Crónicas Jugonas: Semana 31 del 2015 (27/07 – 02/08)
La calma es el preludio de la tormenta. Semana previa a semana con viaje a Sevilla igual a semana con pocas partidas. No hemos quedado con nadie, así que la señorita Sandra y yo nos lo hemos tenido que montar solitos. Y entre pitos y flautas, pues nos hemos sentado poco a la mesa. Pero algo hay. Vamos allá.
El lunes fue el día más jugón con dos partidas. La primera fue a Elysium (tercera semana consecutiva viendo mesa). Un juego de cartas diseñado por Matthew Dunstan y Brett J. Gilbert en el que mediante un curioso sistema de columnas (las tendremos en juegos y nos permitirán tomar cartas mientras no descartemos alguno de los colores requeridos) iremos adquiriendo una serie de cartas para nuestro dominio, aplicando su efecto, para, posteriormente, ir bajándolas a nuestro Elíseo (pagando un coste en monedas), donde iremos formando familias por valor o por color (estas familias serán nuestro mayor botín de puntos de victoria). Jugamos con las familias: Apolo, Poseidón, Hermes, Hefestos y Atenea. En esta ocasión aprendí de mi gran error en la partida de la semana pasada y no dejé pasar la oportunidad de ir añadiendo cartas de Kronos en mis leyendas de cara a la puntuación final. Pero antes, Sandra había logrado hacerse con un buen puñado de puntos de victoria, así como de una variada cantidad de leyendas. Yo me centré en optimizar las mías, y al final solo desarrollé tres leyendas de número. Pero como he dicho, las cartas de Kronos casaban muy bien con esta estrategia, lo que me otorgó una victoria cómoda. Resultado: 60 a 45. Además, nos dimos cuenta de que aplicábamos mal una regla respecto a las cartas que otorgan elementos en función de los tipos de cartas que uno tenga en las leyendas o en el dominio, ya que estas muestran siempre tres símbolos de tres familias distintas, pero en realidad es solo un reflejo de que aportan por tipos distintos. La verdad es que es confuso, y puedes llegar a pensar que solo puntúan las tres familias reflejadas en la carta. Independientemente de esto, el juego sigue ganando puntos. Rápido de jugar, con su puntito de azar en cuanto a las cartas que van saliendo (que con el Oráculo se atenúa un poco), pero no tan importante como puede serlo en otros juegos con gestión de la mano (que aquí no hay). Muy entretenido.
Como la partida fue rápida, después sacamos Patchwork, de nuestro querido Uwe Rosenberg. Un título abstracto para dos en el que los jugadores tendrán que completar tablero cuadriculado mediante retales. Estos estarán dispuestos en círculo alrededor del tablero de puntuación. En cada turno, un jugador puede decidir si avanzar su marcador de tiempo para adquirir botones o comprar un retal (que no dejan de ser piezas de Tetris) de los tres disponibles (avanzando también en el marcador de tiempo). Al final de la partida, el jugador que, en conjunto, tenga más botones y menos espacios libres en su tablero (estos cuentan por dos), será el ganador. El orden de turno dependerá de las posiciones de los marcadores de tiempo, de forma que el jugador en turno será aquel cuyo marcador esté más atrasado. Los parches, además de cubrir espacio, también proporcionan botones al atravesar nuestro marcador de tiempo ciertas casillas. Segunda partida a este juego. Como era de esperar, mayor control al conocer la mecánica. Aunque, de nuevo, la partida acabé llevándomela yo con bastante diferencia, gracias a una optimización absoluta de mis botones (más de una vez me quedé con saldo cero). Resultado: 19 a -13. Muy buenas sensaciones con este juego que podría pertenecer perfectamente a la serie para dos jugadores de Kosmos. Sencillo pero con decisiones en cada turno y muchas cosas que ajustar, especialmente en lo referente al progreso de los marcadores de tiempo, recurso más importante si cabe que los propios botones. También es vital intentar predecir la siguiente jugada del rival para actuar en consecuencia. También mejores sensaciones en esta segunda partida.
El miércoles tocaba el primer estreno de la semana. Haciendo un combo con el juego anterior, otro título para dos jugadores con Uwe Rosenberg al diseño: Babel, aunque esta vez junto a Hagen Dorgathen. Los jugadores deben ir construyendo una serie de monumentos en varias localizaciones, cada una correspondiente a una civilización. Estos monumentos tendrán una serie de niveles coincidentes con los puntos de victoria que otorgan. En tu turno, un jugador podrá realizar una serie de acciones jugando cartas. La mayoría de ellas permiten el desarrollo de los monumentos, aunque también nos darán la oportunidad de entrar en conflicto con el rival, robándole o descartándole monumentos o cartas. También tiene un curioso sistema de desenlace, el cual comienza en el momento que un jugador alcance los quince puntos. A partir de ese momento, la partida finalizará si algún jugador alcanza o sobrepasa los 20 puntos o desciende de los 10 (ganando el jugador con más puntos). Partida extraña, por ser la primera, con unos primeros turnos un tanto erráticos. Pero, a medida que le íbamos cogiendo el punto al juego, empezaron a verse movimientos interesantes. Sandra fue la primera en comenzar las hostilidades, descartándome cartas. Y, a partir de ahí, un toma y daca constante. Yo fui el primero en lograr alcanzar los 15 puntos, y, posteriormente, descartándole el monumento más valioso a Sandra finiquité la partida. Resultado: 13 a 6. Al comienzo no nos terminaba de entrar, pero, a medida que íbamos comprendiendo su funcionamiento, empezábamos a verle los puntos. Me parecieron interesante los varios usos que se le puede dar a una carta, así como el sistema de construcción de los monumentos. Aunque, lo que más me sorprendió es, como he dicho, el sistema de finalización de la partida, la cual puede dar un vuelco en cualquier momento, dando pie a remontadas épicas en el último suspiro.
Y para cerrar la semana, otro estreno. En esta ocasión, un juego ya con unos cuantos años: Pueblo, obra de la doble K: Wolfgang Kramer y Michael Kiesling. Los jugadores se convierten en arquitectos levantando un pueblo mexicano. Para ello contarán con unos bloques de construcción (todos iguales) de su color o de color neutral. Mientras, el supervisor irá comprobando el progreso de la construcción, dando vueltas alrededor de la construcción, penalizando a aquellos jugadores cuyos bloques sean visibles en línea recta (por niveles) desde la posición actual de este (o la planta si se coloca en alguna esquina). El jugador que menos puntos haya acumulado al final de la partida será el ganador. Ya lo he dicho un montón de veces, pero este tipo de juegos que requieren cierta capacidad espacial a Sandra no se le dan bien de primeras. Y Pueblo no ha sido una excepción. Cometió un error mortal al colocar muchas piezas suyas en la periferia, lo que aseguraba que el supervisor la iba a penalizar gravemente, en especial en la supervisión final. Yo mientras, intentaba construir en el centro para, después, cubrirme con bloques neutrales. Aun así, la partida se mantuvo muy igualada hasta esa supervisión final, donde Sandra comenzó a acumular negativos hasta llegar a un resultado final de 64 a 78. Aun así, nos gustó bastante, y eso que a dos no parece ser su mejor número (ni mucho menos). Muy en la línea de Java o Torres, juegos con una gran carga táctica que a dos jugadores no brillan como si lo hacen con 3 o, especialmente, 4, ya que se ven muy claras las intenciones de los jugadores. Aun así, la componente de puzle competitivo nos entretuvo. Deseando probarlo a más jugadores.
Y con esto se cierra la semana. Como he dicho, pocas partidas, pero, al menos, suficientemente satisfactorias. A ver qué tal se da esta nueva semana que comienza. El viernes bajamos a Sevilla, por lo que es bastante probable que comience un maratón jugón importante.
¿Qué tal el Elysium a 2 jugadores? El Patchwork lo recibo esta semana, estoy deseando probarlo.
Por cierto, en el tercer juego te falta poner de cuál se trata (en la foto veo que es el Babel).
Un saludo!
A mi me está gustando. Salvo la lucha por el orden de turno, luego el juego es igual. Y si, faltaba poner que era el Babel, ya me dieron el soplo por Twitter y ya está corregido. De todos modos muchas gracias!! Ya contarás que tal el Patchwork.
Pues ya recibí el Patchwork y jugué un par de partidas. Me gustó. Sencillo y bonito. Ligero, pero no insulso. Coincido contigo en que la variable fundamental a controlar es la línea de tiempo, para rellenar lo máximo posible el quilt. Si tenemos en cuenta que cada espacio vacío penaliza con -2 botones al final de la partida, me parece más importante llegar con pocos espacios vacíos que con muchos botones en propiedad. Y gastar botones en retales caros compensa. Es un juego que hace un tiempo no me resultaba atractivo, pero tras leer varias reseñas, todas ellas positivas, y encontrar una buena oferta me decidí a comprar. No me arrepiento.
Una vez que se comprende esto, es cuando aparece la verdadera interacción, controlando constantemente la posición el cash y las posibilidades de fichas que hay en el tablero.
Lástima que ese Pueblo digas que no es para dos. Aunque fuera solo por los componentes ya me llamaba bastante jugarlo, además de por el aspecto puzzle que tiene. Bueeeeno… habrá que esperar a otra 😛
A dos pierde mucho por eso, se ve a leguas lo que intentas hacer. Con esto no quiero decir que no entretenga, pero a 3 o 4 tiene pinta de que va a molar mucho mas.
Pueblo me fascinó. Grandísimo juego. Pero coincido en tu impresión del juego a 2 players.
PD; Al final ya he conseguío hoy q me cambien el descanso, tras duras negociaciones, y podré ir a TdN el viernes. Supongo q echaré allí el dia entero
Al final nosotros creo que no iremos. Llegamos el mismo viernes a Sevilla y debido a la ausencia de mucha casta lúdica el sábado y el cansancio del viaje, creo que nos quedaremos en casita 🙁
Una pena. Y a Córdoba este año no puedo ir despues de la cucamona del cambio de fechas, que yo ya tenía las vacas pilladas. Pásalo bien y hazte fotitos!