Crónicas Jugonas: Semana 24 del 2015 (08/06 – 14/06)

Otra buena semana lúdica. A pesar de no tener una megasesión de categoría, hemos jugado casi todos los días, incluyendo un par de estrenos. Vamos allá.

Empezamos el lunes con un Age of War después de comer en el trabajo. , la reimplementación del Risk Express de Reiner Knizia. Un juego en el que iremos lanzando unos dados para conquistar una serie de castillos del Japón Feudal en pos de su reunificación. Cuando obtenemos todos los castillos de una región concreta, estos quedan bloqueados en nuestro poder. Pero mientras esto no ocurra, nos podemos ir robando los castillos. Los castillos muestran las caras que hay que ir obteniendo para poder conquistarlos en una ronda. En cada tirada estamos obligados a ir perdiendo dados, ya sea porque lo colocamos en la carta del castillo cumpliendo un requisito o porque no podemos hacer esto (perdiendo el dado y teniendo menos capacidad de maniobra). En la partida: Marta, Víctor C. y el que os escribe. Como siempre, un buen rato lanzando dados y rezando para que la dama fortuna se apiade de nosotros. Víctor fue el primero que logró encauzar la partida, y yo el primero en empezar a darle caña para intentar evitar que cerrase regiones. Mientras, Marta y Sandra intentaban ampliar sus dominios tomando castillos del centro. Desgraciadamente, llegamos a un bloqueo en el que Víctor y yo nos enzarzamos en una lucha continua en robarnos cartas, y las dos señoritas no atinaban a completar los frentes de batalla de los castillos restantes, así que decidimos parar la partida porque se nos estaba yendo de tiempo y había que volver al curro. Dejamos el marcador tal y como estaba en ese momento: Víctor vencedor con 10 puntos, Sandra segunda con 8 y Marta y yo empatados con 5. Como ya dije en su día, un tiradados con interacción en el que se generan pequeñas revanchas de forma constante. Pero es bastante frustrante cuando la partida se alarga y los jugadores no son capaces de tomar los últimos castillos. Es lo que tiene depender tanto de los hados.

Al final tuvimos que dejarlo
Al final tuvimos que dejarlo

El martes me llevé Cacao, una de las últimas novedades editoriales de Devir, diseñada por Phil Walker-Harding. Un juego de colocación de losetas con un patrón en damero y una pequeña gestión de recursos con el cacao como eje central, y una pizca de mayorías en la lucha por los templos. En la partida: Víctor C., Sergio, Sandra y yo. Esta partida me pilló con el pie cambiado. Víctor fue descaradamente a por los templos, dejando de lado todo lo demás. Sandra, Sergio y yo nos centramos primero en avanzar en el rio todo lo posible para, posteriormente, maximizar las ganancias por cacao. Pero yo dejé totalmente de lado los templos, mientras que Sergio y Sandra rascaron algo, de forma que la partida se la disputaron ellos. De hecho, quedaron en empate, siendo el cacao el elemento que decantó la partida en favor de Sergio. Ellos dos alcanzaron los 59 puntos, mientras que yo me quedé en 51 y Víctor con 41. Se reafirman las sensaciones. Juego entretenido que esconde más de lo que tiene. Pocos conceptos, ajustado en tiempo. Ideal para sacar con cualquier jugador, ya sea ocasional o experimentado. Probablemente si se abusa de él pueda acabar aburriendo, pero no desentona en la ludoteca.

Me faltó pillar algún templo
Me faltó pillar algún templo

El miércoles llegó el primer estreno de la semana, El Principito: Hazme un planeta. Un juego de colocación de losetas diseñado por Bruno Cathala y Antoine Bauza, con una mecánica principal de draft a la hora de ir formando un planeta de 16 losetas (4×4) y una puntuación basada en un curioso set collection dependiente de las cuatro losetas de las esquinas. En la partida: Marta, Víctor C., Sandra y un servidor. Como era de esperar, más perdidos que el barco del arroz, especialmente en las primeras elecciones. A medida que fuimos fijando los personajes le cogimos el gusto al juego, aunque fue Sandra quien antes se enteró de qué iba la historia. Resultado final: Sandra 57 puntos, Víctor 32, Marta 29 y yo 25. Al principio no me estaba haciendo mucho tilín, pero la verdad es que el draft de losetas tiene su punto. Hay que estar pendientes de lo que tienen los demás jugadores para elegir sabiamente, especialmente por los baobabs y los volcanes que, al final de la partida, pueden darle más de una sorpresa a alguno (como fue mi caso). Y es un punto contar con las ilustraciones originales del libro.

Al final no estuvo tan mal
Al final no estuvo tan mal

Por la tarde quedamos con Marta y con Noe para echar algunas partidillas. En el tiempo que Noe llegaba, Marta, Sandra y yo echamos unas cuantas partidas a Abluxxen. Diseñado por Wolfgang Kramer y Michael Kiesling, se trata de un juego con mucha interacción genial en el que se van jugando cartas sobre la mesa en filas, de forma que cuando juegas un número de cartas igual que las de otros pero de valor superior puedes levantar las cartas de ese jugador (o jugadores), llevándotelas a tu mano u obligando a los rivales a decidir si las quieren recuperar o desechar para robar del suministro. Al final de la partida el ganador será el que más puntos obtenga (las cartas sobre la mesa suman un punto pero las cartas en la mano restan un punto). Jugamos siete partidas porque llegamos a la sexta empatados los tres con 2 victorias. En esa última fue Marta la que se proclamó vencedora de este carrusel de partidas. Un juego sencillamente genial. O genialmente sencillo. Ya lo reseñamos en el blog y le otorgamos un sobresaliente porque así lo es. De esos fillers que puedes echar una partida tras otras y vas encontrando más y más sutilezas. Con unas pocas reglas, los señores Kramer y Kiesling se sacan un señor juego de la manga.

¡Vaya maratón!
¡Vaya maratón!

Ya con Noe sacamos Dixit. Un juego diseñado por Jean-Louis Roubira que reseñamos la semana pasada en el que los jugadores alternan el rol de cuentacuentos u oyente. El cuentacuentos dirá algo descriptivo de la carta que juegue, mientras que los oyentes jugaran una carta que se adecue lo máximo posible a lo dicho por el cuentacuentos. El objetivo de este es lograr que al menos un oyente acierte su carta y otro falle. Echamos dos partidas en las que nos lo pasamos en grande. Imaginación desbordada, con algunas cartas que se quedarán para el recuerdo. En ambas partidas la ganadora fue Sandra, con 38 puntos las dos veces. Yo quede último en la primera con 26 puntos y segundo en la segunda con 36. Marta quedó segunda en la primera con 34 puntos y última en la segunda con 22. Y Noe quedó tercera en ambas con 27 y 25 puntos. Un gran juego que depara grandes momentos si los jugadores están predispuestos a ello, aunque es cierto que no es apto para todos, y más de uno puede aburrirse soberanamente. Pero si los participantes son los adecuados, la experiencia es maravillosa.

Muchas risas
Muchas risas

El jueves para el trabajo me llevé ¡Pingüinos! Un juego de Günter Cornett y Alvydas Jakeliunas. Se trata de un abstracto disfrazado con unos adorables pingüinos que lucharan por hacerse con el mayor botín de peces posible. Un tablero formado por losetas hexagonales en las que nuestros pingüinos se moverán en línea recta tomando la loseta sobre la que estaban al comienzo del movimiento, sin pasar por encima de otros pingüinos ni por huecos.  Echamos dos partidas. En la primera Víctor C., Víctor F., Sandra y yo, y en la segunda Sandra se apartó para dejarnos a nosotros tres. En la primera partida yo cometí un error mortal y quedé aislado bastante pronto. Sandra tuvo un final similar, y la partida se la disputaron los dos Víctor, siendo Fernández el que se llevase la victoria con 29 puntos, por 25 de Cima, 22 míos y 17 de Sandra. En la segunda realicé movimientos más inteligentes y logré aislar a uno de mis pingüinos con casi un tercio del tablero, lo que me dio una contundente victoria con 47 puntos, por los 29 de Fernández y los 22 de Cima.  Como ya sabéis, un título genial, apto para toda la familia. Además es de esos pocos abstractos que han sabido elegir bien el tema (losetas de hielo que se derriten y van dejando pequeños huecos en el mar), convirtiéndolo en un título mucho más accesible que si solo fueran cubos y losetas.

En esta primera me quedé fuera de juego rápidamente
En esta primera me quedé fuera de juego rápidamente

Para no perder el tema de las aves, por la noche Sandra y yo echamos una partidita a Pelican Bay. Un juego diseñado por Jacques Zeimet al que un horrendo reglamento en su primera edición le hizo mucho mal. Yo me he pillado la segunda y la cosa mejora muchísimo. Se trata de un título de colocación de losetas en el que iremos ampliando zonas y puntuándolas, a la vez que vamos bloqueando posibles posiciones que interesen a nuestros rivales para evitar que anoten de forma importante. Además, si cerramos áreas, repetiremos turno, adquiriendo unos pelícanos que otorgan puntos extra al final de la partida. Pero estos son limitados, así que una vez que todos estén en juego, los jugadores se los irán robando unos a otros. Partida intensa, sin un dominador claro debido a que había dos grandes regiones que nunca llegaron a cerrarse y eran difíciles de delimitar con los discos. Afortunadamente para mí, en una de las rondas finales Sandra no pudo aprovechar ninguno de estos dos grandes viveros de puntos, dando pie a que abriese brecha. Resultado final: 221 a 183. Una edición preciosa y una mecánica de colocación de losetas muy interesante. Cuesta pillarla un poco al principio pero, una vez que se domina, es un juego muy entretenido. Eso sí, genera un Análisis-Parálisis brutal, así que creo que no lo sacaré jamás con más de dos jugadores. Es ideal para echar una partida relajada, sin tener que estar mirando el reloj, pensando bien donde colocar. El tema le va que ni pintado. Dejar pasar el tiempo tumbado en la bahía del pelícano viendo cómo se pone el sol.

Partida tensa con constantes bloqueos
Partida tensa con constantes bloqueos

El domingo Sandra y yo nos sacamos el Deus, que tan buen sabor de boca nos dejó la semana pasada. Un juego de Sébastien Dujardin (parte del trio responsable de Troyes o Tournay) de desarrollo de civilizaciones muy sencillo mediante un sistema de cartas y combos bastante adictivo. En su turno, un jugador puede construir una carta (colocando una pieza sobre el tablero) o realizar una ofrenda (descartando cartas) para obtener ciertos beneficios. Todo para conquistar los poblados barbaros y construir templos a las deidades para obtener puntos de victoria. La mecánica más interesante es que, cada vez que se construye un tipo de edificio, se activan todos los del mismo tipo. Esta vez Sandra no me iba a pillar desprevenido como la semana anterior. Fui a saco y la encerré lo antes que pude. Esto, unido a que el mapa disponía muchas casillas de agua juntas provocó que Sandra tuviese que maniobrar con poco terreno, mientras yo me centraba en los poblados barbaros. Aun así logro arrancar bastantes puntos a base de jugar construir templos, aunque la brecha abierta durante la partida fue insalvable para ella. Resultado: victoria para mí con 43 puntos por 29 de la señorita. Un juego muy interesante que, desde que lo probé online, se me metió entre ceja y ceja tener en mi colección. Combos con una mecánica bastante llamativa y con bastante menos azar del habitual en este tipo de juegos y con un nivel de producción más que decente. La clave, para mí, es el tablero central, que provoca que los jugadores interactúen constantemente, a diferencia de otros juegos de combos. Una pena que Asmodee no vaya a sacar ahora mismo la edición en castellano, aunque la dependencia del idioma es muy reducida, ya que la simbología es bastante clara.

Partida controlada de principio a fin
Partida controlada de principio a fin

Y por último, el gran estreno de la semana. Ese juego con el que el mundillo lúdico lleva hypeando unas cuantas semanas: The Voyages of Marco Polo. Un juego diseñado por Simone LucianiDaniele Tascini en el que viviremos desde dentro los viajes del famoso mercader veneciano, en el que se mezclan mecánicas conocidas como lanzamientos de dados, creación de rutas y pick-up & deliver, así como una sutil colocación de trabajadores que recuerda en cierto modo a Bora Bora. Partida con dos estrategias totalmente distintas. Mientras que Sandra se centró en los contratos, yo intente viajar lo máximo posible. Como siempre, cometimos un par de fallos importantes, como el que no se puede ejecutar una misma acción con dados de colores en una misma ronda o que no se dejan puestos comerciales en ciudades en las que no se pare. Pero no fueron muchas ocasiones, así que no impugnaremos la partida. Mi estrategia llevaba consigo el cumplimiento de las cartas de objetivo, mientras que Sandra se quedó bastante coja en este sentido, de forma que ya os podéis imaginar el resultado de la partida: victoria para mí por 83 a 61. Muy buenas sensaciones. Coincido con Clint en que puede tener un recorrido similar al que tuvo Russian Railroads el año pasado. Un juego que no ofrece realmente nada innovador pero que conjuga de forma muy ágil mecánicas conocidas con una rejugabilidad extraordinaria. A ver como se da la segunda partida.

Buena primera partida, aunque con fallos, como era de esperar
Buena primera partida, aunque con fallos, como era de esperar

Y con esto finalizó la semana. Como dije al principio, bastante completa, aunque le faltó una buena sesión. Ahora vienen un par de semanas en las que los fines de semana estarán complicados para jugar.

6 comentarios

  1. Que buena semana lúdica! Yo lamentablemente por trabajo no he podido jugar mucho estos últimos días. Marco Polo lo tengo en mi wish list y Deus lo tengo pero no lo he jugado en mesa, sin embargo lo he jugado un par de veces online y me encantó. A ver si te animas y jugamos una juntos online que quiero seguir jugándolo.

    Tienes Elysium? Yo lo tengo y me gustó mucho, es de colección de sets y hacer combos también.

    Un abrazo.

    1. Elysium no lo tengo, pero me tienta bastante. La gente habla bien de él. Lo que pasa es que la cola de juegos por estrenar es bastante elevada xD.

      Y ese Deus online cuando quieras. Un juegacor. Mi username es iMisut. Abreme cuando quieras.

      Saludetes!

  2. Veo que no has podido resistirte mucho a los encantos del Marco Polo. No sé si será para mí ese juego. De todas formas… nunca le negaría una partidita (ni a ese ni a ninguno)

    1. Sensaciones similares al Russian Railroads. Rápido de jugar, pero con muchos caminos por tomar, aunque probablemente mas dirigido. Solo son 20 min por jugador. La verdad es que se juega volando.

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