Reseña: Rattus
Introducción
Europa, 1347. Una catástrofe está a punto de desatarse. La Muerte Negra llega a Europa, y durante los próximos 4 – 5 años, la población de Europa se reducirá a la mitad. Los jugadores se establecen en las distintas regiones de Europa, mientras que la plaga se extiende a lo largo de todo el continente. Los jugadores reciben ayuda de las diversas clases de la Edad Media: Los campesinos ofrecen crecimiento de la población, los sabios monjes mantienen a las ratas lejos, los ricos comerciantes huyen cuando se acerca la peste, la guerra llevada a cabo por los Caballeros expande la peste a nuevas zonas, las brujas controlar la propagación a través de la magia y la brujería, mientras que los Reyes evitan la plaga por permanecer en sus palacios fortificados. Pero la plaga no hace ninguna distinción: Cuando las ratas llegan, nadie puede sentirse seguro. Cuando se retira la peste y el juego termina, el jugador con la mayor población sobreviviente gana.
Así se nos presenta este Rattus, un diseño de Henrik Berg y Åse Berg, responsables de otros títulos como (Oregon, Galapagos o Packet Row). La primera edición data del 2010 de la mano de White Goblin Games en una versión en multilenguaje (inglés, francés, holandés y noruego). De las ilustraciones se encarga el gran Alexander Roche, quien ya se ocupó de juegos como Troyes, Jaipur o Carson City.
El juego fue publicado en nuestro país por la extinta Homoludicus (absorbida por Devir), aunque no ha vuelto a reeditarse aquí desde entonces. Afortunadamente, el juego es completamente independiente del idioma, por lo que podéis tirar de importación en caso de estar interesado. Permite partidas de 2 a 4 jugadores, con una edad mínima sugerida de 10 años y una duración aproximada de 45 minutos. El precio de compra recomendado es de 29,95 €. Para esta reseña se ha utilizado una copia de la edición de Homoludicus.
Importante: si ya conoces el juego y/o sólo te interesa mi opinión sobre el mismo, puedes pasar directamente al apartado de Opinión. Los apartados Contenido y Mecánica están destinados especialmente a aquellos que no conocen el juego y prefieren hacerse una idea general de cómo funciona.
Contenido
Dentro de una caja de cartón de dos piezas (tapa y fondo), de dimensiones 25,4×17,8×5,1 cm. (caja rectangular mediana tipo El Principito: Hazme un Planeta), encontramos los siguientes elementos:
- Tablero (de cartón)
- 80 Cubos de Población (20 de cada color: azul, rojo, verde y amarillo) (de madera)
- 49 Marcadores de Rata (de cartón):
- 12 Losetas de Rata Inicial (con borde morado)
- 37 Losetas de Rata Estándar
- 6 Losetas de Personaje (de cartón)
- Peón de Peste
- Reglamento
Mecánica
Rattus es un juego de control de áreas (mayorías) en el que los jugadores intentarán introducir en el tablero el máximo número de cubos de población posible. Para ello se utilizarán una serie de personajes que permiten realizar acciones especiales. A medida que las regiones se pueblen, la peste hará acto de aparición, diezmando a la población en función de los personajes y la cantidad de cubos.
Conceptos Básicos
Empecemos con el Tablero. Éste muestra un mapa de Europa dividido en diversas regiones. Cada una de estas regiones se encuentra directamente adyacente a otras, ya sea porque comparten frontera o porque aparece una conexión marítima entre ambas (mediante flechas rojas bidireccionales). En la esquina superior izquierda encontramos el palacio, donde la población estará protegida de la peste.
La Población se representa mediante unos cubos de colores. Cada jugador dispondrá de 20 cubos que deberá intentar introducir y mantener en el tablero. Desgraciadamente, la peste causará estragos, de forma que los cubos volverán a la reserva del jugador en determinados momentos de la partida.
La Peste se representa mediante un Peón negro que se va desplazando sobre el mapa, desatando la calamidad en la región a la que accede. Además, provocará la expansión de la peste en regiones adyacentes.
Los efectos de la peste dependerán de unas Fichas de Rata que indican el número mínimo de cubos que debe haber en la región para que esta afecte y qué jugadores se ven afectados por la misma. Esto último se indica mediante una serie de símbolos correspondientes a los personajes o mediante 2 letras, A (all) para todos los jugadores presentes en la región o M (majority) para el jugador con más cubos de población. Una norma importante será que en una misma región nunca podrá haber más de tres fichas de rata.
Por último, tenemos a los Personajes anteriormente citados. Estos habilitan una determinada característica aplicable en el turno del jugador que lo posea. Estos personajes irán cambiando de manos durante la partida, existiendo la posibilidad de que un mismo jugador controle varios al comienzo de su turno.
Con esto tenemos suficiente.
Preparación de la Partida
- Se despliega el tablero en el centro de la mesa.
- Se colocan a su lado las losetas de personajes.
- Se coloca el peón de plaga en alguna de las regiones.
- Se separan las fichas iniciales de rata (borde morado), se mezclan y se coloca una en cada región (bocabajo).
- El resto de fichas de rata se mezclan y se forma una pila bocabajo.
- Cada jugador elige un color y recibe los 20 cubos correspondientes.
- Se elige a un jugador inicial.
- Por último, se procede a la colocación inicial de población. Comenzando por el jugador inicial y continuando en sentido de las agujas del reloj, cada jugador coloca 2 cubos de población en una región que no contenga cubos. Tras esta primera vuelta, se procede de la misma manera, aunque esta vez comenzando por el jugador de la derecha del jugador inicial y continuando en sentido contrario a las agujas del reloj.
¡Ya podemos comenzar!
Desarrollo de la Partida
Una partida a Rattus consta de un número indeterminado de turnos alternado entre los jugadores hasta que se cumple una de las condiciones de finalización.
En su turno, el jugador procede de la siguiente manera:
- Tomar una Loseta de Personaje (opcional). El jugador puede tomar una nueva loseta de personaje que actualmente no posea, esto es, que esté en la reserva o en poder de otro jugador. Las losetas que el jugador tuviese al comienzo del turno ya están bajo su control.
- Añadir Población. El jugador introduce en el tablero cubos en una región de su elección. El número de cubos a introducir será igual al número de fichas de ratas que haya en dicha región.
- Es importante indicar que un jugador puede hacer uso de un personaje que controle antes o después de añadir población, pero siempre antes del siguiente punto, a excepción del Caballero.
- Mover el Peón de Plaga. El jugador desplaza al peón de plaga a una región adyacente a la que ocupase al comienzo del turno. Según la región elegida, se deben realizar los dos siguientes pasos:
- Añadir nuevas fichas de Rata: el jugador toma de la reserva un determinado número de fichas de rata y las coloca en regiones adyacentes (pueden colocarse todas en la misma o desperdigarlas entre varias): 1 (si en la nueva región hay 1 ficha) o 2 (si en la región hay 2 o 3 fichas). Si en la nueva región no hay fichas de rata, no se introducen nuevas fichas en el tablero.
- Revelar las fichas de Rata de la región: el jugador en turno revela de una en una las fichas de rata de la región, aplicando el efecto de forma inmediata, esto es, retirando los cubos correspondientes si el número de estos activa la ficha. Tras evaluar una ficha, esta es retirada del juego y se devuelve a la caja:
- Si la ficha muestra una M, el jugador con la mayoría de cubos debe perder uno. En caso de empate, todos los jugadores empatados perderían un cubo. Si hay varias M, se resuelven de forma individual, primero una y luego otra.
- Si la ficha muestra un símbolo de personaje, el jugador que controle en ese momento a dicho personaje perderá un cubo si tuviese alguno en la región.
- Si la ficha muestra una A, todos los jugadores pierden un cubo.
Tras esto, el turno finaliza y pasa al siguiente jugador.
Los Personajes disponibles son:
- Rey: permite desplazar un cubo de una región sin fichas de rata al castillo, quedando protegido hasta el final de la partida.
- Monje: permite desplazar una ficha de rata de una región a otra adyacente.
- Caballero: permite mover el peón de peste dos pasos en vez de uno. Adicionalmente, a la hora de evaluar la región, puede convertir al peón de peste en dos cubos neutrales, elevando el número de cubos presentes en la región.
- Campesino: permite añadir 1 cubo adicional en una región. Si la región no contiene fichas de rata, se puede añadir 1 cubo.
- Mercader: permite desplazar hasta 3 cubos del jugador de una región a otra adyacente.
- Bruja: el jugador puede consultar dos fichas de rata y, si lo de sea, intercambiarlas (siempre que sean de regiones distintas). No tienen por qué ser entre regiones adyacentes.
Fin de la Partida
La partida puede finalizar de dos formas:
- Que se coloque la última ficha de rata en el tablero.
- Que un jugador consiga, al término de su turno (peste incluida) mantener en el tablero a todos sus cubos de población.
Sea cual sea la condición, el resto de jugadores disfruta de un último turno (el que ha forzado el final de la partida no). Esta ronda se juega en sentido contrario a las agujas del reloj, comenzando por el jugador sentado a la derecha del que forzó el final.
En esta ronda final solo está permitido utilizar las habilidades de los personajes que los jugadores ya controlasen. No podrán añadir cubos al tablero (salvo con el campesino).
Una vez esta ronda final termina, se procede a evaluar la peste en todas las regiones del tablero.
El jugador con más cubos en el tablero será el vencedor. En caso de empate, el vencedor será el jugador que hubiese disfrutado antes de su turno en caso de haber continuado la partida.
Opinión Personal
Bueno, hoy toca analizar un juego de mayorías de esos que ya tiene unos años con un peculiar tema y que ha recibido críticas de todos los colores. Vamos a ver que nos ha parecido este Rattus.
Como digo, nos encontramos ante uno de esos juegos de mayorías que reduce al mínimo el sistema de juego. Una mecánica supersencilla que se explica en cinco minutos y que no supone dificultad alguna a la hora de sacárselo a cualquiera.
El objetivo es simple: meter tantos cubos como se pueda en el tablero… y mantenerlos. Para ello el juego nos plantea un sistema de intereses contrapuestos bastante interesante. Por un lado, nuestro impulso es acelerar el ritmo de introducción de nuestros cubos en el tablero. Pero esto implica, por contra, colocarlos en la región que contenga un mayor número de fichas de ratas, lo que expondrá a la peste a nuestros conciudadanos.
Por supuesto, siempre pendientes del peón de peste, que es el que va provocando que los cubos vuelvan al redil de cada jugador al activar las fichas de ratas, siendo estas evaluadas.
El turno soñado es aquel en el que nos encontramos una región con el máximo de fichas de rata (tres) y el peón se encuentra en la otra punta, por lo que se requiere de unos cuantos pasos hasta que dicha región que acaba de recibir un mínimo de tres cubos sea evaluada. Y para esto es necesario cierta colaboración por parte del resto de jugadores.
Aquí es donde aparecen las típicas alianzas entre jugadores. En el momento que el número de cubos de dos o más jugadores en una misma región es relativamente parejo, todos estos procurarán no atraer al peón, ya que pueden salir escaldados.
Esto dependerá del elemento clave del juego, los personajes. Estas enormes losetas habilitan vías alternativas para alterar la situación del tablero: añadir cubos extra, protegerlos para el resto de la partida, desplazarlos sobre el tablero o modificar la situación de las fichas de peste para favorecer nuestra posición.
La gracia de estos personajes es que bailan entre los jugadores, de forma que un mismo participante podría encontrarse con 3 o 4 de estas megalosetas y disfrutar de un turno bastante poderoso. Como contraprestación, que un jugador controle un número elevado de personajes aumenta las probabilidades de perder cubos de población a la hora de evaluar una región en la que se encuentre presente, ya que la mayoría de fichas de rata especifican algunos de estos roles para sufrir las consecuencias de la enfermedad.
Gracias a este detalle, es posible que algún jugador con muchos cubos en una región se arriesgue a evaluar las fichas de peste en ella si no controla muchos personajes, ya que es bastante probable que sean sus rivales los que sufran perdidas, aunque no debemos olvidar que hay fichas de rata que afectan a todos los presentes por igual o al que se encuentre en posición dominante.
Así los turnos se van sucediendo hasta que la reserva de fichas de rata se agota (lo normal) o algún jugador consigue milagrosamente mantener todos sus cubos en el tablero tras su turno. Digo milagrosamente porque, como buen juego de mayorías, los revanchismos están a la orden del día, y la caza al líder suele ser algo habitual.
De esta forma, alzarse con la victoria es saber manejarse con soltura dentro de este pequeño caos que se desencadena en la Europa del siglo XIV.
En el turno los jugadores disponen deben realizar pequeñas pero importantes decisiones: qué personaje coger, en qué región introducir cubos y hacia donde mover al peón de peste.
Es cierto que los caminos tomados ante dichas disyuntivas dependerán casi enteramente de la situación del tablero y del marcador, por lo que, aunque parezca que hay muchas alternativas, al final es relativamente sencillo evaluar cuál es la jugada más interesante en el momento, aunque acto seguido el resto de jugadores se encarguen de que la peste se cebe con nosotros.
Podríamos decir que Rattus es el perfecto ejemplo de juego familiar de mayorías: sencillo de explicar y asimilar, depara un buen rato, con la dosis justa de interacción y las pequeñas vendettas personales.
El gran problema del juego es la rejugabilidad. Al disponer de relativos pocos personajes, como he dicho anteriormente, es relativamente fácil evaluar la opción correcta, por lo que puede llegar a activarse el piloto automático. Y eso en un juego de mayorías, en los que se supone que el factor caos ofrece una rejugabilidad casi infinita, es algo a destacar negativamente.
Por fortuna, esto tiene solución, aunque implica volver a pasar por caja. Rattus cuenta con un número importante de expansiones que se centra, principalmente, en ofrecer losetas de personajes alternativas. De esta forma, el juego no es modificado en su esencia, pero la forma de afrontar la partida varia lo suficiente como para que tengamos que actualizar los automatismos, sintiendo un soplo de aire fresco tras la aparición de la monotonía y el hastío. La más recomendable es Pied Piper, que incluye una docena de personajes (dos de cada gremio), por lo que el número de combinaciones se eleva de forma importante.
Otro pequeño fallo que se le puede encontrar al juego es su corto rango de jugadores. Un juego de mayorías de este tipo suele estar pensado para 5 o 6 jugadores, y en este caso nos encontramos con un juego de 2 a 4. A dos jugadores sencillamente no me plantearía sacar Rattus y dedicaría el tiempo a otros títulos, por lo que nos quedamos únicamente con el 3 y el 4 como guarismos validos (4 mejor que 3). De nuevo, habría que tirar de expansión, en este casi Africanus, para aumentar hasta esos 6 participantes la capacidad del juego (además de incorporar nuevos personajes y alguna mecánica adicional).
Y ya si tenéis la enfermedad del completismo, ahí tenéis Mercatus y diversas promos que nos permitirán extender la vida de Rattus hasta que no tengamos ganas de ver una ficha de rata más en lo que nos quede de vida. Por supuesto, el lado negativo de todo esto es que hay que invertir una cantidad importante de dinero en un título que no deja de ser unas mayorías sencillo y con profundidad la justa. Por el coste del juego básico y una expansión podéis haceros con el juego de mayorías por excelencia, El Grande (aquí su tochorreseña).
Pasemos a la edición. El acabado del título de White Goblins Games es bastante interesante. Es cierto que en cuanto a elementos de madera nos encontramos los típicos cubos, eso sí, de unas dimensiones que ya están en desuso (mismo tamaño que los animales de Agricola en la primera edición). Pero sí que destacan las tarjetas de personaje. Una sobreproducción absoluta, ya que habría sido suficiente con cartas normales. Sin embargo, nos encontramos con unas señoras losetas de cartón de gran densidad en las que podríamos cortar alimentos. A destacar también la textura en lino de todos estos elementos de cartón, tanto las losetas como las fichas de rata. Muy agradable. El reglamento deja bastante clara la mecánica, y simplemente le achacaría el no dejar claro que un jugador que posea un personaje al comienzo del turno puede utilizarlo, independientemente de si toma otro o no. Podría llegar a interpretarse que un personaje solo puede ser utilizado en el turno en el que es reclamado.
Respecto a las ilustraciones del gran Alexander Roche, ¿qué voy a decir? Uno de esos artistas con un estilo muy marcado y absolutamente reconocible. Una pena que no se prodigue tanto como lo hacen Franz o Lohausen, porque para mí está por encima de ambos. Me encantan todas las portadas (base y expansiones), así como las composiciones de las losetas de personajes. Y el mapa del tablero está lleno de pequeños detalles que merecen detenerse un momento para percatarse de ellos. Un gran trabajo.
Y vamos cerrando ya. Rattus es un juego familiar de mayorías con una mecánica realmente simple y un desarrollo dinámico. Las primeras partidas resultan entretenidas, pero a medida que lo sacamos a mesa, la automatización de los turnos se vuelve una constante. Pide a gritos alguna de sus expansiones, lo que nos transmite una sensación de juego incompleto o troceado. Requiere realizar un desembolso nada despreciable para acabar disponiendo de un conjunto de opciones lo suficientemente interesante como para no aburrirnos demasiado pronto del juego. Si incluyese los personajes de la primera expansión, otro gallo cantaría. Por todo esto le doy un…
Este juego es fascinante. Qué cambios con las expansiones!
Te lo digo porque creo que muy benévolo has sido. Yo al juego base lo suspendía de hecho. Pero ya sólo añadiéndole Pied Paper lo subía a Notable (adoro a ese flautista, como flautista que soy xDD).
Saludos!
Hombre, eso es un tanto radical no? Que con las expansiones el juego gana mucho es indudable. Pero, sobre todo, lo que gana es en rejugabilidad. El concepto de juego sigue siendo exactamente el mismo (con Pied Piper). Porque puedas tener partidas distintas no se convierte en un juego superior. Simplemente solventa un problema que aparece a las pocas partidas, y es que te da la sensacion de que siempre juegas igual.
Yo no sé si seré radical Iván, lo que sé es que en el juego base te vienen 6 personajes, y 2 de ellos son una basura (la Bruja y el Rey). En todas las partidas que he jugado nadie se los quiere coger.
Ahora, que tú me dices que sí te los coges… bien por ti. Yo no creo que esté hablando ni de rejugabilidad. Digo que el juego base es un juego corto, «capado», con esos 6 personajes. Debiera haber traído ya los personajes de Pied Piper.
Efectivamente la Bruja no se la coje ni el tato, pero el Rey sin embargo en mi grupo se lo cogen antes que el sacerdote o el caballero. De todos modos, en la expansión vienen personajes que también son un poco chustilla. Pero es la variedad donde está la gracia. En el trabajo lo he sacado principalmente sin expansiones y, quitando el tema de la bruja, no problemo. Es el unico cambio obligatorio que he hecho.