Primeras Impresiones: Stone Age
Escalando sin arnés… |
A veces hay juego que en cuanto los ves te llaman mucho la atención, pero cuando empiezas a leer cosas comienzas a tener sensaciones encontradas. Algo parecido me pasaba a mí con Stone Age. Cada vez que me paseaba por algún establecimiento en el que lo tuviesen, veía esa enorme caja y pensaba para mis adentros -¡con esa cajaza tiene que molar un huevo y medio!-. Sin embargo, cada vez que cogía esa misma caja y me leía la breve introducción redactada en la parte trasera, el hype desaparecía repentinamente. Soy una persona a la que los dados le dan mucha tirria. La puerta de entrada para este mundillo fue huir del Risk y de la superaleatoriedad de los cubos numerados le otorgaban. Y ahí empezamos a probar cosas como Puerto Rico, Agricola, etc., donde el azar está reducido a la mínima expresión y, si lo hay, suele afectar a todos los jugadores por igual, por lo que se convierte en un plus por añadirle rejugabilidad al título. Por eso, en su día, cuando probé Los Colonos de Catán dije -mola mucho, pero cada vez que lanzo los dados es como si mil dagas se clavasen en mi corazón-. Que si, que el Catán es un juegazo, que añade el factor estadístico al juego, y que la tirada afecta a todos por igual. Pero una tarde de suerte y puedes acabar con materiales para levantar un castillo y otros jugadores con sus almacenes vacíos.
Todo eso junto, me tiraba para atrás cada vez que por mi mente se cruzaba la idea de adquirir Stone Age. Pero afortunadamente, los círculos de jugones de amplían, así como las posibilidades, de forma que cada vez es más viable probar un juego sin tener que realizar un desembolso (importante) por él, y, luego, si gusta, a gastar se ha dicho. Pues bien, por fin jugamos nuestra primera partida a Stone Age.