Reseña: Art Society
Introducción
Eres un entendido en arte que puja por las obras de arte más en boga, componiendo una pinacoteca, decorada con gusto exquisito, que será la envidia de la escena artística local. Pero las modas y tendencias son fugaces y difíciles de predecir. Las pinturas que tú y tus colegas coleccionistas no compréis acabarán en el museo, cambiando el valor de tu colección. ¿Quién tendrá la mejor pinacoteca de la ciudad?
Así se nos presenta Art Society, un diseño de Mitch Wallace (su único juego hasta la fecha). Publicado por primera vez en 2023 por Mighty Boards. De las ilustraciones se encargan Veronica Grassi, Max Kosek, Angelica Regni, Sofia Rossi, Doris Shermadhi y Giacomo Vichi.
Se encuentra publicado en España por Devir (aunque el juego es completamente independiente del idioma a excepción del reglamento y las cartas de ayuda). Permite partidas de 2 a 4 jugadores, con una edad mínima sugerida de 10 años y una duración aproximada de entre 30 y 60 minutos. El precio de venta al público es de 45€. Para esta reseña se ha utilizado una copia de la versión en español de Devir, que la propia editorial nos ha cedido amablemente.
Importante: si ya conoces el juego y/o sólo te interesa mi opinión sobre el mismo, puedes pasar directamente al apartado de Opinión. Los apartados Contenido y Mecánica están destinados especialmente a aquellos que no conocen el juego y prefieren hacerse una idea general de cómo funciona.
Contenido
Dentro de una caja de cartón de dos piezas (tapa y fondo), de dimensiones 26,9×26,9×7,4 cm. (caja cuadrada mediana similar a Azul aunque ligeramente más grande en todas las dimensiones), encontramos los siguientes elementos:
- 116 Losetas de Cuadro (de cartón)
- 108 Losetas de Decoración (de cartón)
- 4 Cartas de Puja Inicial
- 80 Cartas de Puja (20 por color)
- Tablero de Museo (de cartón)
- 4 Tableros de Jugador (de cartón)
- 4 Fichas de Prestigio (de cartón)
- 8 Fichas de Puntuación (2 por color)
- Mazo de Subastador (de cartón)
- 4 Fichas de Pinacoteca Completa (de cartón)
- 7 Fichas de Valor de Cuadro (de cartón)
- 4 Cartas de Referencia
- Reglamento
Mecánica
En Art Society cada jugador debe conformar una pinacoteca. Para ello deberá adquirir cuadros de diversas dimensiones, tipo y con un marco concreto. La partida se estructura en un número indeterminado de rondas y finaliza cuando un jugador complete su mural, no les queden cartas a los jugadores o un jugador no pueda colocar un segundo cuadro. En cada ronda, el jugador subastador escogerá tantos cuadros a colocar como jugadores haya en la partida más uno. Tras esto, los jugadores deben seleccionar simultáneamente y en secreto una carta de subasta de una mano con cartas del 1 al 20. Una vez todos han escogido, las revelan y proceden de mayor a menor (en caso de empate se consulta la carta anteriormente jugada y así sucesivamente), escogiendo uno de los cuadros disponibles y colocándolo inmediatamente en su tablero, debiendo estar conectado a al menos un cuadro ya presente, no pudiendo girarlo e interesando no conectarlo a cuadros del mismo tema (hay cuatro colores). Los jugadores podrán optar por dar el cuadro a un asistente que lo sujetará hasta que el jugador decida colocarlo antes o después de colocar un cuadro en un turno posterior. El cuadro no escogido hará avanzar el valor de los cuadros de ese tipo. Al conectar cuadros que compartan un mismo tipo de marco los jugadores obtendrán fichas de decoración que colocarán en el tablero. Al final de la partida los jugadores anotan puntos en función del valor de los cuadros (sin importar el tamaño de los mismos) salvo que estén conectados a uno o más cuadros del mismo tipo, anotando una bonificación extra por cada cuadro que ocupe al menos una casilla de la banda a nivel de los ojos y por los objetos conseguidos, mientras que serán penalizados por las esquinas no cubiertas y los cuadros que no haya podido colocar.
Conceptos Básicos
Empecemos por las Losetas de Cuadro. Estas muestran una obra encerrada en un rectángula con dimensiones de entre dos y cinco casillas en cada dimensión (alto y ancho). En función de su tamaño, en el reverso de los cuadros aparecerá un valor comprendido entre 3 y 9. Además, cada cuadro tendrá dos características más, a saber, tipo (hay cuatro, identificables por su color y un símbolo) y marco (también hay cuatro marcos).
El tipo es importante porque al final de la partida cada cuadro proporcionará una cantidad de puntos comprendida entre 2 y 5 puntos. La cantidad de puntos que un cuadro de un tipo determinado dependerá de cuanto hayan progresado las Fichas de Prestigio sobre el Tablero de Museo, que muestra un track de casillas numeradas del 1 al 50. Este tablero muestra en sus bandas laterales los cuatro colores correspondientes a estos tipos, ya que en estas zonas se colocarán los cuadros no escogidos por los jugadores y cuyo valor hará progresar la ficha de prestigio correspondiente.
En cada ronda uno de los jugadores actuará como subastador, indicándose con una ficha de Mazo de Subastador. Este jugador escogerá los tamaños de los cuadros que saldrán a subasta en la ronda. Para organizar estos cuadros se dispondrán bajo unas Fichas de Valor de Cuadro y así saber cuánto avanzaría el marcador de prestigio correspondiente en caso de ser el cuadro descartado.
Para determinar el orden de selección, cada jugador dispondrá de un Mazo de Cartas de Puja. Estas cartas muestran valores comprendidos entre 1 y 20. Los jugadores escogerán cartas de forma simultánea y en secreto para determinar el orden de turno (de mayor a menor). En caso de empate, se recurre a evaluar las cartas previas. Por eso cada jugador comenzará la partida con una carta inicial con valor distinto al de los demás jugadores.
Cada jugador dispondrá de un Tablero Personal con una serie de casillas sobre las que se colocarán los cuadros. Las cuatro esquinas del tablero muestran una penalización de dos puntos si quedan visibles al final de la partida. En la banda derecha aparece un ayudante que podrá sujetar un cuadro temporalmente que podrá ser colocado en el tablero a posteriori. Si un ayudante ya tiene un cuadro, no podrá sujetar uno nuevo hasta que no se coloque el que sujeta. En la zona de la pinacoteca detectaremos una banda de tres casillas de alto en la mitad inferior. Esta es la zona al nivel de la vista y permitirá elevar el valor de los cuadros que ocupen al menos una casilla dentro de esta franja y que pertenezcan al tipo más valioso.
A la hora de colocar cuadros, se podrán conseguir Losetas de Decoración si el jugador consigue conectar cuadros que compartan el mismo tipo de cuadro. Estas losetas proporcionan 1, 2 o 3 puntos de victoria al final de la partida, ocupando tantas casillas como puntos proporcionen. El tamaño de la loseta obtenida dependerá del número de cuadros del mismo tipo de marco con los que se conecte el cuadro recién colocado.
Si un jugador consigue completar su pinacoteca, además de detonar el final de la partida, obtendrá una bonificación adicional que se representa con las Fichas de Pinacoteca Completa.
Finalmente, el objetivo de los jugadores es intentar acumular la mayor cantidad posible de puntos de victoria, algo que se registrará sobre el tablero de museo al final de la partida mediante las Fichas de Puntuación. Los jugadores serán recompensados por cada cuadro que no esté adyacente a otro del mismo tipo, por cada cuadro del mayor valor que cubra al menos una casilla de la zona a la vista, por las fichas de decoración y por completar la pinacoteca. En cambio, serán penalizados por cada cuadro que haya sido descartado (si lo sujeta el ayudante no se considera descartado) y por cada esquina no cubierta.
Con esto tenemos suficiente.
Preparación de la Partida
- Se coloca el tablero de museo a un lado de la mesa, con los cuatro marcadores de prestigio en la casilla inicial.
- Se forma una reserva general con los cuadros organizados por valor y tamaño.
- Se forma una reserva general con las fichas de decoración.
- Se sitúa en el centro de la mesa las siete fichas de valor de cuadro.
- Cada jugador escoge un color y recibe:
- Un tablero personal, que coloca en su zona de juego.
- Un cuadro inicial de tamaño cinco que deberá colocar cubriendo la casilla con estrella del tablero personal.
- Una mano de 20 cartas de subasta.
- Una ficha de pinacoteca completa.
- 2 Fichas de Puntuación que deja a un lado.
- Se toman tantas cartas de subasta inicial como jugadores haya en la partida y se reparten aleatoriamente entre los jugadores. El jugador que reciba la carta de valor más bajo también recibirá el mazo de subastador.
¡Ya podemos comenzar!
Desarrollo de la Partida
Una partida de Art Society se desarrolla a lo largo de un máximo de veinte rondas.
En cada ronda, el jugador activo se convierte en el subastador, y deberá sacar a subasta tantos cuadros como jugadores haya en la partida más uno. Deberá escoger el tamaño de los cuadros sin revelar ninguno de ellos, colocándolos bajo la ficha del tamaño correspondiente. Una vez haya escogido todos los cuadros, entonces se revelan.
Ahora, todos los jugadores escogen de forma simultánea y en secreto una carta de subasta. Una vez que todos han escogido su carta, la revelan y los jugadores escogen cuadro en orden decreciente (primero escoge el que haya revelado la carta de mayor valor). En caso de empate, escogerá antes el que hubiese jugado una carta de mayor valor en la ronda anterior (si hubiesen jugado el mismo valor en la ronda anterior se comprobaría la carta de la ronda anterior y así sucesivamente).
Cuando un jugador escoge un cuadro deberá colocarlo en su pinacoteca de forma que al menos una casilla quede conectada ortogonalmente con otra casilla de un cuadro o una ficha de decoración previamente colocada. Alternativamente, puede colocar el cuadro en el espacio de su ayudante si este no tiene ya un cuadro. Si ya tuviese un cuadro, el jugador puede colocar dicho cuadro antes de decidir qué hacer con el nuevo cuadro o colocarlo después de ubicar el nuevo cuadro.
Al colocar un cuadro, si este se conecta a 1/2/3 cuadros que comparten el mismo marco, el jugador obtendrá una ficha de decoración de tamaño 1/2/3 respectivamente (para las de tamaño 2 y 3 el jugador escoge el tipo de ficha, esto es, horizontal o vertical).
Finalmente, el cuadro que no haya sido escogido por un jugador se coloca en el espacio del color correspondiente del tablero de museo y la ficha de prestigio del tipo del cuadro avanza tantas casillas como su tamaño. Nunca puede haber dos fichas de prestigio en una misma casilla, por lo que si una ficha fuese a finalizar su avance en una casilla ocupada, se retrasará hasta la primera casilla libre que encuentre.
Tras esto, el jugador pasa el mazo de subastador al jugador de la izquierda y comenzaría una nueva ronda.
Fin de la Partida
El final de la partida se alcanza al final de la ronda en la que uno más de las siguientes condiciones se cumple:
- Al menos un jugador ha completado su tablero.
- Al menos un jugador ha tenido que desechar dos cuadros.
- Los jugadores se han quedado sin cartas.
Tras esto, se procede con el recuento final. Primero se colocan los marcadores de tipos de cuadro en el podio para determinar el valor de cada cuatro. Ahora, cada jugador anota:
- El valor del tipo de cuadro por cada cuatro que no se encuentre adyacente a cuadros del mismo tipo.
- 3 Puntos por cada cuadro del tipo más valioso que pise la franja a la vista.
- 1 Punto por cada escudo en cada ficha de decoración.
- 5 Puntos si el jugador ha completado el mural.
- -2 Puntos por cada esquina no cubierta.
- -2 Puntos por cada cuadro descartado (no se tiene en cuenta el que sujete el ayudante).
El jugador con más puntos será el vencedor. En caso de empate, ganará aquel jugador que tenga un mayor valor en suma respecto a las cartas que le queden en mano. Si la igualdad se mantiene, se comparte la victoria.
Opinión Personal
Una de los debates interesantes que se forman una vez finaliza el evento lúdico por excelencia, esto es, la Feria de Essen, es el que mantienen los aficionados intentando declarar cual es el juego sorpresa de los presentado. O, como muchos le llaman, el famoso «Tapado de Essen». Suele ser un juego que no ha generado suficientes expectativas antes de que la Feria abra sus puertas al público pero que, gracias al boca a boca, se acaba convirtiendo en uno de los juegos más comentados.
Hoy toca hablar de uno de esos juegos que estuvo en boca de muchos durante unas cuantas semanas tras la finalización de la Feria de Essen de 2023. Hemos tenido que esperar casi un año para poder disfrutar de él en España. Vamos a ver si la espera ha merecido la pena. Pero antes, agradecer a Devir la cesión de la copia que posibilita la parrafada que ya ha dado comienzo.
En Art Society nos vamos a convertir en marchantes de arte en busca de los mejores ejemplares para componer una pinacoteca. Cada jugador va a comenzar con un mural virgen en el que colgaremos un primer cuadro en torno al cual iremos colocando nuevas obras así como distintos tipos de elementos decorativos para intentar completar el mural sin dejar ni un hueco libre.
Estos cuadros muestran tres características, a saber: un tipo de cuatro posibles (se distinguen por un pequeño símbolo con color de fondo representativo), tamaño (todos los cuadros son rectangulares pero pueden ocupar de dos a cinco casillas a lo largo o a lo ancho) y un marco también de cuatro posibles.
A la hora de colocar un cuadro en la pinacoteca intentaremos encajarlo de forma que no colinden con otros cuadros del mismo tema (algo que parece estar mal visto y provocará que esos cuadros se vean penalizados en el recuento final) y que sí lo hagan con cuadros que presenten el mismo tipo de marco (lo que nos proporcionará fichas de decoración de una, dos o tres casillas si conectamos un cuadro a uno, dos o tres cuadros del mismo tipo de marco respectivamente).
Para escoger los cuadros en cada ronda un jugador actuará como subastador y escogerá tantos cuadros como jugadores haya en la partida y los desplegará en una zona central donde tenemos una serie de organizadores según los tamaños de los mismos. Tras esto, los jugadores realizarán una puja ciega utilizando una mano de cartas con valores comprendidos entre el 1 y el 20. Una vez reveladas las cartas, los jugadores escogen uno de los cuadros en orden descendente (primero escoge el que haya jugado la carta más alta).
El cuadro que no escoja nadie se colocará en el museo y su tamaño hará subir de valor el tipo de cuadro correspondiente. Así, cuando finalice la partida, se establecerá un ranking según esta clasificación, siendo el tipo de cuadro que más haya avanzado el más valioso. De esta forma, cada cuadro tendrá un valor en puntos de victoria comprendido entre 2 y 5, independientemente de su tamaño.
Así, las rondas se irán sucediendo y los jugadores irán rellenando su cuadricula. Seguramente muchos estaréis pensando que estamos ante un nuevo juego que recurre a la combinación mecánica mágica de draft, colocación de losetas y construcción de patrones. Y la realidad es que estáis en lo cierto. La pregunta a hacerse a continuación es ¿qué aporta este Art Society?
Pues, en esencia, el sistema de orden de turno, que se hereda de esa obra maestra de Kramer y Ulrich que es El Grande (aquí su tochorreseña), esto es, cada jugador dispondrá de una mano de cartas idéntica con valores numéricos del 1 al 20. En cada ronda los jugadores van a escoger una de estas cartas que servirá para establecer el orden de turno.
Así, el jugador que haya escogido la carta de mayor valor actuará antes. Pero, mientras que en El Grande la selección de cartas es secuencial, impidiendo que los jugadores escojan una misma carta en una ronda en concreto, en Art Society la selección será simultanea y en secreto. Algo que tiene sus virtudes, pero también provoca inconvenientes.
La virtud principal es que genera incertidumbre. Cuando se revelan los cuadros, podemos hacernos una idea de qué cuadro es el que más interesa a cada uno de nuestros rivales para intentar suponer si va a escoger un valor alto o bajo. Si creemos que está interesado en un cuadro que nadie más quiere (por ejemplo porque es de un color que le es más fácil ubicar porque el resto tienen cuadros de ese mismo color en la zona en la que les interesaría colocarlo), lo probable es que escoja un valor bajo. Ahora, si creemos que dos o más jugadores están interesados en un mismo cuadro, es cuando aparece el conflicto y los jugadores tendrán que intentar afinar para escoger la carta más baja posible que le permita quedar por delante de esos otros rivales interesados.
La virtud secundaria es que este sistema agiliza la partida. Como todo se basa en suposiciones, la toma de decisiones se completará en menos tiempo, permitiendo a los jugadores centrarse en la selección de los cuadros y en la colocación de los mismos en el tablero personal, algo que ya tiene una relativa complejidad al tener un mural de dimensiones considerables (es normal que los jugadores acaben la partida con más de veinte cuadros).
Sin embargo, tiene un importante problema. Y es que al comienzo de la partida no hay intereses demasiado marcados, por lo que los jugadores no sentirán esa tensión de la que he hablado porque, más o menos, todos los cuadros le valdrán a todos los jugadores, tendiendo a revelar cartas de valores bajos. De hecho, es muy probable que en los primeros turnos los jugadores vayan revelando las mismas cartas (primero las cartas de valor 1, luego las de valor 2, etc.).
Este problema se ve potenciado cuando los jugadores inexpertos tienden a sacar cuadros del mismo tamaño, diluyéndose casi por completo el impacto esta subasta por el orden de turno. Es más, llegará hasta molestar tener que escoger una carta cuando realmente nos da un poco igual el cuadro que podamos escoger.
Sí que es relevante ser el último en el caso de que ese jugador pueda escoger entre dos cuadros de distinto tipo, ya que en su mano quedará decidir qué tipo de cuadro se revalorizará de cara al final de la partida. Pero con todo, esto también es algo difícil de controlar y, al final, los jugadores tenderán a equilibrar su pinacoteca no dejando ningún tipo claramente destacado o defenestrado respecto a los demás.
Lo mismo ocurre con el tema de la bonificación por la zona a la vista. No lo he comentado en este apartado, pero el tipo de cuadro que quede en primer lugar proporcionará una bonificación adicional para aquellos cuadros de dicho tipo que tengan al menos una casilla dentro de una banda especial que hay en el tablero de cada jugador. Así, lo seguro es intentar equilibrar el número de cuadros de cada tipo que pisan esta zona, para así asegurarnos cierta bonificación. Solo en partidas en las que un determinado color se despegue significativamente del resto puede permitir apostar por dicho color. Pero no será lo habitual porque esto provocará que se dejen de descartar cuadros de dicho color y el resto de tipos empiecen a crecer.
Pero volviendo al problema, al final te queda la sensación de que este sistema de subasta no termina de cuajar. Yo creo que tendrían que haber optado por mantener el sistema de El Grande. Me parece mucho más interesante poder decidir en función de lo que han ido revelando los demás. Además, esto permitiría darle aún más valor a quedar último, convirtiéndote en el siguiente subastador.
Ojo, no quiero decir que sea un mal sistema y/o que genere una experiencia de juego insatisfactoria. Pero sí que me parece una mecánica desaprovechada. Para como ha quedado, creo que tendría el mismo impacto tirar dados cuyas caras muestran los valores de los cuadros y que luego los jugadores escojan en orden de turno para así centrarse en lo que, al final, acaba importando en el juego, esto es, el puzle.
Nos encanta completar puzles. No son pocos los juegos que han alcanzado cierta repercusión en los que tenemos un espacio restringido en el que vamos a ir colocando losetas que intenten cumplir determinados requisitos. Ahí tenemos los Calico (aquí su tochorreseña), Verdant (aquí su tochorreseña), FYFE (aquí su tochorreseña), etc.
Me gusta ese punto de Tetris que tiene el juego gracias al ayudante y el poder reservarte un cuadro para intentar colocarlo posteriormente aprovechando las posibilidades que abre un cuadro obtenido en una siguiente ronda, ya que colocarlo en la ronda en la que es obtenido tal vez no es efectivo o, incluso, puede llegar a ser perjudicial por no tener un espacio en el que conectarlo sin anular cuadros.
Sí que se puede sacar un aspecto positivo del sistema de selección de turno, y es el de la escalabilidad. Bajo mi punto de vista, al tener un punto importante de imprevisibilidad (tanto por el orden de turno como por el tipo cuadros que salen a subasta, porque aun pudiendo escoger tamaños, siempre pueden aparecer cuadros que no vengan bien al subastador), al final el azar toma tanto partido durante el desarrollo de las rondas que me deja la sensación de que no es tan relevante el número de rivales que tenga en contra. Sí, a cuatro jugadores hay más opciones y algo más de tensión, pero a dos jugadores no va mal, cuando lo que uno esperaría es que no carburase adecuadamente.
A nivel de rejugabilidad no hay mucho de lo que tirar más allá del ya comentado impacto del azar y que será el que provocará que unas partidas se alejen de otras. Es cierto que, como consejo, interesa sacar cuadros de tamaños distintos para que la fase de subasta tenga algo de tensión y así por ejemplo forzar a los jugadores a escoger cuadros que no quieren. Porque los cuadros grandes al final son un estorbo, ya que acabarán teniendo el mismo valor que un cuadro pequeño, ocupando mucho más en el tablero (aunque esto proporcionará algo de margen de maniobra al tener más casillas adyacentes en las que colocar cuadros). Lo bueno es que el ritmo es ágil y las partidas no se alargan, por lo que debería ser fácil sacarlo a mesa con cierta asiduidad.
En cuanto a la producción, luces y sombras. Las cartas son de un gramaje adecuado, textura en lino y buena respuesta elástica. Las cartas no se barajan, pero se tienen en mano continuamente. Lo malo es que no se pueden enfundar porque tienen una forma muy particular. Los elementos de cartón son de un grosor mejorable. Es cierto que el prensado es aceptable y se destroquelan fácilmente, pero les quedan muchas virutas. Lo mejor es el inserto que sirve para organizar las losetas y permite preparar la partida en un santiamén. El reglamento está bien estructurado y no deja lugar a dudas.
Donde el juego brilla claramente es en su aspecto visual. Me parece una locura el trabajo de adaptación de tantos cuadros famosos aplicándoles una gota de humor. Es casi un mini-juego escondido en el que los jugadores intentan identificar el cuadro original. Obviamente algunos son tremendamente reconocibles, como El Grito o La Mona Lisa, pero otros requieren algo más de esfuerzo (ya sea porque el cuadro no es tan conocido como otros y/o porque las modificaciones impiden una identificación rápida). Sea como fuere, la foto final de nuestro tablero es muy atractiva, siendo muy similar a lo que nos encontramos en la portada del juego. Gran trabajo.
Y vamos cerrando. Art Society es un peso medio-ligero simpático en el que los jugadores compiten por completar una pinacoteca de la forma más efectiva posible. La parte del puzle es muy entretenida, y esa sensación de tensión creciente a medida que los jugadores se van quedando sin hueco es bastante satisfactoria. Sin embargo, el autor recurre a un sistema de pujas ciegas para determinar el orden de turno utilizando una mano de cartas enorme cuyos efectos se diluyen, llegando a resultar poco relevante teniendo más impacto el azar que las decisiones tomadas por los jugadores, en especial en primeras partidas en las que los jugadores tal vez no tengan la suficiente picardía a la hora de sacar cuadros a subasta. Yo creo que habría sido más satisfactorio recurrir a un sistema en el que los jugadores revelen las cartas secuencialmente y no pudiesen repetir. Lo bueno de que este sistema no tenga tanto peso es que permite al juego escalar algo mejor. Es a cuatro como mejor funciona, pero a dos sigue resultando entretenido. Es cierto que dentro del subgénero de juegos de draft, colocación de losetas y construcción de patrones no es el mejor, pero creo que cumple con su cometido, llegando al escalón de recomendable. Por todo esto le doy un…
Buenas!
Gracias por la reseña! Tenía la esperanza de que fuera el juego que hiciera olvidar a mi grupo de amigos el «La Isla de los Gatos» ( que ya lo tengo aburrido), pero diría que no lo supera…
Saludos!
Para mi no. La Isla de Los Gatos me parece más interesante.