Crónicas Jugonas: Semana 12 del 2014 (17/03 – 23/03)
Semana completa, de esas que cuando llega el momento de redactar lo jugado uno se da cuenta de que se ha aprovechado bien el tiempo (al menos lúdicamente hablando).
Semana completa, de esas que cuando llega el momento de redactar lo jugado uno se da cuenta de que se ha aprovechado bien el tiempo (al menos lúdicamente hablando).
Hace poco tuvimos la oportunidad de probar un juego que cada vez que lo veía en las tiendas llamaba poderosamente mi atención. Y es que las ilustraciones de Marie Carduat, responsable de otras obras de arte como Dixit, son embaucadoras. Estamos hablando de Marrakech, diseñado por Dominique Ehrhard, autor de otros grandes juegos como Condottiere, Serenissima o Sylla.
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La espectacular portada de Marie Carduat |
Ya no cabe ni un sólo alfiler en el zoco. Todos han acudido al gran día de la venta de alfombras. ¿Quién será proclamado como el mejor vendedor de todo Marrakech? En Marrakech, cada jugador personifica un astuto comerciante que trata de sacar el mayor beneficio posible con la venta de sus alfombras. Y para eso, es vital conseguir un buen puesto para su mercancía. Assam, el supervisor, controla que nadie se salga de sus puestos asignados y si pilla a algún pillo… ¡le tocará pagar una multa!
Como muchos sabréis, el juego que inauguró mi ludoteca es mi amado Agricola, de Uwe Rosenberg. Esta fue creciendo con el paso de los meses. Muchas mecánicas, temas distintos, juegos mejores, juegos peores. Pero había algo que no había logrado igualar ninguno de los títulos que pasaron a formar parte de mi colección respecto a mi primera adquisición: la capacidad de inmersión el tema que lograba. En Agricola realmente sentía que pertenecías a una familia de granjeros luchando por mejorar y alcanzar una vida mejor. Entonces comenzamos a buscar un juego que tuviese fama por conseguir precisamente este efecto. Lo que muchos catalogan como «tener alma» (algo de lo que los Eurogames suelen adolecer). Entonces dimos con Dungeon Petz.
La mazmorra estaba hecha añicos, su señor había sido destronado, ¡apenas quedaban picos en el almacén! Tiempos difíciles para un honrado diablillo… los diablillos regresaban a la ciudad arrastrando los pies, directos a la oficina del paro, cuando uno de ellos exclamó: ¿sabéis lo que necesita esta ciudad? ¡Una tienda de mascotas! ¿Una tienda de mascotas para los señores de la mazmorra? ¡Qué idea tan maravillosa! ¡Tan original! Tan… ¡lo que sea! Y nadie más ha pensado en ello, ¡sin competencia nos haremos ricos! Somos emprendedores por naturaleza. ¡Felicidades! acabas de abrir la primera tienda de mascotas de la ciudad. Justo al lado de la otra primera tienda de mascotas de la ciudad. Y cruzando la calle hay dos más… Tu corazón de diablillo rebosa optimismo. Sabes que tu olfato para los negocios, tu atención por los detalles y tu arte con la pala recogedora harán que los clientes te salgan por tus puntiagudas orejas. Ya lo dice el dicho: los diablillos de verdad siempre se levantan.
Semana de depresión postvacacional. Es lo que tiene pasárselo tan bien. Volver a la rutina cuesta más de lo normal. Pero bueno, poco a poco la maquinaria se vuelve a engrasar. Aun así he estado algo desconectado del mundo lúdico. No he logrado sacar todo el tiempo que habría deseado para el blog, de ahí las pocas entradas.
Entrando en materia, comentar que, probablemente, esta sea la segunda peor partida de Agricola que he jugado en mi vida. Fui siempre a remolque, tomé malísimas decisiones y cuando Sandra y María pisaron el acelerador, me pillaron en bragas y no pude hacer absolutamente nada. Mi primer gran error fue, pensando en centrarme en la generación de alimento a través del horneo de pan, no asegurarme un suministro amplio de cereales. Al final de primer periodo solo tenía un campo arado y un cereal en mi almacén (obviamente sin plantar). Aun así, persistí en mi estrategia, haciéndome con el horno de piedra gracias a la carta que me permitía tomar dos materiales distintos. Pero claro, sin cereales en el almacén, siempre fui horneando y sembrando los dos cereales que tenía, por lo que nunca conseguía una buena cantidad de comida para estar tranquilo, lo que me llevó a mi segundo error: ampliar la familia muy tarde. Prácticamente no tuve tres acciones hasta casi el antepenúltimo periodo. Claro, eso son muchas acciones de ventaja para mis rivales. Mi intención era remontar todo lo posible reformando y creando un pasto enorme que evitase una sangría importante, pero no lo conseguí. De hecho, una de mis últimas acciones fue comprar el pozo para maquillar un poco el resultado.
Cuando descubres un nuevo autor, normalmente porque hemos probado uno de sus grandes juegos, solemos pasar por una fase de euforia en la que tenemos el impulso de conocer todo lo que ha publicado hasta la fecha. Nos metemos en la BGG, consultamos rankings, leemos y releemos reseñas, hasta que volvemos a caer en el consumismo lúdico. Y esto amigos es lo que me sucedió con el querido Stefan Feld. Cuando mi ludoteca aún se encontraba en sus albores, el hype de la comunidad se disparó tras la presentación en Nurenberg del ya famoso Bora Bora. Al poco tiempo decidí que ese juego debía ser mío. Y así fue. Tras quedar encantado con las mecánicas y sensaciones, entró en mí el fervor feldiano. Y así entró en mi ludoteca el que es a día de hoy el juego que mejor posición ocupa en el ranking general de la BGG: The Castles of Burgundy.
El valle del Loira durante el siglo XV. Como príncipes influyentes, los jugadores dedican sus esfuerzos a construir y comerciar con esmero para que sus dominios destaquen.
Sello | Calificación | Rango Numérico | Descripción |
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4 suspenso ![]() | Suspenso | 0 - 4,99 | Juego que no recomiendo en absoluto. |
3 aprobado ![]() | Aprobado | 5 - 6,99 | Juego que no recomiendo pero que puede merecer la pena probarlo. |
2 notable ![]() | Notable | 7 - 8,99 | Juego que recomiendo porque entiendo que cumple con solvencia su objetivo. |
1 sobresaliente ![]() | Sobresaliente | 9 - 10 | Juego que recomiendo encarecidamente porque consigue su objetivo de forma excepcional. |