alcanzar por poco el polo sur. Comentar que todas las partidas las jugamos en modo principiante, solo con tres cartas descubiertas y sin ninguna variante (ni mecenas, ni maldito tiempo, ni regreso, ni depósitos de comida). El juego nos encantó y promete deparar grandes momentos.

¡Ya casi hemos llegado!

Y ya el domingo, que pensábamos que íbamos a echar una tarde lúdica épica, acabo en convertirse en una tarde de perruneo en el sofá. Como no vendría nadie a casa, aprovechamos para estrenar nuestra copia del Dominant Species, sobre todo para asimilar conceptos de cara a una visita multitudinaria, pues que el juego permita seis jugadores es un gran aliciente. Jugamos a dos y solo con un animal cada uno. Sandra con los mamíferos y yo con los reptiles. Empezamos tanteando las posibilidades de todas las acciones, para ir construyendo posibles estrategias en nuestra mente. Jugamos tres rondas nada más, en las cuales logré destacarme en el marcador, aunque Sandra iba conquistando poco a poco terreno gracias a que fue adaptándose mejor al medio, por lo que no habría tardado en pillarme de haber seguido jugando. Tras solo tres rondas el juego me pareció de lo más profundo que he probado, con gran cantidad de posibles acciones que, si bien son simples en ejecución, sus repercusiones son de gran calado. Estoy deseando jugar una partida completa.

Muchos puntos para tan pocas rondas…

Y con esto acaba la semana. En esta que comienza ahora recibiré un pedido enorme con muchos títulos, así que seguramente habrá muchos estrenos en los próximos días.