Primeras Impresiones: Santiago
Ese pobre burro se teme lo peor… ¡Pirataaaaaaaaa! |
En Santiago tomamos el papel de terratenientes en la Isla de Santiago (Cabo Verde), donde es difícil conseguir agua para el cultivo, actividad a la que nos dedicaremos principalmente. Entonces las avanzadas técnicas de irrigación lo son todo. El capataz de riego decide donde se irriga, así que habrá que usar toda nuestra locuacidad (y dinero) para convencerle de cuál es el mejor lugar para excavar esa preciada acequia.
La mecánica es bastante sencilla. Al comienzo de la ronda, se hace una única puja por ser el primer jugador para poder elegir cuál de las plantaciones disponibles esa ronda vamos a tomar y colocar sobre el tablero. El jugador que menos ofrezca, será el capataz de riego en esa misma ronda. Es importante indicar que las losetas sobre el tablero forman plantaciones, de forma que todas las losetas adyacentes ortogonalmente de un mismo tipo forman una única plantación.
Una vez que todos los jugadores han tomado una loseta y la han colocado en el tablero (situando un trabajador en cada uno de los huecos habilitados en la loseta), llega el momento de intentar convencer al capataz para que coloque la irrigación en el sitio que más nos convenga. Para ello, cada jugador, empezando por el que está sentado a la izquierda del capataz, ofrecerá una suma de dinero si el capataz decide colocar la irrigación donde este jugador indique. Y así, todos los jugadores ofrecen una puja. Varios jugadores pueden ponerse de acuerdo para indicar una misma ubicación, sumando sus cantidades. Finalmente, el capataz decide. También tiene la posibilidad de no hacer caso a nadie y colocarla donde a él le interese, pero siempre deberá aportar un billete más que lo que le proporcione irrigar en donde le han dicho los demás jugadores. Toda plantación que no esté irrigada al final del turno, pierde un trabajador. Y si una plantación no tiene trabajadores al final del turno y sigue sin estar irrigada, se seca e inhabilita esa casilla.
Las un numero de rondas determinadas (dependientes del número de jugadores), la partida finaliza. Toda plantación que no esté irrigada se retira, y se procede al recuento. Cada jugador suma en cada plantación, el número de trabajadores multiplicado por el número de losetas que la forman. Finalmente, añade el dinero que aún le reste y esa será su puntuación final. El ganador será el jugador con más puntos de victoria.
Que haya que luchar por pillar el color morado tiene delito |
La verdad es que me pareció un juego magnifico. Mezcla en un mismo título colocación de losetas (que me encanta), pujas/subastas, negociación, cierto grado de puteo y control de áreas. Y no chirria en absoluto. Además la partida se juega en poco más de una hora, y brilla especialmente a 4/5 jugadores. Me encantan estos juegos que te transmiten mucho en poco tiempo. Así hay posibilidad de jugar a muchas más cosas en una sesión. Especialmente genial la fase de intentar convencer al capataz de que coloque la irrigación en un determinado lugar. También influye mucho saber qué loseta acaba de colocar el jugador que va a tomar esta decisión para intentar unirse a su beneficio para no tener que desembolsar grandes sumas.
El diseño no es que sea una maravilla (no olvidemos que es un juego antiguo). Por ejemplo los colores para los trabajadores de los jugadores son horrendos, seguramente provocado por la elección de colores vivos para las losetas de las plantaciones. Los cultivos que en ellas aparecen tampoco son nada llamativos. Pero bueno, es lo de menos (se nota que el juego tiene ya sus años). Caso aparte es la portada, que como he dicho, el personaje que aparece tiene una cara de julandrón que no puede con ella. Además está mirando de forma extremadamente viciosa a un pobre burro que allí aparece. Yo no digo nada… Este Santiago sí que me plantearía añadirlo a mi colección si, llegado el momento, se me pone muy a tiro.
Para un juego que apuesta por una gama de colores de calidad, alejándose de los colores que dañan las retinas (rojo, azul, amarillo y rojo), vas tú y lo criticas. En el Santiago no sé cual elegir, ya que están presentes mis tres colores favoritos para un juego de mesa. El magnífico color madera, el blanco y el negro.
Sobre la portada… Claramente es el burro el que va provocando con sus insinuosos andares.
Te dejas el gris-caca, claramente el mejor color para cogerse!
Y que dices!?! El pobre burro está ahí con cara de -jarl, ese maromo me está mirando de reojo, mamasita- xDDD
El juego ma parece grandioso. Con mecánicas super elegantes y con infinita interacción entre los jugadores. Entra directo entre los grandes de mi colección.
Como se me ponga mas a tiro de lo que se te puso a ti, voy a tener que clonartelo 😛
Hemos oído cosas muy buenas de este juego, aunque no entraría en nuestra colección por el número de jugadores que requiere, lo probaríamos encantados en unas jornadas, aunque no podrá ser en estas TDN, porque el trabajo parece alejarnos de allí. Que disfrutéis mucho!
Oh! 🙁
Bueno, a ver si en Córdoba podemos coincidir!
Jejeje, desde luego, la portada de este juego no deja a nadie indiferente. Mira lo que dije de esa portada en su día:
http://tableronne.blogspot.com.es/2013/04/los-hacen-cada-vez-mas-bonitos.html
En cuanto al juego en sí… lo probé hace mucho. Me gustó, pero sin maravillarme. Recuerdo que el juego tiene un kingmaking brutal. De los mayores que he visto, y eso en general no gustó a quienes lo jugábamos.
Hombre, el tema del capataz es muy dado al Kingmaking, pero vamos, si cada uno mira por lo suyo (que es lo normal), las disputas molan 😛