Reseña: Bitoku – Resutoran
Introducción
Sed bienvenidos a la bodega del corazón del bosque, donde se cocinan los más deliciosos manjares y los espíritus se reúnen para contar sus historias mientras beben sake y juegan a los dados.
Así se nos presenta Resutoran, la primera expansión para Bitoku, diseñado por Germán P. Millán (Kingdom Defenders, Orb Hunters, Sabika). Publicado por primera vez por Devir en 2023 en una versión en español e inglés. De las ilustraciones se vuelve a encargar Edu Valls (Satori, 3 Ring Circus).
Mantiene los parámetros del juego base, esto es, partidas de 1 a 4 jugadores, con una edad mínima sugerida de 12 años y una duración aproximada de 30 minutos por jugador. El precio de venta al público es de 18€. Para esta reseña se ha utilizado una copia de la versión en español/inglés de Devir, que la propia editorial nos ha cedido amablemente.
Importante: si ya conoces el juego y/o sólo te interesa mi opinión sobre el mismo, puedes pasar directamente al apartado de Opinión. Los apartados Contenido y Mecánica están destinados especialmente a aquellos que no conocen el juego y prefieren hacerse una idea general de cómo funciona.
Contenido
Dentro de una caja de cartón de dos piezas (tapa y fondo), de dimensiones 18×13×4 cm. (caja rectangular pequeña similar a Fungi o Arboretum), encontramos los siguientes elementos:
- 71 Cartas (62,5×88 mm.):
- 6 Cartas de Yokai
- 65 Cartas de Festival
- Tablero de Festival
- 15 Losetas de Tesoros del Lago
- 5 Rocas Ikawura
- Reglamento
Mecánica
Si no conocéis el juego base os recomiendo que os paséis por la tochorreseña correspondiente, ya que se hacen referencia a muchos conceptos explicados en ella. Resutoran, además de amplían el conjunto de cartas de yokai y de rocas ikawura, ofrece variantes para los tesoros del lago (con distintos criterios de activación) e introduce las cartas de festival (que permiten disfrutar de beneficios y/o penalizar a los rivales).
Conceptos Básicos
El elemento más importante de esta expansión son las Cartas de Festival. Estas cartas muestran efectos que se pueden detonar bajo determinadas circunstancias indicadas en las cartas. Hay dos tipos, las azules y las rojas. Las primeras ofrecen beneficios para el jugador que juegue la carta, mientras que las rojas introducen interacción directa sobre otros jugadores. Los jugadores podrán obtener estas cartas por dos vías.
El otro añadido importante de la expansión son las nuevas Losetas de Tesoros del Río. Ahora tenemos tres tipos adicionales: los dorados (que proporciona puntos según un determinado criterio en la fase de ascensión a cada jugador que haya alcanzado la casilla marcada), los blancos (que proporcionan puntos al alcanzar determinadas casillas en función de un determinado criterio) y los lagos negros (además de proporcionar puntos por la clasificación relativa de los kodamas al final de la partida como con los lagos básicos, también proporcionan beneficios al alcanzar las casillas marcadas).
También se amplía el conjunto de Rocas Ikawura y de Cartas de Yokai (estas destacan por mostrar dos yokais a la hora de tenerlos en cuenta para los conjuntos).
Con esto tenemos suficiente.
Preparación de la Partida
A la preparación básica del juego se añade lo siguiente:
- Las nuevas cartas de yokai se añaden al mazo de cartas de yokai.
- Las nuevas rocas Ikawura se añaden al conjunto de rocas Ikawura.
- Para los tesoros del lago ahora se toman 3 losetas básicas y una loseta de cada tipo de las incluidas en la expansión. Se colocan aleatoriamente en los distintos espacios del tablero principal.
- Se coloca a un lado el tablero de cartas de festival.
- Se mezcla el mazo de cartas de festival y se coloca bocabajo en el espacio del tablero.
- Si se quiere una partida sin interacción directa, se dejan en la caja las cartas rojas.
- En partidas a dos jugadores hay que retirar las cartas indicadas.
- Cada jugador roba 2 cartas del mazo para formar su mano inicial.
Desarrollo de la Partida
Se aplican los siguiente cambios:
- En los nuevos tesoros del lago al desplazar kodamas:
- Si el tesoro es dorado y el jugador ha alcanzado la casilla indicada, en la fase de ascensión al final de la partida.
- Si el tesoro es blanco el jugador detonará la puntuación indicada cuando se alcance la casilla indicada. Si el kodama de un jugador es retrasado por algún efecto y vuelve a acceder a una casilla, volverá a disfrutar del efecto (no se obtiene al ser retrasada).
- Si el tesoro es negro, el jugador disfrutará del beneficio indicado al alcanzar la casilla correspondiente. Si el kodama de un jugador es retrasado por algún efecto y vuelve a acceder a una casilla, volverá a disfrutar del efecto (no se obtiene al ser retrasada).
- Cartas de Festival:
- Las cartas de festival podrán jugarse atendiendo a los efectos indicados en la misma, descartándose posteriormente.
- El jugador podrá obtener nuevas cartas de festival por dos vías:
- Cada vez que se coloque un peregrino en una casilla de iluminación.
- Cuando el jugador obtenga cartas de visión y decide quedarse una de las dos robadas.
Fin de la Partida
Al final de la partida, en la fase de ascensión, los jugadores añadirán puntos en función de los nuevos tesoros del lago (los dorados si se ha alcanzado la casilla correspondiente y en los negros en función de la clasificación relativa, al igual que con los básicos; los blancos no proporcionan puntos en esta fase).
También se anotará 0,5 puntos por cada carta de festival que el jugador tenga en su mano.
Opinión Personal
Con The Red Cathedral (aquí su tochorreseña) Devir consiguió despertar el interés de la comunidad lúdica internacional, pero fue gracias a Bitoku que la editorial consiguió asentarse como un sello a seguir de cerca cada vez que se acerca una gran convención. Desde entonces, Devir sigue la misma política que la mayoría de sellos europeos cuando consiguen dar en el clavo con un diseño propio, esto es, lanzar una expansión en un intervalo corto de tiempo para intentar alargar el impacto del juego.
Es por eso que hoy vamos a analizar Resutoran, la primera y, previsiblemente, única expansión que vaya a existir de Bitoku. Vamos a ver qué aporta no sin antes agradecer a Devir la cesión de la copia que posibilita la parrafada que ya ha dado comienzo. Como siempre que disecciono una expansión, os recomiendo pasar por la tochorreseña del juego original si no lo conocéis, porque haremos referencia a muchos conceptos que no se han desarrollado en esta entrada.
De todas formas, a modo de breve resumen, Bitoku es juego en el representamos a espíritus del bosque que aspiran a convertirse en el nuevo gran espíritu. Para ello tendremos que demostrar ser los más válidos gracias al desarrollo de diversos elementos. La mecánica principal es una colocación de trabajadores con dados cuyo valor determinará, por un lado, las opciones disponibles en cada espacio de acción, así como el bloqueo a los demás jugadores (a la resolución de la acción, que no a la colocación). Mediante estas acciones principalmente construiremos edificios, obtendremos cristales que ofrecen diversos efectos, libélulas y mita más que se conectan para obtener beneficios, o peregrinar hacia los santuarios.
Pero antes de poder colocar un dado, éste ha debido ser activados previamente, normalmente jugando una carta de yokai que permiten resolver acciones similares a las anteriores o conseguir recursos. Finalmente, los dados se colocarán a un lado del río y, posteriormente podrán cruzar para obtener nuevas cartas de yokai, cartas de sendero, rocas ikawura o progresar con los kodamas en los tesoros del lago, por lo que en una ronda un jugador puede llegar a ejecutar hasta 9 acciones (tres cartas, colocar tres dados y cruzar el rio con esos tres dados). Así durante cuatro rondas.
En mi opinión (y en la del autor), Bitoku era un juego muy cerrado. Es cierto que tiene una estructura muy Feldiana en la que Germán nos plantea una serie de minijuegos que se van conectando por los beneficios que ofrecen los mismos. Por eso, introducir un nuevo mini-juego y lograr cohesionarlo correctamente con el juego original es algo complicado que habría supuesto el diseño de muchos elementos adicionales (mitamas, libélulas, edificios, cristales, losetas de templo, cartas de yokai, cartas de bonificación, etc.).
Es por eso que Resutoran es una expansión con la que se asumen pocos riesgos, dejando el núcleo del juego prácticamente intacto. De hecho, dos de los cuatro módulos que la componen son simplemente ampliar el conjunto de elementos disponibles. Por un lado, las rocas ikawura (ahora hay más, ofreciendo algunas colecciones adicionales por las que puntuar) y, por otro, las nuevas cartas de Yokai (que son dobles a la hora de evaluar colecciones de rocas ikawura que hagan referencias a un tipo de yokai y pueden aplicar sobre dos colecciones distintas, además de ofrecer varias alternativas a la hora de resolver el efecto de la carta, debiendo el jugador escoger una de las opciones). Estos dos módulos vienen a cumplir el expediente, porque una expansión que no incremente la variabilidad no debería llamarse expansión.
Los otros dos módulos son los verdaderamente interesantes a la hora de sopesar si adquirirla o no. Uno es el de los nuevos tesoros del lago, uno de los elementos que tal vez menos atención recibía en el juego porque dependían de que los jugadores construyesen edificios y/o, al cruzar el rio con alguno de sus dados, escogiesen la tercera opción que permite disfrutar de dos beneficios a escoger entre cuatro, siendo uno de ellos progresar con un kodama en uno de estos tracks de tesoros del rio. Todos eran iguales a nivel conceptual, variando únicamente el nivel de recompensa en el recuento final en función de la clasificación relativa de los jugadores en cada uno de los tracks de estos tesoros.
Ahora se incluyen tres tipos de tesoros con efectos diversos. Así, los tesoros dorados ofrecen un criterio de puntuación de final de partida que se activa si se alcanza una determinada casilla con el kodama. Los blancos ofrecen criterios de puntuación de evaluación inmediata al alcanzar ciertas casillas del track. Y los tesoros negros, además de funcionar como los tesoros normales (proporcionando puntos en el recuento final según la clasificación relativa), proporcionan beneficios inmediatos en forma de recursos al alcanzar determinadas casillas. Esta variedad de tesoros provocará que la atención de los jugadores se disperse y tengan diversos alicientes a construir edificios en una zona del bosque u otra, así como recurrir más veces a avanzar kodamas con la tercera acción del otro lado del rio.
Me parece todo un acierto porque, lo dicho, ataca a uno de los conceptos que quedaban en un segundo plano, especialmente en primeras partidas, porque no dan la sensación de ser tan importantes como los elementos asociados a las acciones principales (aunque en el recuento final pueden suponer la diferencia entre la victoria y la derrota). Soy muy fan de los tesoros negros, que eso de conseguir bonificaciones durante la partida resulta muy satisfactorio, sobre todo cuando te dan un recurso o una ficha de mejora de dado que necesitabas imperiosamente. Una pena que solo se coloque un tesoro negro (por mí, los pondría todos negros).
El otro modulo es el más relevante a nivel conceptual, pues es el único que realmente introduce un elemento nuevo en el juego, esto es, las cartas de festival. Son cartas con efectos que aplican un efecto al ser utilizadas bajo una determinada condición. Lo interesante de las cartas no es tanto el efecto en sí (que es muy interesante), sino el cómo se consiguen, ya que, de nuevo, apuntalan elementos que en muchas partidas pueden quedar en un segundo plano como son las cartas de bonificación y los templos amarillos para los peregrinos.
En mis partidas ha sido especialmente notorio el impacto de este módulo a la hora de robar y mantener cartas de bonificación, asumiendo riesgos para poder robar cartas de festival que usar durante la partida, permitiendo a los jugadores disfrutar de mayores combos. Pero es que, además, las cartas de festival pueden ser de dos tipos, uno con efectos positivos para el jugador que las utilice y otro con efectos que, siendo positivos para el jugador que las utiliza, suelen suponer un perjuicio para uno o varios rivales.
Por lo general, resultará muy satisfactorio poder asestar un golpe a nuestros rivales cuando menos se lo esperen, aunque es cierto que este punto de interacción directa puede no ser del agrado de muchos jugadores que prefieren no pasar de la interacción indirecta y la gestión de los tiempos. Es por eso que la expansión te permite escoger si incluir o no estas cartas con interacción directa, aunque mi recomendación es que sí, porque ese punto de picante le sienta bien al juego.
Así que Resutoran resulta una expansión bastante maja pero, como he dicho anteriormente, peca de conservadora. Nunca más jugaré sin ella, pero no llega a darle ese último empujón que le hubiese hecho alcanzar una cota superior. No es imprescindible, pero le sienta bien. Y si jugáis recurrentemente a Bitoku, no me pensaría mucho el añadirla.
Pasemos a la producción. Se mantienen las calidades del diseño original, con elementos de cartón que presentan un grosor aceptable que se destroquelan fácilmente y unas cartas con un gramaje adecuado, textura lista y respetable respuesta elástica. El reglamento está bien estructurado y no deja lugar a dudas. A destacar el trabajo de Edu Valls con las cartas de festival, que si bien muestran una gran cantidad de texto, tiene margen para añadir un elemento representativo de la carta, y el mazo es amplio. Lo mismo con la portada y el tablero para colocar el mazo de cartas de festival, que simplemente sirve para tener un sitio donde situar una referencia de cuándo se pueden robar cartas.
Y vamos cerrando. Resutoran es una expansión para Bitoku de esas que, sin ser imprescindible, no se vuelve a jugar sin ella. Es cierto que tiene un corte conservador porque el juego base realmente no permite ampliar conceptos sin impactar de forma importante sobre los elementos ya presentes en el juego original, con el riesgo que ello conlleva. Es por esto que tres de los cuatro módulos que incluyen simplemente elevan la variabilidad (aunque uno de ellos es algo más elaborado), y solo el cuarto introduce un nuevo concepto que destaca por añadir un punto de interacción directa entre los jugadores que puede no ser del agrado de todos, aunque yo creo que funciona muy bien y hace las partidas más divertidas. Si jugáis recurrentemente a Bitoku creo que es una expansión bastante recomendable. Por todo esto le doy un…
Hola Ivan! Como estas?
Solo comentario menor: para el que vaya a enfundar, creo que el tamaño de fundas que va mejor para las cartas grandes (base y expa) son las Chimera (57,5 x 89 mm)
No es que tamaño estándar no vaya bien, pero las Chimera van mas justitas.
Y para quien, como yo, se consiguió un inserto que te puede dejar menos holgura para guardarlas, las de 62,5×88 mm. pueden no ser compatibles con el mismo (Fue mi caso 🙃)
Saludos!!!!
Loas templos de bonificación para nada pasan a un segundo plano en el base. Precisamente los bitokus y la senda de la sabiduría son de las cosas que más se van buscando.
Las pegatinas vienen incluídas en la caja?
Si, vienen con la expansión.
Buenas Iván,
Muchísimas gracias por la reseña.
Disculpa que lo mismo la pregunta es una bobada…parece que en los tesoros blancos, ¿podría llegar a compensar el retrasar tu propio Kodama para luego avanzarlo y obtener de nuevo la recompensa?
Te lo digo porque para llegar de segunda y la tercera posición de recompensa, parece que se requieren tres avances del Kodama, entonce si en un momento dado en el avance por el sendero de la virtud te topas con la posibilidad de retrasar un Kodama…lo mismo te conviene que sea el tuyo para que luego con un avance pilles la recompensa de nuevo.
Lo que no sé si es legal retrasar tu propio Kodama 😀 nunca me lo planteé con el juego original. ¿Sabes tú ese punto?
¡Mil gracias!