Primeras Impresiones: In the Year of the Dragon

Chinos Everywhere
Chinos Everywhere

¿Y qué Stefan Feld haya entrado en mi ludoteca a través del Bora Bora? Ainss… Pero bueno. No voy a negar que sea un gran juego y, hasta la fecha, de los más enrevesadillos de este famoso autor. A lo que vamos. Cualquier que lleve metido en el mundillo de los juegos de mesa un tiempo conoce a este diseñador alemán, cuyo último año ha sido prolífico en lanzamientos. Y yo, personalmente, he ido haciendo un recorrido inverso en su cronología lúdica, empezando por uno de sus últimos juegos y probando hacia atrás en el tiempo. De ahí que hoy os traiga unas primeras impresiones de uno de sus primeros títulos: In the Year of the Dragon, que si hubiese visto la luz en España de la mano de alguna editorial, se habría llamado En el Año del Dragón.

Un breve comentario de cómo se juega. Los jugadores toman el papel de gobernantes chinos que deben intentar superar las vicisitudes que ocurren a lo largo de los meses del Año del Dragón: Plagas, Sequias, Guerras, Tributos Imperiales o Festivales. En cada uno de estos meses habrá que cumplir ciertos requisitos (en la mayoría de los casos, si no se cumplen, perderemos personajes). Cada jugador tendrá una serie de cartas (una de cada tipo de personaje y dos comodines) que le permitirán obtener personajes, y una serie de palacios en los que podrá ubicarlos. A su vez hay una serie de recursos que hay que ir gestionando (dinero, arroz, cohetes, escudos y privilegios). Por último, hay un marcador de jugador inicial que definirá el orden de turno. La obtención de personajes y los desfiles militares sumarán puntos.

Cada turno tiene cuatro fases:

  1. Realizar una acción: cada jugador, siguiendo el orden de turno, realiza una acción. Hay 7 acciones disponibles (construir palacios, recolectar arroz, fabricar fuegos artificiales, recaudar dinero, obtener privilegios, desfile militar y obtener puntos de victoria) que se separan en tantos grupos como jugadores haya. Si en un grupo no hay ningún jugador, cualquiera de las acciones de dicho grupo no tiene coste al realizarla. Pero si hay algún jugador, cuesta 3 monedas. La agrupación es aleatoria y varía en cada turno. En función de los personajes que tengamos en nuestros palacios, las acciones reportaran más o menos beneficio.
  2. Tomar una loseta de personaje: todos los jugadores comienzan con una mano de cartas en las que hay una carta por cada tipo de personaje más dos comodines. Cuando tomamos una loseta de personaje, debemos devolver su carta correspondiente (los comodines, como es obvio, valen para cualquier personaje). A continuación, en función del valor numérico indicado en la loseta que hemos tomado, sumamos esos puntos al track de jugador inicial. Posteriormente, colocamos la loseta en una de las plantas de nuestros palacios. Si no hubiese al menos un hueco disponible, tendremos que eliminar uno de los personajes para hacer espacio al nuevo.
  3. Resolver eventos: se resuelven los efectos de los eventos. En función de los personajes que tengamos en nuestros palacios lograremos esquivar de peor o mejor manera los estragos de los eventos. Lo normal es que algunos jugadores pierdan personajes.
  4. Puntuación: se dan puntos por palacios, cortesanas y privilegios.

Al final de los 12 meses se hace un recuento final con los recursos que no hemos gastados y los personajes que nos han quedado vivos.

Ya sé que me ha quedado un pelín extenso para ser una primera impresión, aunque me he dejado muchos detalles en el tintero. Si acaba entrando en mi ludoteca (que no es descartable), redactaré una reseña como Dios manda.

Lo primero que le transmite este juego es, sin duda, agobio y estrés (me encanta). Empiezas a jugar y, turno tras turno, no paran de lloverte palos. Ver como un mínimo detalle que no has tenido en cuenta desbarata toda tu jugada y empiezas a sufrir bajas una detrás de otra es una sensación indescriptible. Por algo llaman a este juego «el matachinos». Sencillo de jugar, sencillo de explicar, pero complicadísimo de ganar. Cada jugador deberá adaptarse de la mejor forma posible a los distintos eventos que irán ocurriendo, controlando además lo que van a realizar el resto de jugadores para intentar ser el que mejor parado salga.

Tan bonito como el canto de una puerta...
Tan bonito como el canto de una puerta…

De hecho, el grado de interacción es bastante elevado. Por un lado la disputa del orden de juego como un recurso más a gestionar hace que tengamos que realizar acciones menos beneficiosas que otras en pos de adelantar a un jugador en el turno de juego. Y la disputa por las losetas de personajes, sobre todo los ancianos, de los que hay una loseta menos que jugadores haya en la partida, por lo que habrá miradas de odio cada vez que alguien tome ese personaje que era vital en nuestros planes y nos quedemos sin él. Además hay que tirar de memoria, pues las manos con las cartas de los personajes que aún pueden tomar nuestros rivales son secretas, por lo que un mal movimiento puede dar al traste con toda la partida. Advertir que visualmente no es nada del otro mundo. De hecho a mí me parece bastante feo. Fiel al tema que representa, pero horrendo desde la portada hasta los componentes. Pero el juego y su mecánica son magníficos. Si podéis jugar, no dejéis pasar la ocasión.

2 comentarios

  1. Yo aún no lo he probado, pero ya queda menos, me lo voy a traer del Festival de Córdoba, siendo mi novia una incondicional de Feld, era una compra que tenía que caer sí o sí (lo mejor de todo este que ella aún no lo sabe 😛 ).

    1. Magnifica compra entonces! Grandioso juego.

      Envidia sana de no poder estar en el Califato 🙁 A ver si el año que viene me cae mejor.

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