Crónicas Jugonas: Semana 48 del 2014 (24/11 – 30/11)

¡Esta semana puedo marcar un pleno! Todos los días se ha jugado a algo. Normalmente siempre suele haber un día que por algún motivo no se saca un rato para jugar, pero esta semana ¡lo hemos conseguido! Por contra, ha sido una semana en la que, salvo raras ocasiones, siempre salía escaldado en todas las partidas.

El lunes empezamos con Un  Imperio en 8 Minutos en el descanso del trabajo. Un juego de Ryan Laukat con mecánica de mayorías reducido al mínimo, con cartas de acción que, a su vez, sirven para un set-collection final. Segunda partida que echaban Enrique y Diego, ya con las mecánicas aprendidas. Esto, como es obvio, se notó en el desarrollo de la misma, con movimientos mucho más estudiados. De hecho, la partida se resolvió en el desempate a monedas. Yo tenía bastantes ejércitos introducidos en el mapa, pero me faltaron acciones de movimiento para poder expandirme más. Aun así fui el que más puntos obtuvo por territorios y continentes. Pero Enrique exprimió al máximo las mercancías y, gracias a una moneda que se guardó hasta el final, se llevó la partida, no sin antes sufrir una sangría de puntos a mano de Diego, que intentó una remontada final épica, pero que no fue suficiente. Resultado final: Enrique vencedor con 13 puntos (con una moneda), segundo yo con otros 13 puntos y tercero Diego con 12. Un juego muy recomendable para ocasiones como estas, en las que se tiene poco tiempo y se quiere echar algo más que un chorrijuego de cartas. Obviamente te deja con ganas de más, pero con una cantidad de tiempo mayor seguramente no jugaríamos a este título, sino a El Grande o similares.

La clave estuvo en las mercancias
La clave estuvo en las mercancías

El martes me llevé para la hora del descanso ¡Pingüinos!, uno de los primeros juegos que entró en mi ludoteca. Diseñado por Günter Cornett y Alvydas Jakeliunas, se trata de un abstracto disfrazado con unos adorables pingüinos que lucharan por hacerse con el mayor botín de peces posible. Un tablero formado por losetas hexagonales en las que nuestros pingüinos se moverán en línea recta tomando la loseta sobre la que estaban al comienzo del movimiento, sin pasar por encima de otros pingüinos ni por huecos. Tras un comienzo prometedor, la verdad es que me vine abajo. Enrique utilizó de forma muy inteligente a sus pingüinos, y dejo que Diego y yo nos enzarzásemos en una lucha inútil, dejándole un botín muy suculento. De ahí que se llevase la victoria con relativa facilidad. Resultado: Enrique vencedor con 39 puntos, Diego segundo con 32 y yo tercero con 27. Uno de esos juegos buenos, bonitos (a pesar de ser un abstracto) y baratos. Ideal para todo tipo de jugadores.

Configuración inicial antes del deshielo
Configuración inicial antes del deshielo

Por la noche, la señorita Sandra y un servidor decidimos sacar al ganador del Juego del Año en España de este año, Jaipur, al que llevábamos bastante tiempo sin echar una partida. Un juego diseñado por Sébastien Pauchon en el que, de un mercado común, iremos tomando o intercambiando cartas para, posteriormente, vender las mercancías a cambio de unos tokens con puntos de victoria. La clave está en los camellos, un tipo de mercancía especial que no se puede vender, pero sirve para intercambiarlos por otras mercancías. Y cuando están en el mercado, se toman todos. Se juega al mejor de 3 rondas. Partida en la que la suerte estuvo claramente en contra mía. No logré juntar buenos lotes y Sandra iba rascando puntos importantes ante mi impotente mirada. La primera ronda se la llevo ella de forma clarísima 81 a 58. En la segunda logré empatar la partida, no sin sufrir, 65 a 69. Pero en la tercera y definitiva, Sandra volvió a llevarse el gato al agua, con otro marcador claro: 82 a 75. Un juego para dos muy sencillo pero, a la vez, muy adictivo. Los piques y las revanchas son la salsa de este buen filler, aunque es cierto que hay gran cantidad de juegos para dos que ofrecen iguales o mejores sensaciones.

No pude evitar llevarme un severo correctivo
No pude evitar llevarme un severo correctivo

El miércoles tocaba Hive contra Enrique en el desayuno. Diseñado por John Yianni, nos encontramos ante uno de los mejores juegos abstractos a los que he jugado. Una especie de ajedrez con bichos donde el tablero lo forman las propias piezas hexagonales (cada una con un tipo de movimiento distinto). Una regla fundamental: la colmena no puede separarse en ningún momento. Enrique jugaba con blancas y yo con negras. Volvíamos a jugar con el mosquito, aunque, de nuevo, no tuvo impacto sobre la partida, la cual fue claramente dominada por Enrique desde el comienzo, que adopto una formación en arco que le permitía ir introduciendo fichas sin opción a que se las pudiese bloquear. Eso, unido a un movimiento peligroso por mi parte acercando a ese punto de entrada a mi reina sentenció la partida. Victoria para Enrique. Si os gustan los juegos abstractos o disfrutáis con el ajedrez y/o las damas, probad esta maravilla. Además en su versión pocket es muy asequible económicamente.

Totalmente rodeado
Totalmente rodeado

Por la noche Sandra y yo seguimos con los juegos de cartas para dos. Esta vez le tocaba el turno al magnifico Asante de Rüdiger Dorn. Un juego en el que tomaremos el papel de un comerciante en el África profunda, intentando obtener la mayor cantidad de riquezas, haciendo uso de ayudantes, objetos y animales. Un pequeño almacén en el que iremos guardando mercancías para, posteriormente venderlas gracias a una serie de acciones que nos permitirán ejecutar las cartas. Segunda partida que echábamos a este juego y segunda partida en la que no sabría explicar cómo Sandra me somete de forma casi humillante. Yo miro mis cartas, creo que las juego lo mejor posible y solo puedo ver como ella finiquita la partida en un periquete sin darme opción a nada. Resultado final: 60 a 41. Me tiene intrigadísimo este juego. Es de esos títulos que cuando juegas las primeras partidas no le ves los mecanismos para dominar una partida. La cosa es que las sensaciones son buenas. Esta semana que entra seguro que cae otra partida.

Me desconcierta este juego
Me desconcierta este juego

El jueves continuamos Sandra y yo con más juegos de cartas para dos. Le tocaba el turno a un título al que le tenemos un especial cariño: 1911: Amundsen Vs. Scott, el juego de Perepau Llistosella y Pedro Soto en el que cada jugador encarna a uno de los dos expedicionarios en su carrera por alcanzar el Polo Sur. Un juego de gestión de la mano que puede recodar en mecánicas un poco a Jaipur, aunque no deja de ser una carrera. Con posibilidad de bastante interacción ya que podemos hacer perder el rumbo a nuestro rival. Por fin iba a llegar una victoria para mí esta semana. Se nota que le tengo echadas más partidas que Sandra a este juego. También la suerte estuvo un poco de mi lado, aunque la señorita no hizo mucho por evitarlo. Me dejó coger cartas clave. Fue una partida limpia en la que no nos molestamos y nos limitamos a correr como locos. Y ese sprint lo gané yo. Un juego que, estando desbalanceado a favor de Amundsen (para respetar el hecho histórico) no implica que Scott no pueda ganar (como ha ocurrido en esta partida). Os recomiendo que lo probéis si tenéis ocasión.

Sandra tuvo que poner el calentador, pues se quedó helada
Sandra tuvo que poner el calentador, pues se quedó helada

El viernes me llevé al trabajo Romans Go Home!, un curioso juego de Eric B. Vogel en el que tomamos el control de una tribu de caledonios enfadados con Adriano por querer aislarlos con su muro. Mediante una mecánica de programación y resolución de combates simultáneos, lucharemos por derribar los distintos segmentos del muro. Pero solo una tribu podrá asaltar cada segmento. Este juego ya era un pelín más complicado, ya que cada carta tiene un efecto concreto y claro, al comienzo juegas un poco casi de forma aleatoria, hasta que vas viendo cómo funciona todo. De todos modos, Enrique no tardó en pillarle el truco y opto por intentar acabar con la partida por la vía rápida, yendo a por los segmentos de muro negativo, que le daría automáticamente la victoria si acumulaba 3 de los 4. En caso contrario, restaría unos valiosos puntos. Afortunadamente para el no estuvimos muy atentos, y dejamos que se llevase en la segunda ronda la tercera carta de este tipo, adjudicándose la partida. Hasta entonces era Diego quien más puntos llevaba acumulados, seguido muy de cerca por quien os escribe. Un juego bastante original en el tema de la programación y la resolución simultánea. Podéis probarlo en Boîte a Jeux, aunque la implementación deja bastante que desear.

Segunda ronda y última ronda programada
Segunda ronda y última ronda programada

Por la tarde, antes de irnos al cine, Sandra y yo sacamos uno de los clásicos del Dios Stefan Feld: The Castles of Burgundy. Un juego de dados en el que tendremos que usar los valores de las tiradas para ejecutar dos acciones (a elegir entre cuatro posibles, pudiendo repetir). Iremos obteniendo y colocando una serie de losetas de distinto tipo sobre nuestro terreno, intentando completar regiones y puntuando de diversas formas. La partida se mantuvo, en general, bastante igualada, con pequeños arreones de cada uno, pero sin abrir grandes diferencias. Yo me centré en las ciudades y en las minas, mientras que Sandra tiro bastante de los barcos, por lo que casi siempre fue en cabeza. La clave estuvo en los edificios tecnológicos, que a mí me reportaron una gran cantidad de puntos, mientras que Sandra solo puntuó por uno de ellos. En el recuento final es donde me despegué, consiguiendo la segunda victoria de la semana. Resultado final: 177 a 165. El juego mejor clasificado en el ranking de la BGG del señor Feld, y, probablemente, uno de los más característicos. Juegos que funcionan mecánicamente de forma genial, con un elemento de azar a controlar que hará que tengamos que estar constantemente adaptándonos y buscando combos que optimicen nuestras jugadas. Peca de falta de interacción, pero es lo de menos. Una carrera por ver quien consigue más puntos. La perfecta definición de multisolitario.

A pesar de lo que parece por los tableros, partida muy igualada
A pesar de lo que parece por los tableros, partida muy igualada

Como no tuvimos suficiente con los Castillos, el sábado estrenamos otro Feld que descansaba en la estantería: Notre Dame. Un juego con una mecánica de drafteo en el que iremos ejecutando acciones según los distintos barrios de la ciudad de Paris e intentaremos conseguir puntos de diversas formas (catedral, acciones, ayudantes…) mientras intentamos mantener a raya la peste. En la partida hicimos estrategias bastante distintas. Yo me dedique a ir metiendo representantes a los barrios para intentar realizar acciones potentes, mientras que Sandra opto por puntuar a lo grande, llevándose la puntuación de Notre Dame casi de forma íntegra para ella. Esto le costó tener que perder algunos puntos y representantes por culpa de la peste, pero aun así le fue suficiente para llevarse la partida. Y eso que creía que yo la tenía en el bolsillo. Resultado final: Sandra 45 puntos por los 43 que conseguí yo. Un Feld en toda regla. Mecánicamente muy bien, con poca interacción, pero que si se juega sin parones, fluye adecuadamente. Para mí del nivel del Borgoña en cuanto a exigencia y sensaciones, aunque tal vez con menos posibilidades estratégicas. También remarcar que el drafteo requiere de al menos 3 jugadores para un mayor disfrute. A 2 jugadores se pierde un poco la salsa de esta mecánica.

Una vistosa configuración
Una vistosa configuración

Después Sandra me pidió echar un Can’t Stop, el magnífico juego de Sid Jackson que es el perfecto ejemplo de juego de forzar la suerte (push your luck). Una pequeña carrera por alcanzar la cima de una serie de columnas numeradas, cuyo número de posiciones aumenta en función de las probabilidades de que obtengamos esos valores mediante el lanzamiento de cuatro dados que agruparemos en parejas. El jugador lanza dados hasta que se plante (momento en el que consolida el avance) o no obtenga valores válidos, perdiendo todo lo recorrido. De nuevo, la suerte no estuvo a mi lado. Es cierto que en una tanda arriesgué demasiado y perdí toda opción de luchar, pero es que la señorita convaleciente tuvo una potra realmente curiosa, sobre todo para llevarse la columna del 12, en la que yo estaba a un paso de asaltar, pero en una misma tanda lo obtuvo 2 veces y me la arrebato. Tres a cero. Nada que objetar. Este es uno de esos juegos de dados en los que de verdad sientes que te juegas algo y la tensión a medida que van pasando las rondas aumenta. Es una maravilla.

Un negado con los dados
Un negado con los dados

El domingo quedamos con Juan y María para echar algunas partiditas para cerrar la semana. Comenzamos con uno de esos juegos que lleva meses en la ludoteca pero no habíamos encontrado el momento para estrenarlo: Batavia. Un juego diseñado por Dan Glimne y Grzegorz Rejchtman en el que representamos a mercaderes que comercian con bienes en las Indias Orientales, haciendo negocios con las distintas compañías. Un juego de mayorías con cartas y mercancías, con una mecánica de descarte interesante mediante unos piratas que atacan cuando hay un número determinado de cartas en la mesa. La partida comenzó rara, ya que el juego, tras explicarlo, no termina de mostrarse claro en su desarrollo, aunque los turnos son muy sencillos de resolver. Hasta que no llevábamos media partida no comenzamos a ver las distintas estrategias. Y para entonces ya fue tarde, pues Juan se había hecho con la mayoría en algunas mercancías y ya iba a ser difícil alcanzarle. De hecho, forzó el final de la partida para intentar evitar posibles sorpresas. Resultado final: Juan vencedor con 46 puntos, segunda Sandra con 34 y empatados en la última posición, María y un servidor con 32 puntos. La verdad es que el juego no me ha disgustado por lo mismo que el Asante, no terminar de comprender como hay que jugar para poder ganar. Tal vez demasiada parafernalia y producción para lo que en realidad es, pero al menos me salió barato. Hay que volver a jugarlo.

Espectacular producción para un juego menor
Espectacular producción para un juego menor

Después Juan nos sacó el ¡Aventureros al Tren! – Europa, que consiguió a un precio de risa. Un juego diseñado por Alan R. Moon y que ya ha sido publicado en numerosas versiones y mapas. Un juego de creación de rutas con gestión de mano de cartas en la que los jugadores compiten por obtener unos determinados trayectos con el fin de conectar destinos según una serie de tickets de objetivo. La partida pintaba muy bien para mí, con unos tickets objetivos iniciales bastante similares, de forma que pude trazar una ruta que los conseguía todos. Y, afortunadamente, dicha ruta estaba lejos de los intereses de mis tres competidores, que se dieron de leches por la zona central y norte del mapa, mientras que yo me pegaba un paseíto por el Mediterráneo. El final de la partida lo forzó Sandra, quien cometió un error fatal al creer completado su objetivo principal. Desgraciadamente, en el recuento final cayo en la cuenta de que le faltaba un trayecto (el cual pudo haberlo reclamando anteriormente, pero se le paso). De todos modos, aunque lo hubiese cumplido, no habría podido arrebatarme la victoria. Resultado final: yo vencedor con 143 puntos, Juan segundo con 116, María tercera con 108 y Sandra última con 99. Yo no había jugado a esta versión, cuyos elementos diferenciadores son los túneles (donde hay un robo de cartas que puede encarecer el trayecto), los trayectos que exigen locomotoras y las estaciones, que permiten utilizar un trayecto rival para cumplir tickets de destino. Pero me sigo quedando con Märklin. De todos modos, creo que todo jugón que se precie debería tener al menos una versión de este maravilloso juego en sus estanterías.

Desde Edimburgo hasta Atenas

Por último, para cerrar la sesión, partidita al Polilla Tramposa, el curioso juego desarrollado por los hijos del matrimonio Brand, Emely y Lukas. Un juego de cartas en el que se deberá jugar una carta cuyo valor será una unidad inferior o superior a la última jugada. Se juegan tantas rondas como jugadores haya, y estas acaban en el momento que un jugador se queda sin cartas, mientras que el resto de jugadores anotan puntos negativos en función de lo que les quede en la mano. La gracia está en que un jugador debe ejercer de guardián, mientras que los demás intentarán hacer trampas deshaciéndose de cartas fuera de su turno, especialmente de las odiosas polillas, las cuales solo pueden ser jugadas por el guardián. Además, algunas cartas permiten realizar ciertas acciones. Una partida tremendamente divertida, con momentos de carcajadas sin control, sobre todo a medida que nos íbamos soltando. En la primera ronda estuve horrorosamente lento y acumule una cantidad desorbitada de puntos, descartándome en la lucha por la victoria. Juan fue el que mejor se desenvolvió (como se nota que le gusta hacer trampas), escondiéndose cartas en las mangas o tirándolas descaradamente al suelo, mientras el guardián pensaba en las musarañas. Resultado final: Juan vencedor con 17 puntos, María segunda con 25, Sandra tercera con 27 y yo ultimo con unos desastrosos 65 puntos. Uno de esos juegos para reírse mientras intentas ganar, pero, aunque no lo consigas, las risas están aseguradas. Y al final jugamos para pasárnoslo bien, ¿no? Muy recomendable.

Ira tras la derrota
Ira tras la derrota

Y con esto finalizan estas crónicas. Es cierto que no se han jugado partidas a juegos de entidad importante, pero eso es lo de menos. A ver si para esta que entra se sacan cosas con más enjundia.

4 comentarios

  1. Uaauu, qué envidia! pero no por las partidas (que también xD) sino porque puedas jugar en el trabajo!!!

    Por cierto, una dudilla, ¿cuáles son los juegos de entidad importante? 😛

    Saludos!

    1. Me llaman Evangelizator! Bueno y lo de ser ingeniero es una ayuda. Ya sabes, gente cuadriculada y que le gusta resolver problemas 😛

      Cuando digo juegos de entidad importante me refiero sobre todo a que requieran sentar el culo un par de horitas mínimo, xDDDD

      No me refiero a que los juegos sean mejores o peores, pero que exijan un poquito mas mentalmente 😛

  2. Muchas gracias. No me pierdo una semana tus comentarios. Además agradezco que des tu opinión del juego. Un saludo Iván

    1. Muchas gracias por pasarte! La verdad es que con la pequeña introducción y el pequeño comentario al final de la partida la crónica queda rica y puede dar una idea del juego. No solo de tochorreseñas vive el hombre. Además así se aprecia como va moldeándose mi opinión sobre algunos juegos 😛

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