Reseña: Kabuki
Introducción
Tu trabajo es pasar mascaras a los actores en una obra de teatro japonesa, intentando evitar el dar a un mismo actor dos veces la misma mascara. Si alguien descubre que has cometido este error, te robarán puntos de victoria. Por otro lado, si eres tú quien señala el error de otro…
Así se nos presenta este Kabuki, un diseño de Hope S. Hwang, responsable de títulos como Guildhall o Sherlock 13. El juego se publicó por primera vez en 2011 bajo el nombre de Illusion por la editorial coreana Deinko Games. En 2015 fue reeditado por IELLO dentro de su serie de MiniGames, en ediciones en inglés y en francés, con retematización incluida. De las ilustraciones de esta última versión se encarga Xavier Gueniffrey Duri «Naïade», responsable del aspecto de juegos como Seasons o Lords of Xidit.
El juego no se encuentra publicado en nuestro país, por lo que tendréis que tirar de importación (aunque es completamente independiente del idioma). Permite partidas de 2 a 6 jugadores, con una edad mínima sugerida de 6 años y una duración aproximada de 20 minutos. El precio de compra recomendado 12,95 €. Para esta reseña se ha utilizado una copia de la edición en francés de IELLO.
Importante: si ya conoces el juego y/o sólo te interesa mi opinión sobre el mismo, puedes pasar directamente al apartado de Opinión. Los apartados Contenido y Mecánica están destinados especialmente a aquellos que no conocen el juego y prefieren hacerse una idea general de cómo funciona.
Contenido
Dentro de una caja de cartón de dos piezas (tapa y fondo), de dimensiones 15×9,9×4,1 cm. (tamaño estándar de los juegos de la serie MiniGames de IELLO), encontramos los siguientes elementos:
- 50 Cartas Redondas de Mascaras
- 4 Cartas Redonda de Actores
- 24 Marcadores de Puntos de Victoria (de cartón)
- Reglamento
Mecánica
Kabuki es un juego de memoria muy sencillo en el que los jugadores, en su turno, robaran una carta que deberán colocar en una de cuatro pilas, intentando evitar pilas en las que ya se encuentre dicha carta. El resto de jugadores, si detectan que esto ha ocurrido, deberán indicarlo. En caso afirmativo, robarán puntos al jugador en turno. En caso contrario, perderán puntos. Así durante tres rondas, en las que se acumularán los puntos de victoria que logren mantener en su poder los jugadores.
Conceptos Básicos
Empecemos con los Actores. Estos se representan mediante cuatro cartas circulares. Sobre cada uno de estos actores se irá formando una pila de cartas de mascara. Lo importante es que a un mismo actor hay que intentar no asignarle una máscara que ya estuviese en la pila.
Las Cartas de Mascaras representan las diferentes expresiones que mostrarán los actores durante la representación. En el mazo encontramos mascaras que muestran varias tonalidades y expresiones. De cada mascara hay varias copias.
Sigamos con los marcadores de Puntos de Victoria. Cada jugador comienza la ronda con una reserva de puntos de victoria que podrá aumentar o disminuir a medida que la ronda progrese.
Por último, los jugadores podrán parar la partida en el momento que crean que el jugador activo ha colocado una máscara ya presente. Esto conllevará una pérdida de Puntos de Victoria, ya sea del jugador acusador o del jugador activo.
Con esto tenemos suficiente.
Preparación de la Partida
- Se colocan las 4 cartas de actores en el centro de la mesa.
- Se baraja el mazo de cartas de máscaras y se coloca entre las 4 cartas de actores.
- Cada jugador recibe marcadores de puntos de victoria en función del número de jugadores:
- 2-4 Jugadores: 5 marcadores de puntos de victoria.
- 5-6 Jugadores: 4 marcadores de puntos de victoria.
- Se elige al jugador inicial de forma aleatoria.
¡Ya podemos comenzar!
Desarrollo de la Partida
Una partida de Kabuki consta de 3 rondas. En cada ronda, los jugadores alternan turnos (comenzando por el jugador inicial y continuando en el sentido de las agujas del reloj) hasta que se cumple una de las condiciones de finalización de la ronda.
En su turno, un jugador debe revelar la siguiente carta del mazo de máscaras y colocarla en la pila de máscaras de un actor.
Tras esto, si algún jugador cree que en dicha pila ya hay copias de la máscara que el jugador acaba de colocar, puede parar la partida. Entonces, se descubren todas las máscaras de la pila (sin desordenarlas):
- Si, efectivamente, había al menos una copia de la máscara que el jugador acaba de colocar, el jugador activo debe entregar tantos puntos de victoria como copias ya hubiese en la pila (sin contar la colocada este turno).
- En caso contrario, es decir, la máscara colocada en el turno actual es la primera en la pila, el jugador acusador debe perder un punto de victoria, que se devuelve a la caja.
Si varios jugadores paran la partida en el mismo turno, aquel que lo hiciese antes será el jugador acusador.
Tras esto, las cartas vuelven a apilarse en el mismo orden y se continúa la partida normalmente.
La ronda puede finalizar por dos motivos:
- Que un jugador se quede sin puntos de victoria
- Que se agote el mazo de máscaras.
Cada jugador anotará los puntos de victoria que posea al final de la ronda y se vuelve a preparar la siguiente tal y como se hizo en el setup inicial, con la diferencia de que el jugador inicial ahora será el que disfrutó del último turno en la ronda anterior.
Fin de la Partida
La partida finaliza al término de la tercera ronda. El jugador con más puntos de victoria será el vencedor. En caso de empate, los jugadores comparten la victoria.
Opinión Personal
Hoy analizamos un juego que pertenece a esta colección de caja minúscula que IELLO lleva publicando unos años. Juegos portables, muchos con autores orientales, como el de esta ocasión. Es cierto que la mayoría de juegos que llegan de países asiáticos resultan demasiado simples para mi gusto. Vamos a ver si Kabuki es otra medianía oriental más.
Ya sabéis que no suelen encajarme este tipo de juegos, que no pasan de curiosidad lúdica. Pero bueno, me dejo engatusar por diseños bonitos, y Kabuki es uno de estos juegos que visualmente llaman mucho.
¿Qué nos encontramos? Pues simple y llanamente un juego de memoria bastante sencillito, con pocas reglas y duración muy ajustada. Pero, oh sorpresa, resulta que en esta ocasión he quedado bastante satisfecho gracias a ciertas sutilezas del diseño. Vamos a desgranarlas.
Mecánicamente el juego no tiene más que intentar llegar con el máximo de puntos posibles al final de cada ronda. En el turno, tan simple como revelar una carta de mascara y colocarla en alguna de las cuatro pilas, intentando no repetir. Pero, ¡ay amigo!, algo que parece tan sencillo comienza a complicarse a medida que los turnos se suceden.
En el mazo encontramos hasta 10 tipos de máscaras distintas, las cuales se parecen peligrosamente, tanto en expresión como en colores (hay 5 colores y solo el verde es «único», mientras que del rojo, amarillo y morado hay 2 máscaras y del azul incluso 3). Entonces claro, retener color y mascara en una pila no es tarea sencilla, sobre todo si tenemos la capacidad de retentiva algo oxidada.
Es más, nuestra memoria nos jugará malas pasadas al cambiar de ronda, y es posible que estemos convencidos de que en una determinada pila se encuentra o no se encuentra un tipo de mascara y resulta ser lo contrario, ya que era así en la ronda anterior.
Por último, y el detalle que a mí me parece que le da el toque interesante al juego, es la gestión de los puntos de victoria. De entrada, se evita que la gente acuse alegremente, ya que un fallo supone una pérdida de puntos. Sin embargo, donde de verdad se ganan las partidas es acusando y acertando. Hay que estar vivo y, muchas veces, jugársela para intentar rascar puntos.
A medida que los turnos se suceden, aumenta la tensión por acertar donde colocar. Cuando en las pilas hay suficientes cartas, las dudas nos asaltarán constantemente, llegando a sufrir turnos en los que sabemos casi con toda seguridad que vamos a colocar la máscara en una pila en la que ya hay alguna copia. Afortunadamente esto pasa a ser más habitual cuantos más turnos pasen, así que, más o menos, esto se compensa.
Aquí aparece un factor de juego psicológico que me gusta especialmente, ya que, salvo memoria prodigiosa, la gente, una vez que haya un número considerable de máscaras en la pila, va a estar dudando constantemente de si en la está o no está la que se está colocando. A veces puede disuadir a posibles acusicas si colocamos la carta con seguridad. O al revés, incitar a la acusación dudando cuando tenemos cierta seguridad de que no estamos fallando.
Lo único que no me gusta es el sistema de parar la partida. Ya sé que es un juego filler simplón y no se le pueden pedir peras al olmo. Pero cuando un jugador está dudando, es posible que varios jugadores ya estén con la escopeta cargada, y ya tenemos la típica discusión de quien paró la partida primero. Siempre nos queda la opción de utilizar algún sistema físico, en plan darse manotazos. Todo dependerá de lo civilizados que sean los jugadores.
Así pues, Kabuki me parece un título más que interesante y, probablemente, de los mejores memory games que tengo atendiendo al formato. Además es de esos juegos que puedes sacar con los más pequeños y sufrir palizas increíbles. Se nota que tienen las neuronas con poco uso.
Es posible que la escalabilidad sea uno de sus puntos flacos ya que, a pesar de admitir un rango interesante, a pocos jugadores se queda algo corto, mientras que a demasiados puede ser algo caótico. 4 es su número ideal, 5-3 es bastante aceptable, a 2 queda soso y a 6 es un locurón. Pero bueno, no vamos a pedirle imposibles a un juego de este tipo, que ya consigue bastante con tan poco.
Pasemos a la edición. IELLO nos tiene acostumbrado a muy buenos acabados, y esta no es una excepción. Es cierto que va en contra de mi religión el utilizar cartas circulares que no se pueden enfundar, pero tienen un buen grosor, tampoco se barajan tanto y, si se tratan con cuidado aguantarán bien el paso de las partidas. Además, que las cartas se marquen algo no afecta a la jugabilidad. Los marcadores de cartón son algo justitos en cuanto a grosor, y tienen este acabado brillante que no termina de convencerme. Aun así, cumplen su función. El reglamento es claro y conciso, incluyendo ejemplos aclaratorios. Muy bien en este sentido.
¿Y qué os voy a contar del gran Naïade? Dutrait aparte, me parece el ilustrador más espectacular de todo el panorama francés (en cuanto a juegos de mesa). Sus trabajos rebosan color y alegría, y Kabuki no es una excepción. Dentro de la simplicidad de sus componentes, me parece una pasada, tanto la portada como las cartas.
Y vamos cerrando. Kabuki es un pequeño filler de origen asiático que IELLO incluye en su serie de minijuegos con mucho acierto. Un memory game muy sencillo pero que depara muy buenos momentos, con una pizca de gestión del riesgo, una cucharadita de forzar la suerte y un chorreoncito de juego psicológico. Cumple perfectamente su cometido. Tal vez no escale tan bien como podría esperarse y el uso de cartas redondas puede poner a alguno de los nervios. Por todo esto le doy un…