Primeras Impresiones: Rampage
Y seguimos con primeras impresiones de ese gran fin de semana en Madrid con los chicos de Análisis-Parálisis. Como ya leísteis en su día, uno de mis objetivos (además de conocerles, echar un buen rato y unas risas) era poder probar todos esos juegos que, llamándome la atención, no encontraba suficientes justificaciones como para realizar el importante desembolso que necesitan para entrar en mi ludoteca. Y hoy toca la última y alocada idea del Sr. Bauza junto con el Sr. Maublanc: Rampage.
Una portada que nos pone sobreaviso |
En Rampage tomamos el control de un monstruo hambriento que llega la ciudad dispuesto a zamparse todo lo que se ponga por delante, ya sean personas (representadas con meeples) o los propios edificios (representados por losetas de gran tamaño). Nuestro monstruo estará representado por un disco (los pies) y un tarugo enorme (el cuerpo). Además, nuestro monstruo tendrá un objetivo secreto, un poder secreto que podremos usar una vez durante la partida y una habilidad especial que podremos usar durante toda la partida, así como una capacidad para engullir ciudadanos, que serán los dientes que le queden en su mandíbula (que iremos perdiendo cada vez que otro monstruo nos dé un leñazo o nos salgamos del tablero).
En cada turno, cada jugador podrá realizar dos de cuatro acciones posibles, a saber:
- Moverse por el tablero: para ello se tomará el tarugo del cuerpo y se lanzará la ficha como si de una chapa se tratase. Donde acabe la ficha es donde se habrá movido nuestro monstruo.
- Derribar edificios: si nuestro monstruo está adyacente a un edificio, entonces podremos tomar su cuerpo y dejarlo caer sobre el edificio (causando unos buenos destrozos).
- Soplar: tendremos que colocar nuestra barbilla sobre la cabeza de nuestro monstruo y, en este momento, tomar aire y luego soplar con todas nuestras fuerzas sobre los elementos que deseemos derribar.
- Lanzar caravana: si en el barrio que se encuentre nuestro monstruo hay una caravana, podremos colocar esta sobre la cabeza de nuestro monstruo y lanzarla (también con un movimiento tipo chapas) contra cualquier elemento del tablero.
Tras esto, engulliremos tantos meeples como dientes tendrá nuestro monstruo (siempre mínimo 2). Estos meeples deberán estar en el barrio en el que se encuentra actualmente nuestro monstruo. Con los edificios pasa algo parecido. Tomaremos todas las losetas de edificio de nuestro barrio que no contengan ningún meeple encima. Todo esto lo iremos acumulando tras nuestra pantalla.
La partida finaliza a medida que se va rellenando un tablero con meeples que van saliendo del tablero. Cuando se complete está o no queden edificios, la partida finaliza, y se pasa al recuento.
El estadio ya ha caido |
Como veis, una locura. Un juego para divertirse y dejarse llevar. Aquí no sirve de mucho estudiar qué estrategia seguir. Primero, porque cuando nos vuelva a tocar a saber cómo está el tablero. Segundo, porque, por mucho que apuntemos, seguramente la pifiaremos una y otra vez, provocando las risas de todos. Así que lo mejor es intentar llevarse por delante todo lo que uno pueda y, si es posible, intentar cumplir el objetivo. Pero lo principal es pasárselo bien.
Sin embargo, tengo que reafirmar la idea que tenía antes de jugar. Nos encontramos ante un juego algo caro. Es cierto que los materiales son geniales, que hay meeples para parar dos barcos, que las figuras de los monstruos son unos buenos tarugos de madera. Pero no sé, hay juegos que, trayendo la misma (o incluso más) cantidad de materiales, ronda los 40 €. Aquí nos vamos a los 50 €. Y este es tal vez su principal problema, porque no debemos olvidar que el juego no es otra cosa que un SuperPartyGame.
Aun así, una idea alocada y superdivertida. Ideal para descansar la mente entre partidas más exigentes. Las risas están totalmente aseguradas, porque obligan a los jugadores a hacer el ridículo (relativamente). Y todos tan contentos. Me recuerda mucho al concepto que Vlaada Chvatil propone con el Galaxy Trucker, aunque en este caso si aprecio una componente estratégica mucho mayor. Al menos os recomiendo probarlo, aunque tened cuidado. Lo más seguro es que os divirtáis mucho. Pero pensad a largo plazo. Si creemos que le vamos a sacar suficiente partido como para justificar el desembolso, entonces adelante. En mi caso, de momento no. Salvo que se ponga a tiro…