Reseña: Forbidden City
Introducción
El nuevo emperador chino Wei Zu Yang es aún demasiado joven para gobernar. Sus consejeros esperan fortalecer su influencia en todo el palacio imperial, más conocido como la Ciudad Prohibida. A su vez, los asesores colocan las losetas de las habitaciones en un intento de cerrarlas cuando su influencia es mayor. Para aumentar su poder, también necesitan tantos dragones imperiales como sea posible de su lado. El asesor con más influencia en la Ciudad Prohibida ganará este emocionante juego de poder.
Así se nos presenta Forbidden City, un diseño de Reiner Knizia (Ra, Tigris & Eúfrates, Keltis). El juego fue publicado en 2018 por Jumbodiset dentro de su nueva línea de juegos de mesa modernos en una versión multilenguaje. De las ilustraciones se ocupa Paul Windle, quien ya diese forma a juegos como Stratego, Enchanted Forest o Jumbolino.
Permite partidas de 2 a 4 jugadores, con una edad mínima sugerida de 8 años y una duración aproximada de unos 30 minutos. El precio de venta al público es de 24,99€. Para esta reseña se ha utilizado una copia de la versión multilenguaje de Jumbodiset que la propia editorial nos ha cedido amablemente.
Importante: si ya conoces el juego y/o sólo te interesa mi opinión sobre el mismo, puedes pasar directamente al apartado de Opinión. Los apartados Contenido y Mecánica están destinados especialmente a aquellos que no conocen el juego y prefieren hacerse una idea general de cómo funciona.
Contenido
Dentro de una caja de cartón de dos piezas (tapa y fondo), de dimensiones 26×19,9×6,5 cm. (caja rectangular mediana de dimensiones similares a las de A Través del Desierto), encontramos los siguientes elementos:
- 108 Losetas de Habitación (de cartón):
- 30 Losetas con Reverso Morado
- 30 Losetas con Reverso Naranja
- 24 Losetas con Reverso Azul
- 24 Losetas con Reverso Rojo
- 84 Monedas (de cartón):
- 14 de Valor 1
- 29 de Valor 2
- 14 de Valor 10
- 27 de Valor 20
- Loseta Inicial a Doble Cara (de cartón)
- Templo Imperial en Tres Dimensiones (de cartón)
- Reglamento
Mecánica
Forbidden City es un juego de colocación de losetas al más puro estilo Carcassonne (roba una loseta y es la que debes colocar en tu siguiente turno). Cada jugador dispone de una pila de losetas propia, por lo que lo único que variará será el orden de aparición de estas losetas (aunque las dos últimas no se jugarán). Estas losetas pueden mostrar una o dos habitaciones con muros y puertas. Además, en su interior pueden aparecer monjes de su color o dragones. El objetivo de los jugadores es intentar ser quienes más monjes tengan en una habitación cuando esta quede completamente rodeada de paredes. Cuando se cierre una habitación habrá que evaluar su valor, el cual se obtiene de sumar 1 punto por loseta más 3 puntos por cada dragón. Adicionalmente, al valor de la habitación habrá que sumarle el de las habitaciones contiguas conectadas por puertas. El jugador con mayoría de sacerdotes se llevará tantos puntos como el total del valor de la habitación, mientras que el segundo jugador se llevará la mitad del valor. La partida finaliza cuando a los jugadores le restan 2 losetas en sus pilas.
Conceptos Básicos
Forbidden City es un juego de colocación de losetas, siendo estas el componente fundamental del juego. Estas losetas muestran una o dos habitaciones vistas desde arriba e identificadas por un color: blanco, verde o rosa. En el borde de la loseta podemos encontrar paredes (bordes rojos lisos) o puertas (bordes rojos con dos pilares como marcó de la puerta. Si una loseta por un borde no muestra ni pared ni puerta servirá para expandir una habitación de ese color. Porque la norma básica del juego será que no se pueden conectar losetas de distinto color si no hay una pared que las separe (basta con que la pared esté en una de las dos losetas). Una puerta conectará dos habitaciones, aunque las mantendrá separadas.
Las losetas más importantes del juego serán las que muestren en su interior sacerdotes (1 o 2 en partidas de 3-4 jugadores, y hasta 3 en partidas de 2 jugadores). Estos sacerdotes, del color del jugador, aumentarán la influencia de este en la habitación en la que se encuentren. El primer y segundo jugador con más influencia en una habitación, esto es, con más sacerdotes, serán los que puntúen cuando está se cierre, quedando completamente rodeada por muros y/o puertas.
El valor de una habitación dependerá del número de losetas que la componen más el número de losetas de habitaciones conectadas por puertas a la habitación recién cerrada, aunque estas no tienen que estar cerradas para aumentar el valor de la recién cerrada. También aumentará el valor de una habitación las losetas de dragón, las cuales no pertenecen inicialmente a ningún jugador.
El punto de partida de las habitaciones será una loseta inicial de tres losetas por lado de dimensión. Esta loseta tiene dos caras, una con habitaciones cerradas en las esquinas (modo fácil) y otra con cada lateral de un color abierto para ampliar habitaciones (salvo uno de los lados, que ya está cerrado). En la casilla central de esta loseta se coloca el palacio, que tiene una función meramente ornamental.
Finalmente, para llevar la contabilización de los puntos los jugadores disponen de yuanes de valor 1, 2, 10 y 20. Cada vez que se cierre una habitación, los jugadores con mayor influencia recibirán monedas dependiendo del valor de la habitación.
Con esto tenemos suficiente.
Preparación de la Partida
- Se coloca en el centro de la mesa la loseta inicial por la cara deseada (fácil o difícil) y se coloca en el centro el templo.
- Cada jugador escoge un color y recibe 24 losetas con dicho color en el reverso. Se mezclan y se forma una pila bocabajo con ellas.
- En partidas a dos jugadores estos deben escoger entre los colores naranja y morado, que incluyen 6 losetas más para hacer un total de 30 en cada color. En partidas a 3-4 jugadores se deberán dejar en la caja estas losetas marcadas con un 2.
- Se forma una reserva con las monedas.
- Cada jugador roba una loseta de su pila para formar su mano.
- Finalmente, se escoge al jugador inicial de forma aleatoria (según el reglamento, aquel que haya estado más cerca de la Ciudad Prohibida).
¡Ya podemos comenzar!
Desarrollo de la Partida
Una partida de Forbidden City se desarrolla a lo largo de un número fijo de rondas (22 a 3-4 jugadores, 28 a 2 jugadores). En cada ronda, cada jugador disfruta de un turno.
En cada turno, el jugador activo debe colocar la loseta que tiene en mano sobre la mesa, orientándola como crea conveniente, siempre y cuando cumpla las dos normas básicas del juego:
- La loseta deberá colocarse de forma que al menos comparta un lado con alguna loseta ya colocada en la mesa.
- No está permitido conectar dos losetas de habitaciones de color distinto si no hay una pared o una puerta que las separe.
Si, al colocar la loseta, se completa una habitación, esto es, un conjunto de losetas de un mismo color queda encerrado entre paredes y/o puertas, se debe evaluar la habitación. El valor de una habitación se calcula sumando los siguientes elementos:
- 1 punto por cada loseta que compone la habitación recién cerrada (la loseta central en modo difícil cuenta como una única loseta).
- 3 puntos por cada dragón contenido en la habitación.
- 1 punto por cada loseta de habitaciones contiguas a la habitación completada (estén completadas o no) conectadas mediante puertas (ojo con las puertas tapadas con una pared de la loseta adyacente).
- 3 puntos por cada dragón presente en habitaciones contiguas a la habitación completada (estén completadas o no) conectadas mediante puertas (ojo con las puertas tapadas con una pared de la loseta adyacente).
Ahora, los jugadores reciben los puntos correspondientes:
- El jugador con mayor influencia en la habitación completada (y solo en la habitación completada) recibirá el total del valor de la habitación.
- El segundo jugador con más influencia en la habitación completada (y solo en la habitación completada) recibirá la mitad del total del valor de la habitación (redondeado hacia abajo).
- En caso de empate en la primera posición, todos los jugadores empatados reciben la mitad del valor de la habitación (redondeado hacia abajo). No habrá segunda posición.
- En caso de empate en la segunda posición, habiendo un único jugador con mayor influencia, ninguno de los jugadores empatados recibe monedas.
Tras esto, el jugador roba una nueva loseta de su pila para reponer su mano y pasa el turno al jugador de la izquierda.
Fin de la Partida
La partida finaliza cuando a todos los jugadores les restan 2 losetas en sus pilas. Estas losetas se revelan y se transforman en puntos según lo que muestren:
- Losetas con Sacerdotes: el jugador recibe 2 monedas por cada sacerdote impreso en la loseta.
- Losetas con Dragón: el jugador recibe 3 monedas.
Tras sumar estas últimas monedas, el jugador con más monedas será el vencedor. En caso de empate, los jugadores comparten la victoria.
Opinión Personal
No hay mayor prueba de que el mercado de los juegos de mesa modernos está en plena expansión que las editoriales de juegos «tradicionales» quieran su parte del pastel. Y Jumbodiset (la fusión del gigante holandés Jumbo y la española Diset ejecutada en 2016) dio este año el paso publicando cuatro juegos. Y para ello recurrieron a autores de reconocido prestigio para diseñar estos juegos con los que la editorial se iba a presentar oficialmente dentro de este nicho cada vez con más seguidores. El juego que hoy nos ocupa fue encargado nada más y nada menos que al gran Reiner Knizia. Y ya sabéis que en este blog siempre prestamos atención a lo que salga de la cabeza del doctor, por muy refrito que resulte ser finalmente. Vamos a ver cómo le ha quedado este Forbidden City, no sin antes agradecer a Jumbodiset la cesión de la copia que posibilita esta tochorreseña.
En Forbidden City tendremos la tarea de aumentar su poder e influencia en el palacio de la Ciudad Prohibida mediante una mecánica central de colocación de losetas. El objetivo de los jugadores será ir completando habitaciones de tres posibles colores. Para completar una habitación tendremos que encerrar entre muros losetas de un mismo color aprovechando las paredes que aparecen en las propias losetas. Dentro podremos encontrar dos elementos. Por un lado, los dragones, que elevarán el valor de las habitaciones (inicialmente dependiente del número de losetas que la componen) y los sacerdotes, que aumentarán la influencia del jugador en la habitación en la que se encuentren.
Al cerrarse una habitación, se evaluará que dos jugadores poseen más influencia en dicha habitación, recibiendo el valor de la misma en puntos de victoria, en el caso del primer jugador en influencia, y la mitad redondeando hacia abajo en el caso del segundo jugador con mayor influencia. Así pues, el eje fundamental sobre el que gira el juego es, básicamente, saber aprovechar la situación planteada en cada turno para intentar acumular puntos cerrando habitaciones en las que tengamos suficiente influencia, o bien, ir preparando el terreno para que esto ocurra.
Y no tiene mucho más. Robo loseta, coloco loseta y rasco puntos. Así hasta que casi se agote nuestra pila, porque habrá dos losetas que no entrarán en juego, proporcionando puntos si eran valiosas, esto es, contenían sacerdotes o dragones. Y es que una de las peculiaridades de Forbidden City es que cada jugador dispondrá de un conjunto idéntico de losetas, variando únicamente el orden en el que las van robando, algo muy parecido a lo que ocurría en uno de los mejores juegos de Knizia y que forma parte de su famosa trilogía de colocación de losetas. Me refiero a Samurai (aquí su tochorreseña). De esta forma si, el azar tiene una influencia durante la partida, pues en un momento dado puede que aparezca en nuestra mano la loseta ideal para la ocasión. O puede que ocurra todo lo contrario. La cuestión es que los jugadores deben ser conscientes de que todos van a disponer de las mismas opciones para competir sobre un tablero común y, aunque el azar determine el orden en el que pueden ir colocándolas, el resultado de la partida dependerá más del saber hacer de los jugadores y aprovechar las oportunidades que el tablero proporcione en cada turno.
Así que, a grandes rasgos, este Forbidden City viene a ser una especie de Carcassonne (aquí su tochorreseña) al que se le ha eliminado todo lo referente a la gestión de los meeples, centrándose en el control de área que suponía el tema de los granjeros en el juego de la ciudadela francesa. Y este es, en mi opinión, el mayor problema del diseño.
Carcassonne suele ser un juego que gusta desde la primera partida a todos los jugadores. Y lo consigue gracias a su mecánica principal de colocar losetas (como si fuese un puzle) y colocar un meeple cuya función variará dependiendo de la estructura que ocupe. Una de las opciones es tumbarlo como granjero, para competir por los pastos con una mecánica de mayorías sutil y que es lo que aporta profundidad y una carga estratégica más que interesante. ¿El problema? Que es un sistema que inicialmente se deja de lado, porque es claramente más complejo de asimilar que los elementos de puntuación más «tangibles».
Es fácil ver cómo y cuándo va a puntuar una ciudad, un camino o un claustro. Sin embargo, para los pastos hay que prestar atención al tablero, para detectar recovecos y luchar por las mayorías. Los que ya estamos en el mundillo lo vemos algo de lo más normal, pero los que comienzan a dar sus primeros pasos lo ven como algo oscuro y retorcido. Pues Knizia parece que ha decidido quedarse únicamente con este aspecto y, por tanto, las primeras partidas de Forbidden City resultan confusas, porque uno no sabe muy bien a qué atenerse ¿Compito por las habitaciones de forma directa metiendo sacerdotes? ¿Mejor me monto mi chiringuito personal y lloro para que no vengan a molestarme?
El ojo experto cae en la cuenta rápidamente de que el juego consiste, básicamente, en aprovechar cada resquicio que dejen los demás jugadores, intentando cerrar habitaciones en las que poder puntuar de la forma más rápida posible, ya que los sacerdotes son limitados, y entrar en guerras intestinas que puedan incluso no llegar a concluir (las habitaciones no cerradas no se puntúan al final de la partida). Y, teniendo en cuenta todo esto, la partida puede resultar entretenida, pero en ningún caso nos dejará poso y con ganas de repetir.
Partimos de la base de que nos encontramos ante un juego familiar que tiene como principal función descubrir el mundo de los juegos de mesa modernos a usuarios que solo han jugado, en el mejor de los casos, a Risk, Hotel o Monopoly. Claro, en este campo ya existen títulos de referencia establecidos de forma muy sólida y que siempre están disponibles (como es el caso de Carcassonne), así que es realmente complicado competir, tanto por posicionamiento como por disponibilidad. Cualquier producto que ose discutir la hegemonía de estos gigantes debe aportar elementos que hagan dudar al jugador. Por poner un ejemplo de caso de éxito, ahí está Cacao (aquí su tochorreseña), del siempre certero Phil Walker-Harding. Otro juego de losetas que, sabedor de que no puede competir con Carcassonne de tú a tú, opta por ofrecer un par de giros de tuerca muy interesantes, además de un aspecto atractivo.
Parece que la editorial pensó que con poner simplemente Reiner Knizia en la portada sería más que suficiente para entrar fuerte en el sector. Y no, no es suficiente. No se me ocurre ni un solo motivo por el que podría recomendar este juego antes que Carcassonne. Ya sé que muchos me diréis que esta comparación es injusta. Pero, según como yo lo veo, es de lo más pertinente, pues este título pretende ser una alternativa que recomendar en esos casos concretos. No se me ocurre ningún caso en el que yo recomendaría el juego que hoy nos ocupa por delante de otros juegos con mecánica principal de colocación de losetas ya asentados en el mundillo.
Con esto no quiero decir que me parezca un mal juego, porque no le detecto especiales problemas más allá de que no aporta absolutamente nada a lo que ya se encuentra disponible en las tiendas. Las partidas son llevaderas y se resuelven en poco más de veinte-treinta minutos. Pero lo dicho, se queda en tierra de nadie, por lo que mucho me temo que se irá hundiendo poco a poco en el ranking de la BGG.
Siendo un juego de mayorías, lo normal es que a dos jugadores no termine de cuajar, aunque Knizia ya nos ha demostrado con Samurai que mayorías y colocación de losetas puede funcionar perfectamente en enfrentamientos uno contra uno. Desafortunadamente, esta no es una de esas ocasiones. Se añade un pequeño parche con más losetas de sacerdote cuando se juega a dos, pero pierde gran parte de la gracia. A tres o cuatro es como mejor se comporta. Y la rejugabilidad, como ya supondréis, es prácticamente nula. Tras dos o tres partidas, las ganas de volver a tenerlo en mesa habrá desaparecido completamente teniendo opciones mucho mejores en la estantería.
Pasemos a la edición. Aquí no ha especiales quejas, con un cartón de buen grosor con losetas de dimensiones generosas, monedas grandes para llevar la cuenta de los puntos y un palacio en tres dimensiones que, si bien no aporta nada a la experiencia de juego, queda llamativo para las fotos de final de partida. El reglamento está aceptablemente bien estructurado (un punto a favor, que los reglamentos de Knizia suelen estar muy desordenados), con una gran cantidad de ejemplos para no dejar lugar a dudas.
Respecto al acabado visual, sensaciones muy encontradas. Por un lado, una portada tremendamente atractiva, con una paleta en tonos rosas y verdes muy evocadora que perfectamente podríamos colgar en un cuadro para adornar nuestra sala de juegos. Por otro, unas losetas muy pobres, casi de color plano, con unos muros que recuerdan a los de las losetas del Alhambra y una combinación de colores que duele a la vista (al contrario que en la portada). Desplegado en mesa genera rechazo.
Y vamos cerrando. Forbidden City es un familiar de colocación de losetas y mayorías que no aporta absolutamente nada al género y al que es complicado encontrarle un elemento que, en comparación con otros títulos similares, salga vencedor. No es que el juego esté mal diseñado o que las partidas sean aburridas (aunque sí que, mecánicamente, serán un poco oscuras en las primeras ocasiones). Simplemente es que no destaca en nada. Por todo esto le doy un…
Est ejuego es terrible. Es engorroso, no es ágil de explicar, es feo a rabiar, y en general NO ES DIVERTIDO. Un suspendo para mi gusto en toda regla y una demostración de que Knizia también firma basura antes de sacarla.
Ha estado al canto de un duro. Pero es que, al menos con las partidas que he echado en diversos grupos, no ha sido un desastre. Pero vamos, una mediocridad mas. Para dar un suspenso tiene que ser algo escandaloso. Lo mismo para los sobresalientes. Este Forbidden City no está mal diseñado, la producción no lo hace injugable y he jugado a cosas mil veces mas aburridas. Es oscuro, es dificil de asimilar, sobre todo para no iniciados, pero eso no lo convierte en un desastre. Otra cosa es que no consiga su objetivo (pero es que eso no lo consiguen muchísimos juegos y no por ello merecen un suspenso).