Crónicas Jugonas: Semana 29 del 2015 (13/07 – 19/07)
Buena semana de verano, aunque, de nuevo, sin quedadas lúdicas, así que entre Sandra y yo nos lo guisamos y nos lo comemos. Vamos allá.
Empezamos el lunes con una partida a Tobago (aquí tenéis la tochorreseña). Un juego diseñado por Bruce Allen en el que nos pondremos al frente de una expedición en busca de tesoros en una isla, con una original mecánica de inducción del tesoro (en vez de búsqueda), en el que los jugadores irán aportando pistas para acotar las ubicación de cada uno. Posteriormente habrá que ir a desenterrarlo con nuestro poderoso todoterreno. Partida muy entretenida, como siempre, en la que Sandra tuvo ese puntito de suerte necesario para que la balanza se desnivele en partidas a dos jugadores. Aunque hay que admitir que supo moverse mejor que yo en el tablero, lo que le dio la victoria. Resultado final: 62 a 52. Como dije en la reseña, un juego que, por sí mismo, es muy entretenido de jugar, independientemente del resultado final de la partida. La mecánica de ir acotando las ubicaciones de los tesoros poco a poco y la tensión creciente por las maldiciones hacen que pasemos un muy buen rato.
El miércoles tocaba sacar a mesa nuestro juego de Stefan Feld favorito: Bora Bora (aquí tenéis la tochorreseña). Un juego en el que los jugadores se ponen al frente de una tribu del paradisiaco atolón. Tendrán que reclutar miembros expertos en diversas tareas, expandir sus dominios por las islas, rezar a los dioses o levantar construcciones para convertirse en la tribu más prospera. Partida marcada por las malas decisiones iniciales de Sandra que, forzada por un objetivo un tanto complejo para el ese momento, dejó que me posicionase adecuadamente. Esto, unido a que en toda la partida apenas se expandió por la isla (tiro de la habilidad de uno de sus hombres de bajar casas hacia la última casilla para abrir hueco), le dejaron sin margen de maniobra en los últimos turnos. Yo por mi parte, me centré en expandirme y en las construcciones, dejando de lado a los hombres y mujeres. Esto me permitió conseguir mis seis losetas de ronda y la victoria de forma holgada. Resultado: 185 a 121. Este es, para mí, el mejor diseño del gran Dios Eurogamer. Logra fusionar de forma acertada dos de sus mejores juegos: The Castles of Burgundy (la mecánica de los dados) y los minijuegos de Trajan, aunque en este título están mejor interconectados (a excepción de las joyas). Y como guinda al pastel, interacción. Tenso desde la primera ronda. Tal vez pueda resultar complejo para no iniciados en este autor (demasiados elementos), pero si se conoce alguno de los dos títulos mencionados, no debería haber ningún problema para disfrutar de esta maravilla.
El jueves decidimos estrenar Edo, un diseño de los hermanos Louis Malz y Stefan Malz. Los jugadores representan a Daimyos del Japón feudal sirviendo a su Shogun para desarrollar la provincia. Un juego de con una curiosa mecánica de programación de acciones mediante unas losetas que permiten elegir una de dos o cuatro posibles. A su vez, estas acciones requieren una serie de trabajadores en la zona del jugador e, incluso, unos samuráis en el tablero. Y en cada ronda solo podremos realizar tres acciones. Con esto, nuestro objetivo fundamental será ir construyendo casas, mercados y fortalezas en las distintas ciudades para obtener puntos de prestigio, aunque antes tendremos que haber recogido materiales para llevar a cabo dichas obras. ¡Y no hay que olvidarse de alimentar a los samuráis que tengamos en el tablero! Pero, desgraciadamente, la partida nos salió rana ya que Sandra construyó un mercado en Edo, cuando esto no está permitido (no nos dimos cuenta al leer las reglas). Pero como se nos quedó la espinita clavada, ya el sábado decidimos volver a sacarlo a mesa, además con la expansión (aunque solo metimos los dos primeros módulos: los templos y los favores y privilegios, aunque de esta última no aprovechamos absolutamente nada). Como se preveía tras la primera intentona, partida tensa y con una buena dosis de agobio. Sandra compro la loseta que le proporcionaba tres unidades de arroz por 7 monedas, lo que le liberó de tener que tener un samurái en los campos. Además, prefirió no tener que alimentar, decidiendo devolver a su reserva a todos sus samuráis varias veces a lo largo de la partida. Yo por mi parte intenté centrarme en construir lo máximo posible, pero no logré encontrar una buena combinación de acciones, así que, en la recta final, intenté meter en el tablero el mayor número de samuráis posible, haciendo acopio de arroz para la última ronda. Aun así, Sandra se llevó la partida por un punto, con un resultado de 15 a 14. Gran juego que nos sorprendió de sobremanera. Esperaba un título ligero (como nos suele acostumbrar Queen Games), y me encuentro con un Eurogame medio-duro, con decisiones que tomar en cada turno y agobio constante por el poco margen de maniobra. De reglas sencillas pero con muchas alternativas en cada momento. No aprovechamos apenas los privilegios, y eso que podrían haberme servido como vía de escape para intentar atrapar a la vencedora. Mucho recorrido le veo.
El domingo fue nuestro gran día jugón de la semana. A falta de megasesión, ya nos la montamos nosotros por nuestra cuenta. Además prácticamente todas las partidas eran estrenos. Empezamos con uno de los nominados al Spiel des Jahres de este año: Elysium. Un juego de cartas diseñado por Matthew Dunstan y Brett J. Gilbert en el que mediante un curioso sistema de columnas (las tendremos en juegos y nos permitirán tomar cartas mientras no descartemos alguno de los colores requeridos)= iremos adquiriendo una serie de cartas para nuestro dominio, aplicando su efecto, para, posteriormente, ir bajándolas a nuestro Elíseo (pagando un coste en monedas), donde iremos formando familias por valor o por color (estas familias serán nuestro mayor botín de puntos de victoria). Partida bastante interesante, en la que cada uno fuimos a intentar cerrar dos familias de color y alguna de número. Sandra tomo ventaja gracias a sus familias de número, con el 3, mientras que yo fui menos ambicioso y solo fui a por la de valor 1. El golpe importante me lo asestó Sandra en la última ronda, donde adquirí una carta de valor 3 para completar mi familia amarilla, pero Sandra me la descartó gracias al poder de otra carta de valor 3. Afortunadamente para mí, la gran mayoría de cartas que había bajado al Elíseo tenían el poder de Kronos, por lo que me otorgaban puntos al final de la partida, permitiéndome remontar y hacerme con la victoria. Resultado: 61 a 58. Partida bastante entretenida. Un juego de cartas con combo, con la ventaja de tener un azar relativamente reducido en cuanto las cartas pasan por un pool común antes de ser escogidas por los jugadores. Además, siendo un juego de cartas, no tiene mecánica de gestión de la mano, siendo más importante el draft a la hora de elegir de ese suministro. No nos pareció lo más maravilloso del mundo, pero, cuanto menos, sí que nos resultó bastante entretenido. Las ilustraciones son de lo mejor.
Después de comer tocaba montar algo de escándalo tirando tarugos por el suelo. O, lo que es lo mismo, jugamos a Villa Paletti. Un juego diseñado por Bill Payne que toma Jenga como idea básica pero le añade ciertos mecanismos para que, por un lado, solo haya un ganador y, por otro, haya que sopesar mucho más a la hora de decidir que columna escoger para actuar. Iremos construyendo una estructura en vertical mediante una serie de columnas y plantas. Estas columnas son más valiosas cuanto más robustas sean. Cada vez que haya que poner un piso nuevo, se evalúan todas las columnas que soportaran ese nuevo piso y el jugador con más puntos se convertirá en el líder actual, pero indicando quien lo era anteriormente. Así hasta que alguien de un paso en falso. Partida que duró un suspiro. De nuevo me obsesioné con intentar dejarle a Sandra la peor situación posible, tirando la estructura a las primeras de cambio por no calcular bien. De todos los juegos de apilar elementos que tenemos, este es de los que más me gustan porque permiten desarrollar cierta estrategia gracias al valor distinto de las columnas y a la distribución del peso en base a estas. Muy recomendable.
A continuación, otro estreno. En este caso uno de los títulos que recientemente la editorial Ludilo ha lanzado en nuestro país: Batalla de Ovejas. Un juego abstracto diseñado por Francesco Rotta en el que, en primer lugar, los jugadores formarán el pasto que servirá de terreno de juego colocando unas losetas con cuatro casillas hexagonales. Posteriormente, colocarán su pila de ovejas en una casilla de la periferia. La mecánica es sencilla: en su turno, un jugador deberá dividir su pila y desplazar las fichas que desee mover en línea recta (según la dirección que elija) hasta la última casilla vacía, ya sea porque está al final del tablero o porque en la siguiente casilla hay alguna ficha. Así hasta que ningún jugador pueda mover. Partida bastante igualada en la que me centré en dividir el tablero en dos para intentar asegurarme la victoria en caso de empate, aunque no hizo falta. Sandra cometió algún pequeño error de cálculo que me permitió hacerme con la mayoría de casillas ocupadas por mis ovejas negras. Resultado: 16 a 14. Gran juego abstracto que se inspira claramente en otro clásico como es ¡Pingüinos! para darle una vuelta de tuerca. De entrada, no hay setup infernal, sino que este es incluso parte de la partida. Y, por otro, el tener que decidir en cada turno la división de la pile le añade un puntito más, sin llegar a complicarse demasiado para que los más peques también puedan disfrutar del juego. Además con una producción magnífica. Muy recomendable.
Por último, estrenamos uno de estos pequeños juegos en lata de Asmodee: Continental Express. Un juego diseñado por Charles Chevallier en el que iremos completando una serie de pedidos en forma de vagones, los cuales se irán tomando de un suministro general formado por 9 cartas, de forma que tomar de la primera columna es gratis, de la segunda cuesta un billete y de la tercera cuesta dos billetes. Además de los vagones, aparecerán otras cartas con diversos efectos que obligarán a los jugadores a adaptarse. Cada jugador dispondrá de un contrato secreto que le sumará puntos adicionales al final de la partida en función de las compañías con los que consiga pedidos. Partida igualada marcada por la malinterpretación de Sandra de un par de normas que provocó que eligiese mal en determinados momentos de la partida. El primer malentendido fue que entendió que su carta de contrato solo puntuaba por las fichas, cuando en realidad lo hace tanto por las fichas como por los pedidos. Y el segundo fue con el cambiador de agujas, que permite intercambiar cartas de vagón entre jugadores, y ella entendió que era con el suministro. Finalmente yo me llevé la partida gracias a los puntos de mi contrato, aunque por pedidos ella había conseguido más puntos. Resultado: 26 a 25. Filler entretenido aunque no nos entusiasmó. Tiene su puntito tipo Jaipur a la hora de elegir sabiendo que puedes dejar en bandeja al rival cartas más suculentas (aunque sin tanto azar, porque la nueva carta entra por el final y tiene un precio bastante elevado). Nos dio la sensación de que a más jugadores debe funcionar mejor. A dos hay demasiado control.
Y con esto finaliza esta calurosa semana de Julio. Esperemos que podamos quedar con alguien en la entrante, que tenemos muchos juegos de mínimo 3 jugadores por estrenar.
Envidia pura de semana. A ver… el Edo entonces va bien a dos jugadores? Pensaba que no, por comentarios en la BGG, pero es un juego que me llama mucho y si además dices que es un puzzle medio duro… me – lo – llevo!
A ver, a mi me pareció lo suficientemente agobiante como para que la carrera en sí ya fuese un reto decente. Que hay una mecánica de mayorías, si, pero como ocurre con el Die Staufer. El follón que hay que montar antes para competir en esas mayorías es mucho mas importante. A mi los juegos de mayorías que no van bien a dos son aquellos en los que puedes influir sobre los grupos directamente, tipo El Grande, Dominant Species y similares.
Woho! Al final has probado Elysium! Si no te pareció lo más maravilloso del mundo no veas la puntuación que le he puesto en el blog xD lo encontrarás mucho mejor luego de hacer varias partidas y de probar más combinaciones de familias. Jugaron con el Oracle?
Nos gustó bastante. La combinación draft+gestion de recursos (columnas+pasta) y la gran cantidad de cartas forman un buen conjunto. Tampoco me pareció la repanocha, pero me gustó bastante el no tener gestión de la mano (para variar) :P. Jugamos solo con las familias recomendadas para la primera partida.A ver si le damos mas y lo reseño pronto.
Saludetes!!
Como comentas. el setup del Pingüinos es un infierno. Es motivo suficiente para que no lo saque casi nunca, aunque el juego es majete. Además, me hice con la app para android, y es muchísimo más cómodo, aunque pierda el encanto del cartón y las figuritas. Pero, obviando el setup, ¿cómo valoras el Batalla de ovejas en comparación con el Pingüinos?¿Cuál te gusta más?
Partiendo de la base que son juegos muy muy parecidos, yo me quedo con el Batalla de Ovejas. Motivos:
– Se centra en la interacción entre los jugadores en vez de en la lucha por los pescados (que una mala decisión al principio puede lastrarte toda la paritda)
– Cada movimiento implica tomar una decisión de la división que haces de la pila.
– El nivel de producción del juego es sublime. Losetas enormes de mucho grosor y fichas de plastico de tamaño considerable, con un precio bastante ajustado.
Obviamente, el ¡pingüinos! es mas barato, pero me quedo con este, aunque son pequeños detalles. Ambos me parecen muy buenos juegos abstractos validos para jugar con todo tipo de jugadores.
Saludos!!
saludos!
que juego de colocación de losetas recomendarias?
en mi grupo nos gusta la accion directa, la rivaliad y el puteo, no tenemos de este estilo con losetas
gran blog! te leo mucho! esta semana me hice um star wars stolen plan! creo que lo lei por aqui! jejejeje
Hombre, el clásico Carcassonne tiene bastante interacción, aunque hay que saber jugar. Pero si tuviese que elegir uno, seria Ginkgopolis. Es cierto que es algo abstracto, pero interacción tiene a raudales. Lo tengo reseñado en el blog. Échale un ojo!
Saludos!