Reseña: Trideo
Introducción
Muchos peones de colores. ¡Tendrás que visualizar la imagen completa! Intenta conectar tres peones de un mismo color para alcanzar la victoria.
Así se nos presenta Trideo, un diseño de Stefano Cavanè (Quicksand, 48STORM). Fue publicado por primera vez en 2015 por Clemens Gerhards en una versión multilenguaje (inglés, francés, italiano y alemán).
No se encuentra publicado en español, por lo que tendréis que recurrir a la importación para haceros con una copia (el juego es completamente independiente del idioma, a excepción del reglamento). Permite partidas a 2 jugadores, con una edad mínima sugerida de 8 años y una duración aproximada de entre 10 y 15 minutos. El precio de venta al público es de 26€. Para esta reseña se ha utilizado una copia de la versión multilenguaje de Clemens Gerhards.
Importante: si ya conoces el juego y/o sólo te interesa mi opinión sobre el mismo, puedes pasar directamente al apartado de Opinión. Los apartados Contenido y Mecánica están destinados especialmente a aquellos que no conocen el juego y prefieren hacerse una idea general de cómo funciona.
Contenido
Dentro de una caja de cartón de dos piezas (tapa y fondo), de dimensiones 22×16×3,3 cm. (caja rectangular mediana similar a otros juegos de Clemens Gerhards), encontramos los siguientes elementos:
- Tablero de Juego (de madera)
- 24 Peones (4 de cada uno de los 6 colores) (de madera)
- Reglamento
Mecánica
Trideo es un abstracto para dos en el que nos encontramos un tablero de 8×8 casillas con una serie de pivotes de seis colores previamente colocados. Cada jugador controla 3 de esos colores. En cada turno, el jugador activo podrá desplazar uno de los pivotes que controla en línea recta hasta la casilla que desee siempre y cuando no salte por encima de otros pivotes. El objetivo es lograr conectar ortogonalmente entre si tres pivotes de uno de los tres colores que controle.
Conceptos Básicos
Empecemos con el Tablero. Este muestra una cuadricula de 8 casillas por lado (aunque realmente son oquedades circulares). En los extremos del tablero tenemos 3 oquedades adicionales donde se situarán los jugadores.
Sobre este tablero se situarán y se desplazarán los Peones (que encajan en las oquedades). Cada jugador controlará 3 grupos de peones de colores (gris, negro y blanco para un jugador, naranja, amarillo y rojo para otro). El objetivo es conseguir reunir los tres peones de un mismo color, teniendo en cuenta que estos solo se podrán desplazar en línea recta y sin saltar por encima de otros peones (propios o rivales).
Con esto tenemos suficiente.
Preparación de la Partida
- Se coloca el tablero en el centro de la mesa.
- Se colocan tres peones de tonos cálidos (amarillo, naranja y amarillo) en los 3 espacios separados de un lado del tablero y tres peones de tonos desaturados (negro, blanco y gris) en los otros 3 espacios.
- El resto de peones se colocan en el tablero formando el patrón mostrado en la imagen.
- Se escoge al jugador inicial de forma aleatoria.
¡Ya podemos comenzar!
Desarrollo de la Partida
Una partida de Trideo se desarrolla a lo largo de un número indeterminado de turnos alternados por los jugadores, comenzando por el jugador inicial.
En cada turno, el jugador activo debe desplazar uno de los peones bajo su control en un movimiento rectilíneo (vertical, horizontal o diagonal), pudiendo atravesar cualquier cantidad de casillas vacías.
Tras esto, el turno pasa al jugador contrario.
Fin de la Partida
La partida finaliza inmediatamente cuando un jugador consigue conectar ortogonalmente entre sí tres peones del mismo color, proclamándose vencedor.
Opinión Personal
Dentro del género de los abstractos, hay un subtipo que me gusta especialmente en el que la preparación de la partida suelta a los jugadores en medio de una posición de máxima tensión, sin preámbulos ni desarrollo previo. El juego que hoy nos ocupa vendría a encuadrarse en esa categoría, así que vamos a ver qué tal se comporta este Trideo en mesa.
Nos encontramos con un tablero repleto de pivotes, 9 por jugador divididos en 3 colores. El objetivo es bien simple: ser el primero en conectar entre si tres pivotes de uno de los colores que controle.
Y mecánicamente no puede ser más sencillo. En cada turno, el jugador activo desplaza un peón en línea recta tantas casillas como quiera, no pudiendo saltar por encima de casillas ocupadas, esto es, los pivotes hacen de tope. No tiene más.
Los pivotes comienzan dispuestos en alternancia diagonal en parejas de colores. Todas estas diagonales, a su vez, son paralelas, de forma que solo tenemos una diagonal principal ocupada por todos los peones de un mismo color para cada jugador, mientras que sus otros dos colores tendrán los peones separados por esta gran diagonal.
De esta forma, el juego parte de una posición de máxima tensión, pues los jugadores necesitan hacer un juego de aparcacoches para, por un lado, generar los espacios necesarios para desplazar sus peones y, por otro, establecer bloqueos que impidan al rival progresar con su plan.
Es un juego en el que se pasa del ataque a la defensa con una velocidad brutal, teniendo que tener un especial cuidado ya que si un jugador es capaz de enlazar un par de buenos movimientos sin oposición es bastante probable que a la partida no le queden muchos movimientos.
Con todo, aun jugando totalmente concentrado, las partidas no suelen alargarse y en pocos movimientos alguien ejecuta un paso en falso que abre una rendija en su defensa por la que su rival se cuela. Me gusta la sensación que deja cuando el jugador que va a perder ve la serie de movimiento que le va a llevar a su derrota de forma inevitable por no haber ejecutado un movimiento distinto en su anterior turno. Es todo bastante inmediato.
Como pista, suele resultar clave lograr conectar dos pivotes, porque eso ya crea una situación de tensión máxima porque un pivote solo sigue teniendo mucha libertad y el rival va a tener que dedicar muchos esfuerzos a bloquear sus posibles trayectos, lo que abre la puerta a maniobras de distracción con otros colores.
Me gusta describirlo como estos típicos artilugios que nos permiten juguetear con la gravedad en la que los elementos se elevan, cargándolos de energía potencial y, al liberarse, comienza un baile impredecible que finaliza con estos elementos alcanzando una posición de equilibrio.
Seguramente os recuerde poderosamente a otro abstracto con origen patrio como es Nonaga (aquí su tochorreseña), con un objetivo similar, aunque con tres importantes diferencias. La primera es que en el juego de Viktor Bautista solo tenemos un grupo de peones de un único color. La segunda es que el tablero es variable, siendo los jugadores los que van desplazando las casillas que los peones pueden alcanzar. Y la tercera es que el tablero tiene una disposición hexagonal, por lo que cada peón tiene tres direcciones en las que poder moverse (en un sentido u otro), mientras que aquí son cuatro (la vertical, la horizontal y las dos diagonales).
Para mi gusto, este Trideo está un escalón por encima de Nonaga, que tal vez era demasiado directo. Este al tener una posición inicial más compleja y no ser trivial la toma de decisiones al tener que gestionar tantos frentes (propios como de los rivales). Y los movimientos en diagonal despistan, y muchas veces un movimiento legal se nos escapa en nuestra evaluación.
En general es un abstracto muy entretenido cuya mayor pega es tal vez que la preparación de la partida te va a consumir casi el mismo tiempo que el desarrollo de la misma. Es difícil aprenderse el patrón de la posición inicial y normalmente hay que recurrir al reglamento para no colocar un peón donde no se debe, aunque con un par de reglas de posicionamiento pueden bastar, como por ejemplo que en una diagonal principal deben estar todas las piezas de un color por jugador y que los peones del otro color de un mismo jugador deben colocarse en la vertical exterior separados por una casilla y alternando colores. Esto ya da las posiciones iniciales para todas las diagonales.
A nivel de producción, como todos los abstractos de Clemens Gerhards, nos encontramos con una gran pieza de madera maciza que va a funcionar como tablero, en este caso con orificios perforados en los que van a encajar los peones con forma de supositorio. Visualmente llama bastante la atención, aunque tiene el pequeño problema de que, al menos en mi copia, los orificios están muy ajustados al diámetro de los pivotes, siendo complicado a veces extraerlos de su posición. Supongo que en tiradas posteriores esto está solventado porque tengo otros juegos de la misma editorial con este sistema de encasillado y los peones entran más holgados. El reglamento está bien estructurado y no deja lugar a dudas. Lo peor es el formato de caja, aunque es un mal común a todos los juegos de esta editorial.
Y vamos cerrando. Trideo es un abstracto para dos que sitúa a los jugadores en una posición de bastante tensión desde el primer minuto y en el que un paso en falso suele suponer una derrota inminente. La producción es muy llamativa y es de esos diseños que, con partidas muy cortas, te deja la sensación de que cada movimiento es clave. Su mayor defecto es que la preparación de la partida consume bastante tiempo para lo que dura la misma y que tampoco es un abstracto rompedor. Pero funciona muy bien. Por todo esto le doy un…
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Hola Misut, esta serie de juegos de Gerhard tiene una producción excelente. Además me han hablado muy bien tanto de 90 grad, con un tablero similar al de Mabula pero en qué la condición de victoria es la eliminación, y de Kipp4, un cuatro en raya en un tablero que se inclina de forma que las canicas se ajusten de acuerdo a la pendiente; además de los por ti ya comentados en las partidas. A nosotros el Fendo nos sigue gustando mucho. Un saludo