Reseña: La Batalla de Versalles
Introducción
En 1973 el mundo estaba cambiando. De eventos políticos y sociales como la tercera ola del feminismo, la guerra de Vietnam o la lucha por los derechos civiles nacieron movimientos culturales disruptivos: ese mismo año surgió el hip-hop, el diseño estaba liderado por el minimalismo y el Nuevo Periodismo ofrecía una visión transgresora de la realidad. Pero la moda, un efectivo termómetro social de todos los tiempos, estaba obsoleta. Los modistos de París dictaban las tendencias y ninguna de ellas parecía reflejar el zeitgeist del momento. Todo cambió el 28 de noviembre de ese año, cuando los diseñadores franceses se enfrentaron a los estadounidenses en la denominada Batalla de Versalles. El objetivo: recaudar fondos para restaurar el deteriorado palacio francés. En el desfile se enfrentaron cinco diseñadores norteamericanos contra cinco diseñadores franceses. Los diseñadores norteamericanos Anne Klein, Halston, Oscar de la Renta, Sthephen Burrows y Bill Blass eras considerados más innovadores y menos tradicionales que los diseñadores franceses, entre los que se encontraban, Yves Saint Laurent, Hubert de Givenchy, Emanuel Ungaro, Pierre Cardin, y Christian Dior. Bienvenidos a La Batalla de Versalles, el evento que cambió la historia de la moda para siempre.
Así se nos presenta La Batalla de Versalles, un diseño de Eloi Pujadas y Ferran Renalias (ambos han colaborado en 1902 Méliès o Take a Seat). Publicado por primera vez en 2023 por Salt & Pepper Games en una versión en inglés y español tras una exitosa campaña de financiación mediante micromecenzago en Verkami. De las ilustraciones se encarga Malen Company, siendo esta su primera incursión en el mundo de los juegos de mesa.
Permite partidas a 2 jugadores, con una edad mínima sugerida de 10 años y una duración aproximada de entre 30 y 45 minutos. El precio de venta al público es de 29,95€. Para esta reseña se ha utilizado una copia de la versión en español de Salt & Pepper Games, que la propia editorial nos ha cedido amablemente.
Importante: si ya conoces el juego y/o sólo te interesa mi opinión sobre el mismo, puedes pasar directamente al apartado de Opinión. Los apartados Contenido y Mecánica están destinados especialmente a aquellos que no conocen el juego y prefieren hacerse una idea general de cómo funciona.
Contenido
Dentro de una caja de cartón de dos piezas (tapa y fondo), de dimensiones 20,2×20,2×5,1 cm. (caja cuadrada pequeña similar a La Caza o ¡Brujería!), encontramos los siguientes elementos:
- Tablero de Versalles (de cartón)
- 9 Losetas de Pasarela (de cartón)
- 80 Cartas (76×106 mm.):
- 10 Cartas de Diseñador
- 70 Cartas de Juego (35 de cada bando)
- 30 Losetas de Versalles (de cartón)
- Modelo (de cartón)
- Marcador de Prestigio (de madera)
- Reglamento
Mecánica
La Batalla de Versalles es un juego asimétrico con mecánica principal de gestión de la mano de cartas. Cada jugador controla a un bando en un desfile de moda (franceses y estadounidenses). El objetivo es intentar obtener el mayor prestigio posible a lo largo de un máximo de cinco desfiles o, alternativamente, ganar mediante algunas de las condiciones de victoria directas (propias o particulares del bando). Cada desfile consta de 9 pasos en los que se robarán cartas, jugarán cartas, evaluará el nivel de financiación, se evaluará los criterios del diseñador y, finalmente, se evaluará los puntos de victoria acumulados por cada bando. Cada una de estas etapas puede ser influenciada por los jugadores, de forma que los efectos cambiaran.
Conceptos Básicos
La partida se estructurará en Desfiles. Estos desfiles se definen mediante losetas que muestran una acción. Estas losetas se desplegarán en una hilera y sobre ella se desplazará un peón de modelo para llevar el progreso de la partida. Cada loseta muestra dos lados, uno para el norteamericano y otro para el francés. Cada lado muestra una acción con bonificaciones o penalizaciones y una serie de focos que se pueden ir encendiendo y apagando volteando y/o rotando la carta mediante diversos efectos.
El eje fundamental son las Cartas de Juego. Cada jugador cuenta con un mazo particular que contendrá cartas de tres tipos: vestidos (que muestran puntos y cualidades en la esquina superior izquierda), celebridades (que muestran puntos de victoria y/o efectos en su zona superior izquierda) o cartas de eventos (con un efecto en su banda inferior). Todas las cartas muestran en su banda inferior un valor de recaudación (se jugarán bocabajo junto a la loseta correspondiente) o un numero de cartas que se pueden robar.
Cada jugador contará con un mazo de Cartas de Diseñador. Cada diseñador tiene un valor en puntos de victoria y unos efectos asociados a grupos de cualidades de los vestidos. En cada desfile aplicará uno de estos diseñadores y, cuando se resuelva la acción correspondiente, cada jugador activará dichos efectos tantas veces como veces tenga el grupo de cualidades adecuado.
El Tablero de Versalles tiene tres elementos. En la zona superior central encontramos un track de puntuación bidireccional que hubiésemos plegado, de forma que los extremos de cada bando quedan juntos. Cuando un jugador anote puntos, desplazará el marcador hacia su extremo. Si se encuentra en el lado del bando rival, el marcador se desplazará hacia la casilla de valor cero para, posteriormente, empezar a progresar hacia el extremo del jugador por su lado. Ocupando casi todo el tablero tendremos los espacios para colocar las losetas de Versalles. Finalmente, en la banda inferior tenemos los espacios para las cartas de celebridades, con efectos asociados a los mismos que se activarán cuando se juegue una carta en ellos.
Las Losetas de Versalles se podrán obtener mediante la acción de recaudación. Estas losetas proporcionan, por un lado, un efecto de resolución inmediata al ser escogida del tablero, mientras que, por otro, otorga banderas francesas, que solo le importan al jugador francés porque acumular un determinado número de banderas le otorgará la victoria.
Con esto tenemos suficiente.
Preparación de la Partida
- Se despliega el tablero de Versalles entre los dos jugadores.
- Se coloca el marcador de puntuación en la casilla inicial.
- Se mezclan las losetas de Versalles por color y se coloca una en cada casilla según el color correspondiente. Tras esto, se revelan las dos losetas centrales.
- Se prepara el desfile, colocando al final las losetas de recaudación, diseñador y puntuación en cualquier orden, luego las 5 losetas de jugar cartas en el orden que corresponda y, finalmente, la loseta de jugar carta. Todas las cartas deben colocarse de forma que la F del lado francés quede arriba.
- Se coloca el marcador de modelo en la loseta de robar cartas del desfile.
- Cada jugador recibe un mazo de 5 diseñadores. Se mezclan y se colocan bocabajo junto a la loseta de diseñador. Tras esto, se revela la primera carta y se coloca sobre el mazo.
- Cada jugador recibe un mazo de cartas, lo mezcla y lo coloca junto a la loseta de robar carta.
¡Ya podemos comenzar!
Desarrollo de la Partida
Una partida de La Batalla de Versalles se desarrolla a lo largo de un máximo de cinco desfiles. Cada desfile consta, por norma general, de nueve pasos consistentes en las 9 losetas del desfile, comenzando por la primera y procediendo secuencialmente, marcando la loseta actual con el marcador de la modelo. Estas losetas pueden cambiar de orden, pero, inicialmente tendrá una estructura tal que:
- Robar Cartas. Cada bando roba las cartas indicadas en su lado de la loseta de desfile y, si lo indica, descartar las cartas correspondientes de la mano.
- Jugar Carta (5 pasos). Según la loseta, uno o ambos bandos juegan una carta. Si solo juega un bando, este jugará la carta directamente. Si ambos bandos juegan carta, escogen la carta a jugar de forma simultánea y el jugador con la iniciativa (al que apuntan las flechas) decide qué jugador juega su carta primera. Las cartas se podrán según su tipo:
- Como vestido bajo la loseta en la que se encuentre la modelo solapando vestidos anteriores dejando visible el símbolo superior izquierdo de las cartas jugadas.
- Como celebridad en el siguiente espacio del tablero aplicando el efecto de dicho espacio más el de la carta, o como evento descartándolo posteriormente
- Para robar cartas. Se descarta y se roban las cartas indicadas.
- Como recaudación, colocándola bocabajo en la loseta de recaudación.
- Recaudación. Los jugadores revelan las cartas jugadas en la zona de recaudación. El jugador con mayor valor total escoge 2 losetas del tablero de Versalles y aplica sus efectos. El contrario, si el valor de sus cartas es igual o superior a la mitad del valor jugado por el ganador podrá escoger 1 loseta del tablero. Cada vez que se coge una loseta del tablero, se revelan las losetas ortogonalmente adyacentes. Tras esto, se descartan las cartas destinadas a recaudación.
- Diseñador. Comenzando por el jugador con la iniciativa, cada jugador evalúa su carta de diseñador y, para cada efecto, lo aplica tantas veces como grupos de símbolos en sus vestidos haya acumulado.
- Prestigio. Cada jugador suma los puntos de las cartas de su lado junto con las cartas de celebridades que tenga jugadas bajo el tablero de Versalles. El jugador con mayor puntuación desplazará hacia su extremo del track tantos pasos como la diferencia de puntuación.
Una vez completado el desfile, se vuelve a colocar la modelo al comienzo de la pasarela.
Si, por efectos de desplazamiento de losetas, se desplaza la loseta que contiene a la modelo, el desfile puede alargarse o recortarse (no ejecutándose la loseta que pasa a quedar tras la modelo).
Fin de la Partida
La partida finaliza inmediatamente si:
- Un jugador consigue jugar su séptima celebridad (ganando la partida).
- Si el jugador francés acumula 15 o más banderas en losetas de Versalles (ganando la partida).
- Si el jugador norteamericano consigue un vestido que contengan 6 cualidades distintas (ganando la partida).
- Si el jugador alcanza la última casilla de su track de puntuación (ganando la partida).
Si se completa el quinto desfile y ninguna de las condiciones anteriores se han cumplido, ganará la partida aquel jugador que tenga el marcador de prestigio en su lado del track de puntuación. En caso de empate ganará el jugador francés.
Opinión Personal
Hoy toca analizar uno de esos juegos que, desde que fue anunciada su campaña de financiación, generó un importante interés. Un juego ambientado en un conflicto histórico que confrontó a dos bandos y que recurre a un motor de cartas para desarrollarse. Resumido así pareciese que estuviésemos ante un nuevo wargame. Y, como diría Obi-Wan, desde cierto punto de vista así es, solo que cambiando las armas por patrones y el terreno por una pasarela.
La Batalla de Versalles se nos presenta con un título que puede llevar a engaño, pero que ya la portada nos deja a las claras que el aspecto bélico es solo figurado. Vamos a ver qué tal se comporta en mesa no sin antes agradecer a Salt & Pepper Games la cesión de la copia que posibilita la parrafada que da a continuación.
El juego nos sitúa en Francia en el año 1973. El comisario del palacio de Versalles organizó una competición entre cinco diseñadores franceses como representación de la hegemonía del país en este ámbito contra cinco diseñadores de Estados Unidos, país cuyo peso internacional en temas de alta costura era residual. Sin embargo, la presentación norteamericana produjo un impacto brutal en la moda.
Cada jugador va a controlar uno de estos países intentando imponerse a su rival a lo largo de cinco desfiles, cada uno con un diseñador distinto que bonificará determinadas características de los vestidos presentados. A lo largo de estos desfiles los jugadores podrán jugar cartas de sus manos para ir presentando vestidos, donar fondos o invitar a celebridades, con la idea de alcanzar antes que su rival algunas de las condiciones de muerte súbita (algunas comunes y otras particulares).
Cada desfile consta de un determinado número de pasos (aunque puede aumentar o menguar repitiéndose o saltándose alguno). Uno de estos pasos permitirá a los jugadores robar cartas, cinco de estos pasos permitirán jugar cartas (más al bando francés, que juega en casa), otro permitirá resolver la recaudación durante el desfile utilizada para restaurar el palacio y proporcionar efectos a los jugadores, otro evaluará al diseñador activo según los vestidos presentes en la pasarela y otro comparará la puntuación en cartas desplegadas de ambos bandos, desplazando un marcador que se mueve por un track bidireccional hacia el extremo del jugador que mayor puntuación haya obtenido.
Si ningún bando consigue alcanzar una de estas condiciones de muerte súbita, la partida finalizará al término del quinto desfile, proclamándose vencedor aquel que tenga el marcador de puntuación en su lado del tablero (el empare favorece al jugador francés por aquello de actuar en casa). Y no tiene mucho más.
La Batalla de Versalles es un juego en la línea de los Watergate (aquí su tochorreseña), 13 Días: La Crisis de los Misiles de Cuba (aquí su tochorreseña) o Dual Powers (aquí su tochorreseña), esto es, juegos para dos en el que cada uno controla a un bando en un determinado evento o periodo histórico el cual se representa mediante cartas que contienen determinados eventos o personajes importantes en la historia.
Estas cartas podrán ser jugadas para activar su uso principal, en este caso vestidos para presentarlos en la pasarela, celebridades para que asistan a los desfiles o eventos para aplicar sus efectos, o, alternativamente, para utilizar alguna de las acciones «básicas» (en este caso recaudar fondos o robar cartas). La idea básica es esa, que una misma carta puede ser utilizada para varias cosas, siendo la principal una representación de la realidad que articula la historia.
En este caso nos encontramos con una simplificación máxima, pues normalmente asociados a este tipo de juegos tenemos el concepto de puntos de operación que, en función de la potencia de la carta, permitirá al jugador resolver acciones básicas con más o menos margen de maniobra. Aquí eso ya está precalculado en forma de dinero para recaudación o de cartas que se roban. Cuanto mejor sea la carta, más dinero permitirá recaudar o más cartas permitirá robar, liberando al jugador de tener que decidir qué hacer con esos puntos.
Por un lado me parece una decisión muy acertada porque dota al juego de una gran agilidad, ya que no hay opción a distribuir puntos y buscar una combinación optima. Pero, por otro, es cierto que tal vez esto pueda dejar ligeramente insatisfecho a jugadores que disfruten mucho de este tipo de juegos y, concretamente, de esta mecánica, aunque también es cierto que los juegos anteriormente mencionados tampoco son permitiesen hacer virguerías con los puntos de operación. Vamos, que no es un Twilight Struggle (aquí su tochorreseña).
Otra característica clásica de este tipo de juegos es la asimetría. Aquí la encontramos por varias vías y, de nuevo, simplificando la principal. La más importante es la referente a las losetas del desfile. Estas losetas determinan las acciones que se irán resolviendo a lo largo de un desfile, haciéndose patente el desequilibrio entre el bando francés y el bando estadounidense desde bien pronto, pues los franceses pueden jugar cinco cartas, mientras que los norteamericanos solo tres. Y que en un juego de este corte un bando pueda jugar casi el doble de cartas que el contrario puede sonar demasiado desnivelado.
Sin embargo, los mazos, a pesar de mostrar eventos, vestidos y celebridades, también tienen un importante desnivel, ahora hacia el lado de Estados Unidos. Destacan los vestidos, que ofrecen una cantidad de puntos de victoria (4 o 5 cinco puntos) mucho mayor que los franceses (normalmente 1 punto). En un primer desfile en el que el jugador francés se descuide puede encontrarse con una fase de puntuación en la que el jugador norteamericano anote fácilmente 10-12 puntos si ha jugado tres vestidos. El problema es que los puntos de los vestidos quedarán cubiertos por nuevas cartas de vestido jugadas en el espacio correspondiente, mientras que el bando francés mantendrá esos puntos.
Como consecuencia de estos dos aspectos referentes a la asimetría aparecen las dos condiciones de victoria por muerte súbita particulares. El norteamericano podrá ganar si logra presentar un vestido que muestre seis características. Claro, esto supondrá que en un mismo espacio de jugar cartas habrá acumulado al menos cinco cartas (4 símbolos que quedan visibles de vestidos solapados más el ultimo). Cinco cartas de las cuales solo anotará puntos por la que esté completamente visible.
Por otro lado, el jugador francés, al poder poner en juego más cartas, podrá destinar cartas a la recaudación, teniendo más fácil conseguir las losetas de Versalles para, además de aprovecharse de sus efectos, ir acumulando banderas que, en última instancia, le acaben otorgando la victoria al alcanzar una determinada cantidad. Y claro, esto lleva al jugador rival a no dormirse en los laureles y dejarle acumular losetas de Versalles a pares por cada desfile.
Queda el tema de las celebridades, que se juegan bajo el tablero principal y proporcionan efectos así como puntos de victoria de cara a la fase de evaluación y que representa la condición de muerte súbita común para ambos bandos, ya que si alguno consigue reunir siete celebridades de su mazo, también ganará la partida. Lo interesante de estas celebridades es el efecto combinado que permiten, ya que, además del indicado en su carta, también aplicarán el indicado bajo el espacio en el que toque colocarlos según el lado del jugador.
Bien, con esto ya tenemos más o menos repasado todo el juego, así que vamos a hablar un poco de sensaciones. Lo primero que destacaría es lo sorprendentemente ágil que es el juego, incluyendo su explicación. Este tipo de juegos suelen tener ciertas particularidades para modelar el evento histórico de turno que se traduce en reglas que suelen dificultad la asimilación de las mecánicas. Sin embargo, La Batalla de Versalles es un diseño bastante limpio en este aspecto, con mecánicas parejas para ambos bandos, esto es, no hay que explicar algo distinto a cada jugador más allá de la condición de victoria particular pero que no supone ningún cambio a nivel mecánico.
Lo segundo a destacar es lo frenético que es el juego. Desde la primera carta sientes la presión del otro bando por alcanzar la victoria. Pensad que el bando norteamericano va a jugar, si se completan los cinco desfiles, solo 15 cartas en toda la partida. Es cierto que muchos efectos de eventos, celebridades o losetas de Versalles permiten jugar cartas adicionales, pero, de base, solo tendrá quince turnos para actuar, por lo que hay que andarse con pies de plomo a la hora de elegir cartas.
De lo tercero que quiero hablar y tal vez es de las pocas cosas que no me terminan de cuajar es el tema de la pasarela. Es cierto que es, a nivel mecánico, de los elementos más interesantes que propone el juego, ya que permite a los jugadores actuar sobre el flujo de la ronda (desfile), pudiendo alargarla permutando una loseta en la que se encuentre la modelo con una anterior y volver a repetir esa acción o lo contrario, esto es, reducirla, avanzando la loseta en la que se encuentre la modelo un paso hacia adelante, saltándonos la resolución de la loseta desplazada hacia atrás.
Pero con lo que no estoy tan cómodo es con el tema del control de las losetas. Las losetas de jugar cartas muestran dos modos (con ventaja hacia un lado o a otro), mientras que las losetas que no son de jugar cartas muestran cuatro configuraciones (dos controladas por un bando y otras dos por otro, variando la potencia del beneficio en función de lo férreo que sea el control sobre la loseta). Y no estoy cómodo no porque no me resulte interesante, ya que arrebatarle el control al jugador francés en algunas losetas de jugar carta pueden menguar mucho su margen de maniobra o que el bando norteamericano controle la loseta de recaudación obliga al jugador francés a jugar al menos una carta en esta acción si no quiere ver como el jugador norteamericano se hace con losetas de Versalles sin jugar cartas.
No lo estoy porque al final tienes la sensación de que la variación de estados de estas losetas ocurre de forma circunstancial más que otra cosa en el sentido de que ocurrirá como consecuencia de otra acción y no porque sea algo realmente buscado. Por ejemplo, los diseñadores permiten actuar sobre estas losetas. Cuando se resuelva su acción podremos actuar sobre las losetas si tenemos en juego los vestidos adecuados. Vestidos que jugaremos pensando antes en los puntos (y en los símbolos si es el jugador norteamericano) que realmente buscando el efecto del diseñador, siendo algo que queda en un segundo plano.
Lo mismo con las celebridades o las losetas de Versalles. Las celebridades las jugaremos buscando generar presión e ir acumulando puntos de victoria de cara a la evaluación, y si cae un efecto de alterar una loseta de la pasarela, pues eso que ganamos. Lo mismo con las losetas de Versalles, que normalmente las tomaremos atendiendo al número de banderas francesas o buscando algún efecto que nos permita jugar más cartas.
Al final acabas teniendo la sensación de que es un poco el baile de la yenka y que los jugadores están actuando sobre las mismas losetas y que muchas veces la partida acaba casi igual que comenzó a pesar de haber volteado y rotado numerosas veces dichas losetas. No descarto que sea un elemento con mucha profundidad, pero es la sensación que me queda en las partidas que le llevo echadas.
En cuanto al equilibrio entre los bandos, mi experiencia parece indicar que el bando francés lo tiene «más fácil». Las tres cartas que puede jugar en norteamericano por desfile se antojan poquísimas, y a poco que actúes de forma defensiva dedicando alguna carta a recaudación te acabas quedando con la sensación de no tener apenas margen de maniobra. Si a eso le sumamos que el jugador francés tiene varias cartas para hacerle la puñeta al bando «visitante», pues acabas teniendo esa impresión. Seguro que con más partidas y una mayor experiencia se van detectando las claves que permiten al jugador de color azul controlar la situación de la partida y poner en jaque a los franceses (algo típico de estos juegos que, al principio, parece que está claramente inclinado a un bando pero, cuando se sabe jugar, resulta que lo está hacia el otro).
Lo bueno es que con todas las virtudes anteriormente comentadas, La Batalla de Versalles es un juego que ve mesa con tremenda facilidad. Hay juegos de este corte que acaban generando más pereza por esas particularidades de los bandos o que el tema puede que no sea del agrado de alguno de los jugadores. Además no es un juego que requiera conocerse las cartas más allá de esos eventos que atacan directamente al despliegue del rival y que conviene llevar la cuenta de cuales no han salido.
Pasemos a la producción. Nos encontramos con unos acabados de bastante calidad, con cartas de buen gramaje, textura lisa y buena respuesta elástica junto a elementos de cartón de grosor y prensado adecuados. El reglamento tal vez puede generar confusión por su estructura, con algún símbolo que cuesta interpretar porque no viene aclarado del todo (aunque se saca por deducción respecto a otros símbolos).
A nivel visual nos encontramos el aspecto más polarizantes del juego. Tiene un estilo muy particular que o te gusta mucho o te puede llegar a generar rechazo. De hecho, ya hubo algo de polémica durante la campaña por la portada, que era mucho más simple, mostrando a la modelo que aparece en el marcador de progreso del desfile en primer plano. Yo soy de los que está contento con el cambio, mostrando ahora los cinco diseñadores de cada bando en una especie de reflejo, dejando para las páginas interiores del reglamento a la modelo, que se la ve bastante delgada (aunque esto es algo normal dentro del mundo de la moda, donde trastornos y abuso de opiáceos acaban derivando en cuerpos poco naturales) y, al menos para mi gusto, tenía menos impacto. A nivel de diseño, el track bidireccional puede resultar confuso porque es como si hubiésemos plegado por el centro un track alargado, y que el peón haga una curva en el valor cero no es muy intuitivo.
Y vamos cerrando. La Batalla de Versalles es un juego asimétrico para dos ambientado en la histórica competición entre diseñadores de moda celebrada en el año 1973. Dentro de los juegos conducidos por un mazo de cartas, es de los más agiles al no tener especiales particularidades para cada bando. Además, la duración de la partida está muy ajustada, dando mucho peso a cada uno de los turnos en los que los jugadores pueden poner en juego alguna de las cartas de su mano. Me gustan las diferentes vías para detonar el final de la partida que lleva a los jugadores a experimentar una deliciosa tensión desde el primer al último turno, con puntos de inflexión que pueden resultar hasta dolorosos. Como pega, no termina de convencer el tema del rotado y el volteo de las losetas del desfile. Es cierto que tiene un gran impacto sobre el desarrollo de la partida, pero siempre me queda la impresión de que estas operaciones sobre las losetas son más circunstanciales que otra cosa. Con todo, me parece un diseño muy bien cerrado y que, gracias a su dinamismo, puede ver mesa con tremenda facilidad. Por todo esto le doy un…
Yo por ahora no le he echado muchas partidas, pero nos ha gustado. Eso sí, como detalle negativo del diseño para mi es el track de prestigio, que de primeras cuesta ver que se trata de un contador bidireccional plegado con el 0 en el centro, además tampoco nos quedó del todo claro por el manual, así que sí, la primera partida fue del 0 al 15 cambiando lado del track, lo cual tuvo cerísimo sentido claro XD
Quizás una línea central más gruesa ayudara a entender mejor el camino a tomar con el peón, pero por lo demás muy guay y como siempre, gracias por tus reseñas tan curradas! 🙂
Toda la razón. Y tenía anotado ponerlo en la tocho pero a las horas que acabé de redactarla mucho es que ha quedado bien 😛
Ya lo he añadido al apartado en el que hablo del diseño gráfico. Muchas gracias por el comentario!
Yo llevo 7 partidas, para mí ha sido una gran sorpresa, me recuerda mucho a la agilidad de Wir sind das volk como card driven de tira y afloja.
Sobre si estan desniveladlas yo inicialmente pensaba que para Francia, luego me quedo claro que los americanos ganan más fácil y en mi última partida empecé a ver que el juego tiene bastante más profundidad de la que pensaba.
Si que es cierto que la mano inicial puede marcar mucho la partida, los americanos son muuuuy fuertes en la puntuación gracia a sus vestidos y más si empiezan con varios pronto, los franceses tienen que aprovechar que juegan más cartas (aunque es un arma de doble filo ya que necesitan robar mucho) y generalmente podrán ganar las losetas de recaudación y esa condición es fácil ganarla para ellos al final de la partida si se alarga, además a la larga tendrán más iconos de telas en juego y será más fuerte su acción del diseñador.
Con partidas he visto que hay cartas que son vitales cuando jugarlas, los intercambios de losetas o de vestidos, las de jugar 2 cartas … , y siempre hay que andar con un ojo puesto en las celebridades y su condición de victoria. La única condición que veo casi imposible es la de la cadena con 6 telas distintas en un mismo sitio.
Como única pega que hay cosas que no se explican del todo bien en el manual y te van surgiendo algunas dudas conforme vas metiéndole partidas.
Pero vamos un juego del que creo que se va a hablar mucho como le paso en su día al WSDV.
Este tiene la virtud de que es mucho mas accesible, que WSDV entender la fase de final de decada convalida algun master 😛
Buenos días Iván,
Me gusta leer tus opiniones en cualquier reseña de juegos, y en este caso un poco más aún porque creo que tengo más o menos controlado el juego en cuestión.
Me ha gustado tu reflexión sobre la agencia que tienen ambos bandos sobre la iluminación de las losetas. No lo habíamos analizado desde este ángulo, planteado desde la perspectiva del control. Si bien es cierto que es circunstancial, en la mayoría de ocasiones el juego facilita varias opciones, de forma directa o indirecta, para focalizar la presión en distintas losetas de pasarela. Francia puede «gastar turnos» jugando vestidos que combinandolos con los diseñadores le permitirán tener las riendas de la iluminación de la pasarela, mientras que Estados Unidos puede focalizarse en una zona de losetas, provocando tembleques en el lado francés.
Es realmente útil cuando alguien con otra mirada te detalla matices que ve en el juego y que nunca habías considerado.
Muchas gracias por tu trabajo, a ver si a la proxima conseguimos el tan deseado suspenso 🙂
Ferran
Muchisimas gracias por el comentario Ferrán. Si hubiese que hacer un top de diseñadores que mejor encajan las críticas (sean positivas o negativas), estarías luchando por una plaza en el podio. Para mi es un placer y un honor que te realmente sientas que te son útiles y te son de ayuda para futuros diseños. ¡A por el suspenso!!
Hola, Iván.
Le llevo varias partidas y en mi caso veo el juego decantado hacia los americanos. Y es que como les dejes puntuar las tres columnas de vestidos, te mete entre 12 y 15 puntos en un abrir y cerrar de ojos. Los franceses tienen que jugar más cartas de eventos para evitar esa situación. Para poder ganarles tuve que mover muchas veces sus vestidos a otra columna para que no puntuaran tanto aunque en una de ellas le di la oportunidad de conseguir los seis patrones, cosa que pasó.
Por otro lado, tengo la duda de si al final de ronda se descarta la mano que te haya quedado. He jugado sin hacerlo y le da mucha posibilidad de acción al americano que entre eventos y, sobre todo, personas VIP, le permiten unos combos que dejan al francés temblando.
Un saludo
Yo entiendo que no porque existe la posibilidad de desplazar hacia adelante la carta de robar cartas. Si se descartasen las cartas al final del desfile, en esa primera acción de cartas no podrías jugar nada porque en ese momento no tendrías cartas. De todas formas, lo he confirmado con Ferran, así que sí, mantienes tus cartas.
Buenas Iván,
Me despierta mucha curiosidad probar este juego, pero temo que se parezca mecánicamente mucho a Watergate. ¿Estoy en lo cierto, o compensa que ambos compartan estantería sin pisarse mutuamente?
Saludos.
A ver, son juegos que representan un evento historico mediante un sistema card driven. Se te va a pisar tanto como tener un 13 Días o un Dual Powers. Es cuestión de que el tema te interese. Lo que si es cierto es que este es tal vez el mas sencillo a nivel mecánico y tampoco hay tanta variedad de cartas como para que necesites jugar muchas partidas para dominar el juego. Es un juego de caja pequeña y no tendría por qué tener problemas de convivencia con otros juegos del mismo corte 😛