Crónicas Jugonas: Semana 25 del 2015 (15/06 – 21/06)

Semana que se ha caracterizado por juego aptos para peques pero que hemos disfrutado los mas mayores. No tenemos remedio.

Comenzamos el lunes con El Principito: Hazme un Planeta. Un juego de colocación de losetas diseñado por Bruno Cathala y Antoine Bauza, con una mecánica principal de draft a la hora de ir formando un planeta de 16 losetas (4×4) y una puntuación basada en un curioso set collection dependiente de las cuatro losetas de las esquinas. En la partida: Marta, Sandra, Víctor y el que os escribe. Esta vez, ya sabiendo jugar, las elecciones llevaban algo mas de picardía, aunque volvimos a jugar con personajes visibles. La próxima será con personajes ocultos, para darle algo mas de sabor a la partida. Marta se tiró a por losetas de Baobabs para forzar el volteo de las mismas y puntuar con ese personaje. Yo por mi parte intenté optimizar las farolas y los tipos de animales. Víctor solo pudo rascar puntos con la loseta de los dos Baobabs, aunque fue el que mas volcanes acumuló en su planeta. La victoria fue para Sandra, que supo optimizar al máximo sus cuatro personajes, en especial los dos Principitos. Resultado: Sandra vencedora con 38 puntos, Marta y yo empatados a 37 puntos y Víctor con 26. Mejores sensaciones tras esta segunda partida, ahora ya sabiendo jugar. Algo de tensión con los baobabs y los volcanes, aunque no hay mucho que puedas hacer si eres de los últimos en elegir. Como he dicho, tenemos que probar la variante con personajes ocultos, a ver que tal le sienta al juego.

Luz no falta en mi planeta
Luz no falta en mi planeta

El martes me llevé otro juego de Bruno Cathala, Noah (junto a Ludovic Maublanc). Un juego de cartas en el que tendremos que ir creando series de animales según su género (alternado o del mismo) cumpliendo una restricción de peso máximo. Se juegan tres rondas en las que intentaremos quedarnos sin cartas. Los jugadores van anotando los puntos correspondientes a la tristeza que le provoca a Noé el no haber podido salvar a esos animales. En la partida: Marta, Víctor Sandra y un servidor. Solo nos dio tiempo a jugar dos rondas. En la primera fue Marta quien logró quedarse sin cartas gracias a un par de ferris que hizo partir. El mas perjudicado fue Víctor que se fue bastante lejos en el lagrimómetro. En la segunda ronda fui yo quien se quedó sin cartas, pero Marta se guardó las espaldas bastante bien, evitando mi remontada y anotando solo 3 lágrimas. Resultado final: Marta vencedora con solo 3 lágrimas., yo segundo con 7 lágrimas., tercera Sandra con 12 y último Víctor con 14. Uno de los fillers que más nos gusta, que a dos/tres jugadores tiene un tempo y unas decisiones muy interesante (a cuatro/cinco es mas caótico). Es cierto que el aspecto infantiloide puede engañar, pero es un juego muy apañado al que nunca le digo que no a una partida.

Me faltó esa tercera ronda
Me faltó esa tercera ronda

El miércoles, a petición de Sandra, me llevé el Marrakech. Un juego de Dominique Ehrhard en el que representamos a vendedores de alfombras que colocaran su mercancía intentando tapar la de los demás, y confiando en que Assam les penalice obligándoles a pagarnos buenas sumas de dinero. En la partida, el mismo cuarteto que viene jugando toda la semana. Rápida y con un poco de caos. yo me centré en intentar crear una buena red de alfombras, aunque eso me llevo a ejecutar turnos rarunos en los que me alejaba de posibles ganancias para afianzar mis posiciones. El resto de los participantes optó por decisiones con beneficios inmediatos. El beneficiado de esta situación fue Víctor, que se aprovecho de mi estrategia para tener un par de rondas de tranquilidad, lo que le dio la victoria por poco. Resultado: Víctor 49 puntos, yo 48, Marta 32 y Sandra 28. Un juego entretenido y apto para toda la familia, con un excelente nivel de producción, aunque se puede quedar corto en poco tiempo.

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Por la tarde Sandra y yo echamos nuestra segunda partida a The Voyages of Marco Polo. Un juego diseñado por Simone Luciani y Daniele Tascini en el que viviremos desde dentro los viajes del famoso mercader veneciano, en el que se mezclan mecánicas conocidas como lanzamientos de dados, creación de rutas y pick-up & deliver, así como una sutil colocación de trabajadores que recuerda en cierto modo a Bora Bora. Esta vez si jugamos de acuerdo a las normas, con el aumento del correspondiente agobio. Sandra se cogió el personaje que le permita «teletransportarse» entre oasis, mientras que yo me quedé con el que se colocan puestos comerciales simplemente atravesando las ciudades. Así la señorita se centró en cumplir sus cuatro ciudades objetivo, descuidando otros aspectos, mientras que yo fui a colocar todos los puestos posibles, obviamente haciendo un recorrido que englobase a mis ciudades. De esta forma mi partida fue mucho mas completa, al poder utilizar mas ciudades y aprovechar las bonificaciones de forma mas eficiente. Resultado: 75 puntos para mi por 52 de Sandra. Se confirman las buenas sensaciones tras esta segunda partida. Gran rejugabilidad y duración ajustada. La receta del éxito de Russian Railroads. Con una importante diferencia. En el juego del Transiberiano la única diferencia entre las partidas eran los ingenieros, por lo que la exploración de las distintos combos dependía exclusivamente de los jugadores y la interacción indirecta entre ellos al bloquear acciones. En este Marco Polo la estrategia está mas dirigida al escoger personaje y cartas de objetivo. También noto que la interacción es menor, ya que, salvo las ciudades, los bloqueos en las acciones no son tal, sino que se aplica una penalización monetaria. Menos duro en este sentido. Aun así, gran juego.

¡Casi consigo colocar las 11 casitas!
¡Casi consigo colocar las 11 casitas!

Aprovechando que estamos de formación y bajo a desayunar con Enrique, me llevé mi querido Hive Pocket para echar una partidita rememorando tiempos no tan lejanos. Diseñado por John Yianni, nos encontramos ante uno de los mejores juegos abstractos a los que he jugado. Una especie de ajedrez con bichos donde el tablero lo forman las propias piezas hexagonales (cada una con un tipo de movimiento distinto). Una regla fundamental: la colmena no puede separarse en ningún momento. Enrique jugaba con blancas y yo con negra. Partida curiosa en la que comencé algo titubeante al no meter la reina en juego antes que las blancas para tomar la iniciativa, lo que me obligo a poner de forma acelerada dos hormigas y el mosquito. Afortunadamente Enrique no se aprovecho de mi mal proceder, lo que me permitió, esta vez si, empezar a dominar la partida. Esto provocó que Enrique cometiese un error mortal al ser el mismo quien conectase a mi reina por dos ramas, permitiéndome escapar. Era cuestión de tiempo encerrar su reina, como así ocurrió.  Si os gustan los juegos abstractos o disfrutáis con el ajedrez y/o las damas, probad esta maravilla. Además en su versión pocket es muy asequible económicamente. A mí me parece un must have.

Mantengo mi supremacía
Mantengo mi supremacía

Para el almuerzo me llevé  el que, hasta ahora, ha sido gran gatillazo lúdico en el trabajo. Hablo de Meuterer. Un juego del gran Marcel-André Casasola Merkle en el que formamos parte de la tripulación de un barco mercante. Pero, en vez de colaborar para llegar a buen puerto, cada jugador mirará únicamente por sus intereses, intentando hacerse con el control del barco tras cada ronda. Mientras, se intentará comerciar en las islas a las que el navío arribe. Una pizca de roles ocultos, interacción y gestión de la mano. De nuevo en la mesa Marta, Víctor, Sandra y yo. A Sandra este es un juego que no le apasiona especialmente, y a Víctor y a Marta les resultó algo lioso, especialmente el reparto de puntos y el movimiento del barco. aun así, Sandra y Víctor aprovecharon bastante bien sus turnos, mientras que Marta y yo nos quedamos un poco rezagados. Viendo que la partida no marchaba, para evitar que se alargase decidimos parar tras cinco rondas, con el siguiente resultado final: Víctor 21 puntos, Sandra 17, Marta 13 y yo 12. Un pequeño gran juego que, una vez que se comprende, da mucho de si. Es cierto que las primeras partidas pueden resultar algo chocantes por el curioso sistema de juego, pero, para mi, es un magnifico titulo portable. Con una pequeña baraja de cartas el señor Casasola consigue una gran experiencia. Una pena que me cueste tanto sacarlo.

Gatillazo lúdico
Gatillazo lúdico

El viernes fuimos a casa de José Luis y Silvia para celebrar el cumpleaños de esta ultima. Mientras José Luis llegaba de trabajar, Silvia, Nico, Sandra y yo echamos un par de partidas al Crazy Coconuts. Un juego diseñado por Walter Schneider que adapta el “juego del duro” de toda la vida utilizando unos monos catapulta que lanzan unos cocos de goma, vitaminado con unas cartas especiales y la posibilidad de ir robando cubos a los demás. La partida finaliza en el momento que un jugador levanta una pirámide de 6 cubiletes o se acaban los cocos (y gana el que más cocos tenga en sus cubiletes). Como siempre, muchas risas, especialmente en un turno que le tocaba a Silvia tirar y yo, con el piloto automático tras haber cazado una mosca y haber cogido al vuelo un coco que acababa de lanzar Nico demasiado fuerte, atrapé el coco de Silvia que se disponía a colarse en un cubilete rojo en mi tablero. Trolleada épica. Las dos partidas se resolvieron mediante construcción de pirámides. La primera la cerró Silvia, mientras que la segunda la cerré yo. Tremendamente divertido. Como una idea tan tonta puede convertirse en un juego de mesa deseado por todos. Ideal para estos momentos festivos con los colegas. Lo único malo es que te puedes llevar buscando cocos por el suelo un buen rato si no se pillan al vuelo.

¡Coco va!
¡Coco va!

Ya con José Luis en la mesa, sacamos el K2. Un juego de Adam Kałuża en el que tomamos el control de dos montañistas escalando uno de los ochomiles más famosos del mundo. Gestión de la mano de cartas con puntos con selección simultanea de acciones y movimiento punto a punto contra un tablero exigente y una climatología adversa. Hay que intentar llegar lo más arriba y no morir congelado. Jugamos con la cara del tablero fácil pero con la climatología difícil. Como preveía tras la primera partida, con mas gente se forman mas aglomeraciones, aumentando el nivel de estrés en los momentos difíciles de la partida. La mayoría optamos por una estrategia en la que intentábamos avanzar con un único montañista, mientras que el segundo permanecía a cubierto en el campamento base. Sandra fue la que tomó la delantera tras coger fuerzas en unos primeros turnos iniciales aguantando en la ladera. De hecho, logró hacer cumbre y bajar. Esto parecía darle la victoria. Sin embargo, Silvia también consiguió alcanzar la cima y progresó un poco mas con su segundo montañista. José Luis hizo un papel decente, mientras que yo, de nuevo, volví a perder uno de mis hombres tras un error de calculo en un turno. Al menos logré sobrevivir con el otro. Resultado final: Silvia 17 puntos, Sandra 16 puntos, José Luis 12 puntos y yo 8 puntos. Conociendo la mecánica y poniendo sobreaviso a los compañeros, la partida fue una delicia. Esos primeros turnos iniciales en los que parece que no se hace nada pero que son fundamentales preparar a nuestros montañistas aclimatándolos adecuadamente. Y, tal y como ocurre en la realidad, la montaña es despiadada y un paso en falso y nos podemos quedar allí para siempre. La próxima vez habrá que jugar con el tablero por la cara compleja.

Otra victima de la montaña
Otra victima de la montaña

El sábado por fin pude sacar mi copia de La Era del Carbón para echar una partidita con mi hermano. Un juego de los incombustibles Michael KieslingWolfgang Kramer en el que tomamos el papel de un empresario del carbón explotando una mina para completar pedidos de nuestros clientes. Un juego que mezcla colocación de trabajadores y puntos de acción de una forma bastante original, además de una pequeña gestión de recursos y una pizca de mayorías. Partida bastante igualada que se decidió por las puntuaciones finales, en las que conseguí la victoria gracias a mi mayor cantidad de pedidos satisfechos. Por lo demás, minas compensadas por ambos casos y poco mas. Resultado final: yo 142 puntos por los 128 de Rubén. Un juego correcto, que funciona adecuadamente bien. Me gusta mucho la forma de fusionar colocación de trabajadores, mayorías y puntos de acción, aunque a dos queda algo light al ser una competencia directa por las mayorías de final de ronda. A ver si lo puedo sacar con mas gente.

Se nota que llevo en Asturias unos cuantos años
Se nota que llevo en Asturias unos cuantos años

Después echamos una partidita al prototipo en cocina de nuestro querido Rodrigo González (Rod), No Time for Heroes. Un juego de gestión de la mano de cartas en el que encarnamos a un personaje fantástico arquetípico (guerrero, arquero, mago o enano) que se adentra junto al resto de compañeros en una mazmorra llevarse por delante a tantos orcos como le sea posible. Pero, a diferencia de la mayoría de juegos de este tipo, cada personaje mira solo por sí mismo, anotando puntos por cada orco que mate, sin importar la vida de sus rivales. Una mecánica curiosa son los puntos de vida, que iremos perdiendo a medida que necesitemos barajar el mazo de cartas porque se haya agotado. Este lo hará mediante el robo habitual o mediante el daño de los orcos. Mi hermano jugó con el guerrero y yo con el arquero (que ha sufrido alguna remodelación en su mazo). Esta vez tenia claro que el arquero tenia que ir a por esas pociones de vida para poder mantenerse en la partida, y así lo hice. Mientras, mi hermano se cebaba con los orcos, agotando sus fuerzas, de forma que cuando llegamos al jefe final pereció al no poder volver a recargar sus cartas, dejándome la partida en bandeja. Yo anoté 24 puntos y el, si no hubiese perecido, llevaba acumulado los mismos. Buenas sensaciones, juego dinámico. El punto importante a la hora de decidir cuando atacar y cuando es vital para no desgastarte, aunque le echo en falta algún mecanismo de interacción entre los jugadores mas allá de unas pocas cartas con efectos que hay. Las modificaciones sobre el arquero ha funcionado bastante bien. De hecho, he sentido que iba bastante desahogado.

Explorador de nivel
Explorador de nivel

Para cerrar la semana, Sandra, Rubén y yo echamos un par de partidas al London After Midnight, de Enrique Dueñas González. Un filler con temática monstruosa en el que los jugadores irán colocando una serie de cartas sobre su vecindario y aplicando el efecto indicado en ellas o robar del mazo. Así hasta que este se agote. Cada jugador tendrá una carta de facción (Héroe o Monstruo), además de una bonificación si determinado personaje está en su vecindario. En la primera Sandra logró engañarnos haciéndonos creer que iba con los héroes, de forma que yo le ayude bastante. Todo lo contrario que mi hermano a mi. Resultado: Sandra vencedora con 4 puntos, por los -1 de mi hermano y los -2 mios. En la segunda se notó que ya conocíamos los efectos de las cartas, por lo que fue una partida algo mas táctica, lo que no quiere decir que yo lo hiciese bien, ya que volví a obtener una puntación negativa. La partida se la llevó mi hermano, empatado a 4 puntos con Sandra, deshaciendo el empate el orden de turno a su favor. Un filler sencillo con un aspecto alucinante sin mas pretensiones que echar un buen rato. Es imperativo conocer las cartas para poder jugar sin tener la sensación de que la aleatoriedad se apodera de la partida.

Todo un negado
Todo un negado

Y con esto acaba la semana. No ha estado mal después de todo, ya que con el fin de semana ocupado no tenia esperanzas de poder jugar a nada. La semana que viene andaremos por Madrid, así que se avecinan crónicas kilométricas.

6 comentarios

  1. Esta semana recibí el Meuterer. Aún no lo he estrenado. La caja parece un paquete de chicles. de lo pequeña que es, y las cartas vienen ajustadísimas. Tú que compartes manía enfundatoria, ¿qué haces en estos casos?:

    a) no enfundar (total, el juego es baratillo)
    b) enfundar, y meter en tupper, deckbox o caja tuneada. Tirar la caja original, donde ya no caben las cartas.
    c) enfundar, y meter en tupper, deckbox o caja tuneada. Conservar la caja original, en plan Diógenes. Esto hice yo con el Star Realms.

    Un saludo!

    1. Enfundar siempre. En este caso lo que hago es hacer una de mis «fajitas» (pequeñas cintas ajustadas a las cartas, de forma que en la caja meto las que quepan, y las que no las coloco juntas en una fajita con una goma de pollo. Así que C también 😛

  2. Muy buenas Iván:

    Me alegra ver que ya has jugado al «Era del carbón». Aunque si tienes ocasión, te recomiendo que lo juegues a 4 jugadores para comparar sensaciones. Yo, las veces que lo jugué, fue a 4 y está muy interesante. Es mucho más difícil prever tus jugadas y al final siempre ves que te faltan trabajadores para realizar las acciones que tenias en mente.

    Un saludo y buen inicio de semana!

    1. Ya lo jugué a 4 hace tiempo y me dejó mejores sensaciones. Es lo que tiene las mayorías y los puntos de acción. Cuantos mas jugadores, mejor 😛

  3. Muy buenas las cronicas!!
    Le tengo muchas ganas al Marco Polo, tiene buena pinta, ademas a 2 parece que no es muy largo. A ver si me hago con uno

    Yo tambien tengo la Era del Carbon y me gusta bastante, tiene una mecanica muy sencilla y se juega bastante rapido y las partidas suelen estar ajustadas, a mi me ha funcionado muy bien con gente novata.

    Un saludo

    1. La era del Carbón me parece un juego cuanto menos bastante correcto. Y el Marco Polo es muy dinámico. No es que sea lo mas original del mundo, pero mola.

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