Reseña: Warehouse 51
Introducción
Es el año 2038. Tras décadas de préstamos monetarios de China, Japón, Rusia, Brasil y el resto del mundo, Estados Unidos finalmente se ha declarado en bancarrota. En un último intento de recaudar algo de dinero, el gobierno federal ha decidido sacar a subasta sus tesoros más secretos: los artefactos y reliquias que han reunido durante sus años de bonanza y poder, guardados y bien protegidos en Warehouse 51.
Así se nos presenta este Warehouse 51, un diseño de Bruno Faidutti (Ciudadelas, Mascarade o Ad Astra), Sérgio Halaban y André Zatz (estos dos últimos son responsables de juegos como Sheriff of Nottingham, Quartz o Sultan). El juego fue publicado por primera vez en 2015 por Funforge. De las ilustraciones se encarga Rafael Zanchetin, siendo este su primer trabajo en el mundo de los juegos de mesa.
El juego se encuentra publicado en nuestro país por SD Games, detalle importante ya que las cartas contienen texto (aunque es información pública, por lo que con una hoja de ayuda podría jugarse con una edición en otro idioma). Permite partidas de 3 a 5 jugadores, con una edad mínima sugerida de 8 años y una duración aproximada de 45 minutos. El precio de compra recomendado es de 19,95 €. Para esta reseña se ha hecho uso de una copia de la edición en español de SD Games que la propia editorial ha tenido el detalle de suministrarnos.
Importante: si ya conoces el juego y/o sólo te interesa mi opinión sobre el mismo, puedes pasar directamente al apartado de Opinión. Los apartados Contenido y Mecánica están destinados especialmente a aquellos que no conocen el juego y prefieren hacerse una idea general de cómo funciona.
Contenido
Dentro de una caja de cartón de dos piezas (tapa y fondo), de dimensiones 19,4×10,1×4,1 cm. (caja rectangular pequeña similar a Ciudadelas o Aloha Pioha), encontramos los siguientes elementos:
- 70 Lingotes de Oro (de cartón)
- 2 Certificado de Autenticidad (de cartón)
- 48 Cartas (63,5×88 mm.):
- 26 Cartas de Reliquia
- 22 Cartas de Falsificación
- 5 Tableros de Referencia (de cartón)
- 6 Fichas de Prestamista (de cartón)
- Reglamento
Mecánica
Warehouse 51 es un juego de subastas en el que los jugadores intentan hacerse con diversas reliquias de diverso valor organizadas en cuatro categorías. El objetivo será intentar ser el jugador con mayor cantidad de puntos, los cuales se reparten según la suma del valor de las reliquias en cada categoría, además de recibir una bonificación por cada conjunto con una reliquia de cada categoría. Las reliquias se reparten mediante subastas de ronda única, con la peculiaridad de que el dinero del mayor postor lo entrega al jugador de su izquierda. Algunas de estas reliquias alteran las circunstancias de la partida, otorgando bendiciones o maldiciones. Por último, existen unas cartas de falsificación que anularán ciertas reliquias. En la partida habrá tantas cartas de falsificación como jugadores haya, y cada uno de estos conocerá el contenido de dos de estas cartas.
Conceptos Básicos
Empecemos con las Cartas de Reliquias. Estas cartas son el eje del juego y representan antigüedades valiosas. Se encuentran divididas en cuatro categorías según su origen (azul: fantasía occidental y literatura, verde: mitologías europeas, dorado: Oriente Medio, rojo: Culturas Orientales), de forma que en cada categoría hay un determinado número de cartas. Su anatomía es la siguiente:
- En la esquina superior izquierda encontramos el valor de la reliquia (de 1 a 3) en un octógono cuyo color de fondo corresponde al de su categoría.
- En la esquina superior derecha podemos encontrar varios símbolos:
- Estrella Blanca (Bendición): aplica un efecto beneficioso para el jugador que posea dicha reliquia.
- Cruz Negra (Maldición): aplica un efecto negativo para el jugador que posea dicha reliquia.
- Puño: subasta ciega simultánea. Los jugadores pujarán a la vez para intentar conseguir esta reliquia.
- En la mitad superior encontraremos una ilustración colorida de la reliquia.
- En la mitad inferior encontraremos un texto cuyo borde tendrá el color de la categoría de la reliquia y que contiene el nombre de la misma y su efecto (si lo tuviese).
Cada jugador contará con un Tablero de Referencia en el que se muestra el número de cartas con cada valor que se encuentra en cada categoría, ya que, el grueso importante de puntos se otorga a los jugadores que ocupen la primera y segunda posición de cada categoría (sumando los valores de las cartas que posean). Cada categoría contiene un numero diferente de cartas y, por tanto, proporciona una cantidad distinta de puntos de victoria. En el tablero de referencia también se muestran los puntos adicionales que se reciben por cada conjunto de 4 reliquias (una de cada categoría) y por cada cinco lingotes que el jugador posea al final de la partida.
Lingotes que se utilizarán para pujar en las subastas. Estas subastas pueden ser de dos tipos: de ronda única (siendo el jugador en turno el último en hablar) o puja ciega simultánea. La primera será la que se aplicará por defecto, mientras que la segunda dependerá de que alguna reliquia así lo exija. Aquí encontramos uno de los conceptos clave del juego, y es que, el ganador de la puja deberá entregar los lingotes al jugador de su izquierda (no se devuelven a la reserva).
De esta forma, la cantidad de lingotes disponibles en la partida no disminuirá, sino que se irá transfiriendo entre los jugadores. Sin embargo, si podrá aumentar, ya que los jugadores tendrán la oportunidad de empeñar reliquias si se ven en aprietos y su reserva de lingotes está por debajo de un determinado valor. Para ello se dispone de unas Fichas de Prestamistas, de forma que el jugador recibirá una determinada cantidad de lingotes a cambio de hipotecar una reliquia. Mientras una reliquia esté hipotecada, no aplicará su bendición (si la tuviese), aunque sí su maldición (si la tuviese). Al final de la partida los jugadores tendrán oportunidad de recomprar las reliquias, aunque tendrán que asumir unos elevados intereses.
Por otro lado, algunas de estas reliquias serán falsificaciones. Esto lo sabremos mediante las Cartas de Falsificación. En cada partida, por defecto, habrá tantas reliquias falsas como jugadores en la partida. Estas cartas se colocarán entre los jugadores, de forma que cada uno conocerá 2 falsificaciones, desconociendo el resto. Al final de la partida se revelarán estas falsificaciones, anulando las reliquias afectadas, que no contarán para la evaluación final.
Algunas cartas permiten autentificar reliquias, aun estando en juego la carta de falsificación. Para marcar estas reliquias se disponen de los Certificados de Autenticidad, blindando a la carta para que sea tenida en cuenta en la evaluación final.
Con esto tenemos suficiente.
Preparación de la Partida
- Se separan las cartas de reliquia y se forman 4 mazos según el color de las mismas. Cada uno de estos mazos se baraja y se coloca bocabajo en el centro de la mesa.
- Se mezcla el mazo de cartas de falsificación y se coloca una entre cada dos jugadores. El resto de cartas de falsificación se dejan formando un mazo en el centro de la mesa.
- Se forma una reserva general con los lingotes, fichas de prestamista y certificados de autenticidad.
- Cada jugador recibe 10 lingotes y un tablero de referencia.
- Ahora cada jugador consulta las dos cartas de falsificación que tiene a izquierda y derecha.
- Por último, se escoge al jugador inicial.
¡Ya podemos comenzar!
Desarrollo de la Partida
Una partida de Warehouse 51 consta de 26 rondas, una por cada carta de reliquia. Salvo en la primera ronda, el jugador activo será el que ganó la subasta en la ronda anterior. El desarrollo de cada una de estas rondas es como sigue:
- El jugador activo elige una de las pilas de reliquia y revela la carta superior de la misma. Procede a leer el efecto de la misma, indicando si aplica bendición, maldición y el tipo de subasta.
- Si aparece el símbolo de puño cerrado, la subasta se resuelve mediante puja ciega. Cada jugador sostendrá en su puño cerrado tantos lingotes como quiera pujar. Una vez que todos los jugadores han elegido puja, abren sus puños y el jugador con mayor cantidad de lingotes será el vencedor de la misma. En caso de empate y ninguno de los empatado posee reliquias que deshagan estas igualdades, será el jugador más cercano al jugador activo en sentido de las agujas del reloj el que se quedará con la reliquia.
- Si en la carta de reliquia revelada no aparece el símbolo de puño cerrado, entonces la subasta se resuelve mediante una ronda única de pujas, comenzando por el jugador sentado a la izquierda del jugador activo y continuando en el sentido de las agujas del reloj hasta que el jugador activo tenga la oportunidad de pujar. En su turno de puja, un jugador deberá subir la puja actual o pasar. Tras la ronda de subasta, el jugador que haya ofrecido la puja más alta se quedará con la reliquia. Si todos los jugadores pasan, la reliquia se descarta.
- Independientemente del método de resolución de la subasta, el jugador vencedor de la misma entregará los lingotes de la puja ganadora al jugador que tenga sentado a su izquierda.
- El jugador vencedor de la puja colocará la carta de reliquia en su zona, aplicará los efectos inmediatos (si corresponden) y se convertirá en el nuevo jugador activo para la siguiente ronda, volviendo a reiniciar el proceso.
Los jugadores podrán empeñar reliquias sí disponen de una cantidad de lingotes igual o inferior a 5. Para ello, colocarán una ficha de prestamista sobre una de sus reliquias y recibirán 5 lingotes de la reserva (aumentando el número de lingotes en circulación). Esta hipoteca se puede realizar justo antes de realizar la puja en una subasta ciega o en el turno de puja del jugador en una subasta de ronda única.
Fin de la Partida
La partida finaliza tras la subasta de la última carta de reliquia. Se procede de la siguiente forma:
- Los jugadores tienen opción de recomprar reliquias que tengan empeñadas. Empezando por el jugador que ganó la última subasta y continuando en el sentido de las agujas del reloj, cada jugador puede devolver 10 lingotes a la reserva para retirar un marcador de prestamista. Recordemos que una reliquia empeñada no contabiliza en la evaluación de los puntos ni aplica su bendición (si la tuviese). Sin embargo, seguirá aplicando su maldición (si la tuviese).
- Los jugadores que dispongan de sellos de autenticidad, pueden colocarlos sobre reliquias que sospechen que sean falsificaciones.
- Finalmente, se revelan las cartas de falsificación. Aquellas reliquias que coincidan con dichas cartas y que no estén protegidas por un sello de autenticidad o por el efecto de alguna carta son retiradas de la partida, y sus efectos (bendición o maldición) deja de aplicar.
Se procede a evaluar la situación final:
- Por cada categoría se evalúa qué jugadores son los que tienen más puntos, otorgando la mayor cantidad al primero y la menor cantidad al segundo. El resto de jugadores no reciben puntos en dicha categoría. Los empates, si no aplica alguno de los efectos de las cartas, se resuelven otorgando a los jugadores la cantidad del puesto anterior. Esto es, si hay un empate por la primera posición, ambos reciben los puntos de la segunda posición. Si hay un empate por la segunda posición, ningún jugador recibe puntos. Si hay más de dos jugadores empatados en cualquier posición, ninguno de ellos recibirá puntos.
- Por cada 5 lingotes que un jugador posea recibirá 1 Punto de Victoria.
- Por cada lote de 4 reliquias de categorías distintas el jugador recibirá 5 Puntos de Victoria.
El vencedor será el jugador con más puntos de victoria. En caso de empate, los jugadores comparten la victoria de no mediar efecto de alguna de las cartas que apliquen en casos de igualdad.
Opinión Personal
En esta ocasión para por el escrutinio de las tochorreseñas™ uno de esos fillers que aparecen en las estanterías de las tiendas sin hacer mucho ruido. De este Warehouse 51 no se sabía mucho y se sigue sin saber muy poco. Y esto en un juego de este tipo suele ser un mal síntoma. Vamos a ver que nos ofrece este diseño procedente del país galo, no sin antes agradecer a SD Games la copia proporcionada sin la cual este análisis no habría sido posible.
Los jugadores interpretan a millonarios coleccionistas de reliquias dispuestos a hacerse con los mejores lotes a cambio de su inmensa fortuna. Cada uno dispondrá de una determinada cantidad de lingotes de oro que será la moneda de cambio con la que los jugadores participarán en cada subasta. Estas reliquias, como objetos místicos que son, aplican diversos efectos (bendiciones o maldiciones), ya sea durante la partida o en la fase de evaluación final.
Uno de los problemas al que se tendrán que enfrentar los jugadores es el tema de las falsificaciones. Con el paso de los años y el cambio de manos de estas antigüedades, algunas sufrieron un cambiazo, entrando en circulación burdas copias. Al comienzo de la partida se seleccionarán tantas falsificaciones como jugadores haya en la partida. Los jugadores conocerán 2 de estas falsificaciones, y será una información compartida, de forma que cada falsificación será conocida por dos jugadores. Al final de la partida las reliquias falsas serán retiradas antes de la evaluación final, salvo que se hayan salvaguardado mediante el efecto de alguna de las otras reliquias.
En esta evaluación final los jugadores recibirán puntos según la clasificación en cada una de las cuatro categorías (cada reliquia tiene un valor y los dos jugadores que mayor valor conjunto en cada categoría recibirán puntos), así como una recompensa por los lingotes restantes y los conjuntos de cada cuatro reliquias de categoría diferente.
Como veis, un juego de subastas bastante convencional. Sin embargo, los diseñadores añadieron una pincelada de originalidad en el flujo monetario del juego. Y es que, a diferencia de la mayoría de juegos, el ganador de la subasta entregará el montante pujado se entrega al jugador que tenga sentado a su izquierda en vez de devolverlo a la reserva. Y esto, señores, lo cambia absolutamente todo.
Y lo cambia, desgraciadamente, para mal. En primer lugar, porque se elimina de la ecuación una parte fundamental de este tipo de juegos, que es la gestión de tus fondos. No ya solo a la hora de pujar más o menos fuerte para esperar el momento adecuado, sino también de tener un mecanismo para aumentar dichos fondos. En Warehouse 51 el único medio disponible para obtener lingotes es hipotecar alguna de las reliquias obtenidas en rondas anteriores. Pero no deja de ser una medida de último recurso para evitar quedarse bloqueado.
Pero es que estos bloqueos ocurren a pesar de esta salvaguarda debido a la «idea mágica» que gobierna toda la partida. Poneos en situación. Hay una reliquia que os interesa, pujáis fuerte y os quedáis sin lingotes. Ahora, salvo que empeñéis dicha reliquia, tenéis que esperar a que el jugador de vuestra derecha sea el máximo postor en una subasta posterior, recibiendo los lingotes de dicha puja y volviendo a disponer de algo de aire.
El concepto parece interesante, pero fracasa estrepitosamente, sobre todo si un jugador actúa de forma conservadora y se convierte en un receptor de lingotes. Me ha pasado ya en alguna ocasión que dos jugadores consecutivos esperan y esperan hasta que, en pocas rondas, acumulado entre ambos un alto porcentaje del efectivo en circulación. Con esta posición dominante, eliminan de la subasta a los jugadores sin fondos, que se ven obligados a pasar aun existiendo pujas relativamente bajas, repartiéndose las reliquias sin tener que deshacerse de muchos lingotes. Un despropósito.
Es cierto que, con unas cuantas partidas acumuladas, es más complicado que esta situación ocurra porque los jugadores intentan evitarlo no calentándose demasiado. Pero que en un filler de subastas tengas que andarte con pies de plomo para evitar bloquearte.
Todavía podría perdonarlo si el juego se desarrollarse a buen ritmo y las partidas no durasen más de 20 minutos. Pero es que encima es largo como un día sin pan. Hablamos de un filler de 26 rondas en el que difícilmente bajaremos de los 40 min. Con que cada ronda dure un minuto y medio (entre mantenimiento, lectura de la carta, entrega de los lingotes y demás historias es lo habitual), ya te encajas en ese tiempo. Si tienes la mala suerte de quedarte bloqueado como hemos comentado antes, puedes coger el móvil un rato y mirar las últimas notificaciones hasta que vuelvas a tener cierto margen de maniobra.
Y hablando de la componente de información oculta. ¿Qué sentido tiene incorporar un elemento de este tipo si apenas tiene influencia durante la partida? Me explico. Como hemos dicho, al comienzo de la partida se marcan de forma secreta ciertas reliquias como falsas. Estas marcas se conocen parcialmente, de forma que, cuando dicha reliquia sea subastada (porque se subastan todas) dos jugadores sabrán que esa antigüedad tiene menos valor que un euro de chocolate. Sin embargo, los jugadores no tienen tiempo de jugar con esta información. Cuando dicha reliquia sale a subasta, tienes tu turno de puja y listo. De nada sirve pujar más o menos para intentar hacer creer al resto que lo que hay en juego es una falsificación. El único sentido es que acabes llevándotela por muy pocos lingotes y puedas hipotecarla para recibir unos ingresos extra.
En este momento me acuerdo de un filler de subastas que puede asemejarse a este en muchos sentidos, sobre todo en lo de la información oculta, que funciona mucho mejor y resulta suficientemente satisfactorio. Hablo de Félix, El Gato Encerrado (aquí su tochorreseña). La gracia de este juego era que los jugadores eran los que componían los lotes colocando cartas de diversos valores, algunas incluso con efectos que alteraban el comportamiento del lote. Lote que, además se iba revelando poco a poco a medida que los jugadores se retiraban de la subasta para recibir unos ingresos (mayores cuantos más jugadores se hubiesen retirado). No es que me parezca una maravilla, pero en comparación con este Warehouse 51 me parece un diseño muchísimo más sólido y, sobre todo, entretenido, que es lo mínimo que se le pide a este tipo de juegos.
Sigamos. Normalmente este tipo de juegos funciona mejor con cuantos más participantes haya en mesa. Sin embargo, creo que este es uno de esos curiosos casos en los que ocurre, al contrario. Con solo tres participantes se reducen las posibilidades de amasamiento de lingotes, ya que el ciclo es mucho más corto, además de haber una mayor pugna en las mayorías de las categorías al tocar más cartas por jugador. A cinco jugadores queda todo demasiado disperso, quedándote con pocas cartas al final de la partida (si sale un reparto más o menos equitativo, toca a 4 por jugador eliminando las 5 falsificaciones).
La rejugabilidad debería ser la habitual en este tipo de fillers de subastas. Sin embargo, con todos los problemas comentados, especialmente el de la duración, es un juego que difícilmente verá mesa con facilidad, ya que, para el tiempo requerido, se optará por juegos con algo más de peso.
Pasemos a la edición. Nos encontramos más luces que sombras. Empezamos con las cartas, que tiene un gramaje algo bajo para lo que estamos acostumbrados. Con textura lisa y una respuesta elástica aceptable, se echa en falta algo más de cuerpo, sobre todo para barajar sin miedo. Necesario el enfundado, aun apenas manoseándose las cartas. El uso de cartón en los lingotes me parece un error, ya que este componente si estaremos moviéndolo constantemente y, en muchas ocasiones, sujetándolo en el puño, pudiéndose estropear con facilidad. Habría preferido el uso del plástico. Finalmente, nos encontramos con un señor tablero que resulta ser una hoja de referencia. Podemos usarlo para colocarlo encima de los lingotes y ocultar nuestros fondos al resto de jugadores, aunque habría sido preferible incluir esta información en una carta y utilizar el material en una pantalla. Que el elemento más destacable y mejor producido sea el menos utilizado durante la partida es un despropósito más. Finalmente, el reglamento no es que tenga alguna tara importante, pero si habría sido interesante remarcar bien la regla de pago, ya que es muy fácil jugar por inercia y pagar a la reserva en vez de al jugador de la izquierda.
Tal vez lo mejor del juego sea su aspecto gráfico. Pero es que si este juego, siendo francés, además no alcanzase cierto nivel estético, sería para no querer volver a verlo nunca más. Pero, aun teniendo buenos detalles, para mi gusto las reliquias están demasiado sobrecargadas y despistan un poco de lo importante. Y la portada no podría ser menos atractiva y sugerente. ¿Alguno podría haber deducido de qué va el juego con solo observarla y leer su título? Seguro que os habríais decantado por uno de estos Scape Room que tan de moda están.
Y vamos cerrando. Warehouse 51 es un filler de subastas que falla en su objetivo de principio a fin. Largo, repetitivo, con posibilidades de quedar bloqueado, escala mal y con elementos a los que no se le saca partido como la información oculta. Incluso en la edición hay detalles extraños, como que el mejor componente sea el tablero de referencia. Lo poco que se puede salvar de él es el aspecto visual, y, aun así, muestra carencias. Por todo esto le doy un…