Crónicas Jugonas: Semana 7 del 2014 (10/02 – 16/02)

Esta semana ha estado concentrada en un único día. De lunes a sábado no pudimos sacar ni un ratito para jugar a algo. Menos mal que el último día de la semana fue intenso.

Y empezamos fuerte, con Adriano viniéndose a casa temprano a estrenar mi copia de Polis: Fight for the Hegemony. Él jugaba con Esparta y yo con Atenas. La primera ronda fue de tanteo, descubriendo las distintas opciones que el juego ofrece y posicionándonos como creíamos convenientes. Además comencé un teatro en Atenas. En la segunda ronda, tras un reclutamiento para ir a luchar contra los persas (al que solo respondió Adriano ganando un par de puntos de prestigio), y con tal de seguir aprendiendo, decidí lanzar un ataque total contra Esparta. La primera batalla de la partida. Y mi primera derrota. Aquí se notó la experiencia de Adriano en este tipo de mecánicas. Por otro lado seguíamos manteniendo nuestras poblaciones y expandiéndonos a un ritmo moderado para no sufrir hambruna al final de la ronda. En la tercera ronda intente bloquearle, provocando una guerra civil en Corintos y obteniendo la mayoría en Myrtöo Pelagos, de forma que Adriano no tenía acceso a ningún mercado exceptuando el de Illyria, lo que le forzó a expoliar sus polis más ricas en trigo para que el hambre no causase estragos al final de la ronda. También comencé un proyecto de artista en Atenas, viendo que por población no iba a poder ganar. En la última ronda, viendo la pinza, Adriano se lanzó a la conquista de Corintos, y, tras una cruenta batalla (en la que, por supuesto, volvió a apalizarme), se hizo con la Polis mediante asedio. Yo mientras seguía haciendo acopio de trigo. Adriano se quedaba sin puntos de prestigio, así que decidió venir a Atenas a darme una buena tunda por tercera vez. Finalmente, le entró a Adriano un sabroso ritmo conquistador, y comenzó a expandirse desaforadamente, lo que probablemente le arrebató la victoria, pues a última hora se dio cuenta de que no tenía suficiente trigo. Empezó a comerciar y expoliar lo que pudo, pero aun así tuvo que deshacerse de un par de polis en la fase de alimentación, lo que provocó que empatásemos a puntos de prestigio, por lo que los puntos otorgados por mis proyectos me dieron la victoria. 17 puntos de prestigio para un servidor y 14 para Adriano. Muy buen sabor de boca tras esta primera partida y deseando echar otra ahora que sabemos el ritmo de la partida y las distintas opciones.

Esparta se expandió demasiado y esa fue su perdición
Esparta se expandió demasiado y esa fue su perdición

Por la tarde fuimos a casa de José Luis y Silvia, que habían adecuado una sala como cuarto de juegos. Primero nos sacaron el Union Pacific, de Alan R. Moon, autor del archiconocido Ticket to Ride, con el que comparte tema y muchas mecánicas, aunque en este no iremos reclamando trayectos para nosotros mismos, sino que iremos comprando acciones de las diversas compañías que se irán expandiendo por el mapa de Norteamérica. Tras una explicación breve de las normas, comenzamos a jugar. Antes que nada, decir que la pifia más gorda la cometí yo (que me dejaron cometer, dicho sea todo) ya que fui expandiendo la compañía marrón mediante vías por las que no estaba permitido, y cuando nos dimos cuenta ya tenía casi todos los trenes colocados en el mapa. Pero bueno, los recolocamos donde sí se podían poner y no variamos mucho la partida, aunque a la postre esto perjudico a otras compañías que de repente se vieron encerradas y sin opción de expandirse. Los momentos más destacables de la partida fueron cuando Silvia logró empatar a José Luis en acciones de la compañía amarilla, la cual él se había llevado toda la partida desarrollando. Yo por mi parte conseguí dos monopolios, el marrón y el verde, aunque no me sirvieron de mucho. Sandra se centró en las naranjas y en la propia Union Pacific. Aunque la que jugó de forma más compensada fue Silvia, que fue la que se llevó la partida al final, con un total 131, Sandra segunda con 119, José Luis tercero con 118 y yo último con 117.

Esos trenes marrones aparecieron ahí de la nada
Esos trenes marrones aparecieron ahí de la nada

Después sacamos el Lewis & Clark, el cual habíamos intentado jugar todas las veces anteriores pero siempre surgía algún motivo por el cual ni acabábamos desplegando el tablero. Pero hoy era el día. Tras explicarles las normas comenzamos a jugar. Sandra se lanzó a la carga la primera, avanzando casi ocho casillas su campamento, antes casi de haber podido montar ninguna estrategia. Yo me monté un motor en el cual tenía una carta con la cual podía gastar un indio y un recurso para avanzar dos casillas por montaña, y luego utilizaba la básica para avanzar en agua. Cometimos un error en la partida y es que cuando jugábamos acciones que permitían avanzar, interpretábamos que cada acción ocurría independiente, por tanto si el explorador en alguna de las intermedias caía en una casilla donde ya hubiese otro, tenía que retroceder una. Esto provocó que en la segunda cordillera Sandra me bloquease y se asegurase la partida, aunque hasta ese punto, estaba siendo la mejor con diferencia. Logré remontarla en la primera cordillera, pero volvió a pasarme. Y con esta malinterpretación ya no hubo manera de adelantarla. Pero bueno, gran partida jugada por Sandra.

Nos quedamos atascados en las montañas
Nos quedamos atascados en las montañas

Finalmente sacamos el Steam Park, al que Silvia le tenía muchas ganas, y el resto de nosotros mucho miedo, por el famoso Dice Destroyer. Pero bueno, al final se contuvo, porque en las primeras tiradas se le iban los dados a todas partes y no así no podía terminar de las primeras. En mi parque, me construí atracciones de tres tipos y un par de puestecillos. Logré rellenar todas mis atracciones de visitantes, por lo que desde la tercera ronda tuve un flujo constante de dinero, por lo que las dos últimas rondas me dedique a evitar que mi parque se llenase de mierda e intentar jugar el mayor número de cartas de bonificación posible. José por su lado cometió un error garrafal, colocando en su primera ronda un puestecillo en cada una de las esquinas de su parque, por lo que tuvo poco margen de maniobra. Sandra por su lado tuvo bastante mala suerte, sobre todo en la ronda final, donde no pudo limpiar, que era lo que más necesitaba. No le salieron caras suficiente y se quedó con un parque lleno de porquería lo que, a la postre, implicaría su derrota. Marcador final: yo vencedor con 92 billetes, Silvia y Sandra empatadas en segunda y tercera posición con 77 monedas y último José Luis con 61 monedas.

Soso pero impoluto parque de atracciones
Soso pero impoluto parque de atracciones

Una semana concentrada en un día. Esperemos que esta semana esté más espaciada en cuanto a ocasiones lúdicas.

12 comentarios

    1. Porque había pocos, que si no… yo me las deseaba muy felices y me echastéis un jarro de agua fría… sniff sniff

  1. Tremendo juegazo el Polis….y si, necesitas echarle 2 o 3 partidas para poder controlar un poco y disfrutarlo mejor, yo recuerdo q termine mi primera partida y al empezar la 2º aun me estaba volviendo loco sobre cual era la mejor opcion o la linea q debia seguir, pero esos son los q si les dedicas el tiempo para dominar ese caos inicial luego son los mejores.

    1. A mi pareja le encanta!! Y tampoco le molan mucho de guerra como tal, puteo e interacción si…así que explícale bien y que le de una oportunidad, de hecho pueden haber partidas (q las hemos tenido) donde no se pelee ni una sola vez. Es un juego donde es mejor siempre ser los mismos 2 jugadores y luego ya salen partidas épicas.

    2. La verdad es que me dejó un gran sabor de boca. Tengo que enseñarselo a mi pareja. Ella piensa que el juego tal vez es demasiado de guerreo, pero cuando le explique de que va seguro que le mola.

      Muchas gracias por pasarte!!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *