Crónicas Jugonas: Semana 35 del 2015 (24/08 – 30/08)

Semana de depresión postvacacional, con vuelta al trabajo y a la rutina. Como era de suponer, el ritmo de partidas ha decaído. Aun así, no ha estado mal (dentro de lo que cabe). Vamos allá.

No fue hasta el miércoles cuando cayó la primera partida. Y para no asustar a nuestras neuronas, un juego de habilidad: Villa Paletti. Diseñado por Bill Payne, toma Jenga como idea básica y le añade ciertos mecanismos para que, por un lado, solo haya un ganador y, por otro, haya que sopesar mucho más a la hora de decidir que columna escoger para actuar. Iremos construyendo una estructura en vertical mediante una serie de columnas y plantas. Estas columnas son más valiosas cuanto más robustas sean. Cada vez que haya que poner un piso nuevo, se evalúan todas las columnas que soportaran ese nuevo piso y el jugador con más puntos se convertirá en el líder actual, pero indicando quien lo era anteriormente. Así hasta que alguien de un paso en falso. Partida muy tensa, en la que, por primera vez, logramos alcanzar el último piso. Fue Sandra quien no pudo soportar tanta presión y al colocar una pieza desestabilizó la estructura y está colapso. Me gusta especialmente este juego de apilar elementos porque tiene más decisiones de las que pudiese parecer. No solo hay que lograr colocar columnas en pisos superiores. Cada vez que levantas una estás modificando el balance de la estructura, así que no basta únicamente con calcular si lo que está encima de la pieza depende de ella, sino también lo que está debajo. También muy recomendable si os gustan estos juegos donde la gravedad es una enemiga más, aparte de los contrincantes.

Hasta el infinito, ¡y más alla!
Hasta el infinito, ¡y más alla!

El jueves le saqué a Sandra uno de los juegos que estrenamos la semana anterior: Finca. Diseñado por Wolfgang Sentker y Ralf zur Linde, nos trasladamos a la isla de Mallorca, donde tendremos que cultivar diversos frutos para completar los pedidos de las distintas fincas. En su turno, un jugador podrá elegir una de tres posibles acciones: recolectar frutos, completar pedidos o jugar una ficha especial. Las fincas irán solicitando una serie de conjuntos de frutos a cambio de una ficha con puntos de victoria. La mecánica más curiosa es la de recolección de frutos, con una especie de pseudo-mancala, en el que tendremos un molino con aspas sobre las cuales se muestra uno de los cinco seis frutos. Tendremos una serie de agricultores sobre dichas aspas. Elegiremos uno de ellos y, por un lado, se moverá en sentido de las agujas del reloj tantas posiciones como agricultores hubiese en el aspa inicial, y por otro, se obtendrán tantos frutos como agricultores haya en el aspa de destino (siempre incluyendo en ambas cuentas al agricultor en movimiento). Al igual que la primera partida con mi hermano, tensa e igualada. A dos jugadores hay bastante control y es complicado despegarse. La victoria me la llevé yo gracias a una última jugada en la que cerré la partida y logré llevarme varias losetas de Finca. Resultado: 74 a 67. Juego elegante, con una explicación ultracorta y un aspecto muy agradable. El sistema de recolección me pareció una maravilla, recordando mucho a un mancala pero sin movimiento de siembra (no se desperdigan los agricultores del aspa elegida, pero si se aplica el número de movimientos). Entre esto y estar ajustando al milímetro los frutos para intentar optimizar al máximo las entregas, echaremos un rato superentretenido. Y, como no podía ser de otra forma, con calidad Hans im Glück. En pocos juegos encontraremos meeples de brevas. Gran adquisición. A ver si lo pruebo a mas jugadores para tener una visión global y poder reseñarlo.

Experto recolector
Experto recolector

Como la partida anterior no duró mucho, seguimos jugando y le dimos otra oportunidad a Continental Express.  Un juego diseñado por Charles Chevallier en el que iremos completando una serie de pedidos en forma de vagones, los cuales se irán tomando de un suministro general formado por 9 cartas, de forma que tomar de la primera columna es gratis, de la segunda cuesta un billete y de la tercera cuesta dos billetes. Además de los vagones, aparecerán otras cartas con diversos efectos que obligarán a los jugadores a adaptarse. Cada jugador dispondrá de un contrato secreto que le sumará puntos adicionales al final de la partida en función de las compañías con los que consiga pedidos. Partida corta que finiquité completando mi cuarto contrato, aunque Sandra utilizó su turno para hacer lo mismo. La victoria fue para el que os escribe gracias a los puntos extra otorgados por la carta de objetivo, aunque por un solo punto: 28 a 27. Filler que, de momento, no pasa de ligero entretenimiento. A dos jugadores muy poco cambio en el suministro y demasiado control. De vez en cuando se dan situaciones en los que hay que saber qué elegir, pero son pocas. Quiero probarlo con más jugadores, pero para dos se me queda muy corto.

Ni chicha, ni limoná
Ni chicha, ni limoná

El sábado quedamos con José Luis y Silvia para una buena tarde de juegos de mesa. Comenzamos con el estreno de la semana y una de las últimas novedades de Devir, aunque el juego ya tiene sus añitos: Manila. Un juego de especulación diseñado por Franz-Benno Delonge en el que los juegos controlan un grupo de tres contrabandistas con el objetivo de ser los que más dinero amasen. Para ellos tendrán que intentar guiar a unas barcazas en las que se transportan las mercancías para llevarlas al puerto. Pero cuidado con los piratas y las aguas bravas complicarán el asunto. En cada ronda se subastará el rol del capitán que decide la posición inicial de las barcazas y sus mercancías, además de poder comprar una carta de mercancía (que al final de la partida tendrán un determinado valor en función de cuantas veces la barca con dicha mercancía haya arribado a puerto). Posteriormente, los jugadores irán colocando sus peones en diversas posiciones que proporcionarán ganancias o no en función de donde finalicen las barcazas. Partida entretenida en la que un servidor no pudo jugar peor. Todo por lo que aposté salió rana y al final acabé con muy poco efectivo. Afortunadamente el jengibre, mercancía de la que tenía yo dos cartas, subió de valor un poco y mi tanteo final no fue tan desastroso como parecía que iba a ser. Sandra comenzó muy fuerte, aprovechándose del miedo de todos los jugadores a la hora de quedarse sin fondos en la fase de subasta del rol del capitán. Esto le permitió acumular muchas cartas de jade y colocar en la casilla 5 la barca de dicha mercancía. De hecho, sería el jade el material que desencadenaría el final de la partida. Ítem mas, en una de esas rondas Sandra, además, obtuvo las ganancias integras de una de esas barcazas de jade ya que nadie más se subió a la misma. Todo esto le dio la victoria. Por su lado, José Luis y Silvia lograron ir aumentando su capital con buenas decisiones, no como el que os escribe. Resultado final: Sandra 103, Silvia 98, José Luis 90 y yo 47. Nos resultó muy entretenido. Un juego puro de especulación y subastas con dos fases, una primera en la que se decide el capitán, y otra en la que los jugadores arriesgan más o menos por donde acabarán las barcazas. A pesar de los años (el juego es del 2005), gracias a su elegancia sigue funcionando perfectamente. Lo único malo es que las barcas ya no son de madera, sino de cartón. Por todo lo demás, gran elección de Devir para reeditar.

Si es que los juegos de especulación no son lo mío...
Si es que los juegos de especulación no son lo mío…

Tras un buen rato transportando mercancías de contrabando, partidita a otro de los estrenos de la semana pasada: Concordia. Un juego de Mac Gerdts en el que los jugadores toman el control de familias romanas en busca de prosperidad y desarrollo. Para ello tendrán a su disposición una serie de colonos que irán desplazándose por el mapa para establecerse en distintas ubicaciones con el fin de obtener recursos. Cada jugador dispondrá de una mano inicial de cartas, teniendo que jugar una por turno (la cual se mantendrá descartadas hasta que se juegue una determinada carta), aplicando su efecto. Cinco tipos distintos de recursos, además del dinero, permitirán a los jugadores desplazar a sus colonos, obtener recursos, establecer emplazamientos y obtener nuevas cartas. Gran partida, tensa y con momentos de estrés. Comencé muy fuerte pero cometí un par de errores que, probablemente, evitaron que me hiciese con la victoria. Aun así fui el jugador que más puntos hizo… junto a José Luis. ¿Adivináis quien tenía en su poder la carta de Praefectus Magnus? Pues eso… Pero para hacer todo más interesante, Silvia y Sandra también quedaron empatadas… ¡y a solo un punto de distancia! Resultado final: José Luis y yo con 109 puntos, mientras que Sandra y Silvia con 108. Juego muy elegante. Me esperaba algo más complejo y resulta que se explica un santiamén. Como supuse en la primera partida, la partida a cuatro fue sublime, sobre todo por los bloqueos. Como contraprestación, las rondas iniciales tienen un entreturno un tanto pesadete cuando los jugadores no tienen claro que quieren hacer. Merecidísima nominación al Kennerspiel des Jahres del año pasado.

¡La partida más ajustada de la historia!
¡La partida más ajustada de la historia!

Después, para que Nico pudiese unirse a la mesa, José Luis nos sacó el clásico de los clásicos: Los Colonos de Catán. Un juego de Klaus Teuber en el que los jugadores gestionarán recursos para intentar establecer poblados y ciudades en la isla de Catán. Esta se compone de una serie de casillas hexagonales con un valor en su interior y un tipo de recurso. Al comienzo de cada turno, el jugador lanza los dados y se activan aquellas casillas coincidentes con el valor de la tirada, recibiendo recursos aquellos jugadores que posean poblados o ciudades en alguno de sus vértices. Posteriormente, el jugador podrá construir (poblados, ciudades, carreteras o cartas de desarrollo) o negociar con otros jugadores y realizar trueques con los recursos. Así hasta que algún jugador obtenga 10 puntos, otorgados por poblados, ciudades y la carretera más larga y el ejército más numeroso. Partida en la que Silvia y Nico tomaron la delantera gracias a una racha de tiradas de valor 11 que les permitieron a ellos conseguir madera, el recurso más escaso durante la partida. Silvia además se hizo con la carretera más larga. Solo era cuestión de tiempo que cerrara mediante la construcción de ciudades. Mientras, yo miraba como la suerte se cebaba conmigo y pasaba los turnos sin apenas poder hacer más que mendigar por recursos en el turno del resto de jugadores. Resultado: Silvia vencedora con 10 puntos, Nico segundo con 7, José Luis tercero con 6, Sandra cuarta con 4 y yo último con 2 (los dos poblados iniciales). Entiendo que sea un juego perfecto para entrar en el mundillo para aquellos que cuando piensan en juegos de mesa a su mente vienen títulos como Monopoly, Risk u otros festivales del azar. Si los astros se alinean en tu contra, puedes no tener nada que hacer. Y eso me pasó a mí en esta partida. Puedo aceptar esto, pero lo que me parece algo imperdonable es que me pueda llevar turnos y turnos viéndolas venir sin poder hacer más que intentar mendigar al resto de los jugadores por esos recursos vitales para expandirme. Para mí es la peor elección de la famosa terna (Carcassonne, Los Colonos de Catán y Ticket to Ride). Pero hay que estarle agradecido por ser la palanca que lo cambió todo.

Una muestra más de por qué no tengo un Catán en mi colección...
Una muestra más de por qué no tengo un Catán en mi colección…

Mientras llegaba la comida, otra partidita a Villa Paletti. Silvia fue a la cocina para preparar la cena a Nico, mientras los demás jugábamos con taruguitos. Partida que se mantuvo muy igualada hasta el último momento. Este fue en el turno de José Luis, que derrumbó la estructura dándole la victoria a Nico, poseedor del dado de la victoria.

Igualdad hasta el último instante
Igualdad hasta el último instante

Para cerrar la sesión, partidita a Elysium. Un juego de cartas diseñado por Matthew Dunstan y Brett J. Gilbert en el que mediante un curioso sistema de columnas (las tendremos en juegos y nos permitirán tomar cartas mientras no descartemos alguno de los colores requeridos) iremos adquiriendo una serie de cartas para nuestro dominio, aplicando su efecto, para, posteriormente, ir bajándolas a nuestro Elíseo (pagando un coste en monedas), donde iremos formando familias por valor o por color (estas familias serán nuestro mayor botín de puntos de victoria). Jugamos con las familias: Apolo, Poseidón, Hades, Zeus y Atenea. Partida en la que Silvia supo adaptarse bien a la mecánica de obtención de cartas y transferencia al Eliseo, de forma que obtuvo las dos leyendas de valores 2 y 3 con sus correspondientes bonus que, sumado a una buena cantidad de puntos que tenía acumulados y alguna carta de Kronos, le dio la victoria. Los demás estuvimos cerca pero nos faltó un puntito. Resultado: Silvia vencedora con 60 puntos, José Luis segundo con 54, Sandra tercera con 52 y yo ultimo con 47. Si a dos jugadores me resulta un juego muy entretenido, a cuatro se me hizo tremendamente pesado. Un entreturno muy pesado debido a la gran cantidad de cartas y el decidir que columna descartar. Y eso que la partida duró poco más de una hora. Pero no sé, se nos hizo muy larga. Es cierto que esto es un factor común en este tipo de juegos de cartas y combos, pero al ser un draft sobre un suministro común es difícil planificar mientras los demás juegan, pues cuando te vuelve a tocar es probable que las cartas que contemplabas como posibles ya no estén. No creo que lo vuelva a sacar a más de dos jugadores.

Como un juego entretenido a dos se convierte en un suplicio a cuatro
Como un juego entretenido a dos se convierte en un suplicio a cuatro

Y con esto se cierra la semana. El domingo tocaba limpieza y nos quedamos sin fuerza. Para alargar la depresión, esta semana finaliza la jornada intensiva. Lo único bueno es que volverán las partiditas de sobremesa. Quien no se consuela es porque no quiere.

12 comentarios

  1. El problema del Catan es tan evidente… que en la versión para móvil hay una opción de «bonificación»: si no has conseguido ninguna materia prima en 5 turnos, puedes coger una (la que quieras).

    1. Pero eso, puedo aceptar el azar. En Machi Koro, que toma la misma mecánica de activación de edificios, pues si no te salen los valores, no te salen. Pero casi siempre vas a poder hacer algo. Aquí es que te puedes llevar turnos y turnos viendo como los demás progresan y tu no puedes hacer nada.

  2. » Entiendo que sea un juego perfecto para entrar en el mundillo para aquellos que cuando piensan en juegos de mesa a su mente vienen títulos como Monopoly, Risk u otros festivales del azar»
    Excelente frase

    1. Es que jugar a Catán despues de llevar ya una trayectoria… y ver como pasan los turnos y lo mucho que pude hacer fue suplicar cuando veía que alguien conseguía madera… 😛

  3. Muy buenas Iván:

    Nosotros probamos el Manila el otro día, aprovechando que lo presentaban en nuestra tienda habitual de compra de juegos y cómics. La verdad es que nos gustó mucho a todos y super entretenido.

    Lo que sí me llama la atención es lo bajo de vuestro marcador. Nosotros lo jugamos a 5 y todos logramos pasar de 110 puntos (La ganadora -mi mujer- llegó a los 145).

    Un saludete!!!

  4. Qué pasada de Concordia ehh 🙂 A ver si lo vuelvo a sacar esta semana que preveo muchas partidas. El Catán pues nada, a mi tampoco me gusta mucho. El único de los tres que mencionas que me gusta y bastante es el Carcassone, pero vamos que no podemos negar que son buenas piezas, teniendo en cuenta que millones de personas lo han comprado y además han servido como dices de palanca en este mundillo…
    Y por último, el Elysium pensaba que era al revés, mejor cuantos más jugadores haya en la partida, así que a ver si se me cruza bien de precio y me hago con él 😉

    Saludos!!

    1. Por partes, Concordia elegantisimo.

      Ticket to Ride o Carcassonne te pueden gustar mas o menos, pero nunca estarás sin hacer nada. Pero en Catan…

      Y el Elysium, el problema es el entreturno. Muchas cartas, opciones… AP a la vuelta de la esquina. Como con Dominion. A 2 fluye way, y a cuatro se hace mas pesado.

  5. Normal que no te gustara el Catán. Tienes ya un bagaje en la afición, y el Catán se queda corto, descafeinado, si no es uno de tus primeros juegos. Yo hace mucho que no quiero jugarlo. El peor de «la tríada». De hecho, a los otros 2 juego cualquier día encantado, pero el Catán… eso, que se queda desfasado. Pero al yayo hay que quererlo. ¿Dónde estaría yo sin él?
    Saludos!

    1. A mi me hace gracia cuando algunos hablan de juegos que se han quedado anticuados, y ponen de ejemplo Puerto Rico… Como se nota que Catán no lo han vuelto a jugar en años 😛

  6. Un placer leerte!

    El concordia me llama bastante, tengo el Navegador, crees que se parecen?cual te gusta más?

    Un saludo 😉

    1. Son bastante distintos. Bueno, tienen meeples-barquitos iguales (parece que Mac Gerdts compró un trailer y tiene que meterlos en todos sus juegos). Concordia es un poco de deckbuilding (sutil), gestión de recursos y creación de redes. Gustandome Navedador, Concordia me gustó mas. Muy elegante.

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