Reseña: Terror in Meeple City
Introducción
Llegas a Meeple City como un monstruo gigante y hambriento. Tu objetivo no será otro que clavar tus garras en el asfalto, destruir edificios y devorar a inocentes meeples. En definitiva, sembrar el caos y el terror mientras te diviertes. El monstruo que haya causado el mayor daño a la ciudad una vez finalice la carnicería se proclamará rey de los monstruos.
Así se nos presenta este Terror in Meeple City, un diseño de Antoine Bauza (Ghost Stories, 7 Wonders o Takenoko) y Ludovic Maublanc (Cyclades o Mr. Jack, junto a Bruno Cathala). El juego se publicó por primera vez en 2013 por Repos Production bajo el nombre de Rampage en una doble edición (inglés y multilenguaje). Por un tema de derechos, en posteriores reimpresiones se cambió el nombre por Terror in Meeple City. De las ilustraciones se encarga el gran Pierô, quien ya demostrase su talento en juegos como Yggdrasil, River Dragons o Bakong.
El juego no se encuentra disponible en nuestro país, por lo que hay que tirar de importación. Afortunadamente, es completamente independiente del idioma (a excepción del reglamento). Permite partidas de 2 a 4 jugadores, con una edad mínima sugerida de 8 años y una duración aproximada de 45 minutos. El precio de compra recomendado es de 49,95 €. Para esta reseña se ha utilizado una copia de la segunda edición de Repos Production.
Importante: si ya conoces el juego y/o sólo te interesa mi opinión sobre el mismo, puedes pasar directamente al apartado de Opinión. Los apartados Contenido y Mecánica están destinados especialmente a aquellos que no conocen el juego y prefieren hacerse una idea general de cómo funciona.
Contenido
Dentro de una caja de dos piezas (tapa y fondo), de dimensiones 28,5×28,5×10 cm. (caja rectangular estándar tipo Ticket to Ride, aunque con más fondo), nos encontramos los siguientes elementos:
- 4 Piezas de Cuerpo de Monstruo (de madera)
- 4 Discos de Patas de Monstruo (de madera)
- 4 Pantallas de Jugador (de cartulina)
- 16 Fichas de Diente (de cartón)
- Tablero de Ciudad (en dos partes) (de cartón)
- Tablero del Fugitivo (doble cara) (de cartulina)
- 90 Meeples (15 en cada color: azul, gris, negro, verde, rojo y amarillo) (de madera)
- 4 Vehículos (de madera)
- 19 Losetas de Planta de Edificio (de cartón):
- 12 Losetas Cuadradas Pequeñas
- 6 Losetas Rectangulares
- 1 Loseta Cuadrada Grande
- 7 Losetas de Ruina (de cartón)
- 48 Cartas de monstruo (63,5×88 mm.)
- 16 de Personalidad
- 16 Habilidad Especial
- 16 Superpoder Secreto
- Pieza de Puzle (para conectar el tablero de ciudad) (de cartón)
- Reglamento
Mecánica
Terror in Meeple City es un juego de habilidad en el que los jugadores interpretan el papel de monstruos que llegan a una ciudad con la única motivación de devorar edificios y los meeples que en ellos habitan. Y como somos muy competitivos, también lucharemos entre nosotros.
Conceptos Básicos
Empecemos con el Tablero. Este representa a Meeple City con un total de 8 barrios caracterizados por un color de fondo predominante. Entre estos barrios encontraremos una serie de edificios, marcados en el tablero con una loseta de ruinas que sobresale hacia arriba. En los barrios que forman las esquinas tendremos unos círculos de trazo discontinuo como punto de partida de los monstruos. Por último, comentar que el tablero se conforma mediante dos tableros de dos alas que se conectan mediante una pieza central con forma de puzle por uno de los lados. Adicionalmente, para asegurar el correcto ensamblaje de ambos tableros se incorporan dos pequeñas piezas de plástico que se fijan por las uniones de ambos tableros.
Sobre las losetas de ruina que hemos mencionado en el apartado anterior se erigirán los edificios en los que los meeples habitan. Estos edificios se componen plantas (losetas) y meeples (habitantes) que harán las veces de columna. De esta forma, un edificio no será más que una serie de meeples (4 normalmente) que soportan una loseta sobre la que se colocan otro grupo de meeples. Así hasta completar el número de plantas indicados. Las losetas tienen una doble cara, de forma que podrán funcionar como planta intermedia o como azotea. En cada cara aparecen unas siluetas de meeple indicando el espacio que cada uno debe ocupar para un correcto montaje. Rodeando a la loseta de ruina encontramos la acera del edificio, la cual jugará un papel importante a la hora de interactuar con él.
La representación sobre el tablero de los monstruos que los jugadores controlan se conforma por dos piezas: una ficha que representa a las patas del monstruo y una gran pieza de madera que representa al cuerpo. La ficha la utilizaremos para desplazar al monstruo sobre la ciudad mediante flicking (golpeo con los dedos), mientras que el cuerpo servirá para atacar edificios y a otros monstruos.
Por otro lado, los jugadores dispondrán de una pantalla que tendrá una doble función. Por un lado, ocultar los diversos elementos que los jugadores vayan obteniendo. Por otro, como espacio para ubicar las fichas de dientes de nuestro monstruo. Al comienzo de la partida, cada monstruo contará con una dentadura de 6 dientes, de los cuales 2 no se podrán perder nunca. La cantidad de dientes que un monstruo posee determinada la capacidad de engullir meeples del mismo. Además, podremos arrancar dientes a otros monstruos, obteniendo puntos de victoria al final de la partida.
Los habitantes de la ciudad serán el alimento perfecto de nuestros monstruos. Existen 6 tipos distintos de habitante según su color. Lo importante en este aspecto es saber que, de base, solo puntuarán sets completos de 6 meeples, uno de cada color, aunque existen puntuaciones alternativas en función de otros elementos.
Estos otros elementos son las cartas. Existen tres tipos: de personalidad, de habilidad y de poder especial.
Las cartas de personalidad proporcionan una vía alternativa para obtener puntos al final de la partida según un determinado requisito. Estas cartas son visibles para todos los jugadores.
Las cartas de habilidad confieren a cada monstruo unas capacidades especiales que solo el propietario de cada carta podrá emplear durante sus turnos tantas veces como crea conveniente. Estas cartas son visibles para todos los jugadores.
Las cartas de poderes especiales confieren a cada monstruo una poderosa habilidad, aunque de un único uso durante toda la partida. Tras emplear dicha habilidad, la carta se devuelve a la caja. Estas cartas permanecen ocultas al resto de jugadores hasta el momento en el que son utilizadas.
Los vehículos funcionarán como proyectiles que los monstruos podrán lanzar contra los edificios u otros monstruos.
Por último, tenemos el Tablero del Fugitivo. Los meeples que vayan saliendo del tablero se consideraran que han logrado escapar con vida de la ciudad. Estos meeples se colocarán en una serie de filas de este tablero, de forma que si un jugador completa una fila sufrirá una penalización. El tablero dispone de dos caras a elegir por los jugadores en cada partida.
Con esto tenemos suficiente.
Preparación de la Partida
- Se despliegan las dos hojas del tablero central, conectándolas mediante la pieza puzle. Para asegurar el ensamblado, se conectan las dos piezas de plástico que nivelan los tableros en los lados de unión.
- Se mezclan los meeples y se forma una reserva de la que se irán tomando para formar los edificios.
- Cada edificio se compone de una serie de plantas y un determinado número de meeples por planta que hacen las veces de columna. A excepción del estadio, cada edificio se compone de 3 placas más la base de ruina que está fijada al tablero más 4 meeples por planta y 1 en la azotea.
- Se colocan los 4 vehículos en los espacios correspondientes.
- Cada jugador elige a un monstruo y recibe su pantalla, su ficha de patas, su pieza de cuerpo y 4 fichas de diente que coloca en la solapa de la pantalla.
- Las patas de monstruo se colocan en uno de los espacios de las esquinas y se coloca al monstruo de pie sobre ella.
- Se separan las cartas según el tipo en tres mazos: personaje, habilidad y poder especial. De cada tipo cada jugador recibe una carta, siendo el poder especial la única que se mantiene oculta a los demás.
- Por último, se elige al jugador inicial (según el reglamento, el que sea capaz de realizar la imitación más convincente de un monstruo).
¡Ya podemos comenzar!
Desarrollo de la Partida
Una partida de Terror in Meeple City consta de un número indeterminado de rondas hasta que se cumple alguna de las dos condiciones de finalización.
En su turno, un jugador dispone de 2 puntos de acción a repartir entre las siguientes opciones (se puede repetir):
- Mover: el jugador toma la pieza de cuerpo de su monstruo y golpea la ficha de patas en la dirección que crea conveniente. Tras esto, se vuelve a colocar la pieza de monstruo sobre la ficha de patas. En el caso de que la ficha de pies salga del tablero al realizar este movimiento, el monstruo del jugador perderá inmediatamente 1 diente (se devuelve a la caja). Tras esto, colocaría la ficha de patas en una de las posiciones iniciales y continuaría con su turno.
- Demoler: si la ficha de patas está pisando la acera de un edificio, el jugador puede realizar este movimiento. Para ello toma la pieza de cuerpo de su monstruo y, colocando el brazo paralelo a la mesa, deja caer la ficha sobre el edificio de dicha acera. El monstruo se deja caer sobre cualquier punto por encima del edificio (no necesariamente encima de sus patas), aunque si no golpea en primer lugar al edificio el jugador perderá 1 diente (se devuelve a la caja).
- Tirar un Vehículo: si en el barrio en el que se encuentra un monstruo hay un edificio, el jugador lo coloca encima de la cabeza de su pieza de monstruo y lo golpea mediante un movimiento de flicking en la dirección que considere oportuna. Si el edificio sale del tablero, se vuelve a colocar en su posición inicial, sin perjuicio para el jugador.
- Aliento: el jugador coloca su barbilla sobre la pieza de su monstruo. Desde esa posición tomará aire (y no antes) para, a continuación, soplar en la dirección que considere oportuna toda la cantidad de aire que haya acumulado.
Existen varios casos que pueden suceder a la hora de realizar estas acciones:
- Derribar un monstruo rival (tras cada acción): si a consecuencia de una de las acciones en el turno del jugador se deriva la pieza de monstruo de un rival, se considera que le hemos propinado un golpe. Como recompensa, tomaremos uno de sus dientes y lo colocaremos detrás de la pantalla. El cuerpo del monstruo permanecerá tumbado en donde haya caído hasta que sea el turno de ese jugador, de forma que nadie podrá volver a derribarlo hasta ese momento.
- Engullir Edificios (tras cada acción): si, tras ejecutar una acción (no necesariamente al final del turno) un piso no tiene elementos (independientemente de en qué se apoye y en qué barrio se encuentre el monstruo) el monstruo engulle la loseta de planta, colocándola tras la pantalla del jugador.
- Devorar Meeples (solo al final del turno del jugador): una vez el jugador ha empleado todos sus puntos de acción, llega el momento de devorar meeples. El jugador puede tomar de uno de los barrios en los que su monstruo se encuentre tantos meeples como dientes le resten (mínimo 2), siempre y cuando dichos meeples se encuentren en el suelo (ni siquiera encima de una loseta de ruina) y no soporten ningún elemento. Estos meeples se colocan tras la pantalla del jugador.
- Meeples Fugitivos (tras cada acción): si por causa de la acción de un jugador uno o más meeples abandonan el tablero, se consideran que estos habitantes han logrado huir de la ciudad. Para indicar esto se colocan sobre el tablero de fugitivo. La forma en la que se colocan los meeples dependerá de la cara escogida. Cuando una línea es completada, el jugador en turno sufre las consecuencias negativas indicadas en el tablero.
Una vez un jugador completa su turno, le toca al jugador sentado a su izquierda.
Algunas aclaraciones:
- Si las patas quedan cubiertas por algún elemento, se pueden desplazar para poder colocar la pieza de cuerpo al final del turno de un jugador.
- Si un oponente lanza fuera de la ciudad las patas de otro monstruo, estas se colocan en una posición inicial.
- Si un elemento se encuentra entre la frontera de dos barrios, se considera que se encuentra simultáneamente en ambos barrios.
- Los pisos pueden salir de la ciudad sin consecuencias para los monstruos.
- Cuando un jugador debe perder dientes, pero no le quedan, deberá entregar 2 meeples a cambio, ya sea al jugador (si le ha golpeado) o a la caja (si se ha sufrido una penalización).
- Un meeple que esté completamente en una ruina y/o acera no se encuentra en ningún barrio, por lo que no puede ser devorado.
- Los jugadores pueden levantarse de sus asientos, aunque para ejecutar una acción deberán sentarse, ya sea en su sitio o en el de otro jugador.
- Si un jugador golpea involuntariamente algún elemento del tablero y modifica la situación actual, deberá perder un diente (meeples expulsados irían al tablero del fugitivo; plantas expulsadas se devuelven a la caja).
Fin de la Partida
La ronda final es aquella en la que, tras el turno de alguno de los jugadores, se da una de las dos siguientes condiciones (la ronda se completa):
- No queda ninguna planta en el tablero (salvo las ruinas)
- Se ha rellenado el tablero de fugitivos (en este caso, el jugador que provocó esta situación es eliminado de la partida).
Se procede a evaluar cuantos puntos ha obtenido cada jugador:
- 10 puntos por cada conjunto de 6 meeples de color distinto.
- 2 Puntos por cada diente de un monstruo rival
- 1 Punto por cada planta de edificio (independientemente del tamaño)
- Los puntos proporcionados por la carta de personaje.
El jugador con más puntos será el vencedor. En caso de empate, el jugador que haya devorado mas meeples, independientemente del color, será el vencedor.
Variantes
- Dieta de Moda: cada meeple que no forme parte de un conjunto completo hace perder 1 punto de victoria.
- Monstruo a Medida: al comienzo de la partida cada jugador recibe 3 cartas de cada tipo, teniendo que elegir una de cada uno y descartar las restantes.
- Monstruos Bebes: al comienzo de la partida cada jugador tendrá una carta de personaje. Al final de su turno, podrá descartarse de una loseta de edificio para robar una carta de cada tipo, eligiendo una y devolviendo a la caja el resto. Cada nueva carta incrementa en un piso el coste de adquisición.
- Juego en Equipo: los jugadores compiten en pareja. Cada equipo recibe una carta de poder común a ambos jugadores. Se juega en turnos alternados por equipos, de forma que cada equipo dispone de 3 acciones a repartir entre ambos monstruos. Una vez se realicen las 3 acciones, ambos monstruos comen. Los pisos los reclamará el jugador que haya ejecutado la acción que los libera. Al final de la partida ambos jugadores de cada equipo evalúan sus puntos, siendo la del jugador con menos puntuación la que se comparará con la del equipo rival.
Opinión Personal
Bueno, hoy toca analizar uno de esos juegos que creó expectación, no tanto por sus mecánicas sino como por su despliegue. Uno de esos parties de habilidad en los que la diversión está en ver como todo se desmorona. En este caso, además, queriendo. ¿Será tan divertido como algunos han comentado? Vamos a verlo.
Terror in Meeple City se englobaría, como hemos dicho, dentro de ese grupo de juegos en los que se dispone de una estructura más o menos espectacular y los jugadores deberán maniobrar habilidosamente para no salir mal parados. No porque alguna de las piezas vaya a golpearles (nunca se sabe), sino porque un paso en falso puede resultar fatal de cara a las aspiraciones de victoria.
La principal diferencia con juegos como Bamboleo o Riff Raff (aquí su tochorreseña) es que los jugadores serán los primeros interesados en desmontar el chiringuito, aunque no de cualquier forma.
Cada participante tomará el papel de un particular Godzilla que llega a la ciudad de los meeples con traviesas y destructivas intenciones. Como buenos bigardos escamados, arramplaremos con todo lo que haya sin muchas sutilezas, aunque si con algo de tino. El objetivo será devorar cuantos más meeples y plantas de edificio mejor.
Para ello dispondremos de unos puntos de acción a utilizar en diversas posibilidades, a cada cual más tronchante. En primer lugar, tenemos el siempre socorrido flicking, con el cual desplazaremos a nuestro monstruo por el tablero. Nada especialmente novedoso salvo por el detalle que las bases de los edificios están fijadas al tablero, por lo que funcionarán como obstáculos o paredes sobre las que apoyar el movimiento para rebotar. Como hemos dicho, tampoco podremos dejarnos llevar por la emoción, pues un tiro más potente de la cuenta y empezaremos a perder dientes de forma alarmante, como si nuestro querido monstruo llevase eones sin pasar por el dentista.
La segunda acción, y la más espectacular, es la de derribar edificios. Absténganse amantes de la conservación, ya que pocas veces se maltratará un juego de esta forma. Un buen tarugo de madera, si bien no demasiado denso, que dejaremos caer desde una altura más o menos importante sobre componentes de cartón. Mediante este movimiento desmontaremos la mayor parte del tablero, con imprevisibles consecuencias. A veces, de forma increíble, el edificio logrará mantenerse en pie y nuestro monstruo rebotará. Otras, los meeples saldrán disparados en todas direcciones, pudiendo incluso no quedar ninguno al alcance de la boca de nuestro lagartón.
La tercera es la más práctica, ya que con lanzando vehículos como proyectiles (de nuevo mediante flicking), causaremos un daño importante, tanto a estructuras como a nuestros rivales, que nunca está de más mermar su capacidad de ingesta, además de anotarnos unos cuantos puntos extra.
Por último, la acción con la que más nos divertiremos, el soplido huracanado de Pepe Potamo, aunque en este caso podría tratarse del Lagarto Juancho (nadie lucia mejor un cuello y puños de camisa sin tejido que lo soportase). Los jugadores tendrán que apoyar su barbilla sobre la pieza de su monstruo para, a continuación, inspira y soplar con fuerza para desplazar meeples, edificios y otros monstruos. El problema es que no podremos coger aire hasta que hayamos adoptado la postura final, lo que dificultará el transito del soplo, tanto al acumular como al exhalar. Y, por supuesto, siempre que logremos contener la risa. Porque si impredecible eran las consecuencias del lanzamiento de monstruo, más incierto aun es el resultado al expulsar aire de nuestros pulmones como si no hubiera mañana.
Como veis, diversas y divertidas formas de arramplar con todo lo que aun quede en pie en el tablero. Podríamos definirlo como una especie de prueba combinada de habilidad. Algo así como un Tetrathlon de la destrucción, con flicking, lanzamiento, proyección y soplidos. Digno de unas Olimpiadas Lúdicas.
Para que no se convierta simplemente en un juego de derribo, los jugadores tendrán dos incentivos importantes a la hora de anotar puntos al final de la partida. En primer lugar, la vía común, los sets de meeples de distinto color. Será una constante el que siempre andemos corto de algún color y nos las veamos y deseemos para posicionarnos en el barrio adecuado de forma que nuestras fauces puedan deglutir a esos ansiados personajillos.
Por otro, la carta de personaje, que propondrá una vía alternativa de puntuación, esta exclusiva para cada jugador. De esta forma los jugadores tendrán intereses discordantes y, muchas veces, enfrentados.
Esto nos lleva al tema de las cartas, que es uno de los elementos que más vida le proporciona al título. A parte de las cartas de personaje que acabamos de comentar, tenemos dos tipos más que nos proporcionan formas de actuación distintas con nuestro monstruo, unas fijas para toda la partida y de uso recurrente, y otras de empleo limitado a una única ocasión. Esta última deberá emplearse sabiamente si de verdad queremos que reporte beneficios, además de ser un as en la manga, ya que nadie sabrá qué habilidad especial nos guardamos para el momento oportuno.
Me gustaría destacar lo bien contemplados que están todos los casos en el reglamento. Este tipo de juegos-juguetes suelen ser bastante laxos con los límites a la hora de aplicar normas, dejando abiertas ciertas ventanas que plantean dudas cuando se dan ciertas situaciones. Sin embargo, como digo, en Terror in Meeple City toda esta casuística se encuentra reglada, de forma que los jugadores saben a qué atenerse en cada momento. Por supuesto, también dependerá de los jugadores como quieran ser de estrictos, pero los diseñadores han dejado atados todos los posibles cabos sueltos.
Obviamente, como suele suceder en este tipo de juegos, lo peor es el posible desparrame de elementos por la casa, con el típico meeple que logra escabullirse debajo del sofá o del mobiliario más difícil de mover de toda la casa. Hay que divertirse, pero dentro de ciertos límites si no queremos ver cómo nos quedamos cojos de componentes a las primeras de cambio, ya que, aquí, cada meeple cuenta.
Con todo, Terror in Meeple City cumple sobradamente con su cometido, que no es otro que divertir y hacernos pasar un rato agradable. Es cierto que puede ser una inversión algo elevada para este tipo de juegos, pero, una vez adquirido, raro será que nos arrepintamos.
Como suele ser habitual en este tipo de juegos, cuantos más participantes mejor. Es cierto que a dos jugadores cada contrincante disfrutará de más turnos, pero a cuatro hay más destrucción e interacción entre los que se sientan en la mesa. El objetivo es divertirse y contagiarse, entre todos, las risas. Funciona con cualquier número de jugadores de los admitidos, pero como se disfruta de verdad es con cuatro monstruos arrasando con todo.
La rejugabilidad suele ser uno de los aspectos de los que adolecen este tipo de juegos. Afortunadamente, en este caso, tenemos una pequeña excepción. No es que cada partida vaya a ser totalmente distinta, pero sí que las cartas proporcionan una pequeña variante que nos transmitirá sensaciones ligeramente distintas. Además, disponemos de varios modos de juego que elevan la dificultado si ya nos hemos convertido en expertos devoradores de meeples.
Este tipo de juegos requieren una edición cuidada que sea capaz de soportar el paso de las partidas. Y, en este caso, Repos lo consigue a medias. Es cierto que los elementos de cartón son de un grosor más que considerable, encontrándonos piezas dobles incluso. Pero es inevitable pensar que con tanto golpe el cartón no vaya a verse deteriorado con el tiempo. Si somos cuidadosos no tendremos que lamentar males mayores, pero si jugamos con niños es bastante probables que comencemos a encontrar desperfectos en el tablero y en las losetas en no mucho tiempo. Los elementos de madera si son de calidad suprema, con un material ligero y con un corte interesante. Las cartas son de lo mejor que podréis encontrar. Gramaje supremo, repuesta elástica sorprendente y un tacto liso bastante agradable. Teniendo en cuenta que las cartas no se tienen en mano y que la mezcla es mínima, el enfundado no es necesario (aunque siempre recomendable). Me tengo que parar en las pegatinas porque, en este caso, son un elemento importante que dotan en especial a los meeples de mucha personalidad. Es cierto que nos llevaremos un buen rato pegándolas la primera vez que abramos el juego, pero habrá merecido la pena. Por último, como ya he comentado de pasada, el reglamento no deja lugar a dudas y tiene todos los casos cubiertos.
Como en todos los juegos en los que hay que desmontar cosas, la preparación de la partida en Terror in Meeple City es algo engorrosa. Afortunadamente es fácil compartir la tarea entre todos los jugadores. Pero si lo tiene que hacer una única persona es un fastidio total. Sobre todo, teniendo en cuenta que vamos a derribar todo lo que se nos ponga por delante a las primeras de cambio.
Los franceses son, sin lugar a duda, la referencia en cuanto a aspecto en lo que a juegos de mesa se refiere. Grandes talentos nos están sorprendiendo constantemente. Y Pierô es uno de ellos. En este caso opta por unas ilustraciones tipo comic que encajan perfectamente con la temática y el espíritu del juego. Con el cambio de edición se modificó la portada, siendo esta segunda la que más me gusta a mí, con ese primer plano del monstruo y el meeple luchando por salvar la vida tras un escombro. Elementos que rebosan color y que atraen nada más verlos. A destacar la personalidad bien definida de cada uno de los monstruos. Magnífico.
Y vamos cerrando ya. Terror in Meeple City (AKA Rampage) es un divertido juego de habilidad en el que nos pondremos en la piel de un monstruo destruyendo edificios y devorando meeples. Un ejercicio de puntería con diversas pruebas (flicking, proyección, lanzamiento y soplidos). Con el consabido problema de la facilidad con la que se desparraman los elementos, hay que sopesar la inversión porque al final no deja de ser más un juguete que un juego. Pero ¿y lo bien que funciona? Por todo esto le doy un…