Reseña: Los Constructores – Edad Media
Introducción
Convertirse en el constructor más importante del reino es un sueño que, finalmente, parece estar al alcance. Sólo el artesano más eficiente podrá reclamar tan prestigioso título. Pero no eres el único candidato, ya que los constructores rivales están igualmente decididos.
Así se nos presenta este Los Constructores: Edad Media, un juego diseñado por Frédéric Henry, responsable de las exitosas series Timeline y Cardline, además de otros títulos como Asteroyds o The Adventurers: The Temple of Chac. El juego se publicó por primera vez en 2013 por Bombyx en una edición en francés. Posteriormente Asmodee ha publicado ediciones en alemán e inglés. De las ilustraciones se encarga Sabrina Miramon, que además del otro título de la serie The Builders, recientemente ha ilustrado Quadropolis.
El juego no ha sido editado en nuestro país, aunque es completamente independiente del idioma (a excepción del reglamento). Permite partidas de 2 a 4 jugadores, con una edad mínima sugerida de 10 años y una duración aproximada de 30 minutos. El precio de compra recomendado es de 14,95 €. Para esta reseña se ha utilizado una copia de la edición en alemán de Asmodee.
Importante: si ya conoces el juego y/o sólo te interesa mi opinión sobre el mismo, puedes pasar directamente al apartado de Opinión. Los apartados Contenido y Mecánica están destinados especialmente a aquellos que no conocen el juego y prefieren hacerse una idea general de cómo funciona.
Contenido
Dentro de una lata metálica de dos piezas (tapa y fondo), de dimensiones 12,1×12,1×3,8 cm. (lata pequeña estándar de Asmodee similar a Timeline o Noah), encontramos los siguientes elementos:
- 42 Cartas de Trabajador (63×88 mm.)
- 42 Cartas de Edificio (88×88 mm.)
- 40 Monedas de Plástico
- 15 de Oro de Valor 5
- 25 de Plata de Valor 1
- Reglamento
Mecánica
Los Constructores: Edad Media es un juego cuya mecánica principal es el draft de cartas y los puntos de acción, con un recurso general a gestionar que es el dinero. Los jugadores reservarán cartas de edificios (con unos determinados requisitos de construcción) y cartas de constructores (con unas determinadas habilidades de construcción). Enviar a trabajar a los constructores costará dinero y tiempo, pero cuando un edificio esté completo proporcionará beneficios, tanto en prestigio como en metálico.
Conceptos Básicos
Como concepto principal tendremos los Puntos de Acción. Cada jugador dispondrá al comienzo de su turno una serie de acciones, las cuales podrá emplear en las distintas posibilidades que el juego permite, aunque tendrá la opción de ampliar este número devolviendo a la reserva una determinada cantidad de monedas.
Empecemos con las Cartas de Edificios. Cada una de estas cartas tiene dos caras: edificio en construcción y edificio terminado.
- Por la cara de edificio en construcción tendremos:
- En la esquina superior izquierda las monedas y los puntos de victoria obtenidos al completar la edificación
- En el margen derecho los requisitos de construcción.
- En la banda inferior el nombre del edificio.
- En el centro de la carta una ilustración del edificio en proceso de construcción.
- Por la cara del edificio construido tendremos:
- En la esquina superior derecha los puntos de victoria proporcionados por el edificio completado.
- En la banda inferior el nombre del edificio.
- En el centro de la carta una ilustración del edificio terminado.
Por su parte, las Cartas Constructores también serán a doble cara, aunque en este caso ambas son idénticas, mostrando los siguientes elementos:
- En la esquina superior derecha aparece el coste de enviar a trabajar al constructor.
- En el margen izquierdo aparecen las habilidades de construcción
- En la banda inferior aparece el rango del constructor
- Ocupando la mayor parte de la carta una ilustración del personaje.
Profundicemos un poco en el tema de los Requisitos de Construcción. Como hemos dicho, cada edificio necesitará satisfacer un mínimo en cuatro características: piedra (amarillo), madera (verde), conocimiento (gris) y tejas (azul). Tanto los edificios como los constructores mostraran unos indicadores con espacio para hasta cinco puntos. Por cada punto que un edificio requiera de una determinada característica será necesario enviar un constructor o herramienta que lo aporte. Como es obvio, a un mismo edificio se podrán enviar varios constructores/herramientas, incluso en un mismo turno.
Un caso especial de edificio son las Cartas de Herramientas. Son idénticas al resto de cartas de edificios con la excepción de que, al finalizarse, no proporciona monedas, sino que funcionan como un constructor que podremos enviar a un edificio sin finalizar. Además no supondrá coste enviarlos a las edificaciones en curso.
El único recurso que los jugadores gestionarán Monedas. Estas servirán para cubrir el coste de enviar a trabajar a un constructor a un determinado edificio. También podrán utilizarse para comprar acciones y, al final de la partida, proporcionarán puntos de victoria.
Y con esto es suficiente.
Preparación de la Partida
- Se prepara una reserva común con las monedas.
- Cada jugador recibe una carta de aprendiz (de entre las que hay en el mazo) y 10 monedas (1 de valor 5 y 5 de valor 1).
- Se elige al jugador inicial y se le entrega la carta identificativa.
- Se baraja el resto de cartas de constructores y se forma un mazo. A continuación se forma una fila con las 5 primeras.
- Se procede igualmente con las cartas de edificios, colocando las cartas por su cara sin finalizar.
¡Ya podemos comenzar!
Desarrollo de la Partida
Una partida de Los Constructores: Edad Media se desarrolla a lo largo de un número indeterminado de rondas hasta que alguno de los jugadores alcanza una determinada puntuación.
En cada ronda, cada jugador disfrutará de un turno con 3 acciones que podrá repartir entre las siguientes (en cualquier orden y pudiendo repetir):
- Contratar a un Constructor: el jugador toma una carta de constructor del suministro y la añade a su mano. Inmediatamente se repone el hueco generado con la siguiente carta del mazo.
- Comenzar una Construcción: el jugador toma una carta de edificio del suministro y la coloca en su área de juego. Inmediatamente se repone el hueco generado con la siguiente carta de construcción del mazo, colocada por su cara sin finalizar.
- Enviar a trabajar a un Constructor: el jugador coloca un trabajador o herramienta de su mano en uno de los edificios en construcción de su zona de juego, devolviendo a la reserva tantas monedas como requiera el constructor (las herramientas se envían gratuitamente). En una misma ronda, el número de acciones que cuesta enviar un trabajador a un edificio es igual al número de trabajadores enviados (incluyendo al que se envía). Así pues, enviar el primer trabajador enviado en la ronda a un edificio (los enviados en rondas anteriores no cuentan) cuesta 1 acción, enviar al segundo cuesta 2 acciones, enviar al tercero cuesta 3 acciones, etc. En el momento que se han colocado trabajadores suficientes para satisfacer las necesidades del edificio, este se completa, se toma de la reserva las monedas indicadas (salvo que sea una herramienta), y se coloca aparte por la cara de edificio finalizado, recuperando los constructores y herramientas empleados en su finalización (pudiendo utilizarlos este mismo turno en otra edificación).
- Obtener Dinero: el jugador toma dinero de la reserva en función del número de acciones empleadas. Así, el jugador recibe:
- 1 Moneda por 1 Acción.
- 3 Monedas por 2 Acciones.
- 6 Monedas por 3 Acciones.
Cuando un jugador finaliza su turno, este pasa al jugador de la izquierda.
Fin de la Partida
La partida finaliza en la ronda en la que un jugador alcanza o sobrepasa los 17 puntos en edificios y herramientas construidos. La ronda se completa, de forma que todos los jugadores hayan disfrutado del mismo número de turnos (si el que alcanza los 17 puntos es el último jugador, ninguno disfrutará de más turnos).
Una vez la ronda finalice, los jugadores suman los puntos de sus edificaciones completadas (las inacabadas no cuentan). A esta cantidad se le suma 1 punto por cada 10 monedas que el jugador posea al final de la partida.
El jugador con más puntos de victoria será el vencedor. En caso de empate, se comparte la victoria.
Opinión Personal
Hoy analizamos uno de esos títulos de Asmodee presentados en lata metálica, entre los que se encuentran el famoso Timeline, diseñado también por Frédéric Henry. En esta serie enlatada hay pequeños diseños que funcionan maravillosamente, como el propio Timeline o Noah, y otros que salen rápido de la mayoría de ludotecas, como ¡Tiburón! (aquí su tochorreseña) o Continental Express. ¿En qué grupo caerá este Los Constructores: Edad Media? Vamos a verlo.
De entrada, el diseño del señor Henry parece que intenta pertenecer a ese grupo de juegos con decisiones constantes y resolución no trivial, aunque sin que el olor a neurona quemada llegue a percibirse. Un ejemplo de juegos que encajan con esta descripción es Noah (aquí su tochorreseña).
El objetivo del juego es finalizar unos cuantos edificios de forma eficiente. Para ellos tendremos que gestionar sabiamente las monedas con las que comenzamos, único recurso finito y agotable que gestionaremos. Es fundamental entender el ciclo económico para poder progresar y no quedarnos estancados.
En primer lugar, si nos fijamos, nos daremos cuenta que el número de monedas que cuesta enviar un trabajador a un edificio equivale al número de puntos totales en las cuatro características que aporta el constructor a la construcción. A su vez, los edificios proporcionan el doble de monedas que puntos de características requieran cubrir para finalizar la edificación. Empezamos a jugar con 10 monedas por lo que, esta será nuestra capacidad inicial de envío.
De esta forma, cada punto de construcción no aprovechado al enviar trabajadores a un edificio se convierte en una moneda perdida, ya que no va a retornar beneficio.
Con esto ya queda claro cómo debe actuar un jugador para intentar llevarse la victoria. Cuantas menos monedas desperdicie enviando trabajadores que aporten más de lo requerido por un edificio más eficiente será nuestro desarrollo y antes aumentaremos nuestra capacidad monetaria.
Llega un momento en el que podremos pisar el acelerador, ya que tendremos una cuadrilla importante de trabajadores y no tendremos que perder acciones en tomar cartas de este tipo del suministro, por lo que podremos gastar acciones en enviar varios constructores, ya sea a una misma edificación como a varias que llevemos en paralelo. Incluso gastaremos dinero en comprar acciones para aumentar la carga de trabajo e intentar finiquitar la partida por la vía rápida.
Las herramientas serán una inversión a futuro ya que, a pesar de no recuperar el dinero que gastemos en enviar constructores para su finalización, una vez esté completada nos proporcionará un «trabajador gratuito» especializado en una característica. Con enviarla una vez ya habremos recuperado casi todo el coste. Varias reutilizaciones posteriores supondrán un ahorro importante. Por tanto, salvo que el final de la partida esté a la vuelta de la esquina, una herramienta es un caramelo goloso que durará poco en el suministro común.
Así con todo, cada partida se desarrolla más o menos bajo un guion similar una vez comprendido todo lo anterior: empezaremos con turnos similares en los que tomaremos trabajador, tomaremos edificio y enviaremos trabajador, para poder llevar 2-3 construcciones en paralelo y no perder acciones inútilmente al vernos en la situación de tener que enviar varios constructores a una misma obra en la ronda en curso.
Al final se convierte en pequeños rompecabezas con piezas que no encajan del todo y que mantendrán a los jugadores concentrados, haciendo cálculos y cábalas con los empleados y edificios disponibles (tanto en su mano como en el suministro). Y lo que viene asociado a un rompecabezas es, como ya sabéis, el análisis-parálisis. Probablemente es de los fillers en los que más bloqueos mentales he llegado a ver. El personal se pone a optimizar y entra en bucles iterativos buscando la mejor combinación para perder lo mínimo posible (dinero y acciones). Este es, sin duda, su punto débil. Le ocurre algo similar que a Noah, juegos con aspecto amigable que se convierten en engranajes algo más intrincados de lo esperado y que pueden no encajarle a quien busca un pasatiempo sin complicaciones.
Pero, aceptando que estamos ante un fillers que exige algo más a los jugadores, echo en falta algún elemento de interacción más allá de la reserva de cartas desde el suministro. Nunca tomaremos una carta para hacer el mal simplemente porque un rival esté poniéndole ojitos, salvo que nos sobre una acción y, para una moneda… mejor fastidiar un poco al personal.
Que el juego, aunque aceptable, es mejorable es una conclusión a la que el propio Henry llegó, y por eso existe The Builders: Antiquity, con un par de sutiles cambios (como los esclavos, que son trabajadores que restan puntos si no son liberados al final de la partida o la universidad, que permite mejorar las habilidades de los constructores contratados). Según dicen los que han probado ambos títulos, esta segunda versión mejora a la original, añadiendo sutiles alternativas que enriquecen ligeramente el resultado final.
La rejugabilidad es la habitual en la mayoría de fillers, esto es, que si sale demasiado a mesa en un corto intervalo de tiempo se nos quitarán las ganas de volver a verlo en una buena temporada. Es uno de esos títulos que encajan muy bien para llevar al trabajo y echar una partida después de comer (si no tenemos compañeros tendentes al análisis-parálisis).
La escalabilidad no es la mejor del mundo, pero bueno. La interacción entre los jugadores se limita a la carrera por alcanzar los 17 puntos y en el draft sobre el suministro. Quitando el caso de las herramientas, no hay cartas que sean especialmente buenas o especialmente malas, por lo que, salvo combinación perfecta entre las cartas que el jugador posee y lo que hay en el suministro, no sentiremos apenas perjuicio a causa de las acciones de nuestros rivales. Por tanto, en este caso no se cumple lo de «cuantos más mejor», pues cada participante adicional lo único que provoca es aumentar el entreturno. Con esto no quiero decir que vaya mal a cuatro, solo que el ritmo y la experiencia de juego se verán afectados.
La edición sigue el estándar Asmodee para este tipo de juegos, esto es, cartas estándar y de calidad aceptable, con buen gramaje, gofrado linado y una respuesta elástica adecuada. El tamaño de las cartas de edificio es, tal vez, demasiado grande para mi gusto, dificultando el enfundado. Es cierto que apenas se manosean, pero bueno, nunca está de más. Las monedas son de plástico y con relieve, lo que siempre es de agradecer, siendo preferibles a las fichas de cartón. El reglamento es claro y con un par de ejemplos que no dejan lugar a dudas. Tal vez se echa en falta una condición de desempate.
Respecto al trabajo de la señorita Miramon, una de cal y otra de arena. Mientras que los edificios son magníficos, con una enorme variedad y un acabado excelente, los personajes, a pesar de ser todos distintos, no deja de ser una versión tras otras de los mismos cuatro modelos (algo parecido a lo que hizo Franz en At the Gates of Loyang). No queda mal, pero la sensación de personajes Mr. Potato (a los que les han variado peinado, color de piel, ropa y vello facial) está ahí.
Y vamos cerrando. Los Constructores: Edad Media es un aceptable filler que propone a los jugadores una pequeña carrera construyendo edificios de la forma más eficiente posible. Así, cada edificio será un pequeño rompecabezas que habrá que finalizar lo antes posible e intentando no perder dinero. Hay que tener cuidado con el análisis-parálisis, que puede hacer acto de aparición en cualquier momento. Le falta picante para ser un título más redondo, pero se deja jugar. Por todo esto le doy un…
La versión Antiquity lo mejora un pelin,básicamente es el mismo pero puedes pedir prestamos y utilizar esclavos que luego puedes liberar,además puedes lleva a tus trabajadores a la universidad. Lo hace un poquito mas jugable
Lo comento en la reseña. Yo lo que le echo en falta es alguna mecánica mas interactiva, que puedas putear un poquillo. Pero bueno, a mi me resulta entretenido.
Deseando quitármelo de encima: http://labsk.net/index.php?topic=168930.msg1584711#msg1584711
Además, veo que tu versión alemana tiene el mismo «fallo» en las cartas que la versión italiana que yo tengo: esa «ensalada de barras» (gris, de color y otra vez gris) que hay junto a los requisitos de construcción y las habilidades de los personajes, ¿es fallo de diseño o de corte de las cartas?. No me refiero a las barras de requisitos y habilidades. Me refiero a _todo_ lo que hay entre estas y el borde de la carta. Me molestó especialmente. Me costaba fijar la vista en la información útil de la carta. Eso, más el AP, más el «conteo» de los puntos de acción (no me gusta esta mecánica para un juego que debería ser rápido, ligero. «Filler» dicen algunos)… Insufrible. Ni aunque me paguen vuelvo a jugarlo. Veo que le has dado la misma puntuación que a Splendor. Para mi no hay color. Para mi sería el ejemplo perfecto de como dos juegos con tanto en común pueden ser tan dispares: con uno no se si tirarlo o hacerle la putada a alguien y regalárselo. El otro, es y será de los más jugados (en casa y, si te fijas, en la BGG).
Por cierto, uno de los problemas que le veías a Splendor, el azar de la próxima carta a aparecer, se solucionaría disponiéndola como aquí: vista, sobre el mazo, pero sin posibilidad de comprarla. Habría que probarlo.
No termino de entender lo del problema de las barras. Yo no he tenido ningún problema con el grafismo y por ello no lo comento. Y comparandolo con Splendor, te doy la razón en que es este ultimo es mucho mas dinámico. Pero a mi me resulta mas interesante como «reto» The Builders que Splendor. A mi las partidas al juego de hoy no se me van de los 30-40 minutos (procuro no sacarselo a gente que se lo tome demasiado en serio y que juegue con brío). Pero entiendo perfectamente, como indico en la reseña, que a mucha gente le rechine. A mi me parece un juego majo, y dentro de la serie enlatada de Asmodee es potable (sobre todo si te sacas un ¡Tiburón! o un Continental Express… esos si que son para cortarse las venas).
Por último, vuelvo a repetir mi típica aclaracion respecto a las notas. Las asigno en funcion de sensaciones y, en segundo lugar, comparativa. En este caso, no me parece procedente un suspenso porque, como minimo, me ha entretenido todas las veces que lo he jugado, aunque no como para que tenga ganas de sacarlo constantemente. Dentro del aprobado, se puede estar cerca del notable o cerca del suspenso. En este caso ni uno ni lo otro, como Splendor. Nunca me verás deseando sacar Splendor para echar una partida, pero no me negaré a ello tampoco. Así que a mí si me encaja la misma calificación.
De todos modos, como siempre, sobre gustos no hay nada escrito :P.
Saludos y gracias por comentar!!
Mira esta imagen:
http://oi66.tinypic.com/2hzpy8o.jpg
Y ni siquiera son del mismo tamaño, al menos en mi caso (las barras rojas las he pintado yo, en dos cartas diferentes para comprobar que el ancho de la barra gris es distinta)
http://oi68.tinypic.com/1z49xec.jpg
Me parece un fallo de diseño o de corte o de las dos cosas que para jugar me molestó especialmente.
Pues ahora que lo dices sí que tienes razón. Pero si no me lo dices yo no me hubiese percatado. El corte de color del recuadro me hacía no fijarme. Ahora mis ojos se irán directamente al borde… ¡maldito! 😛
Buenas,
le han regalado este juego a mi hija y me ha surgido una duda con el uso de las máquinas.
El coste de usarlas es una acción, pero si se quieren poner dos sobre la misma construcción en el mismo turno ¿funcionan igual que los trabajadores? es decir, ¿la primera máquina 1 acción y la segunda 2 acciones? o 1 acción cada una aunque sean sobre la misma construcción y en el mismo turno.
Gracias y felicitaciones por el blog.
Correcto. Una máquina, una vez completada, funciona como un trabajador.
Un saludo y muchas gracias!