Reseña: Gloobz
Introducción
Alguien en el laboratorio la ha liado muy parda y los Gloobz se han mezclado y desteñido. Ahora están irreconocibles. ¿Nos ayudas a resolver este desastre?
Así se nos presenta este Gloobz, un juego diseñado por Alexandre Droit, autor de otros títulos como Visual Panic o Thumbs Up! La primera edición del juego vio la luz en 2014 de la mano de Gigamic. De las ilustraciones se encarga Maxim Cyr, quien ya mostrase su estilo en Panic Lab.
Como suele ser habitual, el juego se encuentra distribuido en nuestro país por Morapiaf, en una edición multilenguaje. Permite partidas de 2 a 6 jugadores, con una edad mínima sugerida de 6 años y una duración aproximada de unos 20 minutos por partida. El precio de compra recomendado es de 16,5 €. Para esta reseña se ha utilizado la edición distribuida por Morapiaf.
Importante: si ya conoces el juego y/o sólo te interesa mi opinión sobre el mismo, puedes pasar directamente al apartado de Opinión. Los apartados Contenido y Mecánica están destinados especialmente a aquellos que no conocen el juego y prefieren hacerse una idea general de cómo funciona.
Contenido
En una caja de cartón de dos piezas (tapa y fondo), de dimensiones 20×14,5×6,7 cm. (un poco más grande que la expansión de la primera edición de Saint Petersburg), nos encontramos con los siguientes elementos:
- 56 Cartas
- 3 Gloobz
- 3 Botes de Pintura
- 1 MegaGloobz
- 6 Marcadores de Puntuación
- Reglamento
Mecánica
Gloobz es una nueva vuelta de tuerca a los juegos de habilidad y reflejos. Los jugadores irán revelando cartas que definirán que elemento deben tomar de la mesa. El jugador que revela decidirá si hay que tomar los Gloobz y botes de pintura que más o menos coincidan con los elementos de la carta. Los aciertos sumarán puntos y los fallos restarán.
Conceptos Básicos
Empecemos por los elementos físicos que podemos intentar atrapar en una ronda. Tenemos tres tipos:
- Gloobz: son tres pequeñas y adorables criaturas de color blanco que pululan por el laboratorio.
- Botes de Pintura: el laboratorio dispone de tres botes de pintura (roja, amarilla y azul) por la que se pirran los Gloobz.
- MegaGloobz: es un Gloobz especial, que contiene características de los tres anteriores y los tres colores en su cuerpo.
Durante la partida se irán revelando una serie de cartas que contienen impresos Gloobz coloreados. El número de Gloobz que pueden aparecer en una carta es variable, yendo desde un único Gloobz hasta once. Siempre habrá, al menos, un bote de pintura y un Gloobz que otorgue puntos. Los jugadores que tomen elementos de forma correcta anotarán un punto por cada elemento correcto. Por contra, cada elemento tomado de forma incorrecta restará un punto. Existe una excepción cuando aparece uno o más MegaGloobz en la carta.
Los elementos a tomar (Gloobz y botes) dependerán de la mayor o menor concordancia con lo mostrado en la carta revelada. Los elementos menos concordantes serán aquellos que menos aparezcan en la carta, teniendo en cuenta que podrían no aparecer. Por contra, los elementos más concordantes serán aquellos que, en número, tengan más ocurrencias sobre la carta. Que en una ronda se tomen los elementos más o menos concordantes dependerá del jugador que revela la carta.
Existen dos casos especiales a tener en cuenta en función de lo aparecido en la carta revelada: que aparezca algún MegaGloobz o que aparezca alguna lupa. En ambos casos se ignora lo anteriormente dicho y se toman los elementos siguiendo otras pautas.
Finalmente, cada jugador cuenta con un marcador en el que irá anotando (o restando) los puntos que acumule en una ronda.
Preparación de la Partida
- Se baraja el mazo de cartas y se coloca bocabajo en el centro de la mesa formando una pila en el centro.
- Se disponen los elementos a atrapar alrededor de la mesa.
- Cada jugador recibe un marcador de puntos.
- Se decide quién será el jugador inicial.
¡Y ya podemos comenzar!
Desarrollo de la Partida
Una partida a Gloobz se desarrolla a lo largo de una serie de turnos hasta que algún jugador alcanza o sobrepasa una determinada puntuación que dependerá del número de jugadores.
Empezamos por el jugador inicial y continuando en el sentido de las agujas del reloj, cada jugador, en su turno, revelará una carta del mazo central diciendo en voz alta y de forma clara una de estas dos opciones:
- Gloobz-Mas: los jugadores, incluido el, deberán tomar aquellos elementos (Gloobz y botes de pintura) más concordantes con la carta.
- Gloobz-Menos: los jugadores, incluido el, deberán tomar aquellos elementos (Gloobz y botes de pintura) menos concordantes con la carta.
Los jugadores anotarán un punto por cada elemento tomado correctamente y restarán un punto por cada elemento tomado incorrectamente.
Existen dos casos especiales a la hora de revelar cartas:
- Que aparezca uno o más MegaGloobz: en este caso los jugadores deberán intentar tomar únicamente el MegaGloobz. En este caso, el jugador que lo atrape sumará 3 puntos en vez de 1.
- Que aparezca una o más lupas: en este caso los jugadores deberán intentar atrapar el máximo número posible de elementos, anotando un punto por cada figura atrapada.
Una vez sumados los puntos, el turno pasa al siguiente jugador. Si en algún momento se agotase la pila de cartas, se baraja el descarte y se forma un nuevo mazo.
Fin de la Partida
La partida finaliza en el momento en el que alguno de los jugadores alcanza o sobrepasa la puntuación establecida para el número de jugadores participantes, proclamándose vencedor:
- Para 2-3 Jugadores: 36 puntos.
- Para 4-5 Jugadores: 24 puntos.
- Para 6 Jugadores: 18 puntos.
Variantes
- Más menos. En esta variante se decide al comienzo de la partida si siempre se deberán tomar los elementos más o menos concordantes, eliminando la decisión del jugador en turno.
- Para pequeños. Se aplican dos modificaciones a las reglas:
- Retirar las cartas de MegaGloobz y Lupa.
- Jugar únicamente con formas o con colores para acotar la cantidad de elementos a atrapar.
Opinión Personal
No sé cuántas veces lo habremos dicho, pero voy a repetirme una vez más, cual alioli preparado con un ajo sin extraerle el corazón (que se lleva todo el día recordándonos que estuvo ahí). Cuando nos sentamos a una mesa, normalmente, nuestro principal objetivo es echar un rato agradable y divertido. Y si consigue lograr que se nos desencaje la mandíbula, mejor que mejor. Y nada mejor que un buen juego de habilidad/agilidad para conseguir que nos tronchemos, normalmente debido a la nulidad en este campo de algunos. Muchos juegos vienen a nuestra mente: Jungle Speed, Diavolo o Speed Cups. ¿Tendrá este Gloobz algo que aportar a un género bastante explorado? Veámoslo.
Como suele ser habitual con en este tipo de reseñas, voy a tirar mucho de referencia, ya que es difícil reinventar la rueda. El concepto básico de este tipo de juegos suele ser un «sálvese quien pueda» en el que el mas rápido, tanto física como mentalmente, será el que probablemente se lleve la partida. Ahora podemos adornarlo como queramos. Y todos los juegos anteriores aportaban un granito de arena que los caracterizaba: Jungle Speed con la tensión de no saber cuándo te toca lanzarte a por el tótem, Diavolo con ese momento de pausa en el que se realiza un cálculo mental o Speed Cups jugando con los cubiletes como si fuésemos expertos trileros para tocar el timbre de la victoria.
Pues bien, Gloobz decide tirar por la cantidad. Podríamos decir que es una fusión entre Jungle Speed y Diavolo. Por un lado, en todos los turnos todos los jugadores participan. No hay una espera en la que la tensión se puede cortar con un cuchillo. Aquí cada turno es una nueva batalla en la que conseguir puntos. Pero la mecánica básica es idéntica: los jugadores van revelando cartas y en función de lo mostrado hay que tomar unos determinados objetos. A cambio de perder esa tensión de no saber cuándo te toca, se introduce 7 elementos entre los que elegir. Entonces es cuando nos acordamos de Diavolo con los diablillos sueltos por la mesa, teniendo que tomar el adecuado para no perder vidas.
Bien, no parece gran cosa. Sin embargo, tengo que admitir que el juego funciona estupendamente bien, sobre todo, gracias al gran diseño de las cartas. De igual forma que en Jungle Speed, aquí tendremos que reconocer una serie de patrones. Pero no será sencillo porque, como suele ser habitual, las formas y los colores de los elementos mostrados en las cartas, los Gloobz en este caso, están escogidos a conciencia. Cartas con cantidad variables de bichejos y todos los colores. Habrá ocasiones en los que los elementos a tomar son muy claros, pero otras en los que nos quedaremos bloqueados.
Aquí entra en juego otra de las novedades mecánicas que incorpora: el poder del jugador en turno. Este tiene la potestad de decidir el punto de vista a la hora de interpretar el patrón: tomar los elementos menos concordantes o los más concordantes. Obviamente esto le otorga una ligera ventaja sobre el resto, pues ya tiene el chip mental cambiado esperando buscar colores y formas más o menos presentes. Por contra, hay una mano que durante unos breves instantes tendrá inutilizada, pues es con la que tiene que voltear la carta.
Por si no fuese suficiente, la introducción de dos elementos que rompen esta mecánica, el MegaGloobz y las lupas, harán que cometamos muchos fallos al intentar adaptarnos al requisito expresado. Especialmente escurridizo es el MegaGloobz que, exceptuando dos cartas en las que aparece solo, siempre tiene como compañero al Gloobz rojo con el que es muy fácil confundirlo y cometer pifias que nos cuesten una buena cantidad de puntos.
Y, ya que hablamos de puntos, me parece muy acertado el sistema de progreso de la partida. El uso de un marcador circular permite disfrutar de una partida acotada en duración, de forma que no se eternice como puede ocurrir con Jungle Speed.
En cuanto a la escalabilidad tengo que confesar que es de los pocos juegos de habilidad que me han gustado en todo su rango de jugadores. Obviamente es más divertido cuantas más manos haya luchando, pero funcionando bastante bien con pocos jugadores. Aquí, por ejemplo, gana claramente al juego de Asmodee, que con pocos participantes se convierte en un poco soporífero.
La rejugabilidad es la típica en este tipo de juegos. Depende más del grupo que de otra cosa. Nadie va a aprenderse los patrones de memoria. Sirve para echar un rato agradable con los amigos. Como siempre, no se debe abusar de estos fillers, pues corremos el riesgo de dejarlos una larga temporada en la estantería. Es apto para jugar, incluso, con los mas pequeños, aplicando la variante adecuada y dándoles algo de cancha. No es plan de ponernos a pelear con niños. O tal vez sí…
Pero, dicho todo esto, si por algo destaca Gloobz es por su extraordinaria producción. Los chicos de Gigamic y Morapiaf nos ofrecen un producto difícilmente mejorable. Primero por esas adorables, a la vez que inquietantes, criaturas, a las que les podemos atribuir casi una personalidad. El Gloobz rojo es como un gatito, parece juguetón y amigable, el azul es el típico bichejo tímido, que incluso da algo de asco, pero que al final acabas queriendo. Y el amarillo da un mal rollo importante con esa mirada aviesa, parece que en cualquier momento te la va a jugar. Y el MegaGloobz tiene un poco de cada uno de los anteriores. Incluso los botes de pinturas tienen encanto. Todos estos elementos son de plástico pero sin ser un elemento sólido, sino que son como estos típicos muñecos que tienen una pequeña válvula para mantener el aire en su interior. Nadie puede hacerse daño cuando los bichejos salgan volando por culpa de los manotazos. Las cartas son correctas, con un acabado en lino y un tamaño similar a los de estos juegos. Yo ya las tengo enfundadas, aunque no es estrictamente necesario. Los marcadores de puntuación son todo un detalle. Podrían no venir incluidos, pero ahí están. No dejan de ser dos discos de cartulina fijados por un eje que cumplen perfectamente su labor. Por último, alabar el gran empaquetado, con un doble inserto, uno para las cartas y otro para los Gloobz y los botes de pintura para que no anden dando vueltas. Sin estos la caja podría haber sido más pequeña, pero mejor así.
No quiero terminar sin alabar el gran trabajo de Maxim Cyr. Los Gloobz son geniales. Punto. Nada más que añadir señoría. Tampoco es que existan muchos más elementos gráficos, pero ni falta que hace.
Y vamos cerrando. Gloobz es un filler de habilidad de estos que siempre gusta tener en la ludoteca. No ofrece nada especialmente original, pero funciona a la perfección y es muy divertido. A destacar, una cuidadísima producción y un balance en cuanto a la escalabilidad poco común en este tipo de juegos. Además a un precio bastante ajustado. Por supuesto, a los que no les gusten los juegos en los que vista, mente y cuerpo tengan que funcionar al unísono, Gloobz les parecerá un juego más del montón al que no deberían acercarse. Pero si disfrutáis dándoos manotazos en una lucha sin cuartel por conseguir atrapar unos adorables bichejos, este es vuestro juego. Por todo esto le doy un…
Merecidísimo notable para un pequeño gran juego. Como bien comentas, a simple vista parece que su mecánica no sea lo más innovador del mundo, pero para mi tiene una ventaja respecto al resto de juegos de habilidad del estilo, y es el cómo funciona a 2 jugadores. En otros juegos se echa de menos el tener más gente, este a 2 casa perfecto, como también lo hace a más jugadores. Simplemente son partidas totalmente distintas pero 100% disfrutables en cualquier rango de jugadores… cosa de la que flaquean otros.
Y bueno, ya sabes que no soy la más indicada para comentar su adorabilidad, porque desde que vi a estos bichejos por primera vez me tienen totalmente conquistada :p sobre todo el redondito incoloro ^^ (el que pintan en las cartas solitarias de rojo)
Cuquijuego!! xD
Como dices, a dos funciona aceptablemente bien al tener tantas cosas que intentar atrapar y no tener manos suficientes 😛