Reseña: Poker a Voces
Introducción
“En mi casa se juega así”, le dijo el panda al gato. Póker a Voces es un juego en el que los faroles se gritan y cada ronda es pura adrenalina. Intercambia cartas en pleno caos y recoge pistas entre gritos para formar tu mejor mano. ¿Podrás leer a tus rivales en medio de tanto alboroto?

Así se nos presenta Poker a Voces, un diseño de Jorge J. Barroso (Phoenix New Horizon), David Amorín (Picnic) y Jesús Fuentes (SPELL). Publicado por primera vez en 2025 en una versión en español e inglés. De las ilustraciones se encarga Fran P. Lobato (Out of this World).
El juego es completamente independiente del idioma. Permite partidas de 3 a 6 jugadores, con una edad mínima sugerida de 14 años y una duración aproximada de 30 minutos. El precio de venta al público es de 21,95€. Para esta reseña se ha utilizado una copia de la versión en español e inglés de Perro Loko Games, que la propia editorial nos ha cedido amablemente.

Importante: si ya conoces el juego y/o sólo te interesa mi opinión sobre el mismo, puedes pasar directamente al apartado de Opinión. Los apartados Contenido y Mecánica están destinados especialmente a aquellos que no conocen el juego y prefieren hacerse una idea general de cómo funciona.
Contenido
Dentro de una caja de cartón de dos piezas (tapa y fondo), de dimensiones 15×15×4,5 cm. (caja cuadrada pequeña de tamaño similar a Railroad Ink), encontramos los siguientes elementos:
- 132 Cartas (62,5×88 mm.):
- 91 Cartas Básicas (divididas en 7 palos)
- 35 Cartas Especiales (7 de cada uno de los 5 tipos)
- 6 Cartas de Ayuda
- 6 Conjuntos de Fichas de Casino (1 de valor 5, 1 de valor 2, 4 de valor 1 y 4 de valor 0) (de cartón)
- 6 Conjuntos de 3 Fichas de Mano (1, 2 y 3) (de cartón)
- 3 Fichas de Pingüino Emperador (de cartón)
- Bloc de Puntuación (de papel)
- Reglamento

Mecánica
Poker a Voces es un filler en tiempo real, donde cada jugador debe intercambiar cartas a gritos para formar tres manos con jugadas de póker. Cada una de las tres rondas se divide en fases de intercambio, apuestas y revelación. Durante la fase de intercambios, todos los jugadores actúan simultáneamente ofreciendo y recibiendo el mismo número de cartas sin turnos fijos, con el objetivo de asignar cinco cartas a cada una de sus tres fichas de mano; la fase concluye abruptamente cuando un segundo jugador logra completar sus tres manos (el resto de jugadores las dejan tal y como están o, incluso, tendrán que robar manos a ciegas). Tras esto, en la fase de apuestas, los jugadores asignan de forma alternada las fichas de póker en lotes sobre las manos. Tras esto, se resuelven las manos en orden inverso. Para cada mano, cada jugador debe decidir si continúa en la jugada o se retira para asegurar puntos. Independientemente de lo que decidan, las fichas que colocasen sobre la mano que se va a resolver se colocan en el bote. Tras esto, se revelan las cartas y se determina al ganador, teniendo en cuenta que la presencia de cartas especiales puede alterar la prioridad de las jugadas. El ganador obtendrá todas las fichas del lote. Al final de la ronda, los jugadores anotan los puntos acumulados y se repite el proceso dos veces más, ganando quien más puntos hubiese acumulado.
Conceptos Básicos
Empecemos por las Cartas Básicas. Estas se encuentran estructuradas en diversos palos representados por un icono y un color. En cada palo encontraremos trece cartas: nueve numeradas del 2 al 10 más otras cuatro especiales, la J, la Q y la K más el As, siendo estas cuatro últimas cada una más valiosa que la anterior. El objetivo de los jugadores es intentar conformar combinaciones de póker en tres manos mediante intercambios entre ellos mismos.

Para identificar cada una de las manos que los jugadores irán conformando durante una ronda, estos dispondrán de un conjunto de Fichas de Mano. Estas fichas muestran valores del 1 al 3 y por su reverso aparece una ficha de póker de valor dos, ya que, además de para identificar las manos, también servirán para indicar que un jugador ha decidido pasar a la hora de resolver la ronda en la que esa mano está involucrada.

Antes de resolver una mano los jugadores realizarán apuestas utilizando Fichas de Casino. Estas mostrarán valores 0, 1, 2 o 5. Al comienzo de cada ronda los jugadores organizarán tres pilas de tres fichas, con valores específicos, debiendo repartirlas entre sus tres manos en una fase concreta de la ronda, debiendo colocar una ficha de cada pila en cada mano. La ficha de valor 5 es especial, y podrá ser asignada a cualquier lote en cualquier momento.

Por último tenemos las Cartas Especiales. Estas se añaden al mazo y ofrecen efectos diversos cuando forman parte de las manos de los jugadores.

Con esto tenemos suficiente.
Preparación de la Partida
- Se prepara el mazo de juego seleccionando un palo más que el número de jugadores haya en la partida (los tipos escogidos no tienen importancia).
- Se elige un tipo de carta especial para la ronda y se añaden al mazo tantas copias de esta carta especial como palos haya en el mazo, barajando el mazo completo y colocándolo en el centro de la mesa.
- Cada jugador escoge un color y recibe:
- Un conjunto de fichas de mano que debe organizar de izquierda a derecha mostrando los números 1, 2 y 3.
- Una carta de ayuda.
- Un conjunto de 10 fichas de póker (cuatro de valor 0, cuatro de valor 1, una de valor 2 y una de valor 5), que organiza de la siguiente forma:
- Montón 1: dos monedas de valor 0 y una de valor 1.
- Montón 2: una moneda de valor 0 y dos de valor 1.
- Montón 3: una moneda de valor 0, una de valor 1 y una de valor 2.
- La moneda de valor 5 se coloca aparte, junto a los tres montones.
- Finalmente, se reparten 5 cartas a cada jugador.
¡Ya podemos comenzar!

Desarrollo de la Partida
Una partida de Poker a Voces se desarrolla a lo largo de 3 rondas. Cada ronda se divide en tres fases.
Fase I: Intercambios
En esta fase, el objetivo de cada jugador es configurar 3 manos de 5 cartas con las mejores combinaciones posibles. Tras una cuenta atrás, todos los jugadores miran sus cartas e inician los intercambios de forma simultánea y sin orden de turno. Los jugadores ofrecen cartas diciendo el número de unidades que desean cambiar. Se deben cumplir las siguientes restricciones:
- Es obligatorio entregar el mismo número de cartas que se reciben para mantener siempre 5 cartas en la mano.
- Está prohibido mostrar o decir qué cartas específicas se están intercambiando.
Cuando un jugador está conforme con su mano actual, la coloca bocabajo en su zona de juego y coloca sobre ella la ficha de mano de valor 1 y, a continuación, roba 5 nuevas cartas del mazo. Este proceso se repite colocando sobre las dos siguientes manos las fichas de mano de valor 2 y 3.
Esta fase finaliza inmediatamente cuando un segundo jugador completa su tercera mano. Cuando esto ocurra debe gritar «¡ALTO!». Quienes aún tengan cartas en la mano deben asignarlas a la ficha correspondiente y, si falta alguna mano por completar, deberán robar 5 cartas del mazo y colocarles directamente la ficha de mano correspondiente.
Fase II: Apuestas
Esta fase se resuelve a lo largo de tres rondas de apuestas. En cada ronda de apuesta, comenzando por el jugador sentado a la izquierda del jugador que primero bajó sus tres manos, cada jugador resuelve un turno de apuesta. En cada turno de apuesta, el jugador activo debe escoger uno de sus tres montones de monedas y asignar una de las fichas de ese montón a una de sus tres manos. El lote se debe repartir equitativamente, esto es, hay que colocar una ficha del lote en cada mano. Adicionalmente, la ficha de valor 5 puede ser colocada sobre cualquier mano en cualquier momento de esta fase.
Fase III: Resolver
En esta fase se van a resolver las manos a lo largo de tres rondas de resolución, comenzando por la tercera jugada, continuando con la segunda y, finalmente, con la primera (en orden inverso al que fueron congeladas). Para cada mano, comenzando por el jugador que completó sus tres jugadas en primer lugar y siguiendo el sentido de las agujas del reloj, cada jugador debe colocar todas las fichas de apuesta sobre su mano en el centro de la mesa. Tras esto, debe decidir si pasa o continúa:
- Si un jugador pasa, voltea su ficha de mano y su mano se descarta sin revelarla.
- Si desea continuar, simplemente mantiene su mano en su zona de juego a la espera de que todos los jugadores decidan.
Una vez que todos los jugadores han decidido, aquellos que permanecen en la mano revelan sus cartas simultáneamente. El jugador con la mano de mayor valor gana todas las fichas del centro de la mesa. Si hay un empate, se consulta la carta más alta combinada.
Tras resolver las tres manos, se anotan como puntos la suma total de fichas acumuladas por cada jugador, teniendo en cuenta las fichas de mano que hayan sido volteadas (que aportan 2 puntos).
Tras esto, si no estamos en la tercera ronda, se vuelve a preparar una nueva ronda, añadiendo al mazo un tipo de carta especial adicional si los jugadores lo desean (con tantas copias como número de palos distintos haya en el mazo).

Fin de la Partida
El final de la partida se alcanza al término de la tercera ronda. El jugador con más puntos acumulados será el vencedor. En caso de empate se comparte la victoria.
Opinión Personal
Me considero un jugador pasional. En los juegos con un nivel de interacción relevante, hay veces que me llevan los demonios cuando las cosas no suceden como espero. Vocifero, me enfado, me quejo… siempre con una sonrisa en la boca y buscando generar un ambiente tenso pero divertido (nada de malos rollos).
Este tipo de situaciones se ven amplificadas cuando tenemos un juego que se desarrolla en simultáneo, ya que muchas veces la única forma de hacerse notar es elevar la voz por encima de los demás. Algo que realimenta la situación, haciendo que todos se vean obligados a elevar el tono para no quedarse atrás.
Se ve que no soy el único al que le pasa esto, motivo por el cual Jorge, Dam y Chuz han ideado este particular filler con alma de party que se cimenta justamente en la dinámica que acabo de comentar. Vamos pues a analizar este Poker a Voces para comprobar cómo se comporta en mesa, no sin antes agradecer a Perro Loko Games la cesión de la copia que posibilita la parrafada que ya lleva un rato iniciada.

En Poker a Voces los jugadores van a competir por conformar las mejores jugadas de póker como sea posible. En el póker clásico los jugadores descartan cartas de sus manos y piden nuevas cartas al repartidor para intentar conseguir la mejor jugada posible. Pero aquí no tenemos un crupier que se encargue de gestionar estos descartes y nuevos repartos, sino que serán los jugadores quienes se intercambiarán cartas. Y no van a conformar una única mano de cartas, sino que serán tres.
Así, de forma simultánea y a voz en grito, los jugadores ofrecerán conjuntos de cartas buscando a un «compañero» de intercambio que esté dispuesto a entregar ese mismo número de cartas. En el momento que dos jugadores llegan a un acuerdo, cambian el número de cartas indicado. No hay ningún tipo de límite más allá de que los jugadores siempre tienen que intercambiar el mismo número de cartas y que no se puede dar información acerca de qué se va a intercambiar.
Cuando un jugador tenga una jugada con la que esté conforme, la «congelará» colocándole una ficha identificativa, robará cinco nuevas cartas y volverá a proceder de igual forma. Así hasta que dos jugadores hayan completado sus tres manos, momento en el que se finalizará esta fase de la ronda. Los jugadores que no hayan conseguido completar esta tarea, tendrán que conformarse con lo que tengan, incluso viéndose obligados a robar cartas al azar si les faltaba más de una jugada por completar.
Tras esto se procede con una fase de apuestas en las que los jugadores disponen de unos lotes con fichas con valores preestablecidos con la idea de intentar juguetear con los sentimientos de los rivales, tal vez haciendo pensar que en una mano no se tiene una buena jugada colocando fichas de nulo valor para dejar que otros jugadores se confíen o poniendo muchos huevos en una cesta para que los rivales teman, disponiendo de una ficha especial (la más valiosa) que se podrá asignar a una mano en cualquier momento de esta fase.
Finalmente, una vez se han establecido las apuestas, se resuelven las tres jugadas en orden inverso (por lo que hay pie a sorpresas interesantes, sobre todo cuando hay jugadores que desconocen qué tienen en sus manos). Antes de esto los jugadores tendrán opción de retirarse de la mano para asegurar algunos puntos, aunque las fichas que colocaron sobre la jugada pasarán a formar parte del lote que obtendrá el ganador, esto es, quien tenga la mejor jugada de entre los valientes que hayan decidido llegar hasta el final.
Así durante tres rondas repletas de gritos, alegrías y decepciones. Para añadirle picante al asunto se incluyen una serie de cartas especiales que aplicarán efectos tan interesantes como invertir el valor de las jugadas, revelar cartas aleatorias para conformar la jugada o añadir puntos adicionales en caso de tener la mejor jugada. Incluso se pueden añadir varios de estos tipos de cartas para disparar el caos, algo que le sienta bien a un juego con esta naturaleza.

Bien, ya tenéis un contexto adecuado para hablaros de sensaciones. Poker a Voces es uno de esos fillers con alma de party en el que es más importante lo que ocurre durante la partida que la resolución de la misma. La fase de intercambio es una mezcla muy atractiva entre la tensión típica de una carrera por ser el primero en completar sus tres jugadas (obviamente buscando buenas opciones) con un sistema de intercambio más propio de un mercadillo de barrio que otra cosa, con los jugadores gritándose ofertas de cartas como si no hubiese un mañana.
Da pie a situaciones que rozan el absurdo como que varios jugadores empiecen a intercambiarse las mismas cartas con la esperanza de que alguno decida cortar el ciclo y entregue unas cartas distintas. Algo que hará estallar en risas a más de uno cuando lleguen a la conclusión de que están inmersos en un bucle, algo que, desde dentro, puede no ser tan obvio debido a que uno está más pendiente de recibir unas determinadas cartas que otra cosa.
Me gusta mucho el impacto caótico que introducen las cartas especiales, especialmente los mapaches y las capibaras, que añadirán un plus de tensión intentando leer la intención de los rivales, sobre todo en lo que a gestión de los tiempos se refiere. Si, por ejemplo, estamos jugando con las capibaras y un jugador cierra una mano pocos segundos después de haberla recibido, es muy probable que tenga una capibara en la mano y ninguna combinación de dos o más cartas, buscando hacerse con el lote gracias a la inversión de valor que aplica esta carta. Pero claro, si hay un número par de capibaras presentes entre todas las manos, el efecto de la capibara deja de aplicar, dejando al jugador que se arriesgó mediante esta estrategia con una mano delante y otra detrás.
Si le tengo que poner alguna pega, diría que el sistema de puntuación no me termina de convencer. Entiendo que se utilicen las apuestas para intentar acercarse lo máximo posible a la dinámica del póker, pero al final la sensación que me queda es que los jugadores, salvo certeza absoluta de que no tienen opciones, van a ir con todo, porque realmente lo mucho que se están jugando es no ganar dos puntos, algo que, en comparación con lo que puede obtener el ganador de la mano, hace que merezca la pena el riesgo. No sé si los autores probaron con otros sistemas de puntuación, pero tal vez habría funcionado muy bien un sistema en el que mantenerse hasta el final y no ganar tuviese alguna penalización mayor.
Pero vamos, como ya he dicho, es lo de menos, porque lo que ocurre durante la fase de intercambio es tan divertido que ser el ganador pasa a un segundo plano. Y, como he dicho, al final es un filler con alma de party, así que su objetivo principal debe ser el de conseguir arrancar sonrisas más que establecer un contexto competitivo. Por eso me recuerda tanto a juegos como ¡Pánico en Wall Street! (aquí su tochorreseña) o Happy Salmon (aquí su tochorreseña), por aquello de que la fase de resolución es simultánea a grito pelado. Y luego que gane quien tenga más suerte.
En cuanto a escalabilidad, obviamente como mejor funciona es cuantos más jugadores haya en la partida. A cinco o seis jugadores la partida es una auténtica locura (abstenerse aquellos a los que los gritos les resulten molestos). A menos jugadores se vuelve algo menos caótico y, por tanto, menos divertido. Es cierto que a pocos jugadores hay cartas especiales que generan dinámicas interesantes y que pueden compensar la falta de jugadores, pero mejor a cinco o seis.
En cuanto a la rejugabilidad, es uno de esos fillers que si encaja en el grupo puede ver mesa con cierta regularidad gracias a su sencilla explicación, rápida resolución y gran rango de jugadores admitidos. Y además con un punto de variabilidad gracias a los cinco tipos de cartas especiales, pudiendo comprobar el efecto que generan diversas combinaciones de estas cartas especiales.

A nivel de producción nos encontramos con unas cartas de buen gramaje, textura lisa y adecuada respuesta elástica (el enfundado puede ser conveniente para evitar marcas, sobre todo en las cartas especiales) y unas fichas de cartón de un grosor algo justo pero bien prensado (se destroquelan fácilmente). El reglamento está bien estructurado, aunque deja alguna duda suelta en las cartas especiales, como qué ocurre si un jugador tiene varios mandriles en una misma mano.
En lo que a aspecto visual se refiere, el trabajo del ilustrador es más que interesante, con unos diseños atrevidos y llamativos. Que las figuras de los palos también sean animales genera un curioso efecto cuando hay cartas especiales añadidas al mazo, provocando cierta confusión a causa de las prisas a la hora de conformar las jugadas. La portada es toda una declaración de intenciones, recurriendo además a una paleta de colores muy agresiva, mezclando verdes con rojos.
Y vamos cerrando. Poker a Voces es un filler con alma de party que combina con maestría un sistema de intercambio simultáneo frenético con la gestión de manos clásica del póker. La mecánica de gritar ofertas para conseguir las cartas deseadas, el caos inherente a las negociaciones a viva voz y la tensión constante por ser el primero en cerrar las tres jugadas necesarias permiten disfrutar de una atmósfera electrizante y sumamente divertida. La inclusión de cartas con efectos especiales añade capas de incertidumbre, obligando a los participantes a leer las intenciones ajenas en décimas de segundo mientras intentan evitar bucles de intercambio absurdos que rompen la mesa en carcajadas. Aunque el sistema de apuestas y la fase de resolución pueden sentirse algo permisivos al no penalizar con suficiente dureza el riesgo de mantenerse en la mano sin una jugada ganadora, la frescura y la adrenalina que se derivan de la fase de intercambio simultáneo lo compensan con creces. Por todo esto le doy un…


