Primeras Impresiones: The Downfall of Pompeii

En una de nuestras últimas sesiones lúdicas tuvimos la oportunidad de probar un juego que ya tiene sus años (10 para ser exactos), del que resalta, por encima de todo, el nombre de su diseñador: Klaus-Jürgen Wrede. Si amigos, el creador de Carcassonne tiene más títulos a parte del ultraexplotado juego de losetas.

Que viene, que viene, tshhh tshhh
Que viene, que viene, tshhh tshhh

Corre el año 79 después de Cristo. Pompeya, situado en la falda del imponente Vesubio se encuentra en el punto álgido de su desarrollo. No para de llegar gente de todos los rincones buscando prosperidad. Hasta ahora nadie había visto ningún peligro en tener tan cerca un volcán. Pero cuando este entre en erupción ¿quién sobrevivirá?

La mecánica de este The Downfall of Pompeii es muy sencilla. La partida se divide en dos fases: una primera en la que Pompeya irá aumentando de población, y una segunda en la que el volcán entrará en erupción y habrá que intentar escapar de la lava.

En el tablero queda representada la ciudad con una muralla con 7 puertas. En el interior nos encontraremos con edificios que tienen unos habitáculos para colocar a los habitantes. Habrá edificios con color (concordantes con las cartas) y edificios neutrales, de color blanco. Los edificios estarán numerados para una rápida identificación. Las cartas coinciden con uno de los cuatro colores de estos edificios y con un número. Estos edificios, a su vez, poseen estancias. Las cartas dividen estas estancias en grupos de habitantes.

La primera fase (la llegada de habitantes a Pompeya) se divide, a su vez, en dos periodos. En el primero, en cada turno, simplemente jugaremos una carta de nuestra mano y colocaremos un habitante en el edificio concordante con la carta jugada o en un edificio neutral. Por último se robará una nueva carta.

En el mazo hay dos cartas de erupción. Cuando se robe la primera, da comienzo el segundo periodo, en el cual vendrán los familiares de los habitantes que se asentaron en la ciudad en el primer periodo. La única diferencia es que ahora, al jugar una carta y colocar un habitante en un habitáculo de un edificio, colocaremos adicionalmente tantos habitantes extra como habitantes hubiese en la estancia en la que colocamos al primero. Estos podrán ser colocados en edificios del mismo color que el primero y/o edificios neutrales. Durante esta fase, además, se irán robando cartas de volcán, que permitirán eliminar un habitante rival.

Finalmente, cuando aparezca la segunda carta de erupción, comienza la cuenta atrás. A partir de ese momento se dejan las cartas de lado, y cada jugador, al comienzo de su turno robará una loseta de volcán y la colocará en el tablero (representa a la lava del Vesubio arrasando con todo). Estas losetas de lava tienen un símbolo (hay 6 distintos). Se deberá colocar en una casilla adyacente a alguna de ese mismo símbolo (o en la casilla con el símbolo si es la primera de ese tipo). Si en la casilla había habitantes o esta cierra el paso a los habitantes, estos mueren y se echan al volcán.

A continuación tenemos la oportunidad de mover a dos habitantes. Un habitante se podrá mover ortogonalmente tantas casillas como habitantes hubiese en la casilla en la que se encontraba (incluyéndose a el mismo). Si este habitante solo se mueve una casilla (está solo), podremos repetir movimiento con él. Si no estaba solo, a este habitante ya no podremos moverlo. El objetivo es llevarlos a las puertas de la ciudad para salvarlos (el pasar desde la casilla con puerta hacia afuera cuesta un punto de movimiento).

Al final de la partida, el que más ciudadanos haya salvado será el ganador. En caso de empate, el que menos ciudadanos tenga en el volcán será el vencedor.

¡Mariquita el último!
¡Mariquita el último!

Un juego con una mala leche increíble. Saca nuestros más bajos instintos. El llevarnos por delante a unos cuantos habitantes de nuestros rivales y lanzarlos al fondo del volcán es una sensación indescriptible.

También me parece un planteamiento muy original (teniendo en cuenta que el juego es del año que es), con un desarrollo por fases, en el que el escenario va variando. Con su puntito de azar proporcionado por las losetas y las cartas, pero para nada determinante, sobre todo porque serán los otros jugadores quienes vilmente trastocarán todos nuestros planes.

Además permite situaciones superdirvertidas como cuando un jugador tiene algún ciudadano cerca de escapar por una puerta pero de repente otro jugador se la cierra, y entonces vemos como el ciudadano en plan Ramsés en los 10 Mandamientos va corriendo como alma que lleva el diablo entre dos paredes de lava intentando llegar a la puerta. Y más de una vez lo ha conseguido.

Con un aspecto peculiar, el elemento estrella es el volcán en el que se van tirando los cubos que representan a nuestros habitantes. Se reeditó el año pasado y lo tengo en mi lista para incorporarlo a mi ludoteca. A ver cuando se me pone a tiro. Muy recomendable.

6 comentarios

  1. Yo lo probé hace poco y me gustó. Duración contenida, decisiones importantes y puteo directo. Y, como dices, el lanzar la gente de tus rivales al volcán no tiene precio.

  2. Y tanto que es divertido cerrar una zona llena de quecos xDD!

    El Pompeii es un juegazo absoluto. Yo le tengo un cariño muy especial, es de los juegos de mi colección que más he jugado, y cada partida es mágica. Anda que no sabe bien cuando sacas a ese queco que está corriendo flanqueado por lava xD

    Por cierto, si lo jugáis mucho, os recomiendo una variante que leí hace tiempo en bgg: "Supervivientes ocultos". Consiste en que cada vez que salga algún queco por la puerta (vamos, que se salve) lo metéis en alguna bolsita de tela. Y así con todos los que vayan saliendo.
    Sólo haciendo esto se añade un montón de intertidumbre sobre quién ganará, y además se evita el posible AP que tiene algunos jugadores al final cuando se ponen a contar cuántos quecos ha salvado cada uno. MUY recomendable. Yo ya lo juego siempre así.
    Saludos!

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