Crónicas Jugonas: Semana 22 del 2015 (25/05 – 31/05)
Buena semana, con bastantes partidas, pero a la que le ha faltado una sesión contundente con la que poner la guinda. Aun así, un poco de todo: estrenos, prototipos, abstractos… Vamos al lio.
Empezamos el lunes con una partida a The Speicherstadt. Un título de Stefan Feld con una original mecánica de subasta en el que nosotros pujamos por el orden de compra de cartas (bomberos, barcos con mercancías, artesanos, edificios, etc.) pero, a su vez, el precio se va a ir modificando en función de los jugadores que se vayan colocando a la cola. Diabólico. Y todo sin olvidarnos de los incendios, que irán restando puntos a aquel jugador que menos potencia de bomberos haya conseguido. Además siempre se va muy justo de monedas. En la mesa, Sandra, Víctor, Marta, Borja y un servidor. Partida con diversas estrategias. Yo esta vez decidí centrarme en las oficinas para intentar pillar el máximo de puntos, y como complemento, un pedido de los grandes, sin dejar de lado los bomberos para, al menos, no intentar perder puntos. Borja se centró en los bomberos y en un par de pedidos que pillo en las rondas iniciales. Marta se centró en dos pedidos y en no perder puntos durante los incendios. Sandra tiró de puntos alternativos, no cogiendo ningún pedido. Y Víctor se manejó de forma errática. Resultado final: Marta vencedora con 18 puntos, los mismos que yo, pero ella con más monedas. Tercero Borja con 12 puntos, Cuarta Sandra con 11 y Víctor ultimo con -1. Muy recomendable para cuatro/cinco jugadores, con una mecánica de subastas muy curiosa y original. Eso sí, muchas opciones durante la partida. Hay que tener muy claro que se quiere en cada ronda porque cada moneda tiene una importancia vital. Y más a cinco jugadores, que desde que colocas un meeple hasta que te vuelve a tocar, la situación en el tablero puede haber cambiado radicalmente para tus intereses. Da pie a un poco de faroleo intentando engatusar a la gente para que se tire a por cartas que no te interesan y no encarezcan las que sí. Y los bomberos son vitales para evitar perder puntos y no tanto ganarlos. Gran juego.
El martes me llevé al trabajo por primera vez otro gran juego: Kingdom Builder, del gran Donald X. Vaccarino. Un juego abstracto (aunque disfrazado) en el que iremos colocando una serie de asentamientos sobre un tablero formado por cuatro cuadrantes con 5 tipos de terrenos edificables. El terreno en el que tenemos que edificar en cada ronda viene fijada por una carta que vamos robando de un mazo en el que hay 5 cartas de cada tipo de terreno (25 cartas en total). Por otro lado, tres cartas nos marcan los objetivos a intentar cumplir en la partida. Además, una serie de casillas nos proporcionarán acciones especiales. En la partida: Marta, Víctor, Borja, Sandra y yo. Las cartas que aparecieron fueron: Lores, Trabajadores y Mercaderes. Y en el mapa: Torre, Puerto, Oráculo y Taberna. Partida dominada por los objetivos de los Lores y los Mercaderes, intentando conectar el máximo posible de elementos. Marta y Sandra fueron las que más rápido pudieron empezar a desarrollarlos, mientras que los demás comenzamos algo más tarde. Sin embargo, la clave estuvo en los Lores, que fueron los que decantaron la partida. Y ahí yo rasqué suficientes puntos para llevarme la victoria. Resultado: yo vencedor con 63 puntos, segunda Sandra con 56, tercera Marta con 52 y últimos Borja y Víctor con 32. Un grandioso juego, superdinámico una vez que se sabe jugar adecuadamente. Aquellos que hayáis probado el juego y sigáis teniendo la sensación de que el juego funciona solo y no hay nada que decidir, jugad a la versión para dispositivos móviles contra la inteligencia artificial y ya veréis que no es tan azaroso. A mí me encanta y tengo las dos expansiones, aunque en esta ocasión no utilizamos ninguna (salvo los materiales para el quinto jugador). Muy recomendable.
El miércoles me llevé Un Imperio en 8 Minutos, que hacía ya unas cuantas semanas que no lo sacaba tras el almuerzo. Para el que no lo conozca, es un juego de Ryan Laukat con mecánica de mayorías reducido a la mínima expresión. En cada turno, un jugador deberá tomar una carta de acción de un suministro común con un determinado coste (cuanto más nueva sea la carta, más cara será). Esta sirve para cambiar la disposición de las tropas sobre el mapa y, también, para proporcionar puntos al final de la partida según una serie de colecciones. Partida con diversas estrategias. Yo y Víctor nos expandimos rápidamente al continente grande más allá del mar, donde yo logré establecer una ciudad para expandirme rápidamente. Mientras, Sandra y Marta se disputaban el continente principal y el tercero en tamaño. La partida se decidió por detalles, ya que acabamos casi todos en un pañuelo. Resultado: Sandra vencedora con 13 puntos, yo segundo con 12, Marta tercera con 11 y Víctor ultimo con 7. Un juego capaz de condensar en un filler la mayoría de sensaciones que proporcionan otros juegos de Mayorías como puede ser El Grande. Es cierto que apenas hay tiempo para nada y puede saber a poco, pero cumple sobradamente su cometido. Si buscamos algo más, mejor optar por el gran juego de Wolfgang Kramer y Richard Ulrich.
Por la tarde Sandra y yo estrenamos K2. Un juego de Adam Kałuża en el que tomamos el control de dos montañistas escalando uno de los ochomiles más famosos del mundo. Gestión de la mano de cartas con puntos con selección simultanea de acciones y movimiento punto a punto contra un tablero exigente y una climatología adversa. Hay que intentar llegar lo más arriba y no morir congelado. Jugamos con la cara del tablero fácil pero con la climatología difícil. Partida extraña, con un comienzo un tanto lento y con sensación jugar de forma automática pero, a medida que la ascensión se complicaba empezábamos a ver la gracia al juego. Sandra perdió a uno de sus montañistas a las primeras de cambio, dejándome la partida muy fácil, ya que solo tenía que alcanzar cierto nivel con mis dos escaladores. Pero la avaricia rompió el saco. Quise alcanzar la cumbre tal y como había conseguido Sandra con su único montañista vivo. Murieron los dos congelados y sin nadie a quien abrazarse. Mientras, Sandra descendía como alma que lleva el diablo, asegurando sus 10 puntos. Resultado final: 11 a 2. Como digo, al principio nos pareció muy aburrido y sin ninguna gracia. Pero, a medida que la cosa se complicaba y la climatología se volvía en contra, las decisiones ganaban importancia. A 2 funciona adecuadamente bien porque al final es casi un multisolitario, aunque a mas jugadores tiene pinta de ser aún más complicado al formarse haber más «trafico» en las paredes del K2.
El jueves arriesgué llevándome al trabajo el Shear Panic. Un juego abstracto diseñado por Gordon Lamont y Fraser Lamont en el que un adorable rebaño de ovejas no parará de moverse mientras se desplaza a lo largo de cuatro campos en los que se puntúa de forma distinta según adyacencias y posicionamiento. Cada jugador dispone de doce acciones (la mayoría repetidas), mediante las cuales alterar la disposición de las ovejas para intentar dejarlas en una situación favorable para nuestros intereses. En la partida: Víctor, Sandra, Borja y el que os escribe. Era nuestra primera partida a cuatro y la verdad es que fue muy interesante y con mejores sensaciones que las que Sandra y yo habíamos disputado hasta ahora. Borja le pilló el tranquillo muy rápido, aprovechando bastante bien sus movimientos, aunque todo se decidió en el último campo, donde entre Sandra y Borja manejaron el rebaño de forma que Víctor y yo salimos bastante trasquilados (nunca mejor dicho). Resultado final: Borja vencedor con 32 puntos, Sandra y yo empatados con 28 y Víctor ultimo con 18. Como digo, las primeras partidas a dos jugadores (con una mecánica de «jugador virtual un tanto extraña) no terminaron de convencernos, sobre todo porque es muy abstracto y no es fácil de asimilar de primeras. Pero en esta partida he encontrado las variables a intentar controlar. Como digo a veces, he visto la luz, y ahora tengo ganas de echar otra partida. A ver si lo llevo esta semana.
Por la tarde Sandra y yo estrenamos otro juego: Cubo. Un juego abstracto con dados de Johannes Berger y Julien Gupta. Seis rondas en las que, con nueve dados (uno blanco central obligatorio) tendremos que formar una matriz de 3 por 3 dados intentando ubicarlos formando escaleras o filas de números iguales. Si conseguimos, además, que todos los dados de una fila o columna sean del mismo color, doblan los puntos que proporcionan. Los jugadores pueden relanzar hasta que uno bloquea su matriz, obligando al resto de jugadores a formar lo que puedan con la última tirada realizada. Partida bastante entretenida, sobre todo porque no te puedes poner a lanzar dados a lo loco, sino que tienes que montar un pequeño sudoku lo más rápido posible para comprobar si la tirada es interesante o hay que relanzar. Estuvo muy ajustado, y me llevé yo la victoria por poco: 140 a 128. Un juego publicado por Queen Games que no ha tenido mucha publicidad que salió el año pasado mediante una campaña de crowdfunding. Si os gustan juegos de este tipo con dados, algo que pensar y momentos de locura, como pueden ser Diavolo o Ligretto Dados, este Cubo es una opción interesante, aunque tampoco es nada del otro mundo. Este no tiene manotazos entre los jugadores, lo que será una ventaja para unos y algo negativo para otros.
El sábado por tercera semana consecutiva, partida al At the Gates of Loyang de nuestro querido Uwe Rosenberg. Un juego de gestión de recursos y gestión de la mano de cartas en el que los jugadores deberán ir cultivando una serie de hortalizas para, posteriormente, ir vendiéndoselas a clientes, tanto recurrentes como puntuales para, finalmente, ir progresando en el camino del prestigio (cada paso cuesta dinero). La mejor de las tres disputadas hasta ahora, ya con la mecánica bien asentada. Yo empecé fuerte, con bastantes clientes y pudiendo dar suministro a todos. Sin embargo, Sandra pronto se puso las pilas y logró adelantarme un pasito en el camino de la gloria. Y ya fui a remolque. Además, esta fue la primera partida en la que disfrutamos de algo de interacción, jugando cartas de ayudante en el momento preciso para fastidiar de forma importante al rival (aunque Sandra me hizo más daño a mí que yo a ella). Resultado final: Sandra 17 y yo 16. Ya lo puedo decir claramente. Es un gran juego. Es cierto que tal vez es el más solitario de los de la Havest Trilogy, ya que solo los ayudantes permiten algo de interacción, pero es bastante residual. Pero la tensión en la carrera por alcanzar la mayor gloria es bastante interesante, obligando a los jugadores a forzar la máquina y cometer errores. Lo peor, sin duda, el precio del juego para lo que viene dentro de la caja.
Ya el domingo para cerrar la semana, un prototipo de nuestro querido Rodrigo González (Rod): No Time for Herores. Un juego de gestión de la mano de cartas en el que encarnamos a un personaje fantástico arquetípico (guerrero, arquero, mago o enano) que se adentra junto al resto de compañeros en una mazmorra llevarse por delante a tantos orcos como le sea posible. Pero, a diferencia de la mayoría de juegos de este tipo, cada personaje mira solo por sí mismo, anotando puntos por cada orco que mate, sin importar la vida de sus rivales. Una mecánica curiosa son los puntos de vida, que iremos perdiendo a medida que necesitemos barajar el mazo de cartas porque se haya agotado. Este lo hará mediante el robo habitual o mediante el daño de los orcos. Partida de prueba en la que Sandra comenzó muy fuerte, mientras que yo no paraba de perder cartas y, por tanto, puntos de vida. Afortunadamente logré reunir suficientes monedas como para poder comprar una poción de vida y mantenerme en la partida. Desgraciadamente para Sandra, en la última refriega dos Orcos menos se la llevaron por delante después de haber acabado con el Orco Jefe. Ya me encargué yo de vengarla, aunque fuese ella quien ganase finalmente la partida 26 a 22. Muy entretenido y con bastantes posibilidades. Tenemos que explorar los mazos de los otros dos héroes. Sin duda lo más interesante es el flujo del mazo, que es en realidad la vida de cada héroe. Realizar acciones y recibir daño se refleja de la misma forma, agotando a nuestro personaje (su mazo). Por supuesto hay detalles por pulir, como por ejemplo, ver qué ocurre con un personaje que muere. Pero muy buenas sensaciones.
Y con esto finaliza la semana. No ha sido mala, pero eso, le ha faltado una buena sesión. Esperamos resarcirnos en la siguiente.
Una pena que tuviéramos que suspender la super sesión. Ya me tenía bien preparado ese Steam Over Holland para que protagonizara la sesión. Tendrá que ser para otra ocasión.
Tengo ganas de conquistar el K2 yo también.
Si nada se tuerce, esta semana le damos. Y al Brass también 😛