Reseña: Lisbon Tram 28
Introducción
28 es la línea de tranvía más famosa de Lisboa, que atraviesa muchos sitios históricos y se ha convertido en una de las favoritas tanto de los lugareños como de los turistas. Los jugadores conducen su tranvía por las calles de Lisboa, llevando a los pasajeros a visitar algunos de los principales monumentos de la ciudad. ¡Deben administrar estratégicamente sus boletos para recoger pasajeros y mover su tranvía de la manera más eficiente posible! ¡Optimice el espacio dentro de tu tranvía, desbloquea bonificaciones y conecta los monumentos visitados! ¿Serás el mejor conductor del 28?
Así se nos presenta Lisbon Tram 28, un diseño de Pedro Santos Silva, siendo este su primer título en salir al mercado. Fue publicado en 2021 por MEBO Games en una versión multilenguaje en inglés, alemán, portugués y español. De las ilustraciones se encarga André Fernandes Trindade, siendo también esta su primera incursión en el mundo de los juegos de mesa.
Permite partidas de 2 a 4 jugadores, con una edad mínima sugerida de 8 años y una duración aproximada de entre 45 y 60 minutos. El precio de venta al público es de 29,95€. Para esta reseña se ha utilizado una copia de la versión multilenguaje de MEBO Games, que la propia editorial nos ha cedido amablemente.
Importante: si ya conoces el juego y/o sólo te interesa mi opinión sobre el mismo, puedes pasar directamente al apartado de Opinión. Los apartados Contenido y Mecánica están destinados especialmente a aquellos que no conocen el juego y prefieren hacerse una idea general de cómo funciona.
Contenido
Dentro de una caja de cartón de dos piezas (tapa y fondo), de dimensiones 26,6×26,6×6,4 cm. (caja cuadrada ligeramente más pequeña que las tipo Ticket to Ride), encontramos los siguientes elementos:
- Tablero Principal (de cartón)
- 4 Tableros de Tranvía (de cartón)
- 4 Marcadores de Tranvía (de madera)
- 4 Conos de Monumento (de madera)
- 16 Marcadores de Bonus (de madera)
- 60 Pasajeros (15 de cada color) (de madera)
- Timbre (de metal y plástico)
- 136 Cartas (62,5×88 mm.):
- 108 Cartas de Billete
- 22 Cartas de Monumento
- Carta de Jugador Inicial
- 4 Cartas de Referencia
- Carta de Cobertura para 2 Jugadores
- Bolsa (de tela)
- Reglamento
Mecánica
Lisbon Tram 28 es un juego con mecánica principal de pick-up and deliver en el que los jugadores conducirán un tranvía con el que tendrán que ir recogiendo pasajeros en las distintas paradas con el objetivo de dejarlos en monumentos de la capital lusa. En cada turno, el jugador activo dispondrá de dos acciones a escoger entre mover el tranvía, recoger pasajeros, obtener una mejora y dejar pasajeros en un monumento. Salvo dejar pasajeros, todas las acciones requieren usos de cartas de colores específicos. Al final de cada turno el jugador activo roba 4 nuevas cartas y las añade a su mano. Las cartas de monumento proporcionan una cantidad fija de puntos que puede ser aumentada mediante las conexiones con las cartas adyacentes (se va formando una hilera colocando cartas a izquierda o derecha de la hilera).
Conceptos Básicos
Empecemos con el Tablero. Este muestra un mapa de Lisboa con una serie de monumentos conectada os mediante railes, en los cuales encontramos paradas intermedias (representadas con óvalos grises), paradas especiales (óvalos de colores), paradas para pasajeros (con una bandera) y los propios monumentos. En la parte superior encontramos una zona de suministro para las cartas de monumento y para el mazo y la pila de robo de cartas de billete.
En el tablero cada jugador tendrá un Tranvía que representará su transporte. Durante la partida, este tranvía podrá desplazarse sobre los raíles deteniéndose en las distintas etapas. El tranvía siempre debe seguir la dirección de los raíles, no pudiendo hacer curvas imposibles según el despliegue de los mismos. Además, salvo en el punto inicial (en el centro del tablero) en cada parada solo podrá encontrarse un tranvía en todo momento, de forma que si un tranvía intenta acceder a un espacio ocupado, el tranvía que se encontraba en él será empujado.
Los jugadores deberán alcanzar las paradas de Pasajeros para recogerlos y llevarlos hasta los monumentos. Existen cuatro colores de pasajeros, los cuales se encontrarán inicialmente en una bolsa desde la que se extraerán para colocarlos en las paradas. Los jugadores tendrán opción de forzar la suerte a la hora de cargar pasajeros e intentar subir uno más de los que se encuentren en la parada.
Cada jugador tendrá un Tablero de Tranvía que representa el interior del mismo. Este tiene espacio para cuatro pasajeros de cada color, aunque inicialmente solo están habilitados dos asientos para cada color. En la zona derecha encontraremos las mejoras que se pueden activar, una asociada a cada color. Cuando un jugador active una mejora, colocará la pieza de madera en el espacio octogonal para indicar que puede disfrutar de dicho beneficio.
El elemento clave de la partida serán las Cartas de Billete. En el mazo hay cartas de cuatro colores (los mismos que los pasajeros) y su función será servir como combustible para las distintas acciones que el jugador puede llevar a cabo, las cuales están asociadas con los colores. Es importante indicar que tres cartas de un mismo color actúan como un comodín. Los jugadores robarán cartas al final de su turno.
El objetivo será transportar pasajeros hasta los monumentos, los cuales se marcan con las Cartas de Monumento. Cada carta de monumento muestra un valor en puntos de victoria y la ilustración de uno de los monumentos presentes en el tablero. Adicionalmente, en los márgenes izquierdo y derecho encontraremos medios tickets de los cuatro colores a diversas alturas (cada color tiene una altura concreta). Al obtener estas cartas, los jugadores deberán formar una hilera, colocando cada carta nueva a izquierda o derecha de la misma y no pudiendo reordenarla. Cada conexión de tickets que completen proporcionará puntos extra al final de la partida.
Para una rápida localización de los monumentos «activos» se dispone de un conjunto de Conos de Monumentos. En todo momento estos conos deberán estar colocados en los monumentos asociados a las cartas anteriores para que los jugadores visualicen rápidamente la situación de cada uno.
Finalmente tenemos un Timbre que los jugadores podrán hacer sonar cuando quieran apartar un tranvía que se encuentre en su camino o quieran forzar la suerte y añadir un pasajero al grupo que va a subir a su tranvía.
Con esto tenemos suficiente.
Preparación de la Partida
- Se coloca el tablero por la cara correspondiente al número de jugadores.
- En partidas a 2 jugadores se coloca sobre el espacio para cartas de monumentos marcado con 3 jugadores la carta de cobertura.
- Se mezcla el mazo de cartas de monumento y se colocan bocabajo en el espacio de robo. A continuación se roban 18/15/12 cartas en partidas de 4/3/2 jugadores y se colocan bocarriba sobre el resto del mazo. Tras esto, se coloca una carta de monumento en cada espacio libre del suministro.
- Se coloca un cono en cada monumento del mapa coincidente con los indicados en las cartas del suministro (en partidas a 2 jugadores solo se usan 3 conos).
- Se introducen todos los pasajeros en la bolsa. Se mezclan y se extraen grupos de 3 pasajeros que se colocan en todas las paradas. La bolsa con el resto de pasajeros se deja a un lado.
- Se mezcla el mazo de cartas de billete y se coloca bocabajo en el espacio correspondiente. Cada jugador roba cinco cartas de billete para formar su mano inicial.
- Se colocan un marcador de bonus de cada color por jugador en los espacios correspondientes del tablero.
- Cada jugador escoge un color y recibe un tablero de tranvía y un marcador de tranvía que coloca en la plaza central del tablero.
- Se coloca el timbre a un lado del tablero.
- Finalmente, se escoge aleatoriamente al jugador inicial y se le entrega la carta identificativa.
¡Ya podemos comenzar!
Desarrollo de la Partida
Una partida de Lisboa Tram 28 se desarrolla a lo largo de un número indeterminado de rondas. En cada ronda, comenzando por el jugador inicial y continuando en el sentido de las agujas del reloj, cada jugador disfruta de un turno.
En su turno, el jugador activo puede ejecutar hasta dos acciones (iguales o distintas). Las acciones disponibles son:
- Mover el Tranvía. El jugador puede desplazar su tranvía tantos pasos como quiera con 1 acción, debiendo descartar cartas de un mismo color para ello (con cada carta descartada se puede progresar un paso). El tranvía debe respetar la dirección de los raíles, pudiendo cambiar de dirección en las paradas. Si en el trayecto del tranvía el jugador encuentra otros marcadores de tranvía, deberá tocar el timbre y empujar ese tranvía, robando ambos jugadores una carta de billete en este momento (solo se roba una carta, independientemente de cuantos pasos sean empujados los tranvías). Si el tranvía empujado se encuentra en una bifurcación, será el dueño del tranvía el que escoja por qué rama progresa.
- Recoger Pasajeros. Si el tranvía del jugador se encuentra en una parada con al menos un pasajero, el jugador puede cargar pasajeros descartando cartas de billete que coincidan con el color de los pasajeros a cargar (aunque no pueda cargar todos debe descartar todas las cartas). Antes de esto, puede decidir aumentar el número de pasajeros disponibles tocando el timbre. Entonces, el jugador de la derecha extrae un nuevo pasajero y lo coloca junto al resto. El jugador debe pagar una carta extra del color correspondiente. Si el jugador no tuviese cartas suficientes, perderá la acción, pero mantendrá las cartas.
- Dejar a los Pasajeros un Monumento. Si el tranvía del jugador se encuentra en un monumento con cono, podrá descargar de su tranvía a los pasajeros coincidentes con la carta de monumento, tomándola del suministro y colocándola en su zona de juego a izquierda o derecha de su hilera (si es su primera carta de monumento simplemente comenzará la hilera). Tras esto, el jugador sentado a la derecha del jugador activo extraerá 3 pasajeros de la bolsa y los colocará en cualquier parada libre, tanto de pasajeros como de tranvías (si no hubiese paradas libres no se extraen pasajeros de la bolsa).
- Coger un Bonus. Si el tranvía del jugador se encuentra en una de las paradas especiales, descarta tres cartas del color correspondiente a la parada especial para obtener el marcador de bonus especial, activando la habilidad correspondiente. Las habilidades son:
- Disponer de Tres Acciones por turno (en vez de dos).
- Poder llevar a 4 Pasajeros de cada color (en vez de dos).
- Un movimiento de Tranvía gratuito en cada turno (además de las acciones).
- Extraer 3 pasajeros de la bolsa en vez de 1 al forzar la suerte.
Finalmente, el jugador roba cuatro nuevas cartas del mazo y las añade a su mano.
Tras esto, el turno pasa al jugador de la izquierda.
Recordemos que a la hora de descargar cartas, tres cartas de un mismo color equivalen a un comodín.
Fin de la Partida
La ronda final se desencadena cuando se no quedan cartas de monumento bocarriba en el mazo. Se completa la ronda actual para que todos los jugadores hayan tenido la misma cantidad de turnos y se procede con el recuento final. Cada jugador anota:
- Tantos puntos como indique cada carta de monumento en su zona de juego.
- 1 Punto por cada conexión del mismo color entre dos cartas de monumentos.
El jugador con más puntos de victoria será el vencedor. En caso de empate se aplican los siguientes criterios:
- El jugador con más conexiones entre sus monumentos.
- El jugador con más pasajeros en su tranvía.
- El jugador que actuase más tarde en el orden de turno.
Opinión Personal
Lisboa es una de esas capitales europeas con tremendo encanto. Muchos lugares especiales, tanto clásicos, como la catedral, la Torre de Belem o el Castillo de San Jorge, frente a espacios más modernos como el Monumento a los Descubrimientos o los famosos puentes, el de Vasco da Gama y el del 25 de Abril. Como especial es el famoso Tranvía 28, un icono y que conecta con casi todos los emplazamientos emblemáticos de la ciudad.
Ahora tendremos la oportunidad de ponernos al volante de uno de estos tranvías y demostrar que somos los más eficientes a la hora de recoger y transportar pasajeros. Vamos a ver cómo se comporta en mesa este Lisbon Tram 28, no sin antes agradecer a MEBO Games la cesión de la copia que posibilita esta tochorreseña.
Cada jugador controlará un tranvía que se desplazará sobre los raíles desplegados en la ciudad y que conectan las paradas donde los pasajeros pueden subir con los diferentes monumentos de la ciudad. Estos pasajeros están representados por peones de cuatro colores, teniendo el tranvía una capacidad limitada para cada color (inicialmente 2, aunque puede aumentar a 4 por color).
El objetivo de los jugadores es intentar acumular la mayor cantidad de puntos de victoria posible recogiendo estos pasajeros y transportándolos hasta los monumentos más demandados en cada momento. Esto se determina mediante un mazo de cartas que marcan como objetivo inmediato una serie de monumentos con un conjunto concreto de entre tres y cinco pasajeros de colores diversos. Así, el jugador deberá recoger pasajeros de dichos colores y alcanzar el monumento antes que sus rivales para poder completar la carta de objetivo.
Estas cartas proporcionan de 1 a 3 puntos de victoria y muestran unos tickets en sus laterales a distintas alturas. Los jugadores irán formando una hilera con estas cartas en su zona de juego, de forma que cada vez que completen un monumento, la carta se colocará a izquierda o derecha de la hilera, intentando maximizar este número de conexiones, pues son puntos adicionales.
En cada turno, el jugador activo va a disponer de dos acciones a escoger entre cuatro posibles: desplazar el tranvía a lo largo de las distintas paradas, recoger pasajeros de la parada en la que se encuentre, completar cartas de monumento o desarrollar características del tranvía en paradas especiales. A excepción de la acción de bajada de pasajeros, todas las acciones requieren el uso de cartas de billete, las cuales muestran los mismos colores que los pasajeros.
Así, para poder montar en el tranvía un grupo de pasajeros, el jugador deberá descartar una carta de color coincidente por pasajero esperando. O para desplazar al tranvía por los raíles deberá descartar cartas de un mismo color, avanzando un paso por cada carta descartada. Y para desarrollar alguna de las habilidades del tranvía, habrá que descartar tres cartas del color correspondiente con la parada especial para obtener esa mejora.
De esta forma, las dos mecánicas principales del juego serán la gestión de la mano de cartas y el pick-up and deliver. Una combinación, a priori, interesante mediante la cual los jugadores tienen que optimizar sus dos acciones y decidir cómo y para qué gastar sus cartas, porque, en el fondo, estamos en una carrera por ver quien logra completar más y mejores cartas de monumento antes de que el final de la misma se detone al agotar el mazo este tipo de cartas.
Empecemos por los aspectos interesantes. Me gusta el sistema de puntuación. La idea de tener cartas de objetivo por colecciones de pasajeros es bastante típica, pero que estas cartas tengan que formar una hilera intentando maximizar el número de conexiones de tickets es algo que resulta estimulante.
Habrá ocasiones en las que una carta de monumento que solo proporciona un punto resulte más interesante que otra que proporcione tres porque gracias a los tickets que tenemos disponibles en las cartas de los extremos de nuestra hilera podemos compensar esa diferencia de puntos. Y claro, una carta de tres pasajeros es más sencilla de completar (puede que solo haya sido necesario recoger pasajeros una única vez antes de alcanzar el monumento), mientras que una de cinco pasajeros ya, de entrada, exige haber parado dos veces, lo que ya complica el asunto porque hay que gastar más cartas, tanto para recoger pasajeros como para desplazar el tranvía hacia otra parada.
Obviamente, aun siendo más costoso, esas cartas también tienen tickets con los que aumentar los puntos que proporcionan, así que todo dependerá al final de las cartas que hayamos obtenido previamente, nuestra posición en el tablero, las paradas con pasajeros listos para montar y la localización de los monumentos objetivos. Pero lo importante de este concepto es que las cartas de objetivo tienen distinto peso para los jugadores, lo que produce dinámicas interesantes.
Esto conduce a una curiosa gestión de la mano en la que siempre tendremos la sensación de ir cortos de cartas. De hecho, habrá ocasiones en las que prefiramos perder acciones y no malgastar cartas, aumentando nuestra mano en cuatro cartas (algo que siempre ocurre al final del turno, independientemente si se han resuelto dos, una o ninguna acción).
Aquí entran en juego las mejoras del tranvía. Son acciones particulares que se pueden resolver en cuatro localizaciones concretas (una por mejora) en las que hay que entregar tres cartas. Es decir, hay que perder acciones y cartas para alcanzar ese punto y obtener la mejora. Existe la tentación de potenciar el tranvía al máximo para luego centrarse en completar cartas de monumento a un mayor ritmo al poder llevar más pasajeros, tener más acciones, reducir el azar en la recogida de pasajeros y tener un movimiento gratuito de un paso independientemente de las acciones resueltas.
Pero claro, esto supone un mínimo de ocho acciones empleadas para este fin. Y ¿os acordáis de que os he dicho que hay que ser óptimos? El juego está ajustado de forma que no puedas permitirte emplear demasiadas acciones con este fin a no ser que todos los jugadores se pongan de acuerdo en hacer lo propio. Si no, lo normal es que otro jugador complete más cartas de monumento que tu cuando el final de la partida sea detonado.
Así que otro de los detalles interesantes es que hay que saber escoger qué beneficio activar, algo que suele venir determinado por el reparto inicial de cartas. Si ya tenemos tres cartas de un mismo color en la mano, lo práctico es ir a activar esa mejora, sea cual sea, y empezar a amortizarla cuanto antes. He dicho sea cual sea porque otra peculiaridad es que cada tranvía, aun teniendo los mismos bonus, estos están asignados a colores distintos.
Bien, hasta aquí los elementos que me parecen interesantes de cara a sentarse a la mesa. Sin embargo, se antojan insuficientes para compensar los clásicos defectos asociados al pick-up and deliver, esto es, juegos muy tácticos en los que la sensación de reiteración no tarda en aparecer.
Lo habitual en cada turno será ojear el tablero, localizar pasajeros que puedan interesarnos según las cartas de monumentos e intentar alcanzarlos y recogerlos antes que cualquier otro rival para, posteriormente, alcanzar el monumento de turno y descargarlos. Sí, es cierto que el grado de interacción es ligeramente intenso ya que los jugadores están compitiendo por lo mismo. Pero desplazarse por el tablero es costoso y al final no hay tanto conflicto como uno podría llegar a esperar.
Esto se refleja en uno de los elementos que podría resultar más llamativo pero que finalmente acaba siendo anecdótico. Hablo del timbre que incluye la caja y que los jugadores harán sonar en dos situaciones. La primera es que decidan forzar la suerte a la hora de cargar pasajeros. Y es que el diseño permite al jugador activo extraer un pasajero adicional de la bolsa para añadir al conjunto, pero asumiendo un riesgo, ya que por ese pasajero tendrá que descartar una carta adicional del color correspondiente.
Si no la tiene, tendrá que dejar todos los pasajeros en la parada (aunque no perderá cartas). Un sistema similar al de los túneles en Ticket to Ride (aquí su tochorreseña). Bastaba con decirlo en voz alta, pero con el timbre lo único que conseguiremos es perturbar a nuestros rivales que no se esperarán un campanazo, distrayéndoles de sus pensamientos.
El otro caso es cuando un tranvía accede a una parada donde se encuentra otro tranvía, empujándolo. Tocar el timbre representa la señal a ese otro tranvía para que se aparte y deje pasar al del jugador en turno. Curioso pero, de nuevo, totalmente accesorio. Además, las ocasiones en las que esta circunstancia acontecerá no serán tantas como uno esperaría. De hecho, pueden darse partidas en las que ningún tranvía aparte a otro. Lo dicho, un elemento más ornamental que otra cosa.
Así pues, nos encontramos con un juego que, aun siendo familiar, es bastante plano, porque es de esos juegos en los que hay reposición y las rutas, aun variando, no suponen un especial reto más allá de optimizar la mano en cada turno. Lo bueno es que la partida está bastante bien ajustada en tiempo y, aunque al final te queda la sensación de haber estado haciendo lo mismo una y otra vez, no llega a alcanzar el grado de sopor, y te acaba dejando simplemente en cierto grado de indiferencia. Sirva como referencia otro juego de este corte que también tiene los mismos problemas, Istanbul (aquí su tochorreseña).
Es cierto que para jugadores poco habituados a este tipo de juegos puede ser una puerta de entrada interesante y, como familiar, no tiene especiales errores de bulto. Pero la competencia en este sector es estratosférica, y el propio Ticket to Ride, con una mecánica también de gestión de la mano de cartas (aunque en este caso con establecimiento de rutas en vez de pick-up and deliver) está a años-luz, tanto en diversión como en profundidad.
Prueba de ello es la influencia del azar a la hora de gestionar la mano de cartas. Ocurrirá muchas veces que un jugador necesite una carta de un color concreto y por muchos turnos que pasen, no le aparece en las cartas que roba, teniendo que emplear tres cartas de otro color para que actúen como comodín, mientras que a otro jugador le puede venir todo rodado e ir robando las cartas que necesita en cada momento. Algo típico de juegos familiares y que viene a equilibrar el nivel de los jugadores. Por muy bueno que sea estableciendo rutas optimas y gestionando tu mano de cartas, puede que alguien menos eficiente te gane gracias a que ha tenido ese punto de fortuna en momentos oportunos.
Además no escala del todo bien, ya que, como supondréis, es de esos juegos que requieren que haya movimiento en el tablero para que los objetivos a corto plazo de los jugadores varíen con cierta agilidad, por lo que como realmente funciona bien es a cuatro jugadores (aumentando además las probabilidades de tener que tocar el timbre para apartar a un tranvía). A tres jugadores aún mantiene cierto interés, pero a dos jugadores queda totalmente descafeinado.
También hay que remarcar que es imperativo que los jugadores actúen con cierto brío, porque es de esos juegos en los que realmente no hay que analizar demasiadas opciones. Por lo que si un jugador ralentiza la partida sí que puede hacer acto de aparición el hastío y las ganas de acabar la partida.
La rejugabilidad, por tanto, es bastante corta. Es cierto que al estar ajustado en duración y no poder perder demasiados turnos en activar todas las mejoras, las partidas pueden diferir en función de qué mejora se obtenga para modular las acciones a resolver. Pero, con todo, esa sensación de indiferencia al cerrar la caja provocará que vea poca mesa.
Vamos con la producción. Nos encontramos con unos acabados más que decentes. Las cartas son de gran gramaje, magnifica repuesta elástica y textura lisa (recomendable el enfundado porque las cartas se barajan y se manosean bastante). Los elementos de cartón de buen grosor y prensado, y los elementos de madera son de buena densidad, destacando los marcadores para los tranvías, con formas personalizadas y serigrafiados. El timbre es el típico que se incluye en otros juego, de aceptable acabado, aunque, como ya hemos dicho, más efectista que efectivo. El reglamento está bien estructurado y no deja lugar a dudas.
A nivel visual, el trabajo de André Fernandes Trindade es correcto en los elementos, con un mapa de Lisboa llamativo y funcional, aunque tal vez un poco plano (muy pocos sombreados). El diseño de las cartas es claro y relativamente atractivo. Tal vez donde se queda algo corto es en la portada, que tiene una perspectiva que no termina de cuadrar, como si se tratase de un recortable en el que se han ido colocando elementos sobre un fondo.
Y vamos cerrando. Lisbon Tram 28 es un diseño con mecánicas principales de pick-up and deliver y gestión de la mano de cartas que tiene algunas ideas interesantes, como el concepto de conectar las cartas de objetivo en una hilera intentando completar tickets para maximizar los puntos (que varía el peso de los objetivos para los jugadores según las circunstancias de cada uno) o la posibilidad de activar modificaciones que potencian alguno de los aspectos del juego. Sin embargo, no son suficientes para conformar un diseño lo suficientemente solido que no acabe dejando una sensación de indiferencia al finalizar la partida. Es de esos juegos en los que tienes la impresión de haber estado haciendo más o menos lo mismo todo el rato y al final alguien ha ganado porque le han cuadrado mejor las cartas. Por todo esto le doy un…
Cuánto me alegro de no haberlo comprado en un impulso incontrolado…se ve simplón y sin ningún aporte nuevo 😉😁.
Uy… Que decepcion… 😟
Me habia gustado o al menos me habia llamado la atención alli en la feria… 😐
A mi se me desinfló rapidísimo.
Pues a nosotros nos encantó. Supongo que según los gustos, a nosotros nos gustan mucho juegos como el Dorado, Primera clase, Lacrimosa, Reconquista, Brass, etc… Este saldrá más que el Catán o que el Splendor