Reseña: Torre de Gatos

Introducción

“¡Miau!, ¡Parece delicioso!” exclamó el Gato mientras se relamía al ver aquel pescado colgado. Todos los gatos prefieren los peces que están demasiado altos para atraparlos de un salto. Por eso tuvieron la idea de subirse unos encima de otros y así poder llegar más arriba. ¡Ayúdalos a hacer una Torre de Gatos! Lanza el dado, dobla las cartas y apílalas para llegar a lo más alto. Pero ten cuidado, ¡no dejes caer la Torre de Gatos!

Portada

Así se nos presenta este Torre de Gatos, un diseño de Aza Chen (Kitty Paw, Cat Box o Fireworks). Fue publicado en 2015 por el propio Aza Chen, siendo licenciado en 2016 por IDW Games y Pandasaurus Games. De las ilustraciones, como suele ser habitual, se encarga el propio Aza Chen.

En nuestro país se encuentra publicado por Tranjis Games, aunque el juego es completamente independiente del idioma. Permite partidas de 2 a 4 jugadores, con una edad mínima sugerida de 4 años y una duración aproximada de unos 15-20 minutos. El precio de compra recomendado es de 17,95€. Para esta reseña se ha utilizado una copia de la versión en español de Trajis Games, que la propia editorial nos ha cedido amablemente.

Contraportada

Importante: si ya conoces el juego y/o sólo te interesa mi opinión sobre el mismo, puedes pasar directamente al apartado de Opinión. Los apartados Contenido y Mecánica están destinados especialmente a aquellos que no conocen el juego y prefieren hacerse una idea general de cómo funciona.



Contenido

Dentro de una caja de cartón de una pieza (tapa abatible) con otra que sirve como seguro, de dimensiones 11,5×11,5×7,2 cm. (caja cuadrada pequeña similar a Pocket Invaders), encontramos los siguientes elementos:

  • Dado de Acción (de madera)
  • 28 Tarjetas de Gato
  • 8 Tarjetas de Gato Gordo
  • 15 Fichas de Minino (de cartón)
  • Reglamento

Mecánica

Torre de Gatos es un juego de habilidad en el que los participantes deben colocar unas cartas de gatos dobladas formando pequeñas cajas. Ganará el primero en deshacerse de su mano de cartas de gato. En su turno, cada jugador lanzará un dado que determinará cómo se debe colocar la carta y si se aplica algún efecto adicional (como colocar cartas de gato gordo o colocar fichas de gato). Si alguien tira la torre, recibirá una penalización.


Conceptos Básicos

Empecemos con el elemento principal del juego, las Cartas de Gato. Se trata de tarjetas con dos dobleces que se irán apilando apoyándose una sobre otra como si fueran pequeñas cajas. Al comienzo de la partida cada jugador recibirá un número de estas cartas y el objetivo fundamental de cada uno será colocar todas las tarjetas de su mano antes que sus rivales. Como pequeña norma, siempre que tengamos que apilar un gato sobre otro gato, habrá que rotar 90 grados la orientación del gato, para que apoye sobre la anterior y no se encaje.

Cartas de Gato

Por otro lado tenemos las Cartas de Gato Gordo. Son tarjetas rectas (no se doblan) que se apoyarán sobre las cartas anteriores. Tendrán como función establecer una base para cartas de gato de la zona superior.

Cartas de Gato Gordo

Las Fichas de Gato estarán ligadas a las cartas de gato gordo, ya que, cada vez que tengamos que colocar alguna de estas tarjetas, tendremos que revelar una ficha de gato, que desencadenará algún efecto. Estas fichas también tendrán que ser colocadas en la torre, sobre la tarjeta de gato gordo.

Fichas de Gato

Finalmente tenemos el Dado, que es el que decide la acción del jugador. Se lanzará al comienzo del turno del jugador para, posteriormente, proceder según el resultado obtenido. Además, este dado servirá para determinar cuándo ha finalizado el turno del jugador anterior.

Dado

Con esto es suficiente.


Preparación de la Partida

  • Se reparten 7 cartas de gato a cada jugador.
    • Se coloca una carta de gato como base en partidas de menos de 4 jugadores.
  • Se forma una pila con las cartas de gato gordo.
  • Se mezclan las fichas de gato y se forma una pila bocabajo.
  • Se escoge al jugador inicial (según el reglamento, el jugador más joven).

¡Ya podemos comenzar!

Partida Preparada

Desarrollo de la Partida

Una partida de Torre de Gatos consta de un número de turnos alternados entre los jugadores hasta que se cumple la condición de finalización. Comenzando por el jugador inicial y continuando en el sentido de las agujas del reloj, cada jugador disfrutará de un turno que se desarrolla mediante los siguientes pasos:

  • Lanzar el Dado.
  • Según la cara obtenida, deberá proceder de la siguiente forma:
    • Un Gato: el jugador debe colocar una de sus cartas de gato sobre la torre.
    • Dos Gatos: el jugador debe colocar dos cartas de gato sobre la torre, una encima de otra.
    • Zarpa: el jugador entrega una de sus cartas de gato a otro jugador, que deberá colocarla en la torre en lugar del jugador en turno.
    • Pescado: el jugador debe colocar una carta de gato bocabajo sobre la torre.
    • Gato Gordo: el jugador debe colocar una carta de gato gordo (del mazo) sobre la torre. A continuación revela una ficha de gato, la coloca sobre la carta de gato gordo recién colocado y aplica el efecto:
      • Cambiar el Sentido de Juego
      • Saltar al Siguiente Jugador
      • Redistribuir los gatos entre los jugadores (se toman todas las manos, y se vuelve a repartir equitativamente entre los jugadores).
      • Zarpa: el siguiente jugador entrega una de sus cartas de gato a otro jugador, que deberá colocarla en la torre en lugar del jugador en turno.
      • Gato Gordo: el siguiente jugador debe colocar una carta de gato gordo, junto con otra ficha de gato.
      • Gato Juguetón: el siguiente jugador debe colocar su carta bocabajo en la torre.

Si la torre colapsa, el jugador en turno deberá recuperar dos cartas de gato a su mano como penalización, más una carta de gato adicional por cada ficha de gato que también cayese. El resto de cartas de gato se devuelven a la caja y las fichas de gato se descartan. El juego continuaría siguiendo el flujo normal.

Detalle de Torre

Fin de la Partida

La partida finaliza tras el turno del jugador que consiga quedarse sin cartas de gato, proclamándose vencedor.


Variantes

  • Varias Partidas: se pueden jugar varias partidas (se acuerda un numero de ellas). Al término de cada una, los jugadores perdedores anotan cuantas cartas de gato tienen en sus manos como puntos de penalización. Tras finalizar la última partida, el jugador con menos puntos de penalización será el vencedor.
  • Carrera por el Pescado: cada jugador intenta montar su propia torre de gatos de forma simultánea. Un jugador dará la salida, y el primero en colocar sus 7 cartas deberá comprobar la estabilidad de la misma, colocando el dado (con la cara del pescado hacia arriba) sobre la última carta. Si la torre se mantiene firme, habrá ganado la partida. En caso contrario, el resto de rivales tendrán la oportunidad de completar la torre y colocar el dado.

Opinión Personal

Creo que muchos estaréis de acuerdo en que los gatos han conquistado Internet. Y lo han hecho a su manera, esto es, sibilinamente, paso a paso, foto cuqui a foto cuqui, con algún Grumpy Cat como excepción para confirmar la regla. Era inevitable que este tsunami gatuno no arrasase con los juegos de mesa, siendo el señor Aza Chen uno de los máximos exponente de esta fiebre felina. Ya son unos cuantos fillers en los que las mascotas de largos bigotes y actitud desconfiada son el eje central. Hoy le toca el turno a este Torre de Gatos, así que vamos a ver cómo se comporta, no sin antes agradecer a los chicos de Tranjis Games la cesión de la copia que posibilita el tocho que estáis a punto de leeros.

En Torre de Gatos, como su propio nombre indica, los jugadores tendrán que apilar gatetes representados mediante unas gruesas cartas con dos pestañas que vendrían a ser sus patitas. Estas cartas se irán apilando con estas pestañas dobladas (como si fuesen pequeñas cajitas), apoyándose giradas 90 grados para que dichas pestañas hagan contacto con la superficie del lomo del gato inferior. ¿El objetivo? Ser el primero en quedarse sin cartas, algo para lo que será fundamental tener un buen pulso para evitar derrumbar la torre, lo cual nos penalizaría devolviendo algunas de estas cartas a nuestra mano.

Y muy poco más. Nos encontramos ante un filler de habilidad claramente enfocado a los más pequeños que, inevitablemente, nos traerá a la mente uno de los juegos de HABA que más suenan en el mundillo. Habéis acertado, me estoy refiriendo a Super Rhino! (aquí su tochorreseña). Como pequeño recordatorio, Super Rhino! vendría a ser una fusión entre UNO y Jenga, en el que los jugadores reciben una mano de cartas que funcionan como tejados de un gran edificio. El objetivo es deshacerse de dicha mano de cartas construyendo un edificio. Pero antes tendremos que colocar las paredes que sustenten el nuevo piso. Como colofón al turno, la carta colocada puede aplicar un efecto que actuará sobre el flujo de la partida (cambia el sentido de juego, salta al siguiente jugador, se repite turno, etc.), aunque la partida también podía finalizar si a algún jugador le tiembla el pulso y derrumba el edificio.

Detalle Gato

Torre de Gatos es prácticamente el mismo concepto, cambiando un par de detalles que pueden resultar más o menos relevantes. El primero de ellos es que se elimina el efecto de las cartas. Aquí cada jugador dispone de una mano de cartas simples que en lo único que varían es en la raza del gatito que representan. Pero, salvo este detalle, todas sirven para lo mismo, esto es, doblarle las patitas y apilarlas una encima de otra.

Que los efectos ya no estén presentes en las cartas no significa que hayan desaparecido. Ahora estos entran en juego mediante una tirada de dado que se realiza al comienzo del turno. Esta tirada determina si tenemos que colocar uno o dos gatitos (repetimos turno), si tenemos que colocar el gato al revés (complicando la vida del siguiente jugador), si le damos una carta de nuestra mano a otro jugador para que el asuma la responsabilidad del turno (pero sin avanzar a la victoria) o bien colocamos una carta de gato gordo, que supondrá un riesgo para nosotros (sin reducir nuestra mano). En resumen, se elimina la gestión de la mano de cartas y se añade un elemento azaroso a la hora de determinar qué debe ocurrir en el turno y, en ocasiones, en el siguiente. Depende del prisma con el que se mire, esto puede ser algo positivo o negativo. A la hora de sentar a la mesa a los más pequeños de la casa, lo veo como una reducción de la complejidad del juego, ampliando el rango de edad por el límite inferior. Sin embargo, se consigue el mismo efecto en el límite superior, ya que el juego se simplifica y pierde interés para los más creciditos.

El otro cambio importante respecto al éxito de ventas de HABA es el sistema de apilamiento. En Super Rhino! los jugadores colocaban los suelos/techos de plantas de un edificio, teniendo que colocar entre ellas unas paredes, que es donde realmente radicaba la dificultad en lo que al juego de habilidad se refiere. Aquí se ha aunado todo en un mismo elemento, las cartas de gato, que funcionan como techo/suelo y paredes a la vez. ¿Cómo? Pues formando una especie de caja, doblando dos pestañas en los extremos de una tarjeta de un grosor considerable (hablaremos de esto más tarde). Para conseguir erigir la estructura, los jugadores deberán ir girando la orientación de estos mininos de cartón de forma que las patas apoyen sobre la base del que se encuentra en el nivel inferior.

Detalle Torre

Podría parecer otro paso atrás en la dificultad. Sin embargo, tengo que admitir que el sistema me ha convencido una vez lo ves en funcionamiento. Y es que, a diferencia de lo que uno podría esperar, el apilar las cartas de esta manera introduce un factor que en Super Rhino! parece estar presente pero luego nunca hace acto de aparición. Hablo de la gravedad (como una de las fuerzas fundamentales en la naturaleza). En Super Rhino! el sistema de paredes y tejados era sorprendentemente estable. Una vez se lograba colocar el tejado sin que la estructura colapsase, aquello soportaba meneos de todo tipo (recordemos que, de vez en cuando, hay que desplazar al meeple de Super Rhino! de una planta a otra). Esto se debía a que las pareces, una vez consolidadas en la estructura, no alteraban su posición. A pesar de que, por elasticidad, las paredes deberían tender a abrirse, la presión ejercida por el emparedado de cartas lo impedía. En Torre de Gatos, por suerte o por desgracia, no es así. De hecho, como es prácticamente imposible conseguir una estructura perfecta (ángulo de noventa grados en las patas), la presión de los elementos superiores provoca que, turno a turno, los primeros gatos colocados cada vez se abran más de patas, produciéndose el colapso de forma «periódica».

Digamos que, en cierto modo, se introduce el factor tiempo en el juego. Hay que jugar rápido, porque, en cualquier momento, la torre puede derrumbarse sin que nosotros hayamos hecho nada, simplemente porque los gatos, al encontrarse un peso encima, se irán abriendo más y más hasta que la superficie de apoyo sea insuficiente. En Torre de Gatos difícilmente llegaremos a conseguir estructuras colosales dignas de ser fotografiadas desde las alturas, porque para un encuadre lateral habría que alejarse mucho. Esta es la diferencia más importante a la hora de comparar ambos juegos.

Para darle un poco de sabor al conjunto, que podría quedar algo insípido, se introducen los gatos gordos. Estos no son más que cartas planas a las que no se les doblan las patas, funcionando como bases estables para siguientes plantas (no olvidemos el peso que tienen que soportar los gatos en niveles inferiores). Cuando, por azar, nos toque colocar uno de estos gatos, veremos como el turno no es efectivo para nosotros, ya que no reducimos nuestra mano de cartas, y generamos una base estable que hace casi imposible la pifia de, al menos, el siguiente jugador. Es por ello que, al colocar una de estas cartas, el jugador deberá revelar una ficha de minino que, en esencia, aplica los mismos efectos que el dado, pero sobre otro jugador, compensando el nulo progreso del jugador activo.

Detalle Torre

Otro cambio menor, obligatorio por el cambio de paradigma, es que ahora la partida no finaliza si la torre colapsa, ya que esto será lo normal tras unos pocos turnos. Ahora lo que ocurrirá es que el jugador en turno cuando la torre colapse recibirá una penalización en forma de cartas de gato que añadirá a su mano para, a continuación, proseguir con el juego tan tranquilamente. Esto provoca que Torre de Gatos sea un juego de habilidad más frenético que Super Rhino!, con ese toque de patata caliente y de intentar soltar el turno lo antes posible para no ser los que veamos como la torre se derrumba cuando aún estamos en posesión del turno.

Aquí encontramos una laguna que también puede generar frustración e insatisfacción. En el reglamento no queda especialmente claro quién debe recibir la penalización en caso de colapso de la torre. Habla del jugador activo, pero ¿en qué momento deja un jugador de ser activo? ¿Cuándo ha colocado su carta? ¿Cuándo el siguiente jugador coge el dado? Esto no sería un problema si no existiese esa pequeña cuenta atrás que supone la presión de los elementos apilados. Un pícaro jugador podría esperar un poco a ver si la torre colapsa antes de tomar el dado y dejar que el jugador que acaba de colocar sea el penalizado. Habría sido preferible un poco de concreción en este aspecto.

Por otro lado, este sistema habilita una variante que puede estar graciosa, en la que cada jugador construye su propia torre, compitiendo simultáneamente con el resto de jugadores. Es cierto que no tiene especial complejidad, ya que no es más que doblar las cartas y apilar a un ritmo adecuado para lograr colocar los siete gatos sin que la torre sucumba y lograr aguantar el peso del dado como paso final. Es una variante curiosa, pero que poco más que anecdótica.

Resumiendo, un poco, Torre de Gatos se siente como una variante de Super Rhino! que aporta algún concepto interesante, como el tema del tiempo y el efecto «patata caliente», pero a costa de perder la virtud del juego de Haba de funcionar con adultos. Tampoco debemos olvidar que el público objetivo de Super Rhino!, al igual que el de este Torre de Gatos, es (y sigue siendo) el de los reyes de la casa. Con ellos funcionará bien, aunque los más adultos nos cansaremos en pocas partidas del diseño.

A esto contribuye, negativamente, la rejugabilidad. Y es que, al eliminar la gestión de la mano como parte del juego, Torre de Gatos, se vuelve un diseño mucho más monótono y dependiente del azar, por lo que el único interés del juego es ver cuando la torre colapsa e intentar no ser los que nos comamos la penalización. Esto impide que los jugadores entren en ese círculo vicioso de revanchismo, encadenando varias partidas, ya que uno tiene la sensación de que el ganador ha alcanzado la gloria de forma circunstancial, más que por su buen hacer.

Detalle Dado

Por contra, la escalabilidad se ve favorecida en este sentido. Y es que no hay especial diferencia entre jugador a 2 y jugar a 4, más allá del entreturno y la reducción de las probabilidades de ser el que vea como la torre se derrumba estando en posesión del turno.

Pasemos a la edición, uno de los aspectos más destacado del juego. Las tarjetas de gato son de un grosor premium, algo que favorece el juego, ya que la memoria del material influye notablemente en el desarrollo de la partida. Este grosor provoca que las cartas puedan soportar mucho peso encima y, paralelamente, tiendan a recuperar su forma normal, activando el efecto «patata caliente». El dado de madera es de grandes dimensiones, aunque hay que colocarle las pegatinas. Las fichas de gato son de cartón de un grosor algo justo, pero adecuado para su fin (aunque el destroquelado ha de hacerse con cuidado). Todo recogido en una caja de cartulina (horror) abatible con las ya clásicas orejas de gato de los juegos de Aza Chen. El reglamento es claro en la explicación, aunque, como ya hemos comentado, deja alguna laguna que puede generar problemas.

Donde el señor Chen es un as es en la presentación. En este aspecto Torre de Gatos vapulea a Super Rhino! Y es que, volviendo al comienzo de la opinión, los gatos dominan el mundo. Es imposible no poner ojitos a estos gatos cuadriculados que iremos apilando. El efecto llamada cuando uno ve la caja en el estante de la tienda es muy poderoso. Un diez en este sentido para Torre de Gatos.

Detalle Torre

Y vamos cerrando ya. Torre de Gatos es un juego de habilidad para los más pequeños que, sin ofrecer nada especialmente llamativo, funciona adecuadamente. Introduce el efecto «patata caliente» en un juego de apilar, de forma que el jugador penalizado puede que lo único que no haya hecho bien sea jugar rápido. Como producto entra por los ojos gracias a su adorable aspecto, aunque, por desgracia, como diseño se queda corto, sobre todo a la hora de sentar adultos en la mesa (los niños seguramente lo disfrutarán). Por todo esto le doy un…

Aprobado

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