Crónicas Jugonas: Semana 49 del 2014 (01/12 – 07/12)

Otra semana supercompleta. No hemos hecho pleno pero, para compensar, en varios días han caído varias partidas. Vamos al lio.

Empezamos el lunes con la partidita de la hora del café en el curro. Repite el ¡Pingüinos! de Günter Cornett y Alvydas Jakeliunas. Se trata de un abstracto disfrazado con unos adorables pingüinos que lucharan por hacerse con el mayor botín de peces posible. Un tablero formado por losetas hexagonales en las que nuestros pingüinos se moverán en línea recta tomando la loseta sobre la que estaban al comienzo del movimiento, sin pasar por encima de otros pingüinos ni por huecos. La semana pasada causó una grata impresión en Diego y Enrique, así que aquí estaba otra vez. De nuevo fui objeto de una presión constante durante toda la partida por mi «teórica» superioridad por ser el dueño del juego y tener más experiencia. En esta ocasión fue Enrique quien me hizo realizó el férreo marcaje, mientras que Diego campaba a sus anchas, llevándose este ultimo la victoria. Resultado: Diego primero con 36 puntos, segundo Enrique con 33 y ultimo el que os escribe con 29. Las diferencias se acortaron respecto a la semana pasada. Uno de esos abstractos bien disfrazados, a buen precio y que siempre sale bien a mesa.

Cerca del final
Cerca del final

Por la noche Sandra y yo también repetimos juego de la semana pasada: Asante de nuestro querido Rüdiger Dorn. Un juego en el que tomaremos el papel de un comerciante en el África profunda, intentando obtener la mayor cantidad de riquezas, haciendo uso de ayudantes, objetos y animales. Un pequeño almacén en el que iremos guardando mercancías para, posteriormente venderlas gracias a una serie de acciones que nos permitirán ejecutar las cartas. Tercera partida con idéntico resultado: dominio absoluto de Sandra. En esta partida al menos la cosa estuvo más ajustada e interesante hasta el final. Sandra comenzó dándome varios palos con muchos animales que le tocaron en la mano inicial, dejándome tiritando casi. Aun así logré hacer un par de buenos tratos y me mantuve en cabeza mucho tiempo. Pero, como sucediese la semana pasada, volvió a aprovechar al máximo la Cerámica, asestándome un golpe mortal en su última ronda. No pude reaccionar. Resultado: 60 a 52. Se le van viendo las cosas a este juego. Tiene un timing muy interesante. Creo que es fundamental saber cuándo jugar tus cartas y no intentar hacer todo lo que se pueda en una ronda, sino saber guardarse las mejores cartas para los momentos adecuados. La semana que viene seguro que vuelve a caer.

Algún día dominaré este juego...
Algún día dominaré este juego…

El martes me llevé para el descanso del café el último juego de Reiner Knizia que entró en mi ludoteca: Age of War, la reimplementación del Risk Express. Un juego de dados con cierta componente de push your luck en el que iremos lanzando unos dados para conquistar una serie de castillos del Japón Feudal en pos de su reunificación. Cuando obtenemos todos los castillos de una región concreta, estos quedan bloqueados en nuestro poder. Pero mientras esto no ocurra, nos podemos ir robando los castillos. Los castillos muestran las caras que hay que ir obteniendo para poder conquistarlos en una ronda. En cada tirada estamos obligados a ir perdiendo dados, ya sea porque lo colocamos en la carta del castillo cumpliendo un requisito o porque no podemos hacer esto (perdiendo el dado y teniendo menos capacidad de maniobra). La partida estuvo muy de cara para el que os escriba, con un par de rondas en las que pude cerrar, pero la suerte no estuvo de mi lado y no obtuve las caras necesarias para llevarme la última carta. Antes, Enrique y Diego se dieron unos cuantos palos robándose castillos para evitar que los cerrásemos. Pero hubo un momento que Enrique se cebó con los castillos de un color concreto, dejándome tranquilo y pudiendo tomar la delantera. Pero en el último momento, Diego me consiguió robar el castillo clave y, acto seguido, Enrique cerró la partida. ¡Qué mal sabor de Boca! Resultado final: Diego vencedor con 16 puntos, yo segundo con 14 y último Enrique con 5. Un tiradados entretenido con su puntito de interacción. No es nada del otro mundo pero cumple su objetivo perfectamente.

Estaba todo controlado, pero en el último instante...
Estaba todo controlado, pero en el último instante…

Por la noche Sandra y yo sacamos el magnífico juego de Donald X. Vaccarino, Kingdom Builder. Un juego abstracto (aunque disfrazado) en el que iremos colocando una serie de asentamientos sobre un tablero formado por cuatro cuadrantes con 5 tipos de terrenos edificables. El terreno en el que tenemos que edificar en cada ronda viene fijada por una carta que vamos robando de un mazo en el que hay 5 cartas de cada tipo de terreno (25 cartas en total). Por otro lado, tres cartas nos marcan los objetivos a intentar cumplir en la partida. Además, una serie de casillas nos proporcionarán acciones especiales. En la partida salieron como objetivos: Ermitaño, Caballeros y Obreros. Curiosa combinación, ya que los Ermitaños y los Caballeros son objetivos más o menos contrapuestos. Fue clave la casilla del establo, que permitió centrarnos en los Ermitaños (a pesar de que los Caballeros otorgaban más puntos). La verdad es que tutoré un poco a Sandra, ya que llevo una cantidad de partidas brutal echadas en la aplicación móvil, y no quería que la partida fuese un abuso absoluto. Pero al final, Sandra le cogió el puntillo y la partida acabo superigualada. De hecho, en realidad acabamos en empate, ya que en mi último turno no coloque mi último asentamiento porque creí que ganaba ampliamente. Pero al hacer el recuento salió empate. Colocando este asentamiento obtenía un punto extra. Así que consideramos que la victoria fue para mí. Resultado: 75 a 74. Un grandioso juego, con partidas superdinámicas una vez que se sabe cómo jugar adecuadamente. Aquellos que hayáis probado el juego y sigáis teniendo la sensación de que el juego funciona solo y no tenéis nada que decidir, jugad a la versión para dispositivos móviles contra la inteligencia artificial y ya veréis que no es tan azaroso. A mí me encanta y tengo las dos expansiones, aunque en esta ocasión no utilizamos ninguna.

Partida tensa e igualada
Partida tensa e igualada

El miércoles no hubo partidas (ni en el trabajo ni en casa). El jueves volví a llevar al descanso del curro esa versión en miniatura de El Grande: Un Imperio en 8 Minutos. Un juego de Ryan Laukat con mecánica de mayorías reducido al mínimo, con cartas de acción que, a su vez, sirven para un set-collection final. Esta vez, aprendiendo de las dos partidas anteriores, decidí centrarme en las mercancías, especialmente los rubíes, ya que en el tablero había dos regiones que los proporcionaban. Sin embargo, Enrique cambio completamente de estrategia, y se dedicó a expandirse por el mapa como si fuese una plaga. Es cierto que supo poner el dinero de la mesa en el momento adecuado para llevarse las cartas adecuadas con su estrategia. Esto provocó que a mí apenas me llegasen cartas de movimientos de tropas, quedándome con pocas regiones al final de la partida. Diego volvió a jugar de forma similar, aunque esta vez no se peleó con nadie. Resultado final: Enrique ganador con 17 puntos, yo segundo con 13 y una moneda, y Diego ultimo con 13 y sin monedas. Un juego muy recomendable para ocasiones como estas, en las que se tiene poco tiempo y se quiere echar algo más que un chorrijuego de cartas. Obviamente te deja con ganas de más, pero con una cantidad de tiempo mayor seguramente no jugaríamos a este título, sino a El Grande o similares.

No pude expandirme
No pude expandirme

Por la tarde no fui al gimnasio, así que dio tiempo a echar un par de partiditas. En primer lugar sacamos uno de nuestros fillers favoritos: Noah, de Bruno Cathala y Ludovic Maublanc. Un juego de cartas en el que tendremos que ir creando series de animales según su género (alternado o del mismo) cumpliendo una restricción de peso máximo. Se juegan tres rondas en las que intentaremos quedarnos sin cartas. Los jugadores van anotando los puntos correspondientes a la tristeza que le provoca a Noé el no haber podido salvar a esos animales. Perfectamente la partida más tensa y táctica de todas las que hemos jugado. De hecho, se alargó más de lo esperado. Nunca habíamos usado tan perfectamente las cartas de acción como los leones o las jirafas. Cuando parecía que alguien iba a cerrar la ronda, el otro hacia una jugada que daba un vuelco a la situación. La primera ronda se la llevó Sandra, pero las dos siguientes me las llevé yo, y con ello la partida con una diferencia importante. Resultado: 12 a 6. Nos encanta este juego. Con un aspecto infantiloide, encierra un juego que te hace pensar, con una buena componente de memoria y de saber cuándo jugar ciertas cartas para intentar sacarle el máximo rendimiento. Muy recomendable.

La partida más intensa hasta la fecha
La partida más intensa hasta la fecha

Después de cenar echamos una partida al juego de Stefan Feld nominado al Kennespiel des Jahres del 2013, Bruges. Un juego típico de este diseñado, con varios minijuegos interconectados con una mecánica principal. En este caso serán unas cartas que podrán ser utilizadas para realizar diversas acciones. Un batiburrillo de mecánicas en pos de hacer más puntos que nadie. Lo más importante son los personajes, que al poner sobre la mesa permiten realizar diversas acciones. Otro de esos juegos a los que no termino de ver como jugar, mientras que Sandra me gana una y otra vez. En esta ocasión parecía que yo llevaba la partida muy bien, pero ella encontró un buen combo y se llevó la partida con una diferencia abismal. Yo a partir de la mitad de la partida perdí el rumbo, sobre todo por sufrir un par de desgracias. Resultado final: 54 a 34. De momento este juego, entreteniéndome, me parece el más flojo de nuestro alabado Dios Eurogamer. Me parece todo demasiado inconexo. Aunque es cierto que esta sensación también la tuve con el Trajan, pero, tras una segunda partida, mis sensaciones mejoraron. A ver la próxima partida, que quiero seguir dándole oportunidades. Pero de momento, flojito.

Lo mismo que con el Asante, algún día dominaré este juego...
Lo mismo que con el Asante, algún día dominaré este juego…

El viernes, superpartida al Hive con Enrique en la hora del café. Diseñado por John Yianni, nos encontramos ante uno de los mejores juegos abstractos a los que he jugado. Una especie de ajedrez con bichos donde el tablero lo forman las propias piezas hexagonales (cada una con un tipo de movimiento distinto). Una regla fundamental: la colmena no puede separarse en ningún momento. Enrique jugaba con negras y yo con blancas. De nuevo volvimos a jugar únicamente con la expansión del mosquito (aún tenemos que meter la mariquita y la cochinilla), y, esta vez sí, tuvo mucha influencia en el juego. Sigue subiendo el nivel. Partida tensa y larga (de hecho empezamos a plantearnos ponernos reloj). Me la llevé yo tras un fallo de Enrique en el que me dejó mover libremente un escarabajo que tenía bloqueado. Se distrajo con el resto de movimientos. Pero pudo pasar cualquier cosa. Victoria para el que os escribe. Si os gustan los juegos abstractos o disfrutáis con el ajedrez y/o las damas, probad esta maravilla. Además en su versión pocket es muy asequible económicamente. A mí me parece un must have.

Momento previo a mi victoria con bajada del escarabajo blanco
Momento previo a mi victoria con bajada del escarabajo blanco

El sábado Sandra y yo estrenamos el último juego publicado por nuestro querido Wolfgang Kramer (junto a Michael Kiesling), Abluxxen (o Linko). Un filler con mucha interacción en el que se van jugando cartas sobre la mesa en filas, de forma que cuando juegas un número de cartas igual que las de otros pero de valor superior puedes robar o eliminar las cartas de ese jugador. Al final de la partida el ganador será el que más puntos obtenga (las cartas sobre la mesa suman un punto pero las cartas en la mano restan un punto). Echamos dos partiditas. En la primera Sandra aún no se había enterado un poco de la historia y una jugada en la que le robé tres nueves me dio la victoria pudiendo ejecutar un sprint final importante. Resultado: 17 a 9. Pero como jugamos muy rápido, echamos una segunda partida, donde ocurrió todo lo contrario, llevándose la partida por 14 a 9. Superentretenido filler. Coincido con todos los que lo alaban como uno de los grandes descubrimientos de este año. Deseando probarlo a cuatro jugadores.

Esta fue la partida en la que salí victorioso

Después sacamos nuestro querido Krosmaster: Arena, el juego táctico de Murat Célébi y Nicolas Degouy en el que formamos equipos con unas adorables figuras para darnos tortas en un escenario con todo tipo de atrezo. De nuevo repetimos con el nuevo mapa de Las Minas Ekibles, esta vez por la otra cara (en la que hay menos vagonetas). Esta vez hicimos un sorteo de equipos, robando cartas (que siempre acabábamos cogiendo las mismas figuras). A Sandra le tocaron Constantimo, Pandaulina Rubi, Willy Fayar, Ewohyn y Tomas Rael, mientras que a mí me tocaron El Capitán Amakna, Raul Bak, Noinim y Quentin Flush. Partida marcada desde el inicio por la mala colocación de las figuras de Sandra, separando en dos a su grupo, cuando lo interesante para ella, según las habilidades de sus personajes, era mantenerlos juntos. Esto me permitió ir eliminándolos poco a poco. La partida, como era previsible, me la acabe llevándome yo, sin sufrir ninguna baja. Paliza. Como siempre gran juego este Krosmaster. No apto para todos los bolsillos, pero si os gustan los juegos tácticos, es una chulada enorme. El setup horroroso como siempre, pero merece la pena.

Una soberana paliza
Una soberana paliza

El domingo, antes de una supersesión nocturna programada, Sandra me pidió echar una partidita al Can’t Stop, el magnífico juego de Sid Jackson que es el perfecto ejemplo de juego de forzar la suerte (push your luck). Una pequeña carrera por alcanzar la cima de una serie de columnas numeradas, cuyo número de posiciones aumenta en función de las probabilidades de que obtengamos esos valores mediante el lanzamiento de cuatro dados que agruparemos en parejas. El jugador lanza dados hasta que se plante (momento en el que consolida el avance) o no obtenga valores válidos, perdiendo todo lo recorrido. Esta vez sí, la suerte me sonrió. También es cierto que comencé con pies de plomo y en el momento que tenía algo decente me plantaba, mientras que a Sandra tenía una tarde aciaga con los dados. Aun así, tuvo momentos y logró cerrar la columna del 12 antes de que yo cerrase la partida. Victoria 3 a 1. Este es uno de esos juegos de dados en los que de verdad sientes que te juegas algo y la tensión a medida que van pasando las rondas aumenta. Es una maravilla.

Por fin la suerte estuvo de mi lado
Por fin la suerte estuvo de mi lado

Y como he dicho, por la noche megasesión de cierre de semana en casa de José Luis y Silvia, aprovechando que el lunes era fiesta. Empezamos con el plato fuerte de la noche: Endeavor (o Magister Navis). Un juego de Carl de Visser y Jarratt Gray en el que representamos a una potencia mundial buscando conseguir la hegemonía mundial expandiéndonos hacia tierras lejanas. Una especie de 4X simplificado que se juega en un suspiro. Los jugadores poseen cuatro niveles: industria para construir, cultura para crecer, economía para poder pagar a los trabajadores y  política para ir acumulando una serie de cartas. Estos niveles irán modificándose a medida que los jugadores construyan edificios, naveguen, conquisten, ataquen y extraigan recursos de las tierras en las que se asienten. Pues nada, primera partida para todos que se pasó en un suspiro. La partida tuvo ciertos vaivenes aunque era difícil controlar quien estaba en cabeza. Silvia comenzó fuerte, expandiéndose por Europa, mientras yo me dedique a navegar hacia Norteamérica, Sandra a Sudamérica y José Luis iba picando un poco de todo, aunque finalmente se centró en intentar alcanzar el Lejano Oriente y el Caribe. Finalmente batallamos un poco entre todos para obtener el mejor resultado final, aunque fue Sandra la que se llevó la victoria, principalmente por dominar países y conexiones clave, además de tener muy altos tres de los cuatro marcadores. La verdad es que el juego me encanto, aunque la partida se acaba en el mejor momento, cuando ya has cogido velocidad y las rondas son superinteresantes. Es como esos capítulos de esas series que nos encantan, que acaban pronto y nos dejan con ganas de mucho más. Por eso creo que saldrá mucho a mesa.

Grandioso y veloz juego
Grandioso y veloz juego

Después sacamos uno de los juegos del momento, Imperial Settlers, diseñado por Ignacy Trzewiczek. Un juego de cartas en el que tomamos el control de una civilización clásica y la desarrollaremos construyendo cartas. Hay tres tipos: de producción (genera recursos), de habilidad (nos confieren ciertos características en el momento que se construyen) o de acción (pudiéndose ejecutar durante nuestro turno). Hay dos tipos de cartas: de facción (únicas para cada jugador) y comunes. Las comunes tienen la peculiaridad de que se pueden construir o arrasar (uno mismo desde su mano o a otros jugadores si las han construido), para obtener unos valiosos recursos que nos servirán para construir otras cartas. Un juego de combos con una agilidad brutal. Sandra jugó con los Bárbaros, Silvia con los japoneses, José Luis con los egipcios y yo con los romanos. Comienzo fulgurante de Sandra, que en la primera ronda pudo construir una gran cantidad de localizaciones, aunque la gran mayoría de ellas de acción. Silvia y yo comenzamos a un ritmo algo menor, pero decente, mientras que José Luis tuvo una primera ronda pobre, lo que le lastró para el resto de la partida, quedándose siempre por detrás (aunque hubo momentos en los que logró igualarnos en puntuación). En este aspecto el desarrollo fue muy parejo, sin grandes diferencias en el marcador. Yo logré montarme un buen combo que me proporcionaba numerosas monedas y puntos de victoria al construir, mientras que Sandra hacía lo propio arrasando. Silvia logró hacerse con una combinación que le potenciaba el realizar tratos. Y así, en un suspiro, se acabó la partida, que se llevó Sandra por un punto. Resultado final: Sandra vencedora con 59 puntos, Silvia y yo con 58 (aunque Silvia con más recursos, por tanto segunda ella y tercero yo), y José Luis, descolgado con 41 puntos. Como muchos sabréis, este juego es una reimplementación bastante simplificada de 51st State, otro juego de este diseñador (aunque con un tema mucho menos atrayente). No tiene nada especialmente llamativo, pero la mecánica funciona de forma maravillosa. A destacar lo ágil que es todo. Por contra, además de ser muy solitario (solo atacas a otro en contadas ocasiones y porque es muy beneficioso para ti), es muy dependiente del azar en las primeras rondas. Como te quedes descolgado (como le ocurrió a José Luis) es muy difícil remontar.

Buen desarrollo de todos excepto de los egipcios
Buen desarrollo de todos excepto de los egipcios

Luego echamos dos partidas al Abluxxen, que, como dije párrafos arriba, quería probarlo a cuatro jugadores. En la primera José Luis fue el que cerró la partida, cuando parecía que iba a ser Silvia. Esto nos pilló en bragas, llevándose José Luis la victoria. Resultado: José Luis 14 puntos, Sandra y Silvia con 10 y yo con 6. La segunda, ya con la mecánica aprendida, fue más intensa, y también más desastrosa para mí. Fue Sandra la que cerro la partida (la dejamos supertranquila mientras nosotros no parábamos de robarnos cartas). Resultado final: Sandra vencedora con 15 puntos, Silvia segunda con 11, José Luis tercero con 9 y yo ultimo con un vergonzante -1. Me ha encantado. A cuatro jugadores adquiere una dimensión brutal, estando pendiente de lo que juegan tus rivales para ver si puedes hacerte con un botín enorme de cartas con los que poder hacer un sprint final con el que adelantar a tus rivales en el último momento. O hacer como Sandra, ir jugando cartas poco a poco, sin llamar la atención, de forma que te dejen tranquilo. Gran adquisición.

Mi desastrosa partida
Mi desastrosa partida

Y para cerrar la sesión, partizada al Decathlon de Reiner Knizia. Un juego de dados en el que tendremos que intentar conseguir la máxima puntuación en cada una de las diez pruebas de atletismo que componen la modalidad que da nombre al juego. En cada una de ellas habrá unas determinadas normas para relanzar y bloquear dados en una serie limitada de intentos. Partida muy divertida y tensa, en la que Sandra y yo nos mantuvimos en la brecha hasta la última prueba, en la que Sandra logró mantener la primera posición, la cual solo fue capaz de arrebatarle durante un par de pruebas. José Luis y Silvia quedaron algo mas descolgados. Se vivieron momentos muy épicos, con remontadas espectaculares y pifias monumentales. Resultado final: Sandra vencedora con 241 puntos, yo segundo con 238, José Luis tercero con 218 y Silvia última con 191. Superentretenido, aunque se alarga bastante. Pero con la gracia de ir cambiando de prueba no se hace pesado. El juego no ha sido publicado nunca por ninguna editorial, siendo liberado en Print&Play por el propio Knizia. Pensad en una colección de 10 juegos de dados típicos de este autor reunidos en un único titulo. Pues eso es Decathlon.

Superdivertido, aunque tal vez un pelín largo
Superdivertido, aunque tal vez un pelín largo

Y con esto finaliza una semana intensa, en la que no se jugó todos los días, pero en aquellos en los que hubo partidas, cundieron mucho. Entramos en las tres últimas semanas del año, con fiestas, regalos y demás historias. A ver como se presentan.

8 comentarios

  1. Salvo algunas excepciones, semana del filler.
    Para nosotros casi que también.
    Por cierto, muy curioso el Decathlon. Al verlo nos parece que hasta lo tenemos descargado por ahí, pero nunca llegó a imprenta, jeje. A ver si nos animamos, que la oferta 10 en 1 (y gratis) suena bien, jeje.
    A seguir jugando!

    1. La verdad es que sí. Juegos cortitos, pero con chicha. A ver si esta semana saco cosas con mas peso 😛

  2. El Imperial Settlers me decepcionó mucho, me pareció hasta aburrido. También es verdad que no me suelen gustar los juegos de combos de cartas, así que no tengáis muy en cuenta mi opinión personal. Hay que sumarle a eso que en la primera ronda ya sabía que estaba fuera de la partida. Tuve que "hipotecar" puntos a mitad de partida para maquillar el resultado, pero a costa de no utilizar esos recursos para producir más después. Mal sabor de boca. El Decathlon me gustó mucho aunque sí que es verdad que es un poco largo. De todas formas creo que se hizo largo porque se incluía la explicación antes de cada prueba. Próximamente subiré a Labsk el rediseño que hice del juego.

    1. He visto por ahi una versión con tableros personales plastificados para usar eddings y luego borrar! (Decathlon)

  3. Me has despertado curiosidad por el Asante…. en comparacion con el Jambo 🙂
    A ver si quedamos ya y lo probamos 🙂

    1. Yo al Jambo no he jugado. Hay opiniones encontradas. Gente que dice que es mejor, gente que dice que es prescindible… Lo único que se es que llevo tres partidas y tres derrotas y no tengo ni zorra de como controlarlo xD

  4. Uaauuuu, qué cantidad de partidas!
    Hablas de 2 juegos a los que les tengo ganas desde hace mucho; Decathlon y Endeavor.
    El Abbluxen (o Linko) tb me pareció un gran filler. Y de Kingdom Builder qué puedo decir? que qué ganas de jugarlo sólo con ver el tablero o leer a alguien mencionándolo. Para mí un juego diez.

    Saludos!

    1. El Decathlon, como fan de Knizia, seguro que te mola. Aunque es un remix de todas sus mecánicas con dados, no deja de molar por la competitividad y la mezcla de las pruebas.

      Y el Endeavor me pareció un juegazo. Su único problema (o virtud): que se juega en un suspiro. Te quedas con muchísimas ganas de mas xD

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