Reseña: Polaris
Introducción
En el cielo nocturno del hemisferio norte, hay una estrella que no cambia de posición en ningún momento de la noche. Es la Estrella Polar. Las constelaciones que giran a su alrededor a veces son más fáciles de detectar, especialmente cuando hay luna nueva. Y si tienes suerte, podrías ver estrellas fugaces cruzando el oscuro cielo nocturno. La contemplación del cielo nocturno ha sido una parte esencial de nuestras culturas en este planeta. Desde los albores de nuestra especie, las constelaciones sobre nosotros nos han unido para contar las grandes historias que definen quiénes somos.

Así se nos presenta Polaris, un diseño de Simone Luciani (Tiletum, Los Viajes de Marco Polo) y Andrea Mainini (Sails of glory, Orion Duel). Publicado por primera vez en 2025 por Fractal Games en una versión en inglés y español. De las ilustraciones se encarga Luna Vargas (Nebula, Inferno).
Se encuentra publicado en España por Maldito Games (el juego es completamente independiente del idioma). Permite partidas de 2 a 4 jugadores, con una edad mínima sugerida de 8 años y una duración aproximada de 40 minutos. El precio de venta al público es de 35€. Para esta reseña se ha utilizado una copia de la versión en español de Maldito Games, que la propia editorial nos ha cedido amablemente.

Importante: si ya conoces el juego y/o sólo te interesa mi opinión sobre el mismo, puedes pasar directamente al apartado de Opinión. Los apartados Contenido y Mecánica están destinados especialmente a aquellos que no conocen el juego y prefieren hacerse una idea general de cómo funciona.
Contenido
Dentro de una caja de cartón de dos piezas (tapa y fondo), de dimensiones 25,8×25,8×6 cm. (caja cuadrada mediana similar a Monkey Palace), encontramos los siguientes elementos:
- 6 Losetas de Tablero de Cielo Nocturno (de cartón)
- 5 Marcos de Fases Lunares (de cartón)
- Tablero de Puntuación (de cartón)
- 140 Estrellas (45 de cada color) (de plástico)
- 80 Enlaces Estelares (de cartón)
- 4 Marcadores de Puntuación (1 de cada color) (de madera)
- 4 Fichas de +60 Puntos (1 de cada color) (de cartón)
- 89 Cartas (56×87 mm.):
- 40 Cartas de Acción Básica
- 24 Cartas de Acción Avanzada
- 15 Cartas de Objetivo Común
- 10 Cartas de Objetivo Personal
- 40 Fichas de Estrellas Fugaces
- Ficha de Telescopio
- Reglamento

Mecánica
Polaris es un diseño donde cada jugador debe posicionar sus estrellas para formar constelaciones y cumplir objetivos de juego con el fin de obtener la mayor cantidad de puntos de victoria. La partida se juega en una serie de turnos a lo largo de cinco fases de puntuación, donde las diferentes fases lunares son cruciales para identificar en qué sector del tablero se pueden colocar las estrellas. En su turno, el jugador activo solo puede realizar una de tres acciones: tomar una carta de Acción (básica o, pagando una estrella fugaz, avanzada), jugar cartas de Acción (que deben compartir la misma fase lunar, o se puede pagar para cambiarla) para colocar estrellas y enlaces estelares en el sector correspondiente, o tomar tres fichas de Estrella Fugaz. Al colocar enlaces estelares conectando dos o más de sus estrellas, los jugadores forman constelaciones. Al jugar cartas, algunas de estas muestran un símbolo de amanecer, colocándose en una hilera que sirve como temporizador de la ronda. Cuando se llenan todos estos espacios, se detona una fase de puntuación en la que se evalúa el criterio alineado con la luna nueva, premiando al jugador que más lo cumplió y rotando el marco de fases lunares al siguiente objetivo. Tras la quinta puntuación, se realiza la puntuación final, donde se obtienen puntos por el tamaño de las constelaciones, por el cumplimiento de patrones de objetivo personal y por las fichas de estrella fugaz no utilizadas.
Conceptos Básicos
Comencemos por el Tablero Principal. Este representa el Cielo Nocturno del hemisferio norte y se compone de un conjunto modular formado por cinco losetas que se conectan a una pieza central hexagonal. El tablero resultante es circular y se divide en sectores, los cuales estarán alineados con unos marcos exteriores que representan las Fases Lunares. Sobre este cielo oscuro encontraremos una cuadrícula radial de espacios circulares para colocar estrellas y espacios rectangulares para los enlaces. Es importante destacar que existen espacios con fondo rojo, que delimitan las fronteras entre sectores y requieren un coste para ser ocupados, y espacios con fondo blanco, que no tienen coste. En el centro absoluto del tablero brilla Polaris, la Estrella del Norte, un punto de conexión clave que puede unir constelaciones de sectores opuestos y que puede formar parte de varias constelaciones. Algunos espacios están marcados para ser ocupados en partidas a dos jugadores.

Los jugadores dispondrán de una reserva personal de Estrellas. Los jugadores podrán colocar estas estrellas en espacios libres del tablero principal. La idea es intentar formar constelaciones que cumplan ciertos patrones, además de ocupar determinadas casillas.

Para formar constelaciones será necesario conectar las estrellas mediante Enlaces Estelares. Estas son piezas rectangulares que se colocan entre los espacios circulares del tablero. Su función es conectar dos estrellas. Un grupo de dos o más estrellas interconectadas entre sí mediante enlaces se denominará constelación.

El elemento clave del juego son las Cartas de Acción. Existen dos mazos diferenciados: las Básicas (reverso negro, sin coste) y las Avanzadas (reverso plateado, con coste de adquisición). Cada carta muestra en su parte superior una fase lunar, indicando en qué sector del tablero se puede jugar, y en su cuerpo central los elementos (estrellas y/o enlaces) que permite colocar y su orientación. Algunas cartas son especialmente potentes pero incluyen el símbolo de Amanecer que, tras utilizarlas, se colocarán en una hilera que sirve para determinar cuándo se detona una fase de puntuación. Es importante indicar que un jugador podrá utilizar todas las cartas que quiera en un turno, aunque todas deberán pertenecer a la misma fase lunar, resolviendo sus efectos en el sector correspondiente.

Esta hilera se formará bajo el Tablero de Puntuación. En la parte superior tendrá una serie de ranuras para conformar la oferta visible de Cartas de Acción Básica y Avanzada. En el centro tendremos el clásico track de puntuación con casillas numeradas del 0 al 59.

Para registrar el progreso en el track del tablero de puntuación, cada jugador cuenta con un Marcador de Puntuación. Al inicio de la partida, estos discos se colocan curiosamente en la casilla de valor 5, pues se pueden perder puntos en las fases de puntuación.

En estas fases de puntuación se evaluarán las cartas de Objetivo Común. Al comienzo de la partida se preparan cinco de ellas, colocándose alrededor del tablero principal, asignándose cada una a uno de los sectores. El marco circular con las fases determinará qué carta será resuelta primero (la que esté en la fase de Luna Nueva).

Por otro lado, cada jugador recibirá una carta de Objetivo Personal, que cada jugador mantiene en secreto y que muestran un patrón geométrico específico que el jugador intentará replicar dentro de sus constelaciones para obtener puntos al final de la partida.

Por último, el recurso del juego, las Fichas de Estrellas Fugaces. Estas pequeñas fichas se obtienen mediante efectos de ciertas cartas o al resolver una acción específica. Son un recurso de flexibilidad vital: permiten pagar el coste de las cartas de Acción Avanzadas, colocar estrellas en los costes de borde (fondo rojo) o romper la regla de restricción lunar, pagando dos fichas para jugar una carta en un sector distinto al indicado. Al final de la partida, las fichas sobrantes se convierten en puntos de victoria adicionales.

Con esto tenemos suficiente.
Preparación de la Partida
- Se monta el tablero de Cielo Nocturno en el centro de la mesa, conectando los 5 módulos a la pieza central y verificando que los números de cada pieza coincidan para asegurar su correcta colocación.
- Se colocan los 5 marcos de Fases Lunares alrededor del tablero de Cielo Nocturno en el orden alfabético impreso en sus bordes (o guiándose por la imagen) y se conectan entre sí. No importa con qué sector del tablero queden alineados.
- Se sitúa el tablero de puntuación a un lado.
- Se crea una reserva general con las fichas de estrella fugaz y los enlaces estelares.
- Se barajan las cartas de acción básica y acción avanzada y se forman dos mazos, uno a cada lado del tablero de puntuación. Tras esto, se revelan 4 cartas básicas y 2 avanzadas para formar el mercado de acciones.
- Se barajan las cartas de objetivo común y se coloca una bocarriba frente a cada fase lunar alrededor del tablero principal. Las cartas restantes se devuelven a la caja.
- Se coloca la pieza de Telescopio junto a la carta situada frente a la Luna Nueva.
- Cada jugador escoge un color y recibe:
- 35 Estrellas (formando su reserva personal).
- Marcador de puntuación, que coloca en la casilla 5 del tablero de puntuación.
- Una ficha de +60 puntos.
- Se barajan las cartas de objetivo personal y se reparte una a cada jugador, que mantiene en secreto. El resto se devuelve a la caja.
- Cada jugador roba 3 cartas de acción básica para formar su mano.
- En partidas a 2 jugadores se usan las estrellas de un color distinto al de los jugadores para cubrir las 10 casillas del tablero que muestran el símbolo de una estrella.
- Se determina el jugador inicial de forma aleatoria.
- El jugador inicial toma 1 ficha de estrella fugaz de la reserva. El resto de jugadores toman 1 ficha que el jugador de su derecha.
¡Ya podemos comenzar!

Desarrollo de la Partida
Una partida de Polaris se desarrolla a lo largo de un número indeterminado de turnos alternados por los jugadores, comenzando por el jugador inicial y continuando en el sentido de las agujas del reloj.
En su turno, el jugador activo debe realizar una única acción de entre las tres opciones disponibles:
- Robar una Carta de Acción. El jugador elige y toma una de las cartas de Acción visibles en el mercado del tablero de puntuación y la añade a su mano. Las cartas de acción básicas son gratuitas, mientras que las cartas avanzadas cuestan una ficha de estrella fugaz. Tras tomar la carta, se debe reponer inmediatamente el espacio vacío robando una carta del mazo correspondiente. Un jugador puede tener un máximo de 5 cartas de Acción en su mano. Si ya ha alcanzado este límite, no puede elegir esta acción.
- Jugar Cartas de Acción. El jugador baja a la mesa tantas cartas de acción de su mano como desee, siempre que todas compartan la misma fase lunar indicada en la parte superior de la carta. A continuación, coloca en el tablero los elementos indicados, ya sean estrellas (se pueden colocar en cualquier espacio circular libre del sector apropiado, incluidos los espacios que marcan la frontera entre sectores, aunque en este caso hay que pagar una estrella fugaz para colocarla) y/o enlaces estelares (se colocan en los espacios que conectan dos estrellas, respetando la orientación indicada en la carta) en el sector correspondiente a esa fase. Es posible resolver una carta parcialmente, no colocando alguno de sus elementos. Si una carta muestra enlace y estrella, no tienen por qué colocarse conectados entre sí (se puede poner el enlace en un espacio y la estrella en otro no conectado al enlace). Es posible jugar una carta y no colocar ninguno de sus elementos. El jugador puede cambiar el sector lunar de una carta para jugarla junto con otras pagando 2 fichas de estrella fugaz por cada carta cuyo sector desee modificar. Al terminar el turno, las cartas jugadas se descartan, salvo aquellas que tengan el icono de Amanecer, que estas cartas se colocan en los espacios de amanecer disponibles en el tablero de puntuación, rellenándolas de izquierda a derecha.
- Tomar Fichas de Estrella Fugaz. El jugador toma 3 fichas de Estrella Fugaz de la reserva general y las añade a su zona de juego.
Una vez resuelta la acción, si todos los espacios de amanecer están ocupados por cartas, se activa inmediatamente una fase de puntuación. El jugador activo toma la ficha de telescopio y el resto de jugadores resuelven un turno más. Cuando el jugador sentado a la derecha del jugador que tiene el telescopio ha terminado su turno, se procede a puntuar según la carta de objetivo situado sobre la luna nueva. Además, el jugador que mejor cumpla el criterio obtiene 3 puntos de victoria adicional. El jugador con el telescopio anota 2 puntos. Tras esto, se retira la carta de objetivo, se rota el marco para que la fase de luna nueva apunte a la siguiente carta de objetivo, colocando la ficha de telescopio sobre esa carta. Se descartan las cartas de acción en la hilera de amanecer y el jugador que tenía el telescopio se convierte en el nuevo jugador activo.
De lo contrario, el turno pasa al siguiente jugador.
Fin de la Partida
El final de la partida se alcanza tras resolver la quinta fase de puntuación, tras lo cual se procede con el recuento final, en el que cada jugador anota:
- 2 Puntos de victoria por cada estrella que no forme parte de ninguna constelación.
- 2/3/5/7/10 Puntos de victoria por constelaciones compuestas por 2/3/4/5/7 o más estrellas, incluyendo a Polaris si está conectada.
- Cada jugador revela su carta de objetivo y anota 3/6/10/15 puntos si ha completado el patrón 1/2/3/4 o más veces.
- 1 Punto de victoria por cada 2 fichas de estrella fugaz que el jugador tenga en su reserva.
En caso de empate, los jugadores empatados comparten la victoria.

Opinión Personal
Desde el inicio de los tiempos, la humanidad ha levantado la mirada hacia el cielo nocturno con un asombro inagotable. La vasta extensión del cosmos, salpicada de estrellas distantes y misteriosas, ha provocado tanto humildad como una profunda curiosidad. Observar la inmensidad del universo nos recuerda nuestra pequeña escala, pero al mismo tiempo inspira la búsqueda de conocimiento. Este sentimiento de asombro es la cuna de la astronomía, la filosofía y la eterna pregunta sobre nuestro lugar en el infinito.
En el mundo de los juegos de mesa lo habitual es encontrarnos juegos ambientados en el espacio, aunque principalmente enfocados en la ciencia ficción, representando tiempos futuros y/o lugares muy distantes. Hasta hace no mucho, el mundo de la astronomía no parecía un buen tema en torno al que desarrollar productos.
Pero esto es algo que ha ido cambiando desde comienzos de la década de los veinte del siglo XXI. Así, tenemos juegos tan llamativos como Stellar (aquí su tochorreseña), Galileo Galilei (aquí su tochorreseña) o el maravilloso SETI: Search for Extraterrestrial Intelligence (aquí su tochorreseña). Y es que casi podríamos decir que es un tema que está de moda.

Los chicos de Fractal Games se subieron a esta ola ya en 2023 con Nebula (aquí su tochorreseña), y ahora nos llega Polaris recurriendo a un estilo visual muy similar al contar con la misma artista. ¿Nos tendrá preparada la editorial chilena una serie de juegos ambientados en el cosmos? Lo comprobaremos en próximos años. Antes de continuar, toca agradecer a Maldito Games la cesión de la copia que posibilita esta parrafada.
En Polaris los jugadores van a competir por conformar las mejores constelaciones de estrellas posible en torno a la estrella polar, la más visible a simple vista ya que se ubica en la bóveda celeste de manera más próxima al eje de rotación de la Tierra. Dado que esta estrella se encuentra prácticamente en el polo norte celeste, aparece en el centro de las trayectorias circulares que parecen describir las otras estrellas por efecto de la rotación terrestre, lo independiza del tiempo la observación de sus coordenadas, siendo la altura sobre el horizonte expresada en grados y minutos la latitud del observador, motivo por el que su observación fue fundamental para el desarrollo de la navegación.
Pero bueno, dejemos los barcos a un lado y centrémonos en la premisa del juego. Los participantes recibirán al comienzo de la partida un patrón de constelación que querrán reproducir en el firmamento al menos cuatro veces. Este se encuentra dividido en cinco sectores cuyas separaciones son destellos de la estrella polar. Estos sectores muestran una serie de anillos concéntricos con espacios donde los jugadores podrán colocar estrellas y enlaces para interconectarlas.
A su vez, los sectores estarán asociados a una fase lunar, fundamental para el desarrollo de la partida. Y es que el elemento de actuación principal de los jugadores serán unas cartas que justamente muestran una de las cinco fases lunares. Así, al utilizar una carta, el jugador podrá colocar los elementos que crea convenientes de dicha carta en el sector coincidente con la fase lunar. ¿Lo interesante? Que se podrán jugar todas las cartas que se quiera siempre que pertenezcan a la misma fase.

Así, Polaris se nos presenta como un juego estilo Ticket to Ride (aquí su tochorreseña) o Alhambra (aquí su tochorreseña) en el que existen dos acciones principales. Con una de ellas podremos robar una carta del suministro y añadirla a nuestra mano (la cual está limitada a un máximo de cinco cartas) y con otra podremos jugar cualquier cantidad de cartas que pertenezcan a una misma fase lunar.
La tercera acción disponible será obtener tres fichas de estrellas fugaces, las cuales tienen tres posibles fines: asumir el coste de colocar una estrella en un espacio de separación (ya que ese espacio se tiene en cuenta para los dos sectores que divide), poder robar una carta avanzada del suministro o cambiar la fase de una carta que juguemos (aquí habrá que pagar dos fichas).
De esta forma, la dinámica que se desarrolla es muy similar a la de los juegos mencionados, ya que lo interesante será intentar maximizar los turnos, siendo lo óptimo resolver tandas de seis turnos, robando cinco cartas y jugando las cinco en el sexto turno. Siempre que juguemos menos cartas de las que tenemos en mano, estaremos intercalando turnos de jugar cartas y, en fin último, jugando menos cartas de las que podríamos.
Pero claro, lograr reunir siempre cinco cartas de la misma fase lunar es algo tremendamente complicado y, normalmente, poco efectivo, ya que los jugadores buscarán posicionarse en el firmamento teniendo en cuenta distintos momentos de la partida. Así, lo primero es atender a los objetivos de final de fase (algo que puede ocurrir en cualquier momento ya que depende de los propios jugadores al ir utilizando cartas con un símbolo de amanecer). Así, cada sector tendrá un criterio de puntuación que puede incluso penalizar a los jugadores si no alcanzan un mínimo, por lo que no conviene dormirse en los laureles.

A largo plazo está el tema de las constelaciones, tanto por cantidad de estrellas (intentando evitar dejar estrellas aisladas), como por intentar conformar el patrón personal al menos cuatro veces para alcanzar la máxima puntuación posible. Y claro, el cielo es grande, pero no hay espacio para todos, por lo que acercarse demasiado a las estrellas de los rivales supone correr el riesgo de que cubran espacios necesarios para conformar un patrón.
Cada vez que se complete una fase lunar, el disco lunar girará, de forma que las fases lunares asociadas a cada sector habrán cambiado, de forma que cartas que antes de la puntuación recién resuelta podían ser no muy interesantes (por ejemplo, porque el sector correspondiente estaba atestado de estrellas y apenas quedaban huecos libres) ahora son muy interesantes al corresponder a un sector con algo más de margen de maniobra, por lo que, a medida que se acerca la fase de puntuación, conviene ir calculando en qué sectores van a posicionarse las fases lunares y evaluar si interesa jugar ciertas cartas antes o después de que ocurra dicha fase de puntuación.
Bien, creo que ya tenéis un contexto más que suficiente para comentar aspectos positivos y negativos. A favor tenemos un flujo de partida ágil, habitual en este tipo de juegos en los que las acciones se limitan prácticamente a robar carta o jugar cartas. La historia no se va a alargar y los jugadores van a estar tensionados desde el primer al último turno por miedo a no poder jugar cartas en el momento adecuado y/o que algún rival ocupe los espacios que mejor nos vengan.
También me parece interesante el nivel de interacción en todos los aspectos del juego. Al tener espacios limitados y objetivos comunes, las cartas tienen un grado de interés más o menos similar para todos los jugadores. Lo mismo con los espacios en el firmamento, ya que muchos de ellos tendrán valor atendiendo a los criterios de puntuación, mientras que otros simplemente servirán para intentar conformar constelaciones.

Pero, aunque esto suene bastante aceptable, la realidad es que a Polaris se le empiezan a ver las costuras muy pronto. Y con lo primero que el juego golpea, a veces de forma inmisericorde, es con el azar. Y es que no es nada extraño que un jugador se vea obligado a coger cartas que no le interesan en un momento dado porque ahora no puede resolver un turno interesante y, acto seguido, al reponer, aparezca una carta que viene bien a todo el mundo y, obviamente, no va a mantenerse en el suministro. En este sentido, se echa en falta poder robar del mazo. Puedo entender que es para intentar evitar un mayor impacto del azar, pero este ya es notable de esta forma, simplemente que el jugador beneficiado no es el activo, sino el siguiente según el orden de turno.
Luego, el despliegue del juego genera bastante confusión, sobre todo cuando tenemos cartas de objetivos que se resuelven en una fase pero que apuntan a otro sector, o cuando tienes cartas que tienen en cuenta posiciones concretas dentro de un sector. No es nada sencillo controlar qué puntúa y qué no, sobre todo si estamos en una mesa amplia y/o los jugadores ya tienen una edad y la presbicia está muy presente entre los participantes.
La escalabilidad es otro punto débil, ya que todas las configuraciones tienen algún punto débil. A dos jugadores el azar tiene aún más peso, porque las probabilidades de que se produzca un desequilibrio entre los dos contendientes si uno tiene, en media, más suerte que el otro son mayores. Y a cuatro jugadores el caos se apodera del tablero y es tremendamente complicado conformar una constelación que contenga tu patrón. Diríamos que a tres jugadores es como más equilibrados quedan estos dos aspectos negativos.
Estos dos aspectos devalúan bastante la experiencia de juego. No hasta el punto de convertirlo en una experiencia negativa, pero sí como para tener claro que, existiendo opciones similares de tanta calidad, Polaris no tiene nada que hacer. Un juego familiar de este tipo debería ser lo más accesible y equilibrado posible, y en este caso Luciani no ha conseguido dar con la tecla (junto con Mainini). Por tanto, la rejugabilidad no es la mejor del mundo, aun teniendo un grado de variabilidad aceptable.

Pasemos a la producción. Aquí nos encontramos con unos acabados más que aceptables, con un tablero central a doble capa con espacios horadados para colocar las estrellas, aunque se habría agradecido que también estuviesen troquelados los espacios para colocar los enlaces. Enlaces que, por otro lado, son fichas de cartón un tanto incómodas de manejar (además que se pueden perder fácilmente). Las cartas muestran un muy buen gramaje, adecuada respuesta elástica y textura en lino, destacando el reborde plateado de las cartas avanzadas. El componente estrella son, valga la redundancia, las estrellas, que tienen una capa de polvo que le confieren un peligroso aspecto de gominola (cuidado con metérselas en la boca), aunque esta capa de polvo se va perdiendo a medida que las estrellas se manosean. El reglamento está bien estructurado, pero es poco claro en algunos aspectos, como el tema de poder colocar parcialmente los elementos de una carta o, incluso, no colocar nada de la carta y simplemente descartarla.
A nivel visual, al igual que ocurría con Nebula, la sensación es que hay diseño gráfico que ilustración. La portada, de nuevo, es simple pero efectiva, al igual que el tablero central. Al final es un juego que luce por el despliegue final, una vez hay un buen puñado de estrellas de colores en el tablero central.
Y vamos cerrando. Polaris es una propuesta con un flujo de partida ágil y una tensión constante, generada por la competencia por los espacios limitados y la carrera por los objetivos comunes en el firmamento que se van a ir resolviendo secuencialmente. No obstante, la experiencia se ve lastrada por un impacto del azar demasiado elevado a la hora de reponer el mercado y por una escalabilidad no muy boyante, que oscila entre el posible desequilibrio a dos jugadores por la aleatoriedad ya mencionada y el caos excesivo a cuatro. A esto le sumamos la confusión que puede generar la gestión de las puntuaciones según la posición de los sectores y las fases lunares. Aunque resulta entretenido y cumple mecánicamente, se queda muy atrás de propuestas con una dinámica similar de robar cartas y jugar cartas. Por todo esto le doy un…


